“La primera vez que termino presa por ser lesbiana”

Las veces que te pidieron que apagues un cigarrillo, ¿terminaste en un calabozo? Parece que tener las herramientas para defenderte, te terminan perjudicando en nuestro reino del revés. Somos testigos de cómo otra vez las disidencias están en el ojo de la violencia institucional. Porque ser Lesbiana, Gay o distinte es suficiente para que se encuentre una excusa que maquille la persecución y el abuso. En este caso, un puchito. Miradas del Centro dialogó con Mariana. Esto fue lo que pasó:

Mariana y Rocío estaban juntas en la Estación Constitución. Como cualquier pareja, se demostraban afecto. Hasta ahí nada raro. Mariana comienza a fumar, como mucha gente a su alrededor, dado que el espacio no está señalizado como un lugar no apto para fumadores. En este momento, entra en escena el oficial de la policía metropolitana Jonatan Rojo, quien le solicita a Mariana que apague su cigarro. Ella le explica al oficial que no está en infracción y termina de fumar. Acto seguido, el oficial le dice: “Pibe, quédate acá” e intenta esposarla. Respuesta inmediata: «soy mujer, no me podes tocar«. Lo cual desembocó en que la oficial Karen Villaroel se hiciera presente para esposarla y encarcelarla.

Esto sucedió alrededor de las 14.30. El forcejeo, el maltrato y el abuso continuaron hasta las 17, hora en que Mariana fue trasladada a una comisaría de Boedo, revisada íntegramente como si fuera una criminal peligrosa y encerrada en un calabozo. Mientras, a Rocío la trataban como si fuese la amiga -no la esposa- de Mariana. El oficial, en dos ocasiones, asentó que Rocío era soltera, a pesar de haberle presentado el certificado de matrimonio.

Finalmente, tras siete horas, la liberaron a las 21. Tanto Mariana como su entorno aseguran que si no hubieran contado con el apoyo del movimiento feminista y las agrupaciones que se solidarizaron con ellas, la detención se podría haber prolongado el doble de tiempo.

Este hecho no es aislado y se condice con varios otros que han trascurrido tanto en espacios públicos como privados: golpizas, expulsiones, maltratos y denigraciones a personas que se sumen dentro de lo que conocemos como colectivo LGTTIBQ. Estamos asistiendo al recrudecimiento de la discriminación en su cara más violenta, abalada por el accionar del Estado desde sus fuerzas de seguridad. Fuerza que, en el caso de Mariana, promueve que el oficial que la instigó sea el mismo que le haya iniciado una demanda por lesiones, llevándola a presentarse a Fiscalía como victimaria.