Mujeres de la Región Centro (y más) tuvieron su cita

Tandil, su Escuela Nº 1 y la Plaza Independencia fueron el punto de reunión. El sábado 30 de septiembre y el domingo 1 de octubre fueron los días marcados en las agendas de muchas. La segunda edición del Encuentro Regional de Mujeres del Centro de la Provincia de Buenos Aires reunió a más de 300 mujeres de diversas localidades: desde Bahía Blanca, Mar del Plata, Olavarría, y Rauch, hasta Ayacucho, González Chaves, Necochea, Miramar, Bolívar y Azul.

Este segundo encuentro regional se enmarcó en la previa al Encuentro Nacional de Mujeres, a realizarse en Chaco. Con ese espíritu se replicó el esquema de talleres, paneles, actividades culturales, la muestra fotográfica «Un Grito Urgente. ¿Mujer, qué tenés para decir?»; un espacio de comercialización para productoras de la región y una movilización de mujeres que recorrió el centro de la ciudad. Los ejes del Encuentro fueron: mujeres y territorio: mujeres y trabajo; mujeres y disidencias; y mujeres y derechos sexuales y reproductivos. La Colectiva Mala Junta-Patria Grande, Frente de Mujeres y Diversidad Sexual Movimiento Evita, y la Colectiva Berta Cáceres fueron las encargadas de la organización de este encuentro.

Entre las razones que llevaron a la realización del encuentro regional, se encuentra el pensarse como mujeres desde el propio territorio, desde el interior de la provincia de Buenos Aires; reflexionar sobre las problemáticas concretas; y pensar iniciativas a articular a nivel regional.

En el panel de apertura, Gisela Giamberardino, integrante de la Comisión Organizadora, fue la encargada de cortar la cinta de inauguración (verbalmente) del encuentro; Celia Lizaso, del Frente Ni Una Menos de Olavarría, acercó un panorama de la situación olavarriense; Erica Torena, de la Asamblea de Mujeres en Lucha de Azul, hizo un racconto de lo sucedido durante el juicio contra Cristina Santillán; y Liliana Giannatasio, de la Biblioteca de las Mujeres de Tandil, realizó la historización del movimiento feminista de la (aún) Ciudad de las Sierras, rescatando la participación de valiosas mujeres que ya no están, para conocimiento de las nuevas generaciones.

A través de los talleres, fue intenso y muy fructífero el diálogo entre las distintas generaciones de mujeres. Tal como lo señaló Giamberardino: “Las más jóvenes pueden vincularse con mujeres que ya tienen un recorrido en esta historia de luchas y reivindicaciones, con posibilidades, estrategias y consensos ya definidos respecto a cuáles son los temas en los que no vamos a claudicar: la autonomía de nuestros cuerpos, las decisiones en cuanto a la orientación sexual, y la demanda hacia el Estado respecto a algunos derechos”.

Entre las conclusiones y desafíos a asumir, en lo que respecta a derechos sexuales y reproductivos, uno de los puntos será regionalizar la estrategia de respuesta a la problemática de la implementación de la ILE (Interrupción Legal del Embarazo), en vistas de que en ninguna de estas ciudades se cumplen los protocolos. Por esta razón, se dejó en claro que del diagnóstico urge instalar en la agenda pública la problemática y exigir la adhesión de los municipios del centro de la provincia de Buenos Aires al Protocolo de Nación sobre ILE.

Mujeres y economía popular: un debate propio

En el marco del Encuentro, las trabajadoras de la economía popular aprovecharon el encuentro para generar su propio espacio y debatir sobre su sector. De la Asamblea de Trabajadoras de la Economía Popular participaron trabajadoras sociocomunitarias, cartoneras, feriantes e integrantes de cooperativas. Jaquelina Flores, referente nacional del Movimiento de Trabajadores Excluidos (MTE) y de la Confederación de Trabajadores de la Economía Popular (CTEP), remarcó la importancia de la construcción de un feminismo popular que incluya a las trabajadoras del sector y de ser protagonistas en esa construcción: “Las mujeres de la economía popular tenemos voz propia”, sostuvo.

Por unanimidad, esta asamblea aprobó un documento con exigencias concretas al Municipio de Tandil: que el gobierno local se expida sobre el proyecto de ordenanza presentado en la Banca XXI el 15 de diciembre del 2016, solicitando la adhesión a la Ley Nacional de Emergencia Social; la creación de un registro de trabajadores y trabajadoras populares de la ciudad; la conformación de un Consejo Local de la Economía Popular; la generación de trabajo digno de interés social; y la universalización de la ayuda social, para paliar el hambre que se vive en la localidad.

“Estamos preocupadas por la vulneración de derechos de las mujeres”

Miradas del Centro dialogó con Gisela Giamberardino, sobre el balance realizado sobre este segundo encuentro regional de mujeres. Resaltó que una cuestión se evidenció es “la posibilidad que dan estos encuentros, regionales, que no pasa en los nacionales, por la dimensión y la cantidad de gente: si bien las mujeres estamos atravesadas por las mismas sujeciones y vulneraciones de derechos, hay particularidades que se expresan diferente en cada región, en cada ciudad. Esto nos dio posibilidades de visibilizar no sólo las falencias y las preocupaciones (ante las irresponsabilidades y los incumplimientos de las instituciones estatales respecto de los derechos de las mujeres) sino las potencialidades que hay en cada lugar, con estos grupos de mujeres organizadas”.

Según Giamberardino, quedaron en evidencia “las posibilidades que da colectivizar preocupaciones; poder definir política pública, poner en agenda pública, en los medios de comunicación de cada localidad, algunos temas, discusiones y perspectivas que alejen las versiones del sentido común más conservador, más binario, más sexista, más reaccionario. Se trata de ampliar horizontes de interpretación y también horizontes de lucha”.

Entre tantas cuestiones que se trataron en los diversos talleres, tuvieron lugar las relativas a la Ley de Educación Sexual Integral, a la Ley de Interrupción Legal del Embarazo, las relacionadas con derechos sexuales y no reproductivos. Otras discusiones también surgieron, como “la presunción de heterosexualidad que hay en la sociedad, con el lenguaje muchas veces como limitante: seguimos nombrando las cosas, las personas y las relaciones con categorías nacidas en una ciudadanía, en una justicia y en una academia absolutamente sexista. La idea es visibilizar que las ideas, los discursos, las teorías, las prácticas, en la justicia, en la medicina, en la educación misma, no son neutrales: hay que develar el sexismo”.

También se tomó nota sobre las posibilidades de construir distintas subjetividades femeninas. “Ya no pensamos la mujer en abstracto. Estos encuentros sirven para poner en evidencia la cantidad y la multiplicidad de posibilidades que tenemos de construir una subjetividad femenina y que no hay un ideal al que llegar. Posibilidades de construir subjetividades diversas, dadas por las instituciones presentes y ausentes en cada territorio. Por ejemplo, no es lo mismo que haya un sistema integrado de salud comprometido con la ILE, que no lo haya; no es lo mismo escuelas donde la ley de educación sexual integral se está implementando con buena perspectiva y con profundidad en los debates, complejizando la cuestión de las relaciones sociales como relaciones sexuadas, en una sociedad ‘generizada’. Que seamos distintos y que haya varones y mujeres no es el problema: el problema es que esas relaciones se vuelven jerárquicas, donde se ponderan las características que se piensan como masculinas. También observamos las intersecciones en la construcción de cada una de ser mujer: intersecciones de género, de raza, de etnia, de clase, de religiones, de educación formal”.

De las organizaciones presentes, surgió la idea de regionalizar (y llevar a sus propias localidades) reclamos en torno al acceso a la ILE y a la ESI. “Por eso, es importante tener en cuenta el territorio, qué posibilidades de alianzas estratégicas tenemos, con quiénes”, indicó Giamberardino. “Iglesia, Universidad, el Poder Judicial, en algunas localidades hay actores al interior más o menos permeables a los reclamos de las mujeres. Las demandas tienen que ser colectivas y en cada territorio tenemos que lograr ‘enganchar’ gente y elaborar estrategias en conjunto. Estrategias que tienen que sobrepasar el movimiento de mujeres. En eso estamos”.

Pasados algunos días del encuentro, para sus organizadoras quedó flotando en el ambiente la magnitud del movimiento de mujeres. “No todas tenemos la misma idea de movimiento social, ni de territorio, ni de relaciones de género. Sin embargo, todas estamos preocupadas por la situación de vulneración de derechos de las mujeres, en cualquiera de los ámbitos: en el trabajo, en el acceso a la salud, a la educación, y en las posibilidades que tenemos también de vivir (o no) libremente nuestras prácticas, nuestros discursos, en relación a nuestra identidad de género y la orientación sexual”.

Por último, Giamberardino destacó la potencialidad brindada por el diálogo, que fue “muy genuino. Algunas de un feminismo más institucionalizado, otras de un feminismo más ‘movimientista’; entre mujeres con distintas perspectivas, hubo un diálogo con respeto para sumar a la perspectiva de las otras. Habla de una madurez que vamos adquiriendo y consolidando en el movimiento de mujeres”, concluyó.