Documentar ‘La Visita’ al penal de Sierra Chica

Quienes transitamos la localidad de Sierra Chica, apenas reconocemos sus calles en este documental de Jorge Colás. No sabemos, ignoramos, o preferimos olvidar que cerca de quinientas mujeres y algunos pocos hombres llegan, cada fin de semana, al pueblo para visitar a los presos del complejo penitenciario. Sus relatos están presentes en este excelente trabajo audiovisual que se estrenó en Olavarría el martes 11.

Son protagonistas de historias atravesadas por el amor, el dolor y la esperanza, en las que reluce el vínculo inquebrantable entre visitantes e internos. La cárcel engloba tres unidades, aloja a unos 4.000 detenidos y en sus cercanías hay kioscos, bares y pensiones que trabajan con estas visitas tan masivas como fugaces. Son mundos que se construyen cada semana y se desarman tan rápidamente como son levantados.

Ellas bajan cada semana de micros de línea, autos y combis contratadas, cargadas de bolsos, para encaminarse hacia la cárcel. El documental cuenta su historia en el tiempo que pasan recorriendo las calles, entre el bar del gallego y la pensión de Bibi. Una mujer que se mudó al pueblo para estar cerca de su marido que está preso. Charlan, esperan, compran comida, cargan sus celulares, duermen, esperan, hacen cola… Parece que siempre esperan por un tiempo que no pasa, en un doble sentido: para ver a sus hombres, y para tenerlos nuevamente libres. Entretanto, sufren, en algunos casos, la discriminación o simplemente la indiferencia por parte de los vecinos del lugar.

Colás delimita su área de estudio con precisión quirúrgica, despojando al relato de todo aquello por fuera de las visitantes. No veremos a los internos y muy fugazmente a los guardias. En el documental, de nítido registro observacional, la cámara busca retratar las actividades y los diálogos entre las mujeres, sin justificar ni estigmatizar a sus protagonistas: simplemente, brindando una mirada honesta, donde ellas se permiten mostrar sus sentimientos con respecto a lo que les va ocurriendo a lo largo del recorrido; los dolores, las cargas que tienen que llevar por errores que no cometieron, los miedos, y las pequeñas alegrías del encuentro.

Lo que no consigue mostrar a través de este estilo, el realizador lo resuelve con entrevistas para informarnos sobre, por ejemplo, la decisión de una de las mujeres de irse a vivir directamente a Sierra Chica para estar cerca de su marido. Bibi se encarga de albergar a las jóvenes que vienen desde lejos para ver a sus compañeros; de enseñarles lo que deben saber para moverse en el pueblo; y, en algunos casos, de contenerlas.

La película expresa el tiempo que transcurre lento entre esperas, con mujeres intentando ponerse lindas para sus hombres, incluso ‘la mal peinada’ como la llaman sus amigas. Muestra la necesidad de muchos chicos por tener a sus padres cerca. Un documental excepcional, que impresiona aún más por la cercanía con las unidades penales que los olavarrienses ven tanto y conocen tan poco.

El estreno local tuvo un emotivo cierre, en una sala llena ante una pantalla que funcionó como espejo. Cuando la luz se encendió, pasaron al frente las mismas personas que antes habían llenado la imagen caminando el pueblo o esperando a las puertas de la cárcel para hacer ‘La visita’.

Una niña trajo a su amiga en el celular para acompañarse con la canción que en el film cantaban, jugando en la puerta de la cárcel, mientras esperaban ver a sus padres. La infancia pasa de fin a fin de semana en esa esperanza. Encendieron el corazón de todos, pero principalmente el de esas mujeres que cada fin de semana esperan afuera del penal de Sierra Chica, simplemente, ver a sus maridos por un rato.

La sala se vació lentamente, porque los espectadores se resistían a abandonar  ese momento de encuentro, en el que el cine mostró nuevamente que puede hacernos más humanos.


Jorge Colás, el director, nació en Río Negro y estudió Diseño de Imagen y Sonido en la UBA. Su primer largometraje documental, ‘Parador Retiro’ (2008), participó en más de 30 festivales, incluyendo Mar del Plata (Premio a la Mejor Película Argentina), IDFA y Cinéma du Réel. Luego realizó la película ‘Gricel’ (2012), que se estrenó en el Festival de Mar del Plata. En 2013 dirige ‘Más que amor es un sufrir’, serie de tv ganadora del Concurso de Coproducciones Internacionales del INCAA y realizada entre Argentina, Venezuela y Brasil.

En 2015, estrenó ‘Los pibes’ en la Competencia del Festival de Mar del Plata, que también se exhibió en el BAFICI y otros quince festivales internacionales y recibió el Premio Documental del FNA. En 2017, estrenó también en Mar del Plata su primera película de ficción: ‘Barrefondo’. Es docente de la Carrera de Diseño de Imagen y Sonido de la UBA. y fue miembro del comité de evaluación de proyectos del INCAA.