Casa Ronco: un viaje al pasado

Bartolomé Ronco fue un reconocido bibliófilo que vivió en Azul durante el siglo XX. Al visitar su casa, hoy convertida en museo, se pueden ver dos de las colecciones de libros más importantes del mundo: el Martín Fierro y Don Quijote de la Mancha. Nota por Eliseo Díaz compartida desde la Agencia Comunica.

A pocas cuadras de la plaza central de Azul, una casa con ochava y una gran puerta de madera doble hoja funciona como máquina del tiempo. Luego de pasar por un zaguán rodeado de azulejos coloridos e ingresar por otra puerta igual de imponente, esta vez decorada con magníficos vitrales, se entra a la Casa Ronco. Es una típica construcción de principios del siglo XX con patio interno y en impecable estado. De fondo se escucha música de los años ‘40 con la que empieza a hacerse amena la estadía. La vista, entre tantas cosas, se centra en las imponentes bibliotecas que rodean las paredes (desde el suelo hasta el techo) de dos de las habitaciones principales y que se logran ver desde la entrada. Alguno de los miembros de la casa obrará de guía para poder empezar un recorrido por la historia.

 

Una vida dedicada a los libros
Bartolomé J. Ronco fue un porteño de clase media nacido en 1881. Luego de cursar sus estudios primarios y secundarios ingresó a la Facultad de Derecho de la Universidad de Buenos Aires (UBA) donde obtuvo su título de doctor en jurisprudencia en 1905. Una vez recibido se mudó a Bahía Blanca donde creó el colegio de abogados más antiguo que existe actualmente en el país. Ya en su estadía en esta ciudad visitaba periódicamente Azul donde conoció a quien sería su esposa, María de las Nieves Giménez. Junto a ella vivió en Bahía Blanca hasta 1916, cuando tomaron la decisión de radicarse definitivamente en Azul.

La pasión de su vida fueron los libros y la lectura. Luego de ser varios años vocal de la Biblioteca Popular de Azul (hoy Biblioteca Popular “Bartolomé J. Ronco”) fue elegido presidente en 1930. “Ronco le dio un impulso muy grande en los 22 años que fue presidente. No solamente en la parte bibliográfica sino en la parte cultural”, explicó Ernesto “Chincho” Arrouy, vocal titular de la biblioteca popular y guía del museo. Ronco frecuentó a muchos de los grandes escritores de la literatura del siglo XX, a quienes contactaba en Buenos Aires y les pedía que dieran charlas y conferencias en la biblioteca. Jorge Luis Borges, Rafael Alberti, Raúl González Tuñón, Pablo Rojas Paz y Arturo Capdevila fueron algunos de los tantos escritores que pasaron por Azul con incentivo de Ronco. “A todos estos autores se suman también pintores, escultores, músicos, entre otros”, contó Arrouy. Además creó la “Revista Azul” dedicada a la ciencia literaria donde escribieron varios de esos autores y otros como Roberto Arlt y Alfonsina Storni.

 

Bartolomé Ronco era polifacético; fue un abogado de prestigio (escribió tres libros jurídicos y diez folletos jurídicos cuando nadie en esa época publicaba en esta zona), fue presidente del colegio de abogados, abogado de la municipalidad de Azul y del Banco Nación. “Trabajó mucho en su estudio jurídico pero dinero que entraba dinero que era dedicado a libros y viajes”, expresó el vocal de la biblioteca. Para la pequeña ciudad fue un verdadero intelectual de la época: miembro correspondiente de la Academia Nacional de Historia; escribió sobre la fundación de Azul (fue por su investigación que Azul comenzó a festejar el día de su fundación el 16 de diciembre); escribió sobre las toponimias regionales no solamente de Azul sino también de Olavarría. “Investigó y publicó en diario ‘El Popular’ sobre el significado de nombres de lugares como Sierras Bayas, Blanca Chica, etc.”, contó el guía.

Su hobby era la carpintería y realizaba juguetes con los que hacía exposiciones y después remataba para alguna entidad. El principal de sus trabajos en madera son las múltiples bibliotecas de su casa que recubren cual azulejo las paredes. Y en ellas se alojan dos de las más importantes colecciones bibliográficas de Argentina y del mundo.

Casa Ronco
El lugar es el mismo en el que el bibliófilo vivió junto a su esposa desde 1930 hasta el momento de su muerte en 1952. A María de las Nieves se debe que esta casa pertenezca a la biblioteca popular. “En su testamento nos legó la casa junto con el mobiliario y las colecciones”, narró “Chincho”. En la Casa Ronco hay más de 8500 libros conservados en excelente estado. “Hay libros de historia, poesía, ensayos, novelas, etc…. Es difícil que algún autor importante no esté acá”, detalló Arrouy.

 

Pero por lo que más ha trascendido esta casa es por la pasión de Bartolomé Ronco por Don Quijote de la Mancha y por el Martin Fierro. Con respecto al primer libro, llegó a coleccionar, hasta 300 ediciones diferentes que actualmente superan las 560. “Nosotros no tenemos capacidad de compra pero la gente es muy generosa y continuamente han donado”, aclaró Ernesto Arrouy. Hoy es la colección más importante de Latinoamérica junto con la de Arturo Xalambri en Montevideo. La casa cuenta con ediciones en idiomas como el japonés y el hebreo y con colecciones únicas como la lanzada por Disney (en la que Mickey es Don Quijote y su compañero Donald es Sancho) y hasta un Quijote ilustrado por Emilio Reato y ambientado en Azul.

Visita guiada a la Casa Ronco en el marco de la Exposición «Martín Fierro  y Azul» el Bicentenario en las pampas, octubre de 2010. Este archivo forma parte de la recuperación del acervo de trabajo del periodista azuleño Héctor «Cacho» Nebbia fallecido en marzo de 2017

Con respecto a la colección martinfierrista, Ronco dejó 150 ediciones diferentes que ahora suman más de 450. Esta es la colección del Martín Fierro más importante del país según la Biblioteca Nacional de la República Argentina. “Lo más importante que tiene esta colección es que cuenta con una primera edición, con correcciones a puño y letra de José Hernández y una primera edición de la vuelta del Martín Fierro dedicada por Hernández a Estanislao Zevallos”, detalló el guía.

 

Ronco hizo sólo dos exposiciones en su vida: una en 1931 que fue la primera exposición martinfierrista del país; en 1932 hizo otra gran exposición sobre Don Quijote en la Biblioteca Popular. Allí acudieron el embajador de España y el gobernador de la Provincia de Buenos Aires. Desde ese momento sus colecciones quedaron guardadas hasta 2004, cuando se decidió hacer una muestra de todos los libros del Quijote. Gracias a esa exposición, algunas entidades cervantistas de España tomaron conocimiento de la colección. Fue así como en 2007 se terminó por nombrar a Azul como la primera ciudad cervantina de Argentina.

Aquella pasión e inquietud de un abogado terminó por ubicar a Azul en el mapa mundial de la cultura. El objetivo y desafío de los miembros de la casa será seguir trabajando para abrir las puertas de un lugar tan simbólico y cargado de historia para así a dar conocer sus diversas obras./ AC-FACSO