El Fuego Sagrado de Héctor «Cacho» Nebbia no se apagará…

Hace dos años fallecía Héctor Edgardo Ferrarrello, conocido como «Cacho» Nebbia, destacado locutor y periodista de la ciudad de Azul. A lo largo de su extensa trayectoria desarrolló diversos espacios en los que manifestó su preocupación por el arte y la cultura, especialmente en los ciclos «Nosotros de cara al mundo» y «El fuego sagrado«. Un equipo de trabajo formado por integrantes de la Facultad de Ciencias Sociales de la la UNICEN y LU10 Radio Azul, que ganaron experiencia digitalizando los archivos de la emisora regional, obtuvieron permiso para rescatar el acervo audiovisual del periodista desaparecido, de modo que se preserve un patrimonio que incluye a los protagonistas de la cultura y el arte, tanto de Azul como de quienes pasaron por la ciudad, en sus muchos años de desempeño profesional.

A continuación transcribimos el texto con el que Miguel Di Spalatro recordara su desaparición:

Entró al canal con el paso cambiado. Venía con chapa impuesta desde la gerencia o el directorio. Jefe de programación y por si fuera poco, también jefe de operadores. Se acomodó en una oficina repleta de cassettes mientras los murmullos recorrían el control, la sala de noticias y el estudio.

A la indisciplinada tropa de TV2, no le hacía gracia ese recién llegado, que hecho a la antigua usanza de la radiodifusión, había cambiado su nombre por un seudónimo artístico. Al igual que otros compañeros venía de esa escuela formidable de locutores que fue Radio Azul. Pero acá venía a mandar. Su función era disciplinar a un grupo de jóvenes talentosos pero poco amigos de los horarios. Horarios que son parte fundamental en un medio de comunicación.

Pero “Cacho” no estaba hecho para eso. No fue necesario que pasaran muchas semanas para que olvidara sus jinetas en algún cajón y lo sintiéramos parte de nuestro grupo. Eran años de efervescencia creativa y mucha bohemia. “Cacho” navegaba de maravillas en esas aguas y fue entonces que crearía “El Fuego Sagrado”.

Recuerdo que trabajaba horas y horas seleccionando el material que cada lunes ponía al aire junto a Adrián Spacarotella. Era costumbre que durante el programa se destapara alguna botellita de buen vino ya que las presentaciones en piso estaban grabadas de antemano y “Cacho” dirigía la puesta, copa en mano, desde el control. Aquel “Fuego Sagrado”, era posiblemente el programa que más quería, a pesar de que también conducía un espacio cultural de lunes a viernes.

“Cacho” era del tipo creativo solitario. Así que su programa era totalmente suyo. No había ni productor, ni equipo de trabajo. Sin embargo era muy solidario con los demás programas. Por aquel entonces, Alfredo Pucheu, me había confiado la producción de algunos contenidos locales. Conformamos  entonces, un equipo de trabajo del que estaré orgulloso toda la vida, con el propio “Cacho”, Damián Dileo y Nahuel Maumús en las cámaras; José Bonaria en el sonido y Carlitos Gallichio en dirección de cámaras. “Cacho” se había tomado muy en serio su trabajo de camarógrafo y se enojaba sino lo llamábamos para alguna grabación de “Desde el Hombre”, que conducía Ismael Santarcángelo, o de “Ni más ni menos”, un programa infantil ideado por la Escuela de Estética o en la puesta al aire de “Estudio 2”, con Marcial Luna y Carlos Comparato.

Compartimos muchas horas de trabajo y también muchas anécdotas que sabía contar en las primeras horas de la tarde, en su oficina tapizada con cintas VHS y U-matic, mientras Juan Spitale chequeaba la programación del día. Cuando se vendió el canal, los nuevos dueños echaron a mi compañera del noticiero, Mirta De la Torre. En ese tiempo me habían elegido Secretario General del Sindicato de Prensa de Azul, y no dude en convocar a un paro.

Tiempo después la empresa se tomó revancha y me apartó del área de noticias. En esa penosa circunstancia le tocó a “Cacho”, por orden de la empresa, reemplazarme al aire en la conducción del informativo. Nada le pesaba más que tener que lidiar con la realidad reflejada en las noticias. Pronto pidió el cambio.

Cuando con otro “Cacho”, su amigo y casi hermano, Juan Etcheberry, fundamos la Radio del Pueblo, fue la de “Cacho” una de las primeras voces que escucho nuestra audiencia. Separadores, apertura de programas, micros… siempre dispuesto, siempre solidario, ahí venía “Cacho” a grabar en los estudios de la nueva radio. Con su libro, de eterno paseo bajo el brazo. Con su comentario sobre la última película que había visto. Ahí venía “Cacho”.

Transitamos por caminos diferentes durante la madre de todas las batallas, la que conduciría a parir una nueva ley de radiodifusión. “Cacho” estaba convencido de que si se sancionaba una Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual anti monopólica, Cablevisión cerraría y él se quedaría sin trabajo. La Ley se sancionó, Cablevisión no cerró. “Cacho” si se quedó sin trabajo. Fue reemplazado como se reemplaza un elemento viejo de la escenografía por uno nuevo.

Una tarde en el “Café de Gardel”, me confesó que se había equivocado. El pensaba que la empresa sería leal como él le había sido leal. Y se sentía muy apenado por la falta de gratitud de ese monstruo de la comunicación sin rostro ni corazón.

El homenaje del canal  Somos Azul  a Cacho Nebbia

La última vez que nos vimos fue en carnaval. “Cacho” arrastraba una valija cargada con Jack Nicholson, Marlon Brando, Angelina Jolie, Meryl Streep, Luciano Pavarotti, José Carreras y la “Negra” Sosa. Intercambiamos unas pocas palabras, nos despedimos con el afecto de siempre, y seguimos.

El quizás ya caminaba hacia el encuentro de ese mundo perfecto que imaginaba en cada momento creativo. Entraba por una calle tan azul como su pueblo, caminando sobre la roja alfombra de Hollywood, disparadas por una gran orquesta las más hermosas melodías, recibiendo en el aplauso de tantos artistas emergentes que supo cobijar, el fuego sagrado que alumbró su vida.


Su acervo de programas se encuentra en proceso de recuperación y puede consultarse en la página que le rinde homenaje de Facebook, donde crece día a día a medida que se digitalizan las Cintas en VHS y MiniDV que atesorara. Allí pueden aportarse los recuerdos y anécdotas de quienes lo trataron en su desempeño profesional, así como encontrarse aquellos artistas que fueron entrevistados o mostraron su obra en los espacios televisivos que Cacho conducía.

Las producciones de Cacho Nebbia reflejan tanto el horizonte cultural que trazó para una ciudad pampeana como a quienes fueron sus protagonistas durante los años que él recorrió sus calles y la interrogó con sus palabras.