La UNICEN comienza a hablar en Lenguaje inclusivo

Las facultades de Arte, Ciencias Humanas y Derecho de la Universidad Nacional del Centro aprobaron el uso del lenguaje inclusivo a través de sus consejos académicos, con la expresa disposición que sean usados en cualquiera de las producciones académicas generadas y distribuidas en esas sedes universitarias.

En Arte, el proyecto permite «su uso en todos los trabajos prácticos, parciales y trabajos finales de las carreras de grado y posgrado» e incentiva «un trabajo de difusión y sensibilización sobre la temática«, en tanto en Ciencias Humanas, avala “el libre uso de un lenguaje que sea incluyente, no sexista y no discriminatorio” como recurso válido en cualquiera de sus modalidades para todas las producciones orales o escritas, al tiempo que  propone la instrumentación de programas de capacitación y difusión para que la comunidad universitaria “tienda a comunicarse de manera respetuosa, reconociendo los derechos de las mujeres, la disidencia sexual y de géneros”.  En cuanto a Azul, recordemos que esta Facultad ya ha realizado importantes avances en la ampliación de derechos a la identidad de género y contra la violencia de género, como lo demuestra la aprobación del Protocolo de Actuación frente a Situaciones de Violencia de Género de la UNICEN, así como el Programa de Género de la UNICEN, del cual la Facultad ha sido promotora originaria; las diversas instancias de formación y difusión en materia de género, entre ellas, la recientemente aprobada Maestría en Estudios de Género, Derechos Humanos y Políticas Públicas; entre otras reivindicaciones.

Son las primeras unidades académicas de la UNICEN en establecer esta normativa. Desde la Cátedra Libre de Género, Sexualidades y Violencia, de la Facultad de Ciencias Humanas se conformó un equipo de trabajo con integrantes de todos los claustros a los que se sumó una especialista en lingüística para realizar una propuesta de utilización de lenguaje inclusivo (no sexista).

 

 

Partían del reconocimiento del poder del lenguaje, especialmente en cuanto a su capacidad de nombrar, o peor aún, de no hacerlo. En una época en la que es imperativo el reconocimiento de los derechos de todas las personas que integran la sociedad, especialmente ante una perspectiva patriarcal que invisibiliza tanto a las mujeres como a las disidencias sexuales, nombrarlas es un acto de justicia imperioso, pues hay personas que no son nombradas por la lengua, y por lo tanto sienten que no existen.

En ese contexto, y ante una lengua que evoluciona, ese equipo entendió como necesario habilitar un lenguaje no binario y no discriminatorio. Un lenguaje Incluyente, o sea que visibilice y nombre a todes. No sexista, en tanto permita superar los prejuicios y estereotipos que pesan sobre las personas por las condiciones que se le atribuyen a cada sexo y género. No discriminatorio para abogar por el respeto a la diversidad y el fomento a la igualdad de derechos de las personas.

En ese desarrollo, el uso de la «e» permite por ejemplo contemplar en tanto generación de un género neutro, no solo a los varones y mujeres, sino también a la pléyade de identidades de género que escapan de la lógica binaria. Incluir estas formas en documentos institucionales académicos o administrativos se fundamenta en la necesidad de expresar voluntariamente los sentidos que no pueden ser contenidos en la variedad estandarizada.

El equipo de trabajo designado concluyó que: «El lenguaje incluyente, no sexista y no discriminatorio es una necesidad de la comunidad educativa, darle respuesta es nuestra responsabilidad colectiva.» En ese sentido se entiende como imperativo que la cultura institucional acompañe, fomente y fortalezca una comunicación democrática incluyente, no sexista y no discriminatoria que posibilite la ampliación de derechos.

De esa manera, se entiende que se logrará construir sentidos y significados que desnaturalicen las discriminaciones y desigualdades en las que estamos insertos y comprometidos. Aportar a la transformación social implica lograr que las desigualdades sociales establecidas en la lengua sea desterradas.

Reflexión de la Dra. Eugenia Iturralde, Facultad de Ciencias Sociales-UNICEN :
«Tanto la Facultad de Humanas como la Facultad de Arte han resuelto aceptar el uso de lenguaje inclusivo, esto significa que dentro de lo que es la UNICÉN se va hacia la ampliación en el uso del lenguaje no excluye  nada de lo que está establecido hasta el momento, no obliga a que se use, sino que simplemente aquellas personas que opten por el uso de alguno de los recursos contemplados dentro de lo que es el lenguaje inclusivo lo pueden hacer sin tener inconvenientes a la hora de entregar sus trabajos y demás.

En mi opinión es una muy buena noticia porque esto tiende a ampliar los usos que las personas y la comunidad académica realizan, sobre todo da lugar a pedidos que desde hace años se efectúan desde las organizaciones feministas para terminar con lo que es el uso del masculino universal en el lenguaje, y la visibilización de la pluralidad. O sea de la existencia plural de las personas dentro de la sociedad no sólo teniendo en cuenta el uso del masculino…»

Reflexión de la Dra. Ana Silva, Facultad de Arte-UNICEN:
«En la Facultad de Arte la propuesta surgió de un proceso de reflexión y de escucha atenta de lo que viene sucediendo en el trabajo cotidiano en las aulas, en el hacer artístico, en las prácticas de estudiantes. Se formalizó a partir de la iniciativa de representantes docentes en el Consejo Académico, y entiendo que fue rápidamente avalada porque hay todo un recorrido previo de trabajo en las distintas carreras y espacios de formación que aporta un sustento teórico, epistemológico y político. En tanto integrantes de una universidad pública la perspectiva de ampliación de derechos es fundamental y es una responsabilidad institucional sostenerla.

Se trata de una resolución que avala o acepta el uso del lenguaje inclusivo en las producciones académicas como una opción, no obligatoria, atendiendo a que no se rechacen o se descalifiquen trabajos por ese motivo. En el día a día se observa cómo se va extendiendo su uso en distintas producciones discursivas, sostenido por el activismo sobre todo de integrantes más jóvenes de la institución, y esto implicó la necesidad de ampliar la reflexión y el debate sobre el tema. Sin dudas que sólo modificar las palabras no cambia condiciones de desigualdad más profundas, pero sí entendemos que las prácticas de significación, como prácticas materiales, contribuyen a hacer mundo, permiten ampliar y revisar críticamente el horizonte de lo posible, de lo pensable. En este sentido, puede decirse que la lengua es una suerte de “caja de resonancia” del cambio histórico

Por su parte en Azul, en la última reunión de Consejo Académico de la Facultad de Derecho se aprobó el uso del lenguaje inclusivo. Este se aplicará  de la siguiente manera:

1) se reconoce la validez del lenguaje inclusivo en las producciones académicas, administrativas, técnicas y de cualquier otra índole que se generen en los claustros docentes, estudiantes, graduadxs y no docentes de esta Facultad;

2) se conformará una comisión de asesoramiento interclaustro que brinde capacitaciones y asesoramiento en este sentido a todas las personas de la comunidad universitaria que lo requieran.

3) se invita a estudiantes, docentes, graduadxs y no docentes a reflexionar sobre sus documentos, prácticas y procedimientos para evitar la discriminación por identidad de género.

4) se procura la utilización del lenguaje inclusivo en la comunicación institucional de la Facultad, y en los actos resolutivos, de decanato, Consejo Académico o dictámenes de Secretaría.

5) se adopta, de manera provisoria y como modelo orientativo, el “Manual pedagógico sobre el uso del lenguaje inclusivo y no sexista” adoptado por la Reunión de Altas Autoridades en Derechos Humanos y Cancillerías del MERCOSUR y Estados Asociados (versión 2018), hasta tanto la comisión de asesoramiento realice una propuesta particular en este sentido.

Los motivos para esta adopción pueden enumerarse de la siguiente manera: En primer lugar, cabe atender a lo establecido por las leyes 26.743 de Identidad de Género, 26.150 de Educación Sexual Integral, 26.485 de Protección integral para prevenir, sancionar y erradicar la violencia contra las mujeres, y 27.499/2019 (“Ley Micaela”) de capacitación en género, obligatoria a todas las personas que integran las instituciones públicas. En particular, teniendo en cuenta que la ley de Identidad de Género, en su artículo 1 inciso c, sostiene que toda persona tiene derecho a ser tratada conforme a su identidad de género, resulta imperativo deconstruir el binarismo de género de nuestra lengua, e incorporar nuevas formas socialmente utilizadas.

Las lenguas resultan ser construcciones socio culturales en constante proceso de adaptación, cambiando como consecuencia del uso lingüístico de los/as hablantes. Las modificaciones propuestas, que implican una ruptura con el binarismo de género, constituyen el resultado de procesos sociales que buscan incluir y representar a todas las personas en condiciones de igualdad. El lenguaje sexista es un tipo de lenguaje que emplea expresiones que invisibilizan, subordinan, degradan o estereotipan a las mujeres y otras expresiones del género. En pocas palabras, la exclusiva utilización del masculino genérico excluye la presencia y experiencia de mujeres. Frente a ello, se propone adoptar un lenguaje no sexista o con perspectiva de género, que consiste en adoptar prácticas de expresión verbal -oral y escrita- que revierta la situación discriminatoria y el ocultamiento de los géneros no-masculinos. La utilización de un lenguaje no sexista implica evitar la ambigüedad de ciertos mensajes y busca poner de manifiesto la presencia de la mujer en el discurso.


Equipo de Lenguaje Inclusivo de la UNICEN:
Dra. Mónica Blanco, Dra. Gisela Giamberardino (Docente), Dra. Lucía Lionetti (Docente), Lic. Lucrecia Ochoa (Docente externa, especialista en Lingüística), Dra Diana Lan (Coordinadora), Lic. María Frontini (Nodocente), R. Aud. Celeste Ferreira (Nodocente), Prof. Luciana Díaz (Nodocente), Nicanor Cuevas Cabrera (Alumno); Prof. Laura Villalba (Graduada); Stefanía Albelo (Alumna); Micaela Di Rocco (Alumna), Camila Bartoli (Alumna)

Coordinación: Dra. Diana Lan

Cátedra Libre Género Sexualidades y Violencia


Una síntesis

Si históricamente el lenguaje ha usado el masculino plural TODOS no ha sido una casualidad. Como no lo es que la RAE mantuviera hasta 2018, la acepción 5 del adjetivo “fácil” referida a mujeres de vida ligera. De estas marcas, también motivadas podríamos escribir muchas páginas.

Usamos el genérico masculino para mencionar la totalidad, incluidas las mujeres. Este uso es una demostración histórica de inequidad entre el masculino y el Femenino. Estos usos parecen haber legitimado a lo largo del tiempo el poder del hombre por sobre la mujer y esto es algo que trasciende la cuestión puramente gramatical y normativa del uso del Lenguaje.

El problema se suscita cuando al usar los géneros F y M juntos, en lugar del masculino genérico, quedan excluidos los grupos minoritarios de género, no comprendidos en los antes mencionados. Esto es personas reales, grupos que no se sienten identificados con las sexualidades que otorgan nombre a los géneros gramaticales dominantes.

Este carácter binario del género gramatical deja visible sólo a los dos grupos de mayor filiación. Es por ello que se necesita incluir un fonema de tipo neutro que incluya verdaderamente a todos y que encuentra de alguna manera, sus bases en el latín.

Intentos por dirimir esta cuestión: ejemplo más común. TODOS

TODOS. Genérico masculino tradicional incluye F y M. TODAS. Genérico femenino no aceptado para F y M. Solamente utilizado para referirse al F. TOD@S. uso discursivo- escrito- que incluye ambos géneros. Presenta el problema de no ser un fonema gramatical alfabético y es impronunciable. TODXS. Uso discursivo –escrito-que incluye ambos géneros, si bien presenta un fonema alfabético {x}, es impronunciable en la oralidad.

Tanto los ejemplos 3, como 4 pretenden incluir ambos géneros gramaticales, pero caen en el problema de seguir perteneciendo al binarismo lingüístico y que no son factibles para el discurso oral.

Surge entonces: TODES. Uso genérico con la marca {e} que posibilita la pronunciación y que además incluye a los grupos de género minoritarios y evita el binarismo lingüístico.

¿Cómo funciona?

Se reemplazan los fonemas A y O que otorgan género, por la E. podríamos ejemplificar de la siguiente manera: Cuando un signo lingüístico termina en A, pero no puede terminar en O para el masculino, se pone E. Ejemplo: nena (F) y nenE (M). Entonces si el signo en masculino queda en forma neutra y se le adhiere un pronombre o adjetivo, también neutro, quedaría: LEs nenes / LEs pibes.

Esta reseña tal vez nos ayude a buscar causas a algo que nos perturba, no porque todos seamos defensores acérrimos de la gramática más pura, sino porque nos hiere en lo más profundo de las estructuras que hemos construido sobe lo que debe ser aceptado y lo que no. No hay apologías del lenguaje inclusivo, nadie debe hablar de una manera que sus circunstancias comunicativas no lo requieran. Claro que debemos conservar algunas normas puesto que la comunicación nos sería inviable de otra manera, pero esto no implica que podamos frenar los cambios que hacen del lenguaje el fenómeno humano que más claro representa la evolución de la especie.

 



La utilización del lenguaje inclusivo, no sexista o no binario ha sido aprobado por otros ámbitos académicos, como la Universidad Nacional de Mar del Plata, la Facultad de Ciencias Sociales de la UBA, La Facultad de Filosofía de la UBA, la Facultad de Ciencias Humanas de la UNICEN, la Facultad de Psicología de la Universidad Nacional de Rosario, la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNCUYO, la Facultad de Educación de la UNCUYO, la Facultad de Ciencias de la Comunicación de la UNC, entre otras.

Universidades Públicas en Argentina que desde el año 2017, están aceptando el uso del lenguaje inclusivo, reglamentando lo que venía sucediendo en la práctica y ya son 13 ámbitos académicos entre facultades y universidades las que habilitaron de hecho el uso del lenguaje inclusivo o no sexista tanto para trabajos prácticos, monografías y tesis de grado o posgrado como para comunicaciones institucionales.

Ellas son:

-Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación (FaHCE)-UNLP, 2017.
-Facultad de Periodismo y Comunicación Social- UNLP, 2018.
-Universidad Nacional de Río Negro (UNRN), 2017.
-Universidad Nacional de Avellaneda (UNDAV), 2018.
-Facultad de Humanidades y Ciencias Sociales de la Universidad Nacional de la Patagonia San Juan Bosco (UNPSJB). Chubut, 2019.
-Universidad Nacional de Córdoba (UNC), 2019.
-Facultad de Psicología de la Universidad Nacional de Rosario (UNR), 2019.
-Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Buenos Aires (UBA), 2019.
-Universidad Nacional de General Sarmiento (UNGS), 2019.
-Universidad Nacional de La Pampa (UNLa Pampa), 2019.
-Facultad de Humanidades, Artes y Ciencias Sociales de la UADER, 2019.
-Universidad Nacional de Mar del Plata (UNMdP), septiembre 2019.
-Facultad de Arte- (UNICEN), Tandil, octubre 2019.