«Después de vivir un siglo», Violeta Parra en Chamula

El centenario del nacimiento de Violeta Parra reunió en un conmovedor encuentro de más de dos horas de amigos a varias artistas locales coordinadas por Adriana Saravia, bajo el frío de un domingo que no logró apagar el fuego de una mujer que a través de sus admiradoras sigue cantando y agradeciendo a la vida.

Festejaron el cumpleaños de la artista chilena en Chamula el domingo 3 de diciembre  ante un centenar de asistentes las cantoras Adriana Saravia, Violeta Merlos y Mónica Acosta junto a las artistas plásticas Rosana Farana y Virginia Maldonado acompañadas por la acróbata Glenda Gisler. El encuentro fue planificado a lo largo de varios meses, a partir de una idea que surgió cuando las protagonistas se encontraron marchando juntas por la calle en una de las tantas manifestaciones que que las congregaron en los últimos tiempos. Son mujeres que tienen su huerta, hacen su pan y su ropa, y alzan sus voces con canciones que las afirman juntas en la lucha para que entre ellas no haya ni una menos. La primera cantante fue Mónica Acosta a quien le siguió Violeta Merlos, acompañada en guitarra por Damián Gibert . Adriana Saravia cantó con guitarra dos canciones y luego fue secundada por las cuerdas de Alejo Hoffmann en otras dos canciones mientras ella ejecutaba el cajón peruano.

Las artistas fueron presentadas por Florencia Caro acompañada por la guitarra de Walter Bórmida. Ella condujo con sus palabras a los espectadores desde el escenario a la actividad de las artistas plásticas que mostraron sus bordados y leyeron poemas, así como a diversos videos que permitieron escuchar a Violeta en su propia voz mientras mostraban diversas facetas de la multifacética creadora, todo acompañado por un servicio de cantina con comidas de origen latinoamericano, pan casero y amor del bueno.

Violeta Parra fue una mujer de un genio artístico inconmensurable, tan profundo como su historia y legado. A lo largo de su vida su universo expresivo transitó desde la música a la poesía y de la poesía a la plástica, pues se hacía sus máscaras y su escenografía ella misma, con una libertad única. En su obra fundió los límites entre las disciplinas gracias a la intensidad y la honestidad de su vida. Mujer tremenda, tal como la definió Adriana Saravia, por su rudeza y su denuncia social, con una obra que en el contexto actual cobra nuevamente su significado, especialmente la situación de los pueblos originarios que invitó a una atenta escucha del tema:»Arauco tiene una pena» . Violeta le dió el nombre a la hija de Virginia Maldonado, para que la falta que nos hace sobre la tierra hoy sea un poco más chiquita.

«Volver a los 17» cerró el espectaculo con Adriana, Violeta y Mónica cantando juntas

Mención especial de Adriana para el espacio cultural independiente «Chamula»: «El trabajo que están haciendo como movimiento independiente, al igual que «Insurgente», incluso los lugares que funcionan como mutuales, un trabajo que es urgente. Porque son éstos los tiempos en los que hay que seguir adelante y hay que arremeter con todo, porque ahora es cuando hay que arremangarse y no callarse. Yo trabajé mucho en el Parakultural de los 90s en la época menemista. Los momentos en los que las puertas más se cerraban y no había donde expresarse y era cuando uno mas necesitaba juntarse. Hay que colaborar, hay que estar, hay que apoyar a estos espacios si o si. Convoco a todos los artistas para que los busquen. Por suerte tienen todos lo fines de semana ocupados y siempre tienen cosas«, concluyó.