La ‘Radio Madre’, entre los despidos, la orfandad y el vaciamiento

La semana pasada, más precisamente el martes 25, seis personas fueron despedidas de LU22 Radio Tandil. A pesar del cambio de firma de la emisora, la crisis al interior de la AM 1140 se agudiza y repercute en donde siempre: sus laburantes. Sindicatos, políticos y radioescuchas se movilizaron en contra de los despidos, por la reincorporación y por mejores condiciones de trabajo.

(por Tefa Schegtel Torres)

Una persona pone el despertador, para acostarse, descansar y mañana levantarse para ir a trabajar. Como lo hace todos los días, desde hace 16 años; algunas, desde hace 27; otras, 11. Llega a Rodríguez 762 y, luego de subir la escalera y recuperar los pulmones, se encuentra con una invitación para dirigirse a la oficina ‘del fondo’. Segundos separan a ese trabajador de otra invitación: a retirarse.

Un capítulo más de la crisis, el vaciamiento e incluso la pérdida de identidad que se vive al interior de una radio que ha marcado a Tandil desde hace más de cuatro décadas. Una radio en la que la situación económica no parece avizorar mejoría en el horizonte. Y a este panorama poco alentador, además, se suman el trabajar con miedo y hostigamientos varios.

A la hora de charlar sobre la actualidad de la AM 1140, todo parece manejarse en el plano del off de record, para no generar ‘interferencias’ en lo legal de los despidos, pero también para preservar y evitar represalias. Hay quienes han definido a este despido como “un alivio”, por no aguantar más la persecución del administrador actual de la radio, Adolfo ‘Fito’ Cassini.

En lo económico, problema que se ha mantenido a lo largo de los años, tanto en tiempos de Juan Vicente ‘Juancho’ Martínez Belza como en los del desembarco de los nuevos gerentes (provenientes de Capital Federal y cercanos a Diego y Pablo Bossio, que fueron quienes consiguieron los contactos y ayudaron en las gestiones para la compra de la emisora). Cuando esta nueva gestión se hizo cargo, se dijo que la idea era renovar, ya no cobrar más sueldos en cuotas. Sin embargo, de un tiempo a esta parte, los empleados de Radio Tandil volvieron al cobro en cuotas, al no pago del aguinaldo ni al abono de las horas extras. Todo esto, acompañado del hostigamiento permanentemente.

El mítico cartel de LU22 Radio Tandil (Foto del 2009). El 30 de junio de 2016 fue retirado.

En el juego de las siete diferencias, en este caso son dos las más claras, al comparar los últimos tiempos de la dirección a cargo de Martínez Belza, frente a la nueva administración ‘porteña’. La primera diferencia tiene que ver, precisamente, con lo económico, por el ingreso de plata traída de Capital Federal y el no preocuparse por conseguir publicidad. Aún en los años de ‘Juancho’, la radio tenía mucha publicidad. En estos últimos meses, parecía que plata había, para pagar sueldos y disminuir conflictos. Sin embargo, la salida se encontró en el despido de seis trabajadores, de golpe y sin motivo visible. Por otro lado, la publicidad no entra, y cuando se empieza a depender del canje, no se está muy lejos de ese momento en el que la situación se vuelve insostenible.

Con este panorama, la mayor de las diferencias, y aún más grave, no es esencialmente la económica, sino la merma importante en la libertad de expresión. “El cambio fue totalmente brusco, el cambio de gobierno y de empresa. Si bien no veníamos cobrando bien, teníamos una libertad total para trabajar. Nunca se nos dijo nada, en absoluto. Pero ahora sí”. El miedo como una manera de gestionar la radio y que nadie opine de política. Aunque no es exactamente ‘nadie’ la palabra: Adolfo Cassini tiene un programa a la mañana, y es el director y apoderado de la radio. “A muchos les sacaron sus programas y les dieron otros espacios, pero no tenían que hablar de política. Que muy pocos opinen fue la bajada de línea: si había un programa donde se opinaba, rápidamente se les comunicaba que tenían que dejar de opinar, que bajaran el tono, que hicieran otra cosa”. A otros, se los mandó del micrófono y el aire, a la redacción y armado de boletines. ¿La razón? No caerle bien al susodicho director.

Los despidos en Radio Tandil, lamentablemente, no son novedad. En algunos casos sí y en otros no, las cuestiones políticas pudieron atravesar esas decisiones. “Los que son bastante afines u obsecuentes, siempre tuvieron aire; aquellos que no coincidimos, somos quienes más afectados estábamos. Como resistimos, tomaron la decisión de echarnos. Y así estamos, en la calle”. Cesantías de telefonistas, de periodistas que hacían producción, de otros que estaban al aire; fracasos periodísticos de por medio (usados como excusas para echar); problemas con coproducciones, por las que se dejó ir a varios que supieron ser figuras de la radio.

En febrero de 2017, uno de los comunicadores sobre los que cayó el telegrama de despido fue Matías Pocai. Lo echaron luego de denunciar en redes sociales la persecución sindical, la persecución laboral, por rechazar hacer guardias de una semana entera, de 24 horas. Luego del conocimiento público de la situación, fue el mismo Fito Cassini el encargado de parar al periodista en la escalera de la radio y no dejar que ingrese.

Quienes observan la dinámica diaria de la radio, sostienen que el plan de la empresa es vaciarla. Los números no dan, pero los vaivenes políticos también aportan lo suyo. Líneas arriba se mencionaba el hostigamiento, las bajadas de línea, y se suma la influencia (e injerencia) de algunos sectores, tanto del bossismo como del propio Municipio, que parece tener una injerencia importante. “Hay mucha gente que trabaja para el Municipio y está acá adentro, militando desde el micrófono. Los que no tenemos esos manejos con distintos gobiernos, esferas o políticos, fuimos los primeros despachados”, señalan.

Además del hostigamiento permanente, el destrato y maltrato a muchos trabajadores de la emisora, se suma la pérdida del feeling, de la complicidad con los oyentes, cierta devaluación en ese sentido, cierta falta de empatía de la conducción de la mañana con el público y con lo que ocurre en Tandil. “Uno puede ser de afuera, pero si te interesa el otro, vas aprendiendo sobre lo que pasa. Eso, a algunos, no les interesa, se nota al aire, y va quitando oyentes a la radio”. Ciertos modus operandi de trabajar, con la imposición del miedo y de lo prohibitivo en el ambiente, también estarían jugando en contra del rendimiento de periodistas y locutores, por encontrarse condicionados.

Una postal de la manifestación del jueves 27 de julio, frente a las instalaciones de Radio Tandil, en repudio por los seis despidos de la emisora, y los doce de CINPAL.

El deseo de muchos es que no se siga con los despidos. Sorprenden y preocupan los resueltos el martes, y la amenaza de que, durante lo que resta de año, se produzcan más. “La radio no es nada sin la gente, y la gente se identifica con la radio, que ya tiene 47 años. Hay un sentido de pertenencia muy grande, pero de un tiempo a esta parte, dejó de existir”. El dial está clavado más por la costumbre que por la papila auditiva del oyente. A LU22 Radio Tandil no sólo se le quitó ese símbolo que fue su cartel, parte del paisaje de la cuadra de Rodríguez al 700. A LU22 Radio Tandil también se le está quitando la esencia y es más complicada de restaurar.

Imagen destacada: gentileza de Norma Cuin (jueves 30 de junio de 2016)

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