El Mercado de Pulgas Gilgamesh

La historia se amontona por manojos, el tiempo se revuelve entre los objetos. Las tramas personales se retuercen fantasmagóricas en los materiales testigos. El espacio vacío teje olor a recuerdo y cuento.

Las monedas, botellas, muñecas, revistas, discos, juguetes, adornos, utensilios, relojes, pelotas, mas botellas, botellitas, frascos, rebenques, carteles, libros, mas revistas, lámparas, copas, vasos, y cristalería, medallas, cuchillos, y muchas e interminables etcéteras varias.

Antigüedades y rarezas para curiosos y coleccionistas, reliquias onerosas y oníricas, el Mercado de Pulgas Gilgamesh se cruzó en mi camino dos veces al azar, en ambas capturó mis sentidos, despertó sentires, fabricó atmósfera. Los objetos contiene tiempos y espacios, devenires de las personas, los pueblos y las generaciones. Aquellos que trascienden lo cotidiano atraviesan la barrera, para contar-nos y seguir el viaje.

El cuchillo de papá heredado del abuelo, las tacitas de la tía Nini, la copita para el licor de mi abuela, el proyector que tuvimos con mis hermanos, el marco de espejo tallado que vendimos en la crisis del 89, el pez de vidrio que ganamos en algún circo con kermese, las botellas parecidas a las de José, la muñeca un poco siniestra, la polvera francesa, el disco con la marcha peronista, el cuadro de Evita. Según cuenta la obra literaria más antigua del mundo, Gilgamesh buscó liberarse de la muerte.

El mercado está ubicado en una de las arterias principales de la ciudad de Azul, Marcos lo transforma desde 1969 y se apasiona relatando el andar. La entrevista no es tal, es una cita en deuda, nos presentamos apenas, miramos más. Queda abierta la puerta para un tercer cruce al azar.

*Por Soledad Restivo