Crónica de la coincidencia

Escribe Sofía Acosta, en primera persona, en su muro de facebook. Desde Miradas del Centro retomamos su relato a modo de pincelada de época. Sofía narra experiencias que dan cuenta de la persecución a los espacios creativos, colectivos, de encuentro y común-unión en la ciudad de La Plata.  En el relato reflexiona sobre las coincidencias de las metodologías y objetivos que trascienden territorios, puesto que aquí (en el Centro) tenemos ejemplos, también los tiempos que parecen retomar otroras oscuras de nuestra historia nacional.

«Estuve dudando si escribir o no porque casi siempre que lo hago es porque estoy enojada o angustiada. Prometo que la próxima será con buenas nuevas. En fin. Antes, tengo que aclararles que creo en el destino y en que las cosas no pasan por pura casualidad. Que si todo sucede es por algún motivo del universo que así lo quiso. Ahora sí, paso a contarles.

El viernes, fui con una amiga a ver dos bandas que me gustan mucho. Al arrancar la segunda y habiendo tocado tres temas clausuraron el lugar. Prendieron las luces, apagaron los micrófonos, cerraron la puerta hacia los baños. Listo. Se terminó. Charlando con un amigo llegamos a la conclusión de que cuando ocurren cosas así te sentís un delincuente y así fue. Te echan a cara de perro, otros laburantes, como vos, como yo.

Ayer, fui con otra amiga a ver – finalmente- Pequeña Babilonia.Un documental acerca del rock en la ciudad de La Plata. En la primera parte, hacen un recorrido histórico. Hablan acerca de la dictadura, los exiliados políticos y la censura y persecución a los artistas ¿A qué les suena? Pero no seamos extremistas. El film continúa hacia el advenimiento de la democracia, narra desde algunos protagonistas de la época, los pocos lugares donde podían tocar, cómo se organizaban y la poca frecuencia con la que lo podían hacer ¿No les resulta conocido?

El documental me movilizó profundamente por diferentes motivos. En principio – y no quiero ser extremista, pero veo terribles coincidencias- porque sentí que muchos de los sentimientos plasmados por los artistas hoy siguen ocurriendo. Llegan, te cierran, te cortan, chau, te vas –pero yo estoy viendo una banda- te vas.

Desde ya que los políticos de turno – y quienes participaron de los diferentes golpes de Estados- no son ingenuos y saben que son en estos lugares donde nace lo colectivo, donde brotan la alegría, los sentimientos, la pasión. Donde surgen los lazos de solidaridad, de ver a un otro igual a vos, disfrutando de lo mismo, compartiendo.

Es entonces que hay coincidencias, lamentablemente, con la dictadura. Esta gente tiene puesto el ojo en los espacios donde podemos unirnos a escuchar, ver o sentir algo bello. Lugares donde nos encontramos porque disfrutamos, nos sentimos plenos, donde podemos expresarnos.

Debemos estar atentos. Estos hechos no ocurren al azar o porque tienen miedo de que nos ocurra algo dentro del centro cultural, bar o donde sea. No. Nos quieren encerrados, frente a la pantalla, clikeando o haciendo zapping, comprando por mercado libre o endeudándonos con la tarjeta. Tiene que ver con un modelo neoliberal, en el que unos pocos siempre son los que ganan y muchos somos los que perdemos, todo. No solo desde lo económico sino también nuestros derechos.
Lamentablemente – para ellos- seguiremos ocupando todos los espacios, apoyando a la cultura y la movida independiente. Y no necesito aclarar que lo del viernes no fue un hecho aislado en la ciudad de La Plata.

Eso.