La famiglia Caputo, las mabeles, los pagos, el delirio

Jonathan Morel está preso. Misma suerte corren su socio fundador de Revolución Federal Leonardo Sosa, y los secuaces Gastón Guerra y Sabrina Basile. En la celda faltan algunos más, imprescindibles, con idéntica labor que Basile: Cristina Luján Romero, Nilo Medina -que oficia de abogado de Morel-, Ernesto Anzoátegui y algunas personas más, muchas de ellas bautizadas como «Las Mabeles», al decir burlón del mismo Morel. Análisis de Ivy Cángaro compartido desde su red social.

Las Mabeles son un grupo de mujeres mayores de cincuenta años, efusivas, violentas, con tiempo libre y ganas de salir del ostracismo de la casa. Muchas de ellas casadas, con hijos y nietos, otras solteras, pero casi todas practicantes de yoga, reiki, y rescate de animalitos. Algunas se conocieron durante las marchas anticuarentena -posiblemente su debut manifestante- y trajeron a algunas amigas más, envalentonadas por eso de «cantar cuatro frescas», hacer catarsis y encima salir en la tele para envidia de las vecinas.

La mayoría se nucleó primero en derredor de Nilo Medina, el abogado que organizó las primeras marchas anticuarentena y que pasó unas horas preso por entrar al Hospital de Lobos en plena pandemia, y llegar a la Unidad de Terapia Intensiva gritando acerca de Soros, Bill Gates, la Reina de Inglaterra y la «plandemia».

Medina luego hizo alianza con otros grupos que reclamaban por la inhabilitación de ciertas actividades en pandemia, como los dueños de gimnasios representados por Hernán Carroll, todos muchachos musculosos y la mayoría, rapados, que solían ganarse el mango también como personal de seguridad. Las Mabeles por fin tenían interacción con algunos jóvenes más agraciados que los maridos cerveceros que dejaron en casa.

Las Mabeles fueron por más: encendieron antorchas, prepotearon e insultaron a dirigentes y artistas, crearon perfiles de facebook e instragram para subir fotos y memes contra el kichnerismo, el presidente, la vicepresidenta y todo lo que les huela «populista», dejaron aflorar su ausencia de conciencia de clase y cantaron loas a Macri, Milei y Bullrich o lamentos por la suerte de Nisman y apoyo explícito a Chocobar (muchas de ellas se conocieron cuando fueron a apoyar al policía asesino en las puertas de Comodo Py, como Ximena Tezanos Pinto con Cristina Luján Romero).
 
Nada de eso sería grave si no fuera porque, además, fueron y son parte del grupo de whatsapp donde debatían si era prudente matar a una persona o matar a cien, si no hubieran participado de labores de inteligencia berreta en Comodoro Py o la esquina de Uruguay y Juncal.

Y un día y no se sabe bien cómo, los antivacunas, los gimnastas, las mabeles y unos cuantos pibes sin estudios ni labores reconocibles, desclasados, al borde de caerse del sistema como Morel, Sosa, Carrizo, Sabag Montiel o Uliarte, armaron un alegre montón detrás de algunos sellos de goma y carteles rimbombantes y empezaron a militar en agrupaciones de extrema derecha hasta ese momento inexistentes, como la creada por Carroll «Nueva Centro Derecha» o algunas un poco más reconocibles aunque no demasiado añejas, como «Jóvenes Republicanos», «Republicanos Unidos», o «Bullrichmanía».

Todas ellas interactúan entre sí y algunas , como «Bullrichmanía San Fernando» promovieron explícitamente las acciones de «Revolución Federal», la agrupación más nueva, creada el 21 de mayo de 2022 con el original nombre de «Rebelión Federal» que, a los pocos días, mutó a Revolución. Guillotinas, antorchas, horcas.

Lemas como «Van a correr», «Muertos, presos o exiliados», «Bala a los K» y otras minucias. Arrojar basura, teas ardiendo, pretender arrancar las rejas y entrar a casa Rosada fueron planes debatidos y ejecutados en mayor o menor medida. Y siempre el fantasma de la muerte, del asesinato, del crimen propuesto. No hubo una Mabel que se escandalice, al contrario, parecían vivir el asunto con alegría, tal como se ve que publican ellas mismas en sus redes sociales, ponderándose y retroalimentándose.

Y llegó el día en que les pidieron que presten su nombre. Y allá fueron varias, las que sabemos, hasta ahora. Es un error mentar a una, como hacen muchos medios y periodistas, como «la socia de Morel», cuando se habla de la novel abogada que jamás vio una garlopa, Ailén Cintia Vallero. No es ni fue socia nunca en la carpintería improvisada.

Solo es una prestanombre, como varias otras, así como la carpintería es solo una pantalla. Con ese ardid Morel pudo cobrar casi nueve millones de pesos registrados hasta ahora, aunque él mismo dijo ante el juez que fueron trece, de manos de la familia Caputo (y remarquemos «famiglia» por pertenencia a un modo de actuar, a un vínculo estrecho, a un concepto societario muy distinto a una empresa).

 

Detalle de pagos de la famiglia Caputo a Morel y sus amigos.

Por el momento sabemos que los pagos registrados (falta saber cuántos fueron en mano), se iniciaron el 17 de diciembre de 2021. Ese día, el líder de Revolución Federal emitió una factura al fideicomiso Santa Clara al Sur por treinta mil pesos. Once días después, hizo cinco consecutivas: cuatro por treinta mil y una por veintiseis mil. En total, 176mil facturó el día de los Inocentes. Pero el grueso de la facturación sería entre mayo de 2022 -coincidiendo con la salida a escena de Revolución Federal- y agosto de este año, cuando el plan magnicida estaba en marcha. Esos pagos se hicieron con siete facturas como contraprestación, y solo una a nombre de Morel.

 

Veamos el detalle:
El 24 de mayo de 2022 y por supuestos servicios de carpintería, Francisco Javier Aris cobró por transferencia 1.150.000. Aris no es carpintero, habría sido un empleado de una empresa de servicios de grúas, San Blas, con sede en Don Torcuato -localidad próxima a Boulogne- y que renunció a su empleo en noviembre de 2021 sin que se conozca su labor actual.

 

Ailén Cintia Vallero, ex concuñada de Morel, que cobró dos millones y medio de pesos por «servicios de carpintería»

Ese mismo día, en vísperas de la fecha patria, la abogada Ailén Cintia Vallero, amiga de la infancia y del barrio de Jonathan Morel, y en algún momento concuñada, cobró por transferencia bancaria y por servicios de carpintería, 2.500.000 pesos que retiró del banco en su totalidad cuatro días después. Pudo facturar a la famiglia Caputo porque se inscribió en AFIP como monotributista en rubro carpintería solo cuatro días antes, el 20 de mayo.

El 24 de mayo, también, Sergio Cayetano Verde, monotributista clase E registrado en AFIP en el rubro «Muebles para el hogar, artículos de mimbre y corcho» y que vive en Pablo Podestá, cobró en efectivo 402.276 pesos, también de mano de los Caputo. El vínculo entre Morel y Verde no parece ser estrecho, y da la sensación de que Verde efectivamente proveyó de algún mueble, como esas mesas de luz de melamina o las sillas de caño, que les sirvieron como justificación y tapadera. Eso lo hace suponer, también, el monto tan preciso del pago que fue, además, en contante y sonante.

El 25 de mayo de 2022 Diego Martín Patrignani, también en el rubro «carpintería», recibe una transferencia por 168.000 pesos y un monto idéntico dos meses después, el 27 de julio. Patrignani, por supuesto, no es carpintero sino aparentemente un vecino de la localidad de Martínez que prestaría servicios de asesoría empresarial.

 

Evelin Natalí Balboa, ex novia de Morel y cuñada de Vallero, quien recibió una transferencia de 2.500.000 pesos por «servicios de carpintería».

El 13 de junio de 2022 aparece la primera transferencia, por un millón de pesos, a nombre de Jonathan Morel. El 28 de junio, quince días después de que Morel embolsó en su faltriquera un millón, su ex novia Evelin Natali Balboa, cuñada de Ailén Vallero, y que es empleada del Hospital Municipal de San Isidro, recibió una transferencia de la famiglia Caputo por 2.500.000 por servicios de carpintería, rubro en el que Balboa se inscribió en AFIP un mes antes de semejante factura que fue, además, la primera que emitió. Por supuesto, no es carpintera.

 

La remisera de Boulogne María Isabel Said, que cobró 828.854 pesos en efectivo de mano de Caputo, por «servicios de carpintería»

El 27 de julio, además de los 168.000 que cobró Patrigiani, María Isabel Said recibió en efectivo, y de la mano de los Caputo, 828.854 pesos por la venta de banquetas y sillas. Muchas banquetas y sillas fabricó María Isabel, que por supuesto no es carpintera sino remisera de Boulogne y monotributista categoría E según consta en AFIP, donde está inscripta en el rubro «servicio de transporte automotor» y «servicios de call center».
 
Y este segundo rubro no es un detalle menor, puesto que Morel argumentó desde siempre que la carpintería la instaló con la indemnización por el despido de un call center, y su abogado, Nilo Medina, en entrevista con el periodista Gonzalo Rodríguez, dijo que el vínculo con los Caputo lo había hecho «alguien de un call center».
 
Difícil es que esta señora de más de sesenta que aparenta no tener más relaciones sociales que sus vecinos de Boulogne, haya vinculado a una de las familias más ricas del país, con el lumpen carpintero quien, además, dijo que conoció a Roxama Caputo porque ella, paseando por el barrio, pasó por su carpintería. De todos modos, la «cuestión call center» merece ahondarse un poco más, sobre todo porque fue un servicio muy usado por las usinas de propaganda de buena parte del macrismo.
 
Que los Caputo financiaron a Revolución Federal está bastante claro. Que posiblemente no sean los únicos financistas, ni Revolución Federal el único grupo que recibió dinero, también. Es indispensable seguir la pista del dinero, y también ver de qué viven, por ejemplo, los «influencers» de derecha como Danann, El Presto, Álvaro Zicarelli, Tipito Enojado, Negro Almeida y Es de Peroncho; como así también como se financia la agrupación de Hernán Carroll, «Nueva Centro Derecha», amigo de los anteriores y también de Brenda Uliarte y Fernando Sabag Montiel, quien lo apretó públicamente con una carta cuasi extorsiva reclamándole se haga cargo de elegirle un abogado y pagarlo.
 
Asomó la punta del iceberg, pero debajo hay mucho más: financistas, ideólogos, enlaces, ejecutores. Es indispensable que se unifiquen las causas de los juzgados de De Giorgi y Capuchetti, a esta altura de la soirée, se ve a todas luces que en el intento de magnicidio fueron muchos más que cuatro locos sueltos, que hay ejecutores responsables pero con el mismo grado o más de responsabilidad, los financistas, pues sin ellos ningún plan hubiera sido posible de llevarse a la acción.
 
Otro sí:
En su declaración ante el juez Martínez de Giorgi, Sabrina Basile dijo que conoció a los activistas de Revolución Federal en junio de 2022, cuando casualmente se encontraron frente a la Quinta de Olivos unos minutos antes de la conferencia de prensa que pretendía anunciar el nombramiento de Silvina Batakis como ministra, acto que se frustró por la presencia de los manifestantes.

 

Sabrina Basile con Ernesto Anzoátegui y Waldo Wolff en 2020, lo que demuestra que con Anzoátegui se conoce desde entonces y no desde junio de 2022 como declaró.

Basile miente. Primero porque en las fotos y filmaciones de ese día, se la ve portando los mismos carteles, porque habla y comparte con naturalidad con Leonardo Sosa, Ernesto Anzoátegui y sobre todo, con su coequiper infaltable de esos meses, Cristina Luján Romero.
 
Pero además, y sobre todo, miente porque hay fotos de ella con Ernesto Anzoátegui en las manifestaciones organizadas por Nilo Medina en 2020, y en una cena de camaradería con Nilo Medina, Ernesto Anzoátegui, Daiana López en diciembre de 2021. Todos ellos forman parte de Revolución Federal, por lo que Basile y estos ejemplares no se conocieron en junio de 2022 sino por lo menos dos años antes.
 
En ese grupo de «Mabeles» hay dos mujeres que son madre e hija. Se llaman María y Erica Che Kelly. Viven juntas en una sencilla casita del barrio Hospital de Luján, y son peluqueras. Son parte activa de Revolución Federal, a donde llegaron como la mayoría: por las manifestaciones organizadas por Nilo Medina, en el obelisco, donde quemaban barbijos y declamaban contra la «Plandemia».
 
Pero además, hicieron buenas migas con el grupo platense de neonazis del Centro Cultural Kyle Rittehouse, con quienes participaron de escraches frente a la Basílica de Luján.

Erica Che Kelly amenazante.

Erica Che Kelly tiene varios perfiles de Facebook. En uno de ellos, bajo el apodo de O´Shea Eri, la noche del 24 de octubre de 2022, hace solo un par de días, publicó dos fotos de ella en primer plano, con un arma. Como acápite puso «Ahora tiii» (sic) y «Todo en la vida se aprende».

Una clara manifestación amenazante, como integrante de Revolución Federal y a un mes y medio del intento de magnicidio contra la vicepresidenta. ¿Qué quiso decir con ese «ahora si»? ¿Que ella no va a fallar? Dos horas después retiró la publicación, aunque la autora de esta nota pudo hacer captura de pantalla y exponerla públicamente, lo que le valió que la mujer de armas tomar, le enviase un audio delirante y claramente intimidatorio.

 

Producción compartida con permiso de su autora.