Iluminados por los pañuelos

La campaña ‘Si tocan un Pañuelo pintamos un millón’ sigue replicándose en Olavarría. Así como el lunes se pintaron en la Plaza Álvaro Barros, este miércoles por la mañana se pintaron otros tantos en la Escuela de Artes Visuales, y al anochecer se repintaron los ya existentes en la Plaza Central olavarriense. Eso sí: prácticamente a oscuras, ya que, por alguna ‘extraña’ razón, no se encendieron las luces del espacio verde más céntrico de la ciudad.

Estas pintadas y repintadas, intervenciones en el espacio público, se dan en el marco de la campaña de Madres de Plaza de Mayo, en pos de reivindicar el pañuelo de la Asociación como símbolo de resistencia y de lucha por la vida. Asimismo, forma parte del cronograma de actividades que se han organizado para la Semana de la Memoria. Actividades que cuentan con la coordinación de la Comisión por la Memoria y la Universidad Nacional del Centro.

Miradas del Centro dialogó con Emmanuel Durante, integrante de la Murga Arrebatando Lágrimas y de la agrupación Seamos Libres. Sobre la actividad, Durante señaló que “la idea surgió de las reuniones de la Comisión, pensando en las actividades para el 24 de marzo y la Semana de la Memoria, la Verdad y la Justicia”. Como ya estaban los pañuelos marcados en el centro de la Plaza, en ronda, “hace un tiempo se venía pensando esta actividad, para que esté la memoria presente”.

Asimismo, se invitó a organizaciones y “a todos los vecinos, a quienes se quisieran acercar y quisieran compartir esta actividad, pensando que hoy, gran parte de los derechos adquiridos están siendo golpeados. La idea es reivindicar la memoria, reivindicar a las Madres, a las Abuelas, toda su lucha, la resistencia, símbolo de encuentro, y seguir presente para que no puedan borrar la memoria del pueblo”. Durante concluyó: “Tenemos que seguir unidos, precisamente contra estas políticas que está llevando a cabo el gobierno, que provoca y pretende que el pueblo no tenga memoria”.

Otros tiempos, otras gestiones

A las 19, de manera más que puntual, comenzó la repintada de los pañuelos blancos que se hicieron parte de la Plaza Coronel Olavarría en 2012, tiempos de la realización del juicio por el crimen del abogado laboralista Carlos ‘El Negro’ Moreno. Si bien, el juicio se realizó en el Aula Magna del rectorado de la Unicen, en Tandil, allí se ventilaron muchos aspectos de lo sucedido en tiempos de la última dictadura cívico-empresarial-eclesiástico-militar, tanto en la Ciudad del Cemento como en Tandil.

Este juicio por crímenes de lesa humanidad, en el que fueron condenados, además de tres militares, dos civiles (Emilio y Julio Mendez, propietarios de la Quinta en donde se lo tuvo secuestrado al letrado olavarriense), aunó a las localidades y consolidó un vínculo de apoyo entre las organizaciones tandileras y de Olavarría en la lucha por la memoria y los derechos humanos.

En la Plaza Central olavarriense, además, junto a los pañuelos, también fueron repintadas las palabras Memoria, Verdad, Justicia y Alegría, que rodean el monumento al coronel del que lleva el nombre la ciudad. Cuatro conceptos que marcaron primeramente aquellos momentos de la realización del juicio por Moreno, para luego continuar en el de la causa Monte Pelloni, cuya primera etapa se llevó a cabo en 2014, en el salón de usos múltiples del edificio de Aulas Comunes (en el Campus Universitario de Olavarría). La segunda parte de Monte Pelloni, se está efectuando en el Tribunal de Mar del Plata, desde mediados de 2017.

Como sucedió el lunes en la Plaza Álvaro Barros (25 de mayo y Bolívar), la presencia policial se hizo notar, no sólo con uniformados de la Local en las esquinas, sino también con las luces led de la motorizada. Poco después de las 19, la noche fue cayendo y con ella la oscuridad, aunque los pinceles seguían remarcando la pintura blanca en el piso. Los minutos fueron pasando, y mientras las luminarias de los alrededores se encendían (de hecho, el Paseo Jesús Mendía estaba tan iluminado que parecía de día), las del centro neurálgico de la plaza brillaban… por su apagado. Hubo quienes, espabilados por algún tecnólogo girando en el lugar, ayudaron a los voluntarios de la esponja y la brocha mediana alumbrándolos con las linternas de sus celulares. Aún así, y a pesar de la oscuridad y del esfuerzo ocular de las y los pintores, la escena era toda una metáfora de la fuerza de esos símbolos que recobraban visibilidad: grandes y blancos, los pañuelos iluminaban desde el piso, en la negrura y penumbra en las que pareció querer subsumir el poder local y la empresa eléctrica a la actividad y su carga política.

Vale recordar que para esta edición de la Semana de la Memoria, las actividades se organizaron a través de la Universidad Nacional del Centro y de la Comisión por la Memoria, con la adhesión de la Facultad de Ciencias Sociales y su Centro de Estudiantes, Seamos Libres, la Murga Arrebatando Lágrimas, Suteba, CTA, el Centro de Formación Profesional Nº 3 «Carlos Alberto Moreno», la Mutual de Arte Popular Macondo, el Cepeac, entre otras.

La Semana de la Memoria, la Verdad y la Justicia en la región

Los pañuelos inauguraron la Semana de la Memoria