No son locos sueltos, son piezas de una misma maquinaria

A veces tengo la sensación de que algún ente por encima de nuestras cabezas dirige nuestra mirada. Entonces hoy la ponemos acá, mañana en aquél, de acuerdo a donde quieren que la fijemos. En este juego donde las piezas no están todas juntas, y van apareciendo de a poco, las más visibles no necesariamente son las más importantes. O no tienen el rol fundacional que aparentan. Eso sucede, creo, con Jonathan Morel, que estos últimos días y a raíz de la excelente nota de Baintrub para Anfibia tuvo bastante repercusión. Análisis de Ivy Cángaro compartido desde su red social.

Está claro que el pibe, que ni siquiera llega a los veinticuatro, que nació en democracia y es hijo de este siglo, tiene un rol activo y evidente, que influye sobre otros, que tiene una frialdad notoria y una malicia mitad natural, mitad impostada, para parecer un chico malo.

Se sabe que debería aclarar mucho más de lo que dice, por ejemplo: cómo y cuánto cobró de indemnización hace un año y medio por su trabajo de poquísimo tiempo en un call center, como para que eso le permita instalar una carpintería; debería decir como, habiendo aprendido el oficio hace un año y por tutoriales de youtube, y con una locación que no da más que para hacer algunas bandejitas de fibrofácil, consiguió contrato con un «fideicomiso», tal como enuncia, que lo contrató a través de una decoradora para el amoblamiento de un hotel a mil doscientos km. y por lo que le pagaron la friolera de casi dos millones de pesos.

No hace falta ser experto para saber que antes de contratarlo a él, hay decenas de profesionales mucho más preparados como para cumplir con el pedido; que una empresa de tal magnitud jamás lo contrataría porque su decoradora ya debería tener su equipo de gente de diferentes oficios, y que, de tomarlo, él, como contratado, chapearía con ese laburo para conseguir otros en una técnica ultra elemental de marketing… pero no, se toman fotos en toda ocasión pero no le tomó foto a ninguno de los muebles que hizo, para un hotel cuyo nombre ignoramos, contratado por una decoradora que no sabemos.

Lo que sí conocemos de Jonathan Morel es que construyó horcas, antorchas, una guillotina en su taller precario, y encima mal hechas (el cuello de la guillotina es para un elefante, si ni esa medida puede tomar…). También sabemos que tuvo y tiene profuso intercambio de audios con otros en un chat, donde habla de ases inar, ma tar, y demás minucias que, según él, solo son producto del enojo. Como si todos planearamos y ejecutaramos mag nicidios como quien se toma un fernet para olvidar penas.

 

Nilo Amir Medina Chale Abdala en la puerta de la casa de Cristina.

Y también conocimos a su abogado: Nilo Amir Medina Chale Abdala, más conocido en las redes y en algunos sectores como Nilo Medina. Nilo no llega a los treinta, es abogado recientemente recibido, se candidatea por el Partido Popular para conducir los destinos de Cañuelas, donde preside además el foro de seguridad y ASAI, que es la Asociación Argentino-Islámica.

Pero sobre todo, saltó a la fama cuando fue detenido en el Hospital de Lobos, el 31 de mayo de 2021, por ingresar a los alaridos clamando una «Plandemia» y llegó en ese estado hasta la Unidad de Terapia Intensiva, causando estupor y angustia entre los enfermos de covid allí internados. Fue en cana unos pocos días, y después nuevamente tocó el pianito por unos desmanes frente a la Quinta de Olivos, por la misma razón: Denunciar un plan internacional que pretendía inocularnos chips y cosas con las vacunas para un virus según él inexistente.

 

Daiana López, Ernesto Anzoátegui y Claudio Hertz.

En esa cruzada Nilo no estuvo nunca solo. Lo secunda su esposa, Daiana López, psicóloga novata que da charlas acerca de las patologías consecuentes por una pandemia y un virus inexistente. Juntos lideraron todas las movilizaciones que se hicieron en la Capital del país, a donde pasan mucho tiempo más allá de que viven en Lobos.

En esas manifestaciones se los puede ver agitando, convocando, liderando a una caterva de personajes que fueron creciendo y tomando, como ellos, otras iniciativas. Arrancaron con la «Plandemia» y la quema de barbijos. De eso pasaron a los escraches en diferentes reparticiones del Estado, luego a canales de televisión, después a personas específicas.

Y lo que parecía «apolítico» empezó a manifestarse con apoyos específicos a Espert, Milei y su troupe de violentos desencajados de remeras amarillas con una serpiente; a Patricia Bullrich y a Amalia Granata. Sin con los primeros algunos manifiestan discrepancias, todos coinciden en tomar a Granata como a una referente admirable.

Un día antes del intento de crimen… esta pregunta. En las respuestas, varios hablan de la muerte de Cristina como deseo.

En los múltiples videos, fotos y posteos de los dos últimos años del perfil de FB de Nilo Medina vemos ese in crescendo, hasta que los últimos meses hablan desembozadamente de aniquilar al kichnerismo, celebrar cuando Cristina esté muerta, y demás. De hecho, el 31 de agosto publicó un sugestivo post diciendo: «¿Cuál es el mayor sueño que tienen?», muchos a coro respondieron «muertos, presos o exiliados!». Sugestivo post a menos de 24 horas de un intento de magnicidio soñado por varios de ellos.

Medina publica fotos con Morel, en las marchas con antorchas, arrojando él mismo una antorcha encendida contra la Rosada, en esa noche que compartieron con Brenda Uliarte.

 

Sabrina Basile y Cristina Luján Romero

También hay numeroso intercambio, halagos, propuestas y actividades conjuntas con Ernesto Anzoátegui, el psicologo trucho amigo de Ximena Tezanos Pinto, alias «La Vecina», quien, a su vez, da charlas junto a Daiana López; con Sabrina Basile, la estridente hija de Coco Basile que no se perdió jamás una sola manifestación en donde pudiera gritar como descosida su odio hacia Cristina en particular, el gobierno de manera puntual, y el kichnerismo de modo general. También Cristina Luján Romero, la «amiga de fierro» (sic) de La Vecina; y Claudio Herz, ese desquiciado que con un guardapolvo y un megáfono amenazaba de muerte a Cristina en la puerta del Instituto Patria mientras un policía de la ciudad lo saludaba con el puñito y entre risas. Herz, Basile, Romero, Anzoátegui, Morel, López y Medina son amigos, compañeros de andanzas, planean y divulgan acciones precisas, las difunden y vitorean.

En muchas de ellas se ven, también, algunos de los integrantes del Centro Cultural Rittenhouse de La Plata, como Daniel Otero -que suele andar con una clave de sol gigante- tugurio de nazis confesos. Por lo que está clarísimo que hay un vinculo estrecho entre lo que pretenden parezcan «células» inconexas que van desde La Plata a San Isidro, de Moreno a Cañuelas, de San Martín a Barracas. Hay una logística, hay tiempo, hay recursos organizativos. ¿De dónde salen?

Tan es asi que, por ejemplo, y podemos ver los videos en mi muro de FB, vemos que Sabrina Basile filma la marcha de las antorchas donde se distingue claramente a Luján Romero y a Brenda Uliarte; pero también a Nilo Medina, el 26 de agosto, filmando durante media hora en la esquina de Juncal y Uruguay… ¿Qué hacía, si de K no tiene nada? ¿Inteligencia?

Lo mismo pasa con Ernesto Anzoátegui, quien se filmó a si mismo entre las vallas del 28 y a treinta centímetros de Juan Grabois, silencioso, como estudiando movimientos pues ¿Qué otro motivo tendría para ir allí, solo, en silencio? ¿O para interactuar con Uliarte y Sabag Montiel quienes, también, estuvieron en esa esquina todos los días previos al intento de crimen?

Pero quien tuvo entonces un perfecto panóptico de todo fue Ximena Tezanos Pinto: a su casa entraron buena parte de estos facinerosos, y miraron todo lo que quisieron desde el balcón al exterior, posiblemente eligiendo lugares, detectando dónde se paraban Carrizo, Uliarte y Sabat, detectables por los copos, que andaban circulando por ahí; pero también cómo es el edificio por dentro, como llegar a la puerta de Cristina, tal como hizo -franqueada por Ximena Tezanos Pinto- la legisladora formoseña Gabriela Neme, muy risueñamente.

Y en la vereda, sin que sepamos aún si subieron al piso de Ximena, el psicologo trucho Ernesto Anzoátegui (que viajó con Tezanos Pinto, en su auto, hasta San Nicolás, para vivar a Patricia Bullrich) y Nilo Medina, tal como ellos mismos muestran en fotos y videos de esos días.

Jenny Del Valle Vera, de Revolución Federal, hablando de las mujeres empoderadas y compartiendo el video de Brenda Uliarte y Fernando Sabag Montiel, a su vez compartido 53 veces, quince días antes del intento de magnicidio por estas dos personas, aparentemente muy reconocidas entre el grupo.

Un detalle más, curioso: en el perfil de FB de una de las adherentes incondicionales de toda esta movida, que en las redes figura como Jenny Del Valle Vera, aparece el 15 de agosto un posteo donde difunde las declaraciones de Brenda Uliarte y Fernando Sabag Montiel en Crónica, dejando claro que los conocía, con muchos «me gusta», varios «me encanta» y 53 compartidos y poniendo a Brenda como ejemplo de mujer empoderada.

Queda claro que conocían a las estrellitas fugaces de TV que quince días después atentarían contra Cristina Fernández de Kirchner, poniéndole una pistola a treinta centímetros de la cabeza. (ver captura de pantalla en las fotos anexas).
Demasiado juntos para andar sueltos.

 

Producción compartida con permiso de su autora.