Marchar con orgullo (y a la vergüenza, nunca más)
La jornada de este sábado 22 de junio en Tandil se transformó en histórica. Luego de dos meses de organización, se realizó la primera Marcha del Orgullo Diversa y Disidente. Varios cientos se acercaron desde temprano a la Glorieta de la Plaza Independencia, donde se ferió, hubo números artísticos de toda la región, se leyó el documento elaborado para la especial ocasión, y desde allí se marchó hacia el centro, para finalizar en el palacio municipal.
Pasaron casi siete años de aquella tarde (casi noche) del 15 de julio de 2012, en pleno invierno tandilero, cuando esa misma Glorieta se vistió de banderas multicolores. En aquel entonces, quienes integraban la pionera agrupación ‘Sierras de la Igualdad’ le peleaban al frío con unos mates, y a la indiferencia de las y los tandilenses poniéndole el cuerpo a la visibilización. Lucas Lanzini era uno de los promotores para la denominación de Tandil como ‘Ciudad Gay Friendly’, proyecto que presentó haciendo uso de la Banca 21 del Concejo Deliberante en noviembre de 2013. Proyecto que buscaba “instalar en el ideario colectivo la inclusión real en la diversidad y crear un ambiente saludable para las personas gay, lesbianas, bisexuales, transexuales e intergénero que, las más de las veces, son discriminadas por su identidad sexual”. Se suponía que, luego de ingresado el proyecto, se giraría para su análisis a la cartera de Turismo local y a otras dependencias municipales. Sin embargo, se le perdió el rastro y hoy día no se sabe a ciencia cierta en qué cajón ‘duerme el sueño de los justos’.
Eran otros tiempos, incluso otro Tandil, a pesar de que aún no pasó siquiera una década. Aquellos primeros pasos hicieron camino al andar en la lucha en pos de “una sociedad más justa e inclusiva, para que la temática de la diversidad sea visible y se instale en el cotidiano”, tal lo que marcaba Lanzini como espíritu de aquel proyecto presentado. Han pasado varias formaciones en el Deliberante, y aún no se trató aquel proyecto para que la Ciudad de las Sierras sea declarada ‘Gay Friendly’, pero hoy soplan otros vientos. Los mismos que despejaron las nubes para que la manifestación se desenvolviera en un día luminosamente diverso y disidente. Mientras se terminaba de montar la feria, y como antesala del conversatorio sobre diversidades y disidencias en Tandil, Gisela Giamberardino definió a la jornada como “de lucha y de festejos de la autonomía que tenemos en relación a nuestras elecciones en la vida”. Su aporte al debate fue un texto que giró en torno al “ser lesbiana a los 48 años en una ciudad como Tandil”. Aquí lo compartimos.
PALABRAS TORTAS PARA UN ORGUSHO DISIDENTE
(por Gisela Giamberardino) Me gusta hablar en plazas y que salgan palabras a borbotones, pero hoy es un día de fiesta y de respeto, de memoria de nuestras luchas. Un día para que nos vean y para que nos reconozcamos. Empiezo por decir que soy Gisela y soy lesbiana. ¿Cómo decir(se/me) lesbiana? ¿Cuál sería el mejor lenguaje para una lesbiana? ¿La poesía, el ensayo, los cantitos de las marchas, los gemidos, un guión, una carta, un manifiesto, un himno, unos salmos? Pruebo… y voy tecleando, porque, como el género, el discurso (éste) se dictará a sí mismo sus reglas mientras se va constituyendo en ese tipo particular de discurso, que no sabe que está siendo. Judith Buttler lo dice mejor, pero no está hoy en esta plaza, así que sigo yo.
Como es un día de militancias, quería escribir unas reflexiones, o unas puntas para pensar juntes. Pero sujetada por la costumbre de dar clases (que de eso vivo, en un sentido estrictamente económico y productivista del término), me tiento en buscar definiciones ya escritas, o en citar esa gente maravillosa que escribe y con la que también me gustaría hoy sentarme a charlar. Pienso que así como ‘no se nace mujer y se llega a serlo’, así como ‘nadie nace heterosexual’, tampoco puedo dar unos datos míos certeros acerca del origen de mi ser lesbiana, que es lo que soy y también es lo que elijo ser. Es hoy la identidad que me permite politizar mi ser y politizar el mundo social que habito. Abrazo desde hace algunos años, con mucha conciencia, la idea de que ‘lo personal es político’. Solamente en ese estricto sentido, pueden tener un significado estas palabras que comparto.
Voy a hablar de mí, para visibilizar(me) en tanto lesbiana, para que sí se sepa que existe una lesbiana: que esa lesbiana escribe y habla hoy; que muchas otras también lo están haciendo en otras plazas; que muchas no hablan. No tenemos que olvidar que existe una lengua del opresor, una lengua que nos invita a no nombrarnos. Hay una lesbiana flaca y rapada; hay una lesbiana cincuentona; hay una lesbiana abuela; hay una lesbiana taxista; hay una lesbiana presidenta y maestra y tejedora; hay una lesbiana vegana y una que es carnicera; hay una lesbiana con dos hijos; una que sueña con un harem. Y como también sabemos confirmar estereotipos, obviamente, ¡hay una lesbiana que juega al fútbol! Hay una lesbiana renga; una que escribe guiones de teatro; hay una lesbiana baterista y una enamorada de una travesti. Con la inercia cis, pienso que todas tienen clítoris, y me imagino un bosque húmedo que late (y late más que la piedra que late).
Me interesa marcar las potencialidades de no seguir la marcha del tren de la heteronormatividad. Ese tren desde el cual se nos ha mirado a lo largo de la historia. Ese tren engañoso, que cree que su velocidad y sus paradas son moralmente superiores a las que podamos inventar nosotres, que andamos descalzas y en patines. Cada noche, cuando nos quedamos quietas y tenemos el pelo todavía mojado, vemos pasar las ventanillas iluminadas de ese tren, un cuadradito atrás de otro: siempre rítmico ese tren cargado de médicos, de juristas, de milicos, de curas, de directivos de escuelas. De día no se ve, pero nos rodea, nos anda y nos traquetea la cabeza, el cuerpo y las posibilidades. Por eso será que nos gusta la noche, ese oscuro que evidencia.
He leído, en letras desparramadas y furiosas, denunciantes y esperanzadoras, que las lesbianas podríamos ser el sujeto excéntrico. O sea, crear un espacio (epistemológicamente) descentrado. O sea, mirar desde otro lado y desde otro ser. O sea, ¡casi tomarse un ácido! Me gusta esta mirada parcial, siempre dudosa de las formas que asemejan cristales, pero dejándose encantar. En esas alegrías ando cuando me descubro lesbiana, retozando en posibilidades, haciendo equilibrio sobre una cinta de burlas, en aleteos que son diásporas, esparciendo y expandiendo posibilidades de placer. Descubrirse feliz y en tensión. Buscarle la vuelta. Morderse el labio. Morderle el labio.
Puedo decir que una lesbiana me contó que tenía ganas de quemar todo. Empezar por un mapa político, en la parte del norte. Y ya que está al norte, la lesbiana decide ponerle mil bombas al patriarcado, pero piensa en su papá, su mamá, sus hermanos, sus amigos. La lesbiana va a poner las bombas y la acompañan poetas, bandas de música, cocineras, grafiteros, bailarinas. Puedo decir también que hablé con una lesbiana que se preguntaba cuáles son los objetos que conforman el escenario lésbico. Y puedo decir que esa lesbiana me dijo: “Los gatos, un disco de una banda punk feminista, el poster de unas ucranianas en tetas, una latita con porro, una bandera multicolor, un libro de Monique Wittig”. Puedo decir que me contó una lesbiana que nació en el salitre y que no va a volver más a esas grietas.
Hace 30 años, yo no podía, no sabía, no había. No quiero dejar de lado ese recorrido errático, a veces lúcido, a veces relajado, a veces torpe, que me va trayendo a ésta de hoy. Hace 30 años, yo no era feminista. No sé si hace 30 años era lesbiana, pero sé que no era feminista. Ni había cerca de mí la fiesta del verde, del violeta, del glitter, de los aplausos para quienes estamos de este lado. Las luchas me permiten nombrarme, y en ese nombrarme, ser (lo que ya era).
No es poco ni es mejor que otros. Es liberador este recorrido.
Escucho cómo el tren de la heteronorma descarrila, lejos. Y cerca. Y también descarrila dentro nuestro. También de lejos, veo venir a la lesbiana que me dijo que quería quemar todo, con su troupe de descarriados (¡porque hay modos y modos de descarriar!). Si estamos todes acá, será que ya hicimos mucho de nuestro trabajo: que nos largamos del tren andando; que nos empujaron; que saltamos de un vagón a otro; que caminamos muchos años en su techo, con riesgo de muerte; que nos encerramos en sus baños, con miedo de aburrimiento; que comimos cada día lo mismo, en ese tren. Y sin vernos. Será que aprovechamos una parada que eran unos ojos marrones y nos quisimos quedar, a puro encanto.
Puede ser que esto sea lo que me han contado, o puede ser lo que se contará de nosotras. Quería dejar unas versiones de estas mujeres y quería decir, como escribían las Radicalesbians de Nueva York en 1970 (el año de mi nacimiento): “Una lesbiana es la rabia de todas las mujeres concentrada hasta su punto de explosión”. ¡No paremos de explotar! ¡Sigamos explotando!
“LA EXCLUSIÓN LABORAL NOS SUMERGE EN LA PROSTITUCIÓN”
En el marco del conversatorio, Sabrina Alba Díaz, integrante de Mujeres Trans Argentina, tomó la palabra. Con 39 años, “jamás imaginé que se podría realizar en Tandil una Marcha del Orgullo”. Ella se definió una sobreviviente de aquellos años en que “nos encarcelaban por usar vestimenta no adecuada al sexo. Hace veinte años, con el artículo 62 nos llevaban detenidas”. El de este sábado 22 significó un día de “mucho orgullo, al ver que la gente se ha concentrado, que estamos y podemos estar acá, porque es muy importante para las mujeres y hombres trans que participemos y nos visibilicemos”. Díaz denunció que este colectivo sigue padeciendo la marginación: “Nos mata un ‘genocidio trans’ a nivel mundial, culpa del Estado y de la misma sociedad que no nos incluye, por ejemplo, en lo laboral, que es muy importante, sino se nos sumerge a la prostitución”. Díaz marcó que así como hay quienes pueden estar a favor y gente que no, “en nuestro caso, la prostitución no es una opción y nos mata. En Trelew, falleció una compañera de 30 años. Todos los días contamos víctimas, y cada vez de menos edad”.
Sabrina, que representa a mujeres y hombres trans de Tandil, leyó un escrito de Susy Shock, del libro ‘Crianzas’, que da cuenta de la condena y estigmatización que atraviesan quienes se definen travas: “– ¡Eyyy! disculpe, ¿usted no es Aguilar? – ¿Sí? – Ok, un gusto. Mi nombre es Susy, soy su vecina, tía de Uriel, el amiguito de su hijo Lucas. Le quería hablar de algo que dijo Lucas, la otra vez, jugando en nuestro patio. – ¿Sí? – Lucas juega con mi sobrino, o en realidad, si prefiere ponerle las palabras justas, su hijo juega con el sobrino de una travesti. Le aviso porque ellos son muy buenos amigos: hacen las tareas juntos, y después juegan y juegan horas y horas. Lucas es muy amoroso con toda nuestra familia, pero le quería decir, que la otra vez nos contó, angustiado, que usted le iba a prohibir venir a nuestra casa, porque allí vive un ‘degenerado’. Dos cosas: me llamo Susy, como le dije. Me autopercibo, pese a usted y al mundo, en femenino; y pese a lo que crea o ignore, son heterosexuales los que violentan niños, no las travestis. Seguro que seremos algunas mejores o peores personas, pero violadoras no. Yo que usted andaría más seguido por la parroquia, a la que tanto lo obliga a ir, pese a las ganas de ir de su hijo, a ver a qué están jugando esos curas a puertas cerradas, y no lo que se juega en nuestra casa a patio abierto. Un gusto. Cualquier duda, me consulta.”
DE PERFORMANCES, EMOCIONES Y MARCHAS
Desde la organización de esta marcha, Fernando Murciano señaló que quienes participaron de su planificación observaron “la necesidad de generar este espacio de crítica al sistema heterocisnormativo que nos oprime cotidianamente y ejerce violencia sistémica hacia nuestras cuerpas y cuerpos”. Murciano lo ejemplificó con “las muchas veces que no podemos darnos un beso en la calle sin sentir miedo y pánico a ser violentados por cualquiera que nos mire mal”. No faltarán quienes les digan que “no es tan así” o que en esos espacios se ‘automarginan’. Desde el colectivo LGBTTIQ les responderán que participan “por una necesidad colectiva de poder visibilizarnos. Lo personal es político y el beso que me doy con mi pareja no es obsceno: es una demostración de afecto”, indicó Murciano.
Hubo testeo de VIH gratuito, a cargo de Convivencia en Diversidad. Minataura y Emilia Dell Acqua condujeron la previa de la Marcha y presentaron a las, los y les artistas que se sumaron a la convocatoria, con la premisa del arte como instrumento de lucha, disputa y transformación de la realidad, que sirve a la visibilización y el empoderamiento. En ese sentido, Bismuto (Maga Murillo) y Arcoiris Negro (Santi Santamaria), disidentes de Ayacucho, cortaron la cinta con una interpretación de escritos de su autoría. Al finalizar, Maga Murillo indicó que su texto hablaba de la escuela, “lugar donde están nuestros niñes y sigue no siendo seguro para nosotres. Tenemos que seguir luchando por la ESI, por estas cuestiones que creemos resueltas y no lo están. Protejamos a nuestros niñes trans, no binaries, tortas, putos. Para ellos, es importante que estemos acá”.
[TANDIL]Entre los números artísticos que formaron parte de la Marcha del Orgullo Diversa & Disidente // Tandil, compartimos un fragmento de la performance de Arcoiris Negro (Santi S Santamaria) y Bismuto (Maga Murillo), de Ayacucho.NOTA COMPLETA en http://miradasdelcentro.com.ar/home/marchar-con-orgullo-y-a-la-verguenza-nunca-mas/
Publicado por Miradas del Centro en Miércoles, 26 de junio de 2019
Por su parte, Arcoiris Negro leyó una obra de su autoría: “Soy puto. ¿Por qué no gay? Porque no soy alegre todos los días, tampoco una atracción turística del aburrido público heteronormado. Porque no es seguro que me gusten las plumas, el brillo y el pop. Gay es igual, tal vez, a todo eso. Gay es la palabra por lástima, con la que me bautizó el mundo heterosexual. Gay es la forma en la que me suman a su sistema capitalista, patriarcal, normal. Por eso, PUTO: porque no me interesa y no quiero formar parte de su sistema; porque me paso por los tatuajes metaleros, satánicos, la ropa negra, las cadenas y las púas, el nombre agradable con que me hayan nombrado. Puto porque el sistema no me cabe, ni en el cerebro ni en el culo. Puto porque sí me aseguro de marginarme, de que me marginen, de su mundo. Puto, para que tengan miedo de la monstruosidad, de mi monstruosidad. Y si me queda tiempo y si me quedan ganas, las plumas, los colores, el brillo, el pop. Puto, para que la cloaca que tienes por boca ya no tenga con qué nombrarme, lastimarme o, tal vez, masticarme”.
Pupé Glamour, nacida al transformismo a partir de un proyecto solidario, hizo su número artístico, reconoció el valor de quienes se acercaron por primera vez, y agradeció “a quienes están detrás de nosotros y nos acompañan y ayudan a enfrentar esto: mamá, papá, amigos, amigas… Hasta que un día decimos: ‘Que todos se vayan a la mierda. Salgo de esta vida y la vivo a mi manera’”. Lo que parecía ser el pie para cantar ‘A mi manera’, se transformó en ‘Marcha de la Bronca’. Luego, hizo lo suyo la olavarriense Victoria Altavista, con su ‘Madame Lú’. También participaron Max Vanns, artiste performer y no binarie, “desafiante, que crea dudas, que demuele certezas, que invita a re-crearte, poniendo en evidencia las ridículas convenciones que nos definen y limitan”; y Blop!, banda tandilense de electropop formada por Mariana Binder y Ezequiel Calvo.
Antes de la lectura del documento, se alertó sobre la posibilidad de que, al marchar, se presentaran situaciones de provocación y agresión de parte de algunas y algunos más tandilingos que tandileros. “Nuestra respuesta es organizarnos y cuidarnos entre nosotres”, remarcaron. Seguidamente, se marchó por el centro, ante miradas atónitas, alguna burlona, pero con la cosecha de numerosos aplausos de apoyo. Se pasó frente a la parroquia del Santísimo Sacramento y se cantó “A la Iglesia Católica, apostólica, romana, que se quiere meter en nuestras camas, le decimos que se nos da la gana de ser putas, travestis y lesbianas. Aborto legal en el hospital”. Ya en el veredón de la municipalidad, continuaron los cánticos y se encendieron bengalas violetas, verdes y naranjas. Luego, la movilización retornó al punto original, la Glorieta de la Plaza, escenario en el que la banda Fruta deleitó con su show.
DOCUMENTO DE LA 1era MARCHA DEL ORGULLO DIVERSA Y DISIDENTE
Junio es, a nivel internacional, el mes del Orgullo Disidente. El 28 de este mes se recuerdan las revueltas de Stonewall, una serie de disturbios protagonizados por homosexuales en un bar neoyorquino del barrio Greenwich Village, en 1969, uno de los hitos del activismo sexodiverso y sexodisidente. Contra la memoria edulcorada de estos sucesos que ha construido el ‘capitalismo rosa’, nosotres reivindicamos el carácter plebeyo de Stonewall, protagonizado por maricas, travestis y tortas, principalmente negras, trabajadoras sexuales y pobres, que se levantaron contra el orden sexual represivo, criminalizador y patologizante. Dos años antes, en un contexto de fuerte conflictividad política en nuestro país, se creaba en Argentina ‘Nuestro Mundo’, la primera organización homosexual de América Latina, que dos años más tarde, junto con grupos como ‘Safo’, ‘Eros’ y ‘Bandera Negra’, formarían el ‘Frente de Liberación Homosexual’ que, como diría Néstor Perlongher, pensaba que liberación sexual y liberación social debían ir necesariamente de la mano.
Nuestro contexto no es el mismo. Desde el retorno a la democracia, los movimientos homosexuales primero y LGBTIQ después, enmarcados en el emergente movimiento de derechos humanos, representado por la lucha de Madres y Abuelas de Plaza de Mayo, peleó, al igual que el feminismo y el movimiento de mujeres, por la ampliación de la ciudadanía y la adquisición de nuevos derechos.
De forma insistente, esta lucha ha sido utilizada como un respaldo político por organizaciones burocráticas que se arrogan su representación, para beneficiarse de sus alianzas con gobiernos de derecha y neoliberales. Hemos logrado diferenciarnos de la aceptación, la integración y la complicidad con la que estos sectores hacen un lavado de cara a las medidas represivas de ajuste, utilizando nuestras vidas, deseos y luchas por mejores condiciones de vida. Reconocemos en esta movilización histórica la fuerza de organizaciones cuya mirada busca repolitizar, contextualmente, nuestros modos de vida, nuestros placeres y deseos, desde una perspectiva crítica que insiste en imaginar otro mundo radicalmente diferente al que conocemos.
En el marco de estas múltiples luchas, también hemos dado importantes pasos en lo que se refiere a la adquisición de derechos que, lejos de ser nuestro horizonte, son pisos necesarios desde los cuales seguir cuestionándolo todo. En este sentido, se conquistaron avances normativos en la salud, como la Ley de Fertilización Asistida (ley 26.862); leyes que obligan a las prepagas y al Estado a garantizar el acceso gratuito a la medicación para el VIH (ley 23.798). En el campo de la educación, hemos logrado la sanción de la Ley de Educación Sexual Integral (ley 26.150). La lucha específicamente de las compañeras travestis, trans y no binaries ha logrado el reconocimiento de la diversidad de identidades de género, lucha que se cristaliza en la Ley de Identidad de Género (ley 26.743), que permite la rectificación registral sin obligación de acreditar intervención quirúrgica ni terapias hormonales u otro tratamiento psicológico o médico. La disputa continúa y se encarna hoy en la búsqueda del reconocimiento de identidades que van más allá del binario varón-mujer, como la lucha emprendida para el reconocimiento de la ‘identidad travesti’ en el documento nacional de identidad, hasta los intentos por eliminar la referencia al sexo en el mismo. La Ley de Matrimonio Igualitario es el corolario, también, de muchísimos años de lucha, que finalmente llevaron a que Argentina se convierta en el primer país de Latinoamérica y el Caribe, y el 15to en el mundo, que otorga este derecho; el reconocimiento de la triple filiación, que atestigua los primeros pasos en el reconocimiento de las familias diversas. Y la lista sigue…
No podemos dejar de mencionar que el alcance de estas conquistas es muy desigual en los diferentes territorios. Diferencia que se acentúa también por cuestiones de clase y étnicas. Sin embargo, como contracara de estos avances normativos, el contexto de la avanzada neoliberal y el recrudecimiento del conservadurismo moral en la región y en el país, han puesto en peligro todos nuestros derechos conquistados en las últimas décadas. Más aún, se han puesto en peligro nuestras mismas existencias. Se está produciendo un deterioro en las condiciones de vida de las amplias mayorías, especialmente de las mujeres cis, trans, travestis y lesbianas. Se suma a esto la instrumentalización que el gobierno actual ha hecho sobre las políticas feministas y de la diversidad sexual, mientras el ajuste nos mata.
Por otro lado, a partir del debate sobre el aborto en 2018, se recrudeció el activismo de grupos antiderechos, autodenominados ‘pro-vida’, que bajo el argumento de la ‘defensa de la vida y la familia’, buscan restaurar un orden sexual y de género tradicional, patriarcal, heteronormativo y binario, que fomenta el odio a las disidencias. Estos movimientos, que nuclean principalmente a sectores hegemónicos del catolicismo y del evangelismo, pero también a numerosas organizaciones laicas, han intentado boicotear la aplicación de la Educación Sexual Integral, cuestionando lo que denominan ‘la ideología de género’.
Los crímenes de odio y las manifestaciones más sutiles pero cotidianas de discriminación por orientación sexual e identidad de género, y en especial lo que ya podemos calificar como un ‘genocidio travesti-trans’, evidencian que nuestros avances distan de ser suficientes y que debemos replicar nuestros esfuerzos. Ante la profundización de un modelo de exterminio económico; el avance intempestivo del conservadurismo moralizante y disciplinador del poder religioso; y el recrudecimiento de la violencia policial e institucional, que cierran con represión el ajuste precarizador en curso, el orgullo, sabemos, no es suficiente.
El cansancio sobre nuestras cuerpas, en estos contextos de hambre y muerte, y el dolor por les compañeres que ya no tienen voz, se hacen sentir con fuerza. Pero la ira, el dolor y el cansancio se condensan también en rabia. Rabia que nos obliga a organizarnos y que nos empuja a las calles, a tomar el espacio público, a ‘contaminarlo’ con nuestras cuerpas castigadas y furiosas, a ensuciarlo con nuestros gritos, con nuestras lenguas insurrectas. Lenguas que reivindican, como dijo Carlos Jáuregui hace tiempo, que “en una sociedad que nos educa para la vergüenza, el orgullo es una respuesta política”.
Por eso, gritamos: No hay orgullo sin vidas libres de violencia social e institucional. Estamos viviendo un incremento exponencial de la violencia contra las disidencias, por parte no sólo de agentes estatales, sino también de civiles. En el último año, los ataques callejeros han crecido de manera alarmante, dejando la cifra de 147 crímenes de odio, de los cuales 67 terminaron en muerte. Esta escalada se enmarca en el avance de gobiernos (si bien democráticos) conservadores, reaccionarios y fascistas, que con sus políticas, por acción u omisión, profundizan las violencias y reproducen la desigualdad.
Asistimos así a la criminalización de nuestras luchas y de nuestras existencias. Recordamos entonces a las compañeras tortas que fueron ferozmente reprimidas y detenidas en el marco del 8M del 2018; a las más de 43 compañeras travestis-trans, víctimas de travesticidios durante el año pasado. Entre tanto, esperamos y acompañamos el juicio pendiente a Higui, nuestra compañera lesbiana procesada por defenderse de un intento de violación correctiva; el juicio en transcurso a Marian Gómez, condenada por besarse con su compañera en la Estación de Constitución. Repudiamos la sentencia que condenó a Joe Lemonge a prisión, por defenderse de sus agresores.
Nuestro ‘Tandil Soñado’ no está exento de manifestaciones de violencia. Hace poco más de un año, un compañero disidente fue agredido a la salida del boliche Glow. Hecho que se inscribe en agresiones sistemáticas que quienes nos apartamos del binarismo y la heteronorma padecemos en el espacio público. Repudiamos estas expresiones de violencia social e institucional contra las disidencias sexuales, que junto con las muestras de racismo, homofobia, sexismo y clasismo, contribuyen a perpetuar el odio y nos impiden vivir libremente. Un Estado que se pretende democrático, pero que busca la homogeneidad y no permite la diferencia, es un Estado fascista. Hoy, el incremento de la violencia social e institucional contra toda nuestra comunidad nos pone nuevamente en alerta. El recrudecimiento y la brutalidad del trato, que muchas veces lleva a la muerte de nuestres compañeres, no puede quedar impune. Por eso, exigimos: basta de criminalizar nuestras identidades y deseos; justicia para Marian, Higui y Joe; fuera el fascismo de nuestras vidas. Repudiamos enfáticamente los crímenes de odio.
No hay Orgullo sin infancias y adolescencias libres, y Educación Sexual Integral. Para quienes nos apartamos de las normas sexuales y de género, la infancia y la adolescencia son momentos críticos. Queremos que ese tránsito esté libre de homo-lesbo y transfobia. Exigimos poder expresar nuestra sexualidad y nuestras identidades de género en las instituciones por las que transitamos, sin tener como respuesta la violencia y la exclusión, que caracterizan al mundo adulto. Por esto, luchamos por infancias y adolescencias libres de violencia y discriminación. Para esto, entendemos que es necesaria la inmediata efectivización de la Educación Sexual Integral, con perspectiva de género y diversidad sexual, en todas las instituciones educativas. Nos oponemos a los intentos de los sectores antiderechos de boicotear la ESI, basados en argumentos morales y discriminatorios. Reclamamos Educación Sexual para decidir y para descubrir.
No hay Orgullo sin las travas. Un año más, salimos a decir ‘basta de asesinatos a personas travestis, transexuales y transgéneros’. Aquí estamos de pie, exigiendo justicia, les sobrevivientes de uno de los cruentos genocidios: el ‘genocidio trans’. Acá estamos, con nuestros cuerpos mutilados y nuestras gargantas secas de pedir respeto a nuestra identidad e historia. Pasan los gobiernos y la democracia, y seguimos igual. No hay feminismo, disidencia ni emancipación posible sin nosotres.
Denunciamos el carácter cis-normativo del mercado laboral, y la ausencia de intervención estatal que considere nuestras trayectorias individuales y las condiciones estructurales de exclusión social, cultural y económica en la que vivimos. Para esto, necesitamos respuestas urgentes. Una de ellas es la reglamentación e implementación del Cupo Laboral Trans. Si bien, el Municipio de Tandil adhiere a la misma, su falta de reglamentación a nivel provincial y la ausencia de voluntad política para implementarla a nivel local, continúa perpetuando a la exclusión de las personas trans en nuestro territorio. Por otra parte, se vuelve urgente reflexionar sobre cuáles son las acciones concretas que nuestras propias organizaciones llevan adelante para transformar la realidad cotidiana de las personas trans y travestis. Para esto, necesitamos acompañamiento de la sociedad toda. Exigimos basta de travesticidios, basta de transfemicidios, cupo laboral trans y acceso al mercado de trabajo para personas trans ya!
No hay Orgullo sin políticas integrales de salud. El poder médico hegemónico se ha caracterizado históricamente por patologizar nuestros deseos e identidades, calificándonos como ‘sujetes enfermes y patológiques’. En este contexto de feroz desfinanciamiento del sistema de salud público, que implicó incluso la eliminación del Ministerio de Salud, el acceso efectivo al sistema integrado de salud se ve doblemente vulnerado: se expresa, por ejemplo, en las dificultades para conseguir turnos sin demora; la falta de medicación y de métodos de prevención; y el colapso en el nivel primario de atención de la salud.
Por esta razón, denunciamos con especial énfasis los faltantes de reactivos, diagnósticos y de medicación para el VIH que se están registrando a escala nacional; la no aplicación correspondiente de los artículos correspondientes de salud transicional de la Ley de Identidad de Género y de la Ley de Fertilización Asistida; los obstáculos puestos a la aprobación de la nueva ley de VIH-Sida; y la falta de reconocimiento de los casos donde la interrupción del embarazo es legal. Repudiamos el cierre de consultorios inclusivos; la producción sistemática de violencia ginecológica y obstétrica; las mutilaciones genitales infantiles, practicadas a personas intersex. No podemos dejar de enfatizar la preocupación que sentimos frente al recorte de presupuesto del gobierno de Vidal en materia de salud trans: implica faltantes de hormonas para compañeres, poniendo en riesgo sus vidas y salud, y violentando de cuajo los derechos adquiridos a través de la Ley de Identidad de Género.
En Tandil, denunciamos la escasez de espacios profesionales capacitados en la atención de población sexodisidente; dispositivos de monitoreo; y la falta de diseño e implementación de políticas de salud, orientadas a las disidencias sexogenéricas. Exigimos: Aborto Legal para decidir. Las lesbianas abortamos, las trans-masculinidades abortamos, les no binaries abortamos. No hay más tiempo: por políticas públicas de salud integral para la prevención del VIH e ITS.
No hay Orgullo sin autonomía corporal. Vivimos en una sociedad obsesionada con ‘normalizar’ nuestras cuerpas, en función de supuestos criterios estéticos y de salud. Por eso, venimos a gritar ‘libertad y visibilidad para les cuerpes intersex’. Hay que salirse del paradigma médico hegemónico que, en nombre de la biología y un ‘orden natural inmutable’, justifica cirugías mutilantes y tratamientos hormonales forzados. La sociedad tiene que aceptar que no hay cuerpos equivocados o normales.
En el nombre de la salud, asistimos también al disciplinamiento de las cuerpas gordas, en función de ajustarlas a los patrones estéticos del mercado del deseo. Repudiamos a la ‘yuta de los talles y las dietas’, y reivindicamos nuestras cuerpas plurales, gozosas y desbordantes. Del mismo modo, denunciamos el carácter capacitista de este sistema, que concibe como imperfectas, incompletas y aberrantes determinadas existencias, que caen bajo el título de la ‘discapacidad’. No somos nosotres, sino el sistema el que nos discapacita e inventa mecanismos para ‘normalizarnos’. No somos el chiste de nadie ni tampoco necesitamos la compasión de nadie. Por eso, con el activismo de la diversidad corporal, gritamos con fuerza: ‘No a la yuta de los talles y de las dietas impuestas’; ‘basta de intervenciones violentas sobre cuerpas intersex’; ‘abajo el sistema capacitista’.
No hay Orgullo sin sexualidades libres y redes afectivas. Desde la infancia, nos crían con la idea de un 14 de febrero, un noviazgo duradero; un matrimonio monogámico, heterosexual, con hijes y para toda la vida. Nos educan con la falsa esperanza de ser completades por la otra persona, que supla nuestra falta, que llene nuestras ausencias. Nuestros activismos y militancias surgen de la constatación del fracaso de estos modelos, de la necesidad que tuvimos y tenemos de tramar nuevos afectos, de tejer nuevas redes.
Frente a la moral impuesta, nos reivindicamos ‘guerrilla de la subversión sexual’: entendemos que estas nuevas formas que inventamos para vincularnos sacuden los cimientos de un orden sexual que nos oprime, nos disciplina y nos violenta. Tenemos que repensar nuestras prácticas sexuales y eróticas, abrirlas al diálogo, la experimentación y el goce-placer; multiplicar nuestros afectos, en lugar de limitarnos a los estrechos límites de la pareja monogámica y reproductiva. Como muestra la persecución y la violencia a la que nos vemos expuestes, todo sexo y todo afecto son políticos. Orgullo y revolución también significa reivindicar sexualidades libres; la multiplicación y exploración de placeres y deseos; y la construcción de redes afectivas rebeldes y responsables.
Por eso, hoy nos encontramos en las calles, con furia y rebeldía organizada, para pronunciarnos en contra de la continuidad de este sistema de tristeza, vaciamiento y hambre. Somos herederes de los lenguajes y las luchas de las organizaciones de derechos humanos, pero también del espíritu radical del Frente de Liberación Homosexual. No queremos hacernos un lugar en el mundo, sino transformarlo. Nuestra disidencia es interseccional. Sabemos que nuestras identidades de género y sexuales están enmarcadas en un sistema de opresión que es patriarcal, heteronormativo y binario, pero también capitalista, colonial y capacitista. Nuestras prácticas y deseos nos dan la certeza de que otro mundo es posible; nos impulsa a seguir cuestionando el sistema vigente; y a multiplicar nuestra potencia revolucionaria.
Escupimos sobre este sistema y gritamos: basta de travesticidios; exigimos cupo laboral trans ya; Diana Sacayán, Lohana Berkins, Maite Amaya, Pepa Gaitán presentes; basta de represión a les luchadores y organizaciones populares; basta de racismo; fuera el fascismo de nuestras vidas. Orgullo es lucha. Orgulloses, diverses y disidentes. ¡Al closet y al calabozo, no volvemos nunca más!
[TANDIL]Volvemos a compartir este video de la Marcha del Orgullo Diversa & Disidente // Tandil, al pasar por calle Rodríguez casi San Martín, porque la interness nos falló y lo subió pero con pérdidas importantes de calidad. Acá va más mejorcito…NOTA COMPLETA en http://miradasdelcentro.com.ar/home/marchar-con-orgullo-y-a-la-verguenza-nunca-mas/
Publicado por Miradas del Centro en Sábado, 22 de junio de 2019
¡SE VIENE LA MARCHA REGIONAL DEL ORGULLO EN OLAVARRÍA!
Este viernes 28 de Junio se llevará a cabo en Olavarría la Marcha Regional del Orgullo Disidente, en conmemoración a la revuelta de Stonewall. La convocatoria es a partir de las 15, en el Paseo Jesús Mendía, donde habrá feria de artesanxs y emprendedorxs, e intervenciones artísticas. A las 16, se marchará por las calles céntricas, para visibilizar consignas y reclamos. A las 17, comenzará el Festival con el que culminará la jornada.
Desde la organización, invitan a participar a todas las disidencias e integrantes del colectivo LGBTIQNB+, como también a todes quienes apoyan la lucha del colectivo “por la real igualdad y ampliación de derechos”. Las disidencias olavarrienses están organizadas “y esta vez llegamos para quedarnos. Marchamos con la frente en alto: somos sujetas políticas con voz propia y venimos a tomar lo que nos corresponde. Marchamos con ideas claras y convicciones fuertes. Basta de decidir por nosotras: no queremos más paternalismos”, subrayaron.
Las consignas de esta Marcha Regional del Orgullo Disidente versan en torno al: Cese inmediato de crímenes de odio hacia la comunidad disidente y el colectivo LGBTIQNB+; Aborto libre, legal, seguro y gratuito para todos los cuerpos gestantes; Real implementación de la ordenanza que crea el programa municipal de salud sexual y reproductiva; Aprobación de la ordenanza de Cupo Laboral Trans/Travesti en Olavarría; Reglamentación Ya de la Ley Provincial ‘Diana Sacayán’ de Cupo Laboral Trans/Travesti en la Provincia de Buenos Aires.
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Cerramos esta nota con un poema de Arcoiris Negro (Santana Santamaría), desde Ayacucho: “Puto. Puto me gestaron. Puto rompí la bolsa que me oprimía. Puto nací. Puto me nombraron Santiago. Puto tomé la leche de las tetas de mi madre. Puto caí, Puto lloré, Puto comí, Puto crecí… Puto empecé el jardín. Puto me vistieron varón, Puto me cortaron el pelo, Puto me obligaron a jugar al fútbol. Puto me puse la ropa de mi madre. Puto me castigaron… Puto lo repetí… Puto se dieron cuenta. Puto crecí, Puto cogí con mujeres, ¡Puto! No me gustaron. Puto lo sabía… Puto salí del closet, Puto miré chongos, Puto me gustaron los chongos… PUTO me dijeron. PUTO me señalaron. PUTO me golpearon. Puto tuve miedo, Puto me reprimieron. Puto un año, Puto dos años, Puto tres años. Putos conocí, Puto más Puto reflorecí. Puto con el chongo cogí. Puto con el chongo gocé. Puto me encontré. Puto me replanteé. Putx me realcé.”
La región marchó orgushosamente por las calles olavarrienses