Diez años después, «La Gran Carrera de Quesos» sigue rodando en el alma

Una década atrás se rodaba el primer largometraje íntegramente realizado en Olavarría. «La gran carrera de quesos», y su equipo de producción se juntó a festejar en Yapay. El film dirigido por los olavarrienses Danilo Galgano y Mariano Gregorini, y producido por la casarense Mariela Ottaviani relata la historia de Dambo Gorgonzola, hijo del gran maestro quesero, quien se escapa del pueblo de Los Talas porque no quiere trabajar en la fabricación industrial de queso crema y quiere recuperar la receta familiar del queso duro.

Los realizadores recordaron el comienzo de esa verdadera cruzada que fue concretar el largometraje. La idea surgió a partir de un guión que venía dando vueltas por sus cabezas a partir de una historia que habían escuchado acerca de las «carreras de quesos» que existen en Europa. Ambos eran estudiantes de la Carrera de Diseño de Imagen y Sonido de la UBA, y todo empezó como un trabajo que tenían que hacer para la Facultad en el que se les ocurrió usar como escenario Olavarría, y elaborarla con un grupo de amigues juntos entre todos, viendo que posibilidades reales de producción había. Contaban con una cámara, algunos otros equipos y recursos, y al proyecto se sumó Mariela Ottaviani, a partir de lo cual comenzaron a hacerse realidad un sueño que no sólo se concretó en una película sino que se continuó en otras producciones y también fundó carreras laborales, amistades y amores que duran hasta hoy.

Durante un año elaboraron el guión y realizaron la pre-producción hasta llegar al rodaje en Olavarría, que se extendió algo más de 40 jornadas. Luego estuvieron trabajando tres años en la posproducción. Lo que festejaron en Yapay fueron los 10 años del rodaje, que en realidad fue el puntapié inicial para la tarea que vino después. En las largas jornadas de filmación nació un gran nexo con la gente, pues plantearon un esquema de producción que tenía mucho que ver con hacer un llamado a la ayuda popular.

Esto se hace visible en los créditos finales, entre los que figuran más de 40 comercios. La manera que encontraron de llevar a la práctica la película fue ir negocio por negocio con un librito que decía de manera «bonita» de qué se trataba la propuesta, para decirle a cada uno: «Nosotros necesitamos esto y esto, vamos a ser 15 personas durante 40 días«, y así consiguieron alojamiento, nafta, movilidad. Todo lo que necesitaban lo obtuvieron simplemente haciendo un llamado a la comunidad.

Los realizadores reiteran en cada momento el agradecimiento a Olavarría que los apoyó en el proyecto, desde los extras, los actores, las empresas y los comercios. Toda la gente en la que siempre tuvo muy buena repercusión y gracias a los cuales esa «locura» de filmar un largometraje local se llevó adelante. Eso se enlazó con la intención de narrar algo que no fuera un drama personal sino una historia colectiva, y que además se escapara del realismo para ir a lo mágico a través de un tratamiento estético particular.

El camino que siguió la película comenzó con el estreno en Buenos Aires, luego en el Teatro Municipal de Olavarría, se presentó en Blanca Grande y en Sierras Bayas -dónde se había filmado- y luego giró por centros culturales e intervino en varios festivales con poca suerte, en algo que los realizadores atribuyen a «falta de experiencia» y de «lobby político». Sin embargo, cada vez que ellos viajaban por trabajo la llevaban consigo y la exhibian. De ello rescatan especialmente la proyección ante medio centenar de integrantes de una cooperativa campesina de Guatemala en el medio del monte, ocasión en la que los chicos se divertían al ver una oveja.

 

Esa película fue el germen de todo lo que lo que son actualmente como organización e identidad de su colectivo de producción: «Vaca Bonsai». En ese camino comenzaron a alejarse de la ficción para explorar los formatos del documental y la animación hasta el día de hoy, en el que siguen todavía produciendo elementos como series web, con las mismas inquietudes sociales, alejadas de lo «mainstream». Elaboran contenidos profundos, intentando construir imaginarios en un proyecto autogestionado y autónomo en el que todavía se pueda sostener una opción creativa, continuando en proyectos en los que han incorporado a integrantes de «La gran», como Diego Bianchi que primero fue actor y luego realizador en cortometrajes. Para ellos lo importante es. «Hacer, salir a buscar recursos donde no hay, mover para que se vea que se hace, que se vea como se hace, el esfuerzo que cuesta en un escenario donde hay tanto material para ver. Básicamente, seguir batallando en la lucha del cómo hacer para producir contenido con corazón«.

 

 

Pasaron diez años desde el rodaje de la película, y el reencuentro en muchos casos fue fuerte, como afirma Danilo: «Hoy al mediodía nos invitaron a un asado nos encontramos un montón de amigues que hace un montonazo que nos veíamos todos juntos. Eso es una primera emoción muy fuerte. Venir armar estar de vuelta colgando banderines, colgando las fotos, ver las fotos, es un montón de emoción, porque para mí es como lo más importante y lo más interesante que produjo «la gran», un grupo humano y una cantidad de vínculos muy hermoso, que al día de hoy están vigentes. Hoy logramos que vengan un montón de Buenos Aires de los que participaron. Es eso, una emoción y es un momento muy hermoso«.

 

 

Luego de la proyección de la película Danilo Galgano, Mariano Gregorini y Mariela Ottaviani reiteraron su agradecimiento al equipo de la película, aclarando que fue un esfuerzo artesanal que contó con el aporte de muchas personas. Lo que fue respondido por algunos de los integrantes, que respondieron con la gratitud de haberlos tenido en cuenta y dejarlos participar,  y principalmente por mostrar los lugares de Olavarría. Otro de los miembros del equipo  definió a quienes integraron la producción como: «Entonces compañeros, amigos hoy en día«.

 

Florencia Popp coincidió en que para todes fue «un antes y un después«, emocionandose al comprobar que era movilizante encontrarse diez años después y comprobar que son :  «Las mismas personas, la vida nos ha llevado a todos por vaivenes pero nos miramos y seguimos siendo los mismos. Es importante reivindicar que esto es cine independiente,  es un aporte a la cultura, a esa cultura que muchos tratan que desaparezca,  y por eso la importancia de seguir acompañando cualquier proyecto independiente que esté vinculado al arte y a la cultura, (el film) comunica mucho, parece de época, se puede pasar una y mil veces, y el sentir de lo que dice tiene que ver con una lucha que está siempre vigente«, para concluir con una proclama que fue guiño para todos quienes amaron la película: «¡Por más queso y libertad!»

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La presentación terminó con un fuerte aplauso y para cerrar la noche tocaron «Los Yipsis» y «Muyinga».

 

Película completa «La gran carrera de quesos», liberada a las redes en 2013