“Hay una virulencia del machismo, por la autonomía de las mujeres”

El sábado 5 de agosto se realizaron grandes movilizaciones en Buenos Aires y en distintos puntos del país, a raíz del femicidio de Anahí Benítez. En Tandil, desembarcó la periodista Luciana Peker en la Feria del Libro, para presentar ‘La revolución de las mujeres. No era sólo una píldora’. Allí estuvo Miradas del Centro.

La primera en tomar el micrófono fue la directora de Políticas de Género y Diversidad Sexual del Municipio de Tandil, Andrea Rossetti, que dedicó “este espacio en la feria a esta joven adolescente víctima de femicidio”. Lamentable hecho que “nos vuelve a poner en instancia de repensarnos, cómo hacemos para seguir trabajando y batallando día a día”, reflexionó.

Acto seguido, le tocó el turno a Daiana Esnaola, del Foro por la Promoción y la Protección Integral de los Derechos de las Mujeres; organización que, entre muchas acciones en el haber, ha acercado a la Feria del Libro tandilense a muchas autoras destacadas en temáticas de género. “Es un día muy movilizante para dar esta presentación”, anunció Esnaola, “por eso decidimos poner la foto de Anahí; una víctima más de la violencia machista. Hoy, el patriarcado se nos llevó otra compañera más, se nos sigue llevando una compañera cada 18 horas, y ante eso tenemos que seguir organizándonos, juntándonos, uniéndonos, poniéndonos tristes, pero que eso se transforme en más lucha, en más organización, y en más compromiso de todas y todos. Esto no puede seguir pasando”.

Luego de la lectura de un currículum hiper-abreviado de la periodista, Erica Lanzini, en la mesa, inició las preguntas para organizar la presentación. Sobre cómo surgió la idea del libro, Luciana Peker señaló: “Es importante escribir la historia. Escrita por varones o sobre los varones, hay una enorme historia. Escrita por las mujeres, nos cuesta mucho escribir, estar a la par. Sufrimos discriminación explícita en los lugares de trabajo, y en las editoriales también”.

En ese sentido, Peker subrayó: “Es una deuda de los varones leer a las periodistas y escritoras. Son pocos los que escuchan, leen y entienden lo que está pasando”. Sobre Anahí Benítez, la periodista habló de la necesidad de “decir que está presente y también que está muerta, que fue asesinada y no se regresa esa vida. No solamente es un femicidio: es parte de la violencia que sucede y se recrudece, como respuesta al movimiento de mujeres”. Cual pregunta lanzada al público, indagó sobre el por qué de que impacten tanto la muerte de chicas jóvenes: “Impacta más cuando estamos días buscándolas, poniendo su foto, acostumbrándonos a su sonrisa como si fuera parte del portarretrato familiar; y, de repente, el cimbronazo de que aparece su cuerpo”.

La periodista, que escribe en el suplemento Las12 de Página/12, recordó que “vivimos en un país donde todavía buscamos a Marita Verón. ‘Buscamos’ quiere decir que no está ni viva ni muerta ni ausente ni desaparecida. Aún cuando tengamos la sospecha de que está enterrada en algún lugar, no apareció nunca su cuerpo. Ni en La Pampa, ni en La Rioja, ni en Tucumán. Marita no está, como tampoco Florencia Penacchi: no está ni viva ni muerta, ni la Fiscalía se movió para investigar al tipo del boliche al que ella vio por última vez”.

En un contexto en el que el reclamo por la desaparición de una joven es un reclamo colectivo, para Peker hay un “enorme triunfo de las y los más jóvenes. Hijos e hijas del Ni Una Menos, que nos superan con creces. El reclamo de Anahí partió del Centro de Estudiantes, más que de su familia, que toma la posta unos días después al sábado que desaparece”. Sus profesores no sabían qué hacer por esa chica que faltaba. “El estado público lo da el Centro de Estudiantes de un colegio del conurbano bonaerense. Esto no sucedía antes del 3 de junio de 2015. Interpela al compromiso que tenemos las adultas, con trayectoria, y, por supuesto y en primer lugar, al Estado. Habla de una generación de jóvenes frente a la que hay que estar a la altura y que generan una respuesta que no hubiera estado sin su accionar”.

‘La revolución de las mujeres’ reúne alrededor de veinte años de periodismo de género. El libro intenta contar algo que ahora está más en auge, pero que tiene una enorme historia atrás. “Historia de triunfos, de conquistas, de derrotas, de frustraciones. Esa perspectiva histórica hace entender que somos parte de un contexto histórico, que hicimos mucho y vamos por más, en momentos tan dolorosos como los de hoy, donde parece que todo lo que hicimos no sirve, porque una piba muerta es una frustración de la que no se sale”.

“Hoy hay mejores leyes que realidades”

Esa fue la frase que Lanzini le citó a la autora de la obra presentada y sirvió de envión para que Peker hiciera un racconto sobre los hitos, en materia de luchas y leyes, que hicieron a esta ‘revolución de las mujeres’. El sufragio universal y la historia de Julieta Lanteri; el fin de la figura jurídica de ‘mujeres incapaces’; la patria potestad compartida, que no existía antes del regreso de la democracia; la ley de divorcio; la ley de anticoncepción gratuita; la de salud sexual y procreación responsable; la ley de ligadura tubaria; la ley de vasectomía, que los varones no aceptan, cuando tienen el derecho y el acceso; la Ley de Parto Respetado, regulada once años después; la ley de fertilización asistida igualitaria, con el acceso de mujeres y varones lesbianas, trans, gays, que no sucede ni en Europa; la ley de matrimonio igualitario y la ley de identidad de género… “Y ese era el momento para aprobar el aborto legal, seguro y gratuito, la gran deuda de la democracia con las mujeres”, remarcó en la enumeración. “Se aprobó la Ley de Trata en el 2008. Se dio de baja el avenimiento, una ley en la que se perdonaba una violación si la víctima-mujer se casaba. Esa aberración, que parece medieval, era ley en Argentina, y tuvo que morir una mujer en La Pampa, asesinada por el violador que dejan libre porque se había casado con él, para darla de baja”.

Ver lo mucho que logramos, en tan poco tiempo histórico, es importante para no frustrarnos frente a lo que falta”. Según su análisis, “cuando el movimiento feminista tiene triunfos, es en alianza”. Lo ejemplificó con el Encuentro Nacional de Mujeres, nacido de mujeres del Partido Comunista Revolucionario, junto a “las conservadoras, las peronistas, las socialistas, las de izquierda, las Madres de Plaza de Mayo, las lesbianas, las trans”.

De esta manera, queda claro que el ‘Ni Una Menos’ no nació de un repollo. El aporte dado desde esos Encuentros de Mujeres es lo que ha distinguido a nuestro país, de cara a la situación de las mujeres y del propio feminismo en la región. “Son encuentros masivos, federales, de entre 40 mil y 60 mil mujeres. Ahí se ve la incidencia que el feminismo tiene en todo el país. Desde la ciudad, se cree que es un fenómeno urbano, porque no se tiene idea de lo calado que está entre las mujeres populares, como movimiento horizontal”.

Luciana Peker destacó a la de Cupo Femenino como “la ley que cambia la historia, porque permite cambiar”, y que dio lugar a una revolución normativa en el Congreso. Ley surgida por alianza entre mujeres de distintos partidos políticos. “El movimiento feminista tendría que apoyar más las alianzas; entender que está construido a partir de las diferencias, que no quiere decir borrar las diferencia legítimas, políticas, partidarias, ideológicas, sino aceptarlas, porque está bien que existan”.

Según Peker, “sin el cupo, sin acciones afirmativas, sin el empujoncito de que esto tiene que ser porque lo dice la ley, las reformas y la igualdad no derraman”. A partir de la Ley de Cupo Femenino, se aprobaron muchas leyes, varias nombradas en el racconto, como la regulación del trabajo de las trabajadoras del hogar. Sin embargo, para la periodista, “esa revolución normativa produce un desfasaje: hay mejores leyes que realidades. ¿Hay ley de anticoncepción gratuita? Sí. Vas y pedís un anticonceptivo, ¿te ponen palos en la rueda? Sí. ¿Hay ley de educación sexual integral? Sí. ¿Te dieron educación sexual en la escuela? No. ¿Hay ley de matrimonio igualitario? Sí. ¿Te podés casar? Sí, por ser leyes operativas. Con las que no lo son, tenemos mejores textos que realidades”.

“La CGT toma el té, las mujeres las calles”

Nuevamente, Erica Lanzini citó una frase. En este caso, un título. El título de una nota en Página/12 que dio mucho que hablar. Esto dio lugar a diversas reflexiones de Peker al respecto: “Durante muchos años, el movimiento de mujeres tuvo, como eje central, la violencia o el aborto. Nos matan y nos morimos, y son temas urgentes. Pero durante muchos años, tomé nota de las desigualdades laborales y económicas, un tema relegado”.

Con el paro del 19 de octubre de 2016, el Paro Internacional de Mujeres del 8 de marzo último, y la frase: ‘la CGT toma el té, las mujeres las calles’, “no se enteraron que el 25% de las pibas de menos de 30 años tiene un 25% de desocupación en la Argentina. Dato que sale a la luz porque lo pedimos y lo investigamos periodistas de género. Se publica ahora porque motorizamos esa demanda, que implica que una joven, de Tandil, de Echeverría, o del Gran Tucumán, de 27 años, tiene cuatro veces menos posibilidades de conseguir trabajo, que un hombre de 40 años de la ciudad de Buenos Aires. Esa es una diferencia de clase clara”.

Femicidios como el de Anahí Benítez, entre (lamentablemente) otros, junto al desempleo, ponen algo en claro, en el análisis de Peker: “El feminismo tiene que darle más importancia a las diferencias etarias. Así como hay que respetar a las pioneras y fijarse qué pasa ante la avanzada que se viene (el intento de subir la edad jubilatoria de las mujeres y la derogación de la llamada ‘jubilación para amas de casa’, no garantizada por ley -gravísimo error de la gestión anterior-), las más grandes están en riesgo, y las más jóvenes aún más, en el trabajo, en la economía, y en su vida y en su autonomía”.

Revolución, mujeres y varón

Lanzini destacó esas palabras como claves en la lectura del libro. “La palabra revolución la uso y la defiendo. La usa Lohana Berkins: ‘La revolución es ahora’. Es decisión personal y colectiva usarla. Si nosotras no decimos que hicimos una revolución, no lo dice nadie. No nos van a regalar nada y nos van a negar todo lo que puedan. Desde distintos sectores, se cree que es intrascendente lo que logramos. Los cambios entre nuestras abuelas y nosotras; entre las mujeres que no podían ir a comprar un anticonceptivo en 1982 y nosotras, que podemos ir, pedir anticoncepción de emergencia o aborto legal en un centro de salud, con todos los palos en la rueda que hay; entre que nos podían pegar y no podíamos hacer nada, y ahora, que escrachamos a un youtuber por subirse arriba de una piba, hay una revolución”.

A esa revolución hay que nombrarla porque, si tenemos conciencia de lo que nombramos, vamos a tener conciencia de lo que genera”, subrayó Peker. “Lo que nos falta tiene que ver con lo que logramos y necesitamos tener orgullo de lo logrado para no bajar los brazos, en días como hoy, tan tristes y angustiantes, por el femicidio de Anahí. Hay que entender lo que nos pasa en el contexto histórico, y entender que nos atacan no por lo que hicimos mal, sino por nuestros logros”. Esto genera una revancha machista, que “no es el ‘machismo clásico’, la violencia ‘de antes’. Hay un neofascismo, un neomachismo, una virulencia del machismo contra las mujeres, a partir de la autonomía de las mujeres: de una piba que desea, que quiere verse sexy en las fotos de Facebook, de mujeres que dicen no, o de mujeres que denuncian”.

En ese sentido, el peor de los caminos es la mitad del camino”, alertó Peker. “Si una mujer antes aguantaba durante 40 años que le pegaran, esa mujer corría menos riesgo que si dice ‘pará o te denuncio’. El que pega, creyéndose dueño, cuando la mujer va y denuncia, se pone el doble de violento. Si se niegan los efectos de la denuncia, no nos damos cuenta que esa mujer está más en riesgo y los tipos violentos están más violentos. Están enojados con esa autonomía de las mujeres. No es la misma violencia: es más violencia”.

Peker instó: “Tenemos que hacer el doble de marchas, salir el doble a la calle, pedir el doble, porque ese intermedio es el que más nos pone en peligro. Por supuesto, el Estado es responsable y se tiene que hacer el doble de cargo. Si decís que vaya y denuncie, que llame a la línea 144, y no la protegés cuando denuncia, la exponés el doble a que si no hubiera denunciado. Una mujer que denuncia está más en riesgo. Una piba más empoderada está más en riesgo. Entonces, hay que redoblar la protección y hay que redoblar la demanda”.

Sobre el uso de la palabra ‘varones’, Peker explicó que le interesan “las nuevas masculinidades y me interesa que escuchen. Creo que la educación sexual integral es la gran herramienta de prevención. Lo que pasó en el colegio de Anahí, en parte, lo muestra. Nuestra revolución se completa de varones con otra actitud, sin lugares privilegiados. Hay que invitarlos, interpelarlos y trabajar con las nuevas masculinidades, muy especialmente entre los jóvenes”.

Los libros que la periodista acercó a la Feria para vender los tuvo que comprar ella misma, “porque las editoriales no son tan simpáticas cuando no quieren serlo y los libros de género no les resultan demasiados simpáticos a las editoriales”, denunciaron las presentadoras. Por último, Luciana Peker agradeció la presencia de su hija, que se encontraba vendiendo los libros. “Ella me dice que, con estas cosas que pasan, no va a poder salir más. Luchamos por la autonomía de las pibas, no sin tener miedo, no sin dejar de ser madres, no sin tener noción del peligro; pero luchamos para que el derecho a la noche y a la calle sea de las mujeres”, concluyó, al calor de los aplausos del auditorio que se encontraba en el Salón de los Espejos.