Bepo pasó por la Incubadora… de recuerdos

Tal como se había previsto y organizado, durante la tarde y noche del sábado 7 tuvo lugar la jornada en homenaje a Bepo Ghezzi. La Estación del Ferrocarril fue el escenario en el que se desarrollaron las diversas actividades que giraron en torno al mundo de Bepo y la temática linye.

Si bien Bepo es parte del aire, es probable que en ese eterno viaje que recorre desde abril de 2009 sobre las vías (iniciado en las de la zona de La Movediza), se haya hecho un lugar para estar en los alrededores de la Incubadora de Arte, en la Estación del Ferrocarril de Tandil. Allí se realizó este homenaje a Bepo, a modo de celebración de su cumpleaños 106. Este encuentro, de crotas y crotos, fue organizado por la asociación de Crotos Libres de Mar del Plata (y de otros puntos en los que hay adeptos, como en Tandil).

Un evento independiente, libre, gratuito y a la gorra, al que se acercaron vecinas y vecinos no sólo de Tandil y Mar del Plata, sino de varios partidos de los alrededores, como Ayacucho, Azul, Tres Arroyos, hasta de Lincoln y La Plata, siguiendo la idea de libertad inspirada por Bepo, a la que transformó en forma de vida.

Foto: gentileza Marcelo Gálvez.

Comenzó minutos después de las 14, con una caminata por las vías de la Estación de trenes, al estilo ‘croteada’: desde el Taller de Picapedreros, pasando por la Incubadora, hasta la Escuela Municipal de Música y el Centro Cultural La Vía. Ya en la Incubadora de Arte, entre los espectáculos allí brindados, Pablo Solo Díaz (de Las Flores) presentó su versión del Martín Fierro para niñas y niños, usando títeres, máscaras y clown a lo circo criollo: ‘Croto Crotín Crotero’.

Pasadas las 17, llegó el momento de la ranchada, en donde se compartió mate y se charló de la vida y la libertad.

Casi como cierre del encuentro, se proyectó ‘Bepo’, la película de Marcelo Gálvez (de La Plata). Como en la presentación de diciembre de 2017 en el Espacio Incaa Unicen, hubo un espacio de debate y estuvo presente el director, junto a parte del equipo de trabajo del film.

Con el fogón croto se bajó el telón, con micrófono para la poesía, la música, los relatos… y la parrilla abierta. “El espíritu de este encuentro es rememorar el momento en que los linyes, sin conocerse, se encontraban y compartían lo que tenían, mientras conversaban y descubrían las cosas simples de la vida. Todas estas costumbres es lo que queremos rememorar y rescatar con estos encuentros”, indicaban los organizadores en la difusión.

Foto: gentileza Marcelo Gálvez.

Una proyección entre amigos

Miradas del Centro dialogó con Marcelo Gálvez, director de Bepo, quien viajó desde La Plata para estar presente en este encuentro-homenaje, junto al director de fotografía del film. “Me interesaba este encuentro, porque me generaba mucha curiosidad entender cómo era la evocación de una croteada”, resaltó Gálvez, quien definió a la convocatoria con “un espíritu muy colectivo, muy de amigos. Colaborar el proyector, trabajar con el sonidista para que se escuche de la mejor manera, y ver que todo se desarrolla de manera autogestionada, invita a pararse desde otro lugar, distinto a lo que sería una proyección convencional”. Por esta razón, sintió que esta fue “como una proyección entre amigos. Yo lo viví así. Gente que piensa o disfruta de cosas similares a las que nos gustan a nosotros”.

La proyección de ‘Bepo’ fue en la Incubadora de Arte, en uno de los galpones de la Estación del Ferrocarril. Un lugar que claramente tiene que ver con el tren. De hecho, una de las consignas del encuentro era el pedido por la vuelta del tren a Tandil y a las localidades del mismo ramal. Para Gálvez, se trató de una proyección “cálida, entre amigos. No hubo que explicar nada, todos sabían de qué estábamos hablando”.

La película fue parte del itinerario de la jornada, junto a la mateada y el fueguito. Al terminar la proyección, Gálvez recibió devoluciones, como en cada ocasión en que Bepo llega a alguna pantalla. “Hubo gente que rescató la construcción de la imagen de la película; otros, cómo el contexto acompaña a los personajes; y también me han dicho, por ejemplo, que esos tiempos tan particulares de diálogo, de esperas, de miradas, tienen que ver o se asocian mucho a los tiempos de los linyes”, comentó el director de Bepo, y sumó: “Hubo gente que salió emocionada. Me decían que la película tiene alma, tiene profundidad… Es muy positivo, porque es lo que buscábamos. Una película tan trabajada intenta transmitir eso”.

Foto: gentileza Martín Bastida.

Bepo como disparador: reflexiones con los pies en el siglo XXI

Tal lo comentado por Gálvez, en medio de tantas charlas entre tanta gente de a pie que se acercó al homenaje para Bepo, una cuestión interesante que se habló fue “cómo se piensa a Bepo hoy, cómo se piensa y se es croto hoy, y cómo es ir a contramano de la sociedad de consumo”. En ese sentido, quienes asistieron dieron su punto de vista al respecto: “ver este culto a la sencillez que hacían Bepo y sus acompañantes ocasionales, obliga a pensar hoy dónde están esos espacios de libertad que todos necesitamos, atosigados con los medios y con esta sociedad mediatizada”, manifestó Gálvez.

Conocer gente y, con ello, anécdotas de Bepo, fue parte de la esencia del encuentro. “Personas mayores me contaban detalles de la vida de Bepo que desconocía y que ellos querían resaltar. Fue como nutrirme un poco del ‘bepismo’”, subrayó Gálvez, a quien le resultó llamativo cómo “de forma tan unánime coinciden en rescatar a la figura de Bepo, y hacer de él una bandera a seguir. Descubrir ese espíritu libre, la sencillez, la vocación por el respeto al medioambiente, todo eso fue un aprendizaje sobre cómo Bepo pensaba las cosas y cómo él se lo transmitía a los amigos”. En líneas generales, como concluyó el director platense, “me parece que Bepo hubiese estado contento con este encuentro y con la forma en que se llevó a cabo”.

Foto: gentileza Martín Bastida.

Bepo, a 106 años de su llegada a este mundo