El galpón se hace esperar y la paciencia se hace finita

El reclamo cumplió cinco meses, mismo tiempo que el Municipio de Tandil se tomó para dilatar la negativa que terminaron de dar como respuesta. La rama cartonera del Movimiento de Trabajadores Excluidos (MTE) ha mantenido reuniones varias con diversos funcionarios. Sin embargo, lejos de poner las energías y la voluntad en la solución, desde el palacio de Belgrano al 400 apuestan al desgaste de estos trabajadores de la economía popular. La paciencia comienza a encontrar su límite.

Los pedidos por un galpón para poder acopiar el material recolectado por las y los cartoneros en varios puntos de Tandil, y por mejoras en sus condiciones laborales, no surgieron ni de un repollo ni por generación espontánea: tal como ha reflejado este portal, ya desde mediados de diciembre, estos cientos de trabajadores excluidos e invisibilizados tomaron las calles céntricas tandileras para hacer manifiesto su reclamo.

Desde aquel 14 de diciembre de 2017 a estos últimos días, integrantes del MTE (que forma parte de la Confederación de Trabajadores de la Economía Popular -CTEP-) se han reunido, en varias oportunidades con funcionarios de las carteras locales de Desarrollo Social y Medio Ambiente, incluso con el Jefe de Gabinete y con representantes de Provincia y Nación. A mediados de febrero, volvieron a hacer manifiesto su pedido en las calles. Sin embargo, el planteo para mejorar sus condiciones de trabajo y para trabajar conjuntamente en una ordenanza que registre la tarea de los cartoneros, no ha sido escuchado ni tiene grandes avances.

Miradas del Centro dialogó con Daniel Fernández, del MTE, y se refirió a la reunión que mantuvieron con funcionarios del Ejecutivo local, este último viernes: “No fue para nada buena. Hace como diez días, nos habían descartado la opción principal que barajábamos, la de un galpón del ferrocarril que el Municipio tiene en comodato y no le costaría nada cedérnoslo».  Luego de meses de idas y venidas, la negativa sobre esta opción residió, según la versión manifestada por el Estado municipal a los cartoneros, en que el dicho galpón se encuentra afectado a un proyecto del área de Cultura hace tiempo proyectado, según la voz oficial. «En sí, no es malo, pero se demoraron cinco meses para expedirse con respecto a ese lugar. Mientras tanto, no nos dieron otra alternativa ni dónde buscar».

Daniel Fernández (MTE Tandil)

Cada funcionario con que se reunieron les dio una respuesta distinta. “Sabemos que la comuna cuenta con galpones que no usa, pero no hay voluntad política”, denunció Fernández, e insistió: “Nos consumió un montón de tiempo que un tipo nos reciba y nos diera un no definitivo, siendo que otros funcionarios, algunos nos decían que sí, otros que no, otros que tal vez… La respuesta definitiva llegó después de cinco meses”.

La reunión del viernes 13 iba a ser, supuestamente, por alternativas concretas ante la negativa. Una de las alternativas ofrecidas fue un subsidio para alquilar un galpón, sin dar a conocer si ese subsidio sería parcial o total, siquiera para orientar a los cartoneros sobre qué buscar. “No tenemos de ninguna manera la espalda para soportar un alquiler, y si el Municipio ofrece un subsidio parcial, nos cortan las piernas. Necesitamos un subsidio total al alquiler, en el caso de que esa sea la opción”, explicó Fernández, más aún cuando la labor de los cartoneros le ahorra al municipio del Lugar Soñado casi 800 mil pesos al año, según un estudio de la Unicen.

Uno de los carteles de la campaña del MTE Tandil, en el corazón de la Feria de Artesanos, durante la Semana Santa 2018.

La segunda opción ofrecida por el Ejecutivo local fue la de trabajar en Ronicevi… aunque reconocieron que ¡no les habían mandado ni un mensaje de whatsapp a la muchachada de Ronicevi! “Nos fueron a hablar de subsidio de alquiler sin un monto establecido, y de Ronicevi, sin haber hecho el contacto con ellos. Nos siguen dilatando todo y juegan con la paciencia de los compañeros. Esa parece ser la estrategia del Municipio de Tandil”, manifestó notoriamente indignado Fernández.

Y si de jugar y embarrar la cancha se trata, los funcionarios no escatiman en recursos y creatividad. Antes de esta reunión del 13 de abril, algunos integrantes de la rama cartonera del MTE se comunicaron con el subsecretario de Coordinación, Juan Martín Pisani, para consultarle si debían llevar alguna documentación a este encuentro, como para ya formalizar algún acuerdo. Pisani respondió que no. Empero, en esta reunión, les dijo que para la próxima debían traerla. “En declaraciones a los medios, Pisani sale a decir que nosotros no estamos llevando documentación que ellos necesitan, siendo que tranquilamente la habríamos podido llevar y ellos no quisieron que la llevásemos. Están jugando a estirar los tiempos, claramente”, señaló Daniel Fernández.

La rama cartonera del MTE sostendrán y reforzarán la campaña ‘Un Galpón Ya’, con la que se ha logrado gran difusión de la causa, así como apoyos varios. No sólo juntarán firmas sino que, de seguir así la situación, tomarán algunas medidas de fuerza, ya que, al momento, las opciones ofrecidas son insatisfactorias. “No sabemos de cuánta plata va a ser este subsidio para alquiler. No sabemos si vamos a poder trabajar en Ronicevi porque el contacto ni siquiera fue hecho. Seguimos en la nada misma. Seguimos en la incertidumbre de para dónde encarar”.

Trabajadores de la Cooperativa Justicia Y Cartón, de Lanus, se sumaron al pedido por #UnGalponYa (gentileza: facebook de Daniel Fernández)

Los trabajadores ‘invisibles’ (cuya invisibilidad no posee la misma definición ni el mismo uso que el conferido por la gestión nacional) no fueron convocados al Acuerdo del Bicentenario, firmado el último 4 de abril. El Ejecutivo del ‘Lugar Soñado’ pretendería llegar al bicentenario de la ciudad sin tener en cuenta a quienes conocen el terreno (y lo trabajan) todo el año y aún en condiciones adversas, no sólo en materia climática, sino, incluso, de su propia salud.

Parecen no entender la urgencia de que hay compañeros que están laburando con basura en sus patios, en condiciones edilicias, de acceso a la salud, económicas, que son desesperantes. Eso lo expresamos y la excusa que esgrimen es que ‘los tiempos del Municipio son así’. Tardaron cinco meses en darnos una respuesta sobre un lugar, cosa que podrían haber hecho expeditivamente si hubiese voluntad. Lo que está claro es que no la hay y con este tipo de cosas, el Municipio la está pudriendo, porque sabe que está jugando con nuestra paciencia”, concluyó Fernández.

Una realidad que no muchos conocen (¿o prefieren desconocer?)

Por los datos recabados en un censo realizado por el propio MTE, junto con la Unicen, así como por la información que recolectan de los barrios y en plena actividad, en Tandil, por estos días, hay alrededor de un centenar de cartoneras y cartoneros. Y el panorama poco alentador en lo socioeconómico avizora un incremento.

Cartoneras y cartoneros recuperan ocho veces más que los Puntos Limpios puestos en funcionamiento por la actual gestión municipal, según un estudio de la Universidad, lo que se plasma en la limpieza de la ciudad como también en las arcas municipales. Los cartoneros le ahorran a la comuna, sólo por residuos que no entran al relleno sanitario, unos 780 mil pesos al año. La rama cartonera del MTE quiere articular su trabajo los Puntos Limpios para aunar esfuerzos y perfeccionar el sistema, ya que consideran que la política de Puntos Limpios aún es limitada: llega a pocos barrios, no todos los vecinos llevan sus residuos ahí y están desbordados.

Lo recuperado (papel, cartón, metales, chatarra, aluminio y bronce) es comprado por intermediarios o ‘galponeros’. Desde hace tres años, el papel y el cartón seguían en un precio que parecía invariable: 1.30 pesos. Hace algunas semanas, subió la módica suma de… 10 centavos. “Los cartoneros tienen que recuperar 500 kilos, por semana, para tener condiciones de mera subsistencia, eso es lo dramático de esta situación”, indicó Fernández.

El integrante del MTE Tandil daba cuenta de una realidad: “Compañeras y compañeros no pueden recuperar y acopiar (para diferenciar y vender) en sus domicilios. Generan pequeños basurales y terminan exponiendo su salud y la de su familia. Es una tarea insalubre”. Por ello, en función del reclamo por condiciones dignas de trabajo, exigen un equiparamiento con las de un trabajo formal: tener una obra social, vacaciones y no depender del clima para trabajar.

Ya el 28 de marzo pasado, medios colegas titulaban: “Cartoneros piden por un galpón para trabajar, pero el Municipio no los atiende”. El pedido que más urge sigue siendo el galpón, y lo seguirán reclamando, hasta las últimas consecuencias. Seguirán en esa lucha porque reclaman lo que consideran justo, ya que le ponen el cuerpo y el tiempo a una labor que manifiesta claros vacíos estatales. Esperamos no tener que repetir títulos de ese estilo en próximas entregas.

 

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