Correr para supervivir a la violencia de género

La ultramaratonista Susana Segurel convoca a mujeres que quieran integrar un grupo de entrenamiento físico destinado a empoderar vÍctimas de violencia de género con el nombre de Mujeres Fuertes. El primer encuentro de esta propuesta gratuita, respaldada e impulsada por el frente «Ni Una Menos», luego de su suspensión por tormenta eléctrica, se realizará este viernes 26, a las 19, en el sector de juegos del parque Helios Eseverri. Para más información, escribir por mensaje privado a la página del Frente Ni Una Menos Olavarría.

Susana Segurel tuvo una vida difícil. Empezó a correr luego de un accidente de tránsito que sufrió, mientras luchaba por trascender como músico. En esos años, para una mujer, intentar vivir de la música significaba enfrentar los prejuicios, los malos tratos, la falta de reconocimiento y de respeto. Pero fundamentalmente luchar contra la violencia de género. Luego del accidente, cerró esa puerta y a los 42 años se fue a correr 42 km a Ushuaia, el maratón del fin del mundo, el más difícil del país por entonces. Ella no sabía ni qué significaba correr 42 km, pero su espíritu guerrero le ayudó a cruzar esa meta ese día. Nunca más dejó de correr: ni en los buenos ni en los malos días. Cada vez, aprendía más y se sentía mas fuerte, en todos los sentidos.

No habían pasado más de dos años cuando corrió su décimo maratón. Entonces, escuchó hablar de las ultramaratones y se hizo la pregunta que siempre que se hace impulsa: «¿Por qué no?» ¿Cuál era el límite? El ultracorrer le sonó a un símbolo de libertad, porque nadie podía decirle cuándo tenía que parar. Significaba correr hasta donde pudiera en cada momento. Aún ahora, para ella, tiene ese significado: conectarse con su mente, con su cuerpo, su espíritu, de modo que la única que dice «basta por hoy» es ella misma. La única que dice «mañana voy por más» es ella.

Esta filosofía de correr es la que trata de transmitir a sus entrenados, porque además de correr, entrenarse, acumular experiencias deportivas y de vida, formó a lo largo de los años grupos de entrenamiento en distintas ciudades y pueblos. También entrena atletas a distancia, en distintos puntos del país, usando las nuevas tecnologías como herramienta de comunicación.

Con el tiempo, le fue dando forma a la idea de armar un grupo de entrenamiento para mujeres supervivientes de la violencia, entendiendo la supervivencia como la lucha cotidiana no por sobrevivir sino por supervivir. Y cuando habla de la «supervivencia», Susana habla de una fuerza poderosa, inimaginable para los hombres, la que una mujer tiene para salir de una noche oscura y conquistar sueños. Una fuerza que tiene que ver con su propia experiencia de vida.

Como muchas, Susana supervivió a la violencia machista de todos los tipos: física, psicológica, financiera, entre otras. El camino que construyó con el correr es para ella una de las herramientas eficaces que tiene para supervivir, por lo que siente que tiene que transmitir ese mensaje; y más aún: que las mujeres lo puedan vivenciar. «Una mujer saludable íntegramente tiene muchas más posibilidades de supervivir a la violencia«, asegura.

Desde distintos organismos oficiales para las víctimas de la violencia se han hecho diversas experiencias y propuestas, pero para Susana la mujer, cuando sufre un atropello de esta índole indudablemente es víctima de esa situación, pero es poco lo que se hace para no estigmatizarla, pues pareciera que conviene a algunos que el papel de la mujer vulnerada en sus derechos sea de víctima para tratarla siempre de esa manera. A ella le interesa que esas mujeres supervivan; que en el transcurrir de esa propuesta no sólo tengan logros deportivos concretos, sino que crean firmemente que pueden concretar sus anhelos de vida, pues, al fin y al cabo, el deporte es un reflejo de la vida misma. Cree, está convencida, que en la sistematización de un entrenamiento deportivo para un logro (como el cruzar la línea de llegada de una carrera), el carácter se fortalece y también todas las virtudes humanas .

¿Que espera Susana Segurel con esta propuesta? «Que ganemos carreras, pero fundamentalmente que ganemos la carrera más deseada, que es la carrera de la vida«. Cuando habla de ganar no es subir a un podio, sino que el esfuerzo del entrenamiento se vea coronado con cruzar una meta saludablemente. «Si el podio viene, mejor. Pero entrenarlas, que sean fuertes, Mujeres Fuertes«, concluye.

Para esta propuesta, que es respaldada e impulsada por el frente «Ni Una Menos Olavarría«, no hay condición ni experiencias previas de carrera necesarias, pero se sugiere a las interesadas que vayan con ropa cómoda y una botella de agua para hidratarse. El desafío será entrenar, de acuerdo a las aptitudes de cada una. El objetivo es que puedan llegar a correr saludablemente y sembrar en ellas las ansias de correr alguna carrera, cuando estén preparadas.

¿Pero el primer encuentro no fue el sábado 20 ya? Era esa la fecha, pero no fue. Al tratarse de una actividad al aire libre, ante una tormenta que se formó de manera repentina y que no se sabía muy bien en qué desembocaría (por sobre todo, por la probabilidad de actividad eléctrica , no por la lluvia en sí), la convocatoria fue suspendida y reprogramada para el viernes 26, a las 19, en el mismo lugar: el sector de juegos del parque Helios Eseverri. Posteriormente, se prevé que las Mujeres Fuertes seguirán sus encuentros allí los viernes, pero será materia de esa primera actividad fijar fechas y horarios.

Para Segurel, correr no es LA respuesta. Es una herramienta muy eficiente, pues hay mujeres que tal vez puedan encontrar en otras experiencias, como en el canto o la pintura, esa fortaleza. Simplemente, trata de transmitir la experiencia que a ella le dio resultado, y está convencida de que a muchas mujeres posiblemente también.

Y concluye con una frase de Abby Wambach, icono deportivo y dos veces medalla de oro olímpica y campeona del mundial femenino de la FIFA: «Si crees que te tratan injustamente, no te quedes esperando por miedo a agitar las aguas. Es más: haz que el agua se mueva.». A Susana le gusta mucho agitar, y por eso se sintió identificada con esta frase. Agitar, porque lo que existe como políticas de género a veces le parece que es estéril…