La clandestinidad no se festeja

Ya pasó un año de aquel 8 de agosto de 2018 en que el Senado rechazó por 38 votos contra 31 (y 2 abstenciones) el proyecto de ley para la legalización de la interrupción voluntaria del embarazo. La Campaña Nacional por el Aborto Legal, Seguro y Gratuito, que agrupa a cientos de organizaciones a lo largo y ancho del país, elaboró un documento a propósito de la fecha, como también lo hicieron las Socorristas en Red, que forman parte de la Campaña. Mientras tanto, este mismo jueves 8, una nueva víctima engrosó la lista de muertas por la penalización: Patricia Solorza, de 40 años, estaba en el penal de José León Suárez, detenida desde hacía seis años por un aborto espontáneo. Murió esposada a una cama terapéutica, producto de una infección.

LA CLANDESTINIDAD NO SE FESTEJA

(por la Campaña Nacional por el Aborto Legal, Seguro y Gratuito) El apoyo al reclamo histórico por el reconocimiento del derecho al aborto conmovió a toda la sociedad. Fuimos protagonistas de que un proyecto de ley ciudadano llevara al Congreso nuestras postergadas voces y argumentos que, irreversibles, contagiaron a las y los diputados y senadores de una lucha que pertenece al movimiento de mujeres, lesbianas, gays, travestis, trans y feminista.

El debate legislativo duró meses y fue seguido masivamente, con apoyo activista y coberturas mediáticas en el mundo entero. Nos permitió interpelar de frente a quienes nos representan y participar, con la irrupción de liderazgos colectivos, de la democratización de las instituciones y los mecanismos de sanción de las leyes de nuestro país. A nuestro paso, generamos alianzas que lograron romper con los pactos conservadores de la política. O con los pactos que constituyen la política conservadora.

Hoy, quienes habitamos este territorio y quienes integramos la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto Legal, Seguro y Gratuito, nos encontramos frente a nuevos desafíos. Logramos la despenalización social e impulsar el debate, multiplicando nuestra potencia en cada espacio donde quienes pretenden hablar por nosotres pusieron en juego nuestros derechos y autonomía.

Generamos adhesión al visibilizar las historias que ponen en evidencia la injusticia que significa que persistan la vigilancia y control de nuestros cuerpos. Conquistas que constituyen un piso de avance social y legitimidad política que no tiene correspondencia con el rechazo a una ley fundamental pero sí a la conformación de un escenario electoral donde candidatos/as -y hasta fórmulas enteras- se han posicionado en favor de la legalización y despenalización del aborto.

La evocación del 8A como suceso de trascendencia nacional no podía ser más oportuna. A tres días de las PASO, advertimos que tras las elecciones generales de octubre se renovarán parcialmente las dos Cámaras del Congreso de la Nación; conformaciones que tendrán por delante la responsabilidad institucional de debatir el Proyecto de Ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo presentado por la Campaña el pasado 28 de mayo, en el Día Internacional de Acción por la Salud de las Mujeres. Por eso, en año electoral el poder de les millones que nos movilizamos por el derecho al aborto está en nuestros votos.

¿O acaso vamos a votar a candidatos/as que se negaron a reconocer un derecho y sancionar una política pública que salvará vidas desde el momento de su implementación? ¿Vamos a votar para que el Congreso se transforme en un antro para la restauración conservadora?¿Vamos a votar a quienes nos dicen «asesinas» mientras mujeres, lesbianas, bisexuales y varones trans siguen abortando en clandestinidad?¿Vamos a votar a quienes se oponen a la implementación de la Ley de Educación Sexual Integral en las escuelas? ¿O a quienes se oponen a garantizar el acceso a la Interrupción Legal del Embarazo para quienes fueron violadas? Ese es el verdadero rechazo. Por otro lado, votar un Congreso para la ampliación de derechos será el verdadero festejo.

Entre el 8 de agosto de 2018 y hoy seguimos en campaña en más de 30 regionales en todo el país. Se conformó la Red Interuniversitaria de Cátedras por el Aborto Legal; y además de la Red de Socorristas, la Red de Profesionales de la Salud por el Derecho a Decidir, con más de 1.ooo integrantes en todo el país, se convirtió en una articulación clave para la formación y consulta permanente entre sus pares, médicos y médicas que garantizan derechos.

La Red de Docentes por el Aborto Legal sigue accionando en cada escuela con pedagogía y didáctica para que cada niña, niñe, niño y adolescente reconozca y haga respetar sus derechos. El slogan «salvemos las dos vidas» resulta inverosímil cuando al menos dos de nosotras muere por mes, en las sombras, sin formar parte de datos oficiales, consecuencia de la criminalización del aborto. Por eso, ahora nosotres decidimos en las urnas y exigimos, en plena campaña electoral, el debate parlamentario y la sanción de la Ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo en Argentina.

La respuesta se la deben a las familias de Ana María Acevedo, María Campos y Liliana Herrera, que perdieron sus vidas como consecuencia de la malinformación que sostiene como delito el aborto. Aborto legal es vida; para que no mueran las más jóvenes. Aborto legal es justicia social; para que no vayan presas las más pobres. Aborto legal es el reconocimiento de soberanía, derechos humanos y ciudadanía que nos deben a más de la mitad de la población.

La contraseña sin fronteras que contagió a las hermanas en Chile, México, Bolivia, Ecuador, Costa Rica o El Salvador, entre otros países donde se inauguraron iniciativas similares a la nuestra. Lema que nos permitió abrazar la genealogía de una lucha de Derechos Humanos que convocó masivamente en épocas de represión en las calles reuniendo alrededor de una demanda federal, intergeneracional, interdisciplinaria e interpartidaria a una diversidad única de actores sociales. Hecho que fue posible gracias a las herramientas de la organización feminista: 33 años de Encuentros Nacionales de Mujeres, 14 años de Campaña y 4 de la masividad del estallido «Ni Una Menos» en Argentina y el mundo.

Aborto legal es encuentro y acompañamiento; una mano extendida hacia otra como resultado de una genealogía de respeto por nuestras autonomías, libertades y derecho a decidir. Es martes verdes y vigilias con temperaturas hostiles; la organización de recitales libres de violencias machistas; de pañuelazos y puentazos; de clases públicas, tomas de colegios secundarios y asambleas espontáneas en los trabajos por nuestro derecho a decidir; el acto de tomar la voz; luchar con la compañera y no guardar los pañuelos porque no nos callamos nunca más.

A un año del 8A, ¡nosotres decidimos! Para luchar por el derecho al aborto legal, seguro y gratuito en las urnas, en las calles y en el Congreso hasta que sea ley. Estamos haciendo historia. ¡Aborto legal ya!

El ABORTO INSISTE. EL CRUEL SENADO DE LA NACIÓN LO SABE

(por Socorristas en Red – Feministas que abortamos) El cruel Senado de la Nación lo sabe. El aborto insiste. Está en la vida cotidiana. En 2018, irrumpió en las calles. Se instaló. Llegó a la mesa familiar. Transitó por todos los medios de comunicación. Vino para quedarse. Para decirse en voz bien alta. Esa marea incontenible que trajo la explosión de nuevos sentidos. Esos que hacen que una niña de 11 años, en un aula de una escuela pública de este país, le diga al médico del centro de salud del barrio, en medio de una charla sobre cuidados del cuerpo, que ella lo conoce porque “vos acompañaste a mi prima en su aborto”. Así, sin vergüenza.

De tanto insistir, el aborto llegó a centros de salud, a hospitales, a consultorios integrales de salud reproductiva, donde cientos y cientos de profesionales, y trabajadoras y trabajadores de la salud, garantizan derechos contemplados en el artículo 86 del Código Penal de Argentina, y hacen de la atención humanizada un ejercicio cada vez más extendido.

De tanto insistir, el aborto llegó a las casas. Se practica de manera segura con medicamentos recomendados por la Organización Mundial de la Salud con amigas, amigues, compañeres, familiares, activistas, parejas, vecinas, amantes y un largo etcétera. De tanto insistir, le dice a la medicina hegemónica y jerárquica que podemos abortar entre nosotras y nosotres, y que ahí estamos haciendo otra salud, la comunitaria, la de cuidados amorosos, la que nos sostiene y abraza en las decisiones. Sólo las Socorristas en Red acompañamos en 2018 a 7.581 personas en su decisión de abortar; de las cuales, 90 eran niñas de hasta 14 años y 1.069 eran jóvenes de entre 15 y 19 años.

Muchas veces, el aborto se hace de laberintos injustos. Esos laberintos que votó el mantener el cruel y vergonzoso Senado de la Nación, integrado por una clase política capaz de ensañarse con los cuerpos y las vidas de quienes deciden no continuar un embarazo. Son los laberintos de las discriminaciones, opresiones y estigmatizaciones; donde el racismo se siente hondo y atraviesa con fuerza pieles y texturas del acontecer cotidiano. El laberinto de riesgos para la salud y la vida de quienes no pueden pagar altas sumas de dinero en el negociado de la clandestinidad. Esos que condenan a recorridos infernales por una receta de misoprostol, el medicamento que cada día tiene costos más altos por la ausencia de regulaciones de un Estado que desprecia y abandona. Se hace de perchas y perejil, de métodos inseguros que dan cuenta de hasta dónde se puede llegar cuando la decisión de no maternar está tomada. Se hace del sufrimiento de niñas sometidas a embarazos forzosos, a quienes (parece) se las condena por haber sido violadas.

Y es más cruel lo ocurrido en aquella jornada histórica del 8 de agosto de 2018 porque el Senado sabe de esto. Lo escuchó de innumerables voces y sectores que aportamos saberes, experiencias, estadísticas, argumentos, relatos. No le importó. Votó con su pasión conservadora, fundamentalista, clandestinizante y criminalizadora. A ese laberinto interpelamos las acompañantes feministas que nos organizamos para dar información y acompañar a quienes abortan. Nos cuidamos. Resistimos. Armamos redes. Nos tenemos. Nos articulamos. Nos escuchamos. Nos acompañamos. Y vociferamos: ¡A la clandestinidad no volvemos más! ¡A las perchas y al perejil tampoco! Y seguimos insistiendo, de la mano de la insistencia del aborto, en los tiempos electorales y en los no electorales: lo queremos legal, libre y feminista para Argentina y para toda la América Latina y Caribeña.

En las calles y en los pañuelos, marea en tono esperanza

Un reclamo con historia: la lucha por el aborto legal, capítulo Tandil

“Es Aborto Legal o Clandestino”: un mural y una charla

El documento de la Audiencia Pública sobre aborto ya está entre nos

El Verde vuelve al Congreso, a las plazas y a los martes

A la clandestinidad, nunca más

Red PAR se pronunció por los derechos de las mujeres y la diversidad

“Lo traumático es que no respeten su derecho a decidir sobre su cuerpo”

“Seguirán muriendo mujeres por inequidad social”

Decidir por la vida: el socorrismo en cifras

¿Y la conferencia del ministro? Abortada por las y los antiderechos