No son narcos: que no haya más presos por plantar

Como en muchos puntos del mundo, y más de treinta ciudades de nuestro país, en Olavarría y Tandil se realizó la Marcha Mundial de la Marihuana. Cultivadores y pacientes terapéuticos, que militan fuertemente la causa de la despenalización del cultivo y la legalización de la marihuana, desde sus diversas agrupaciones tomaron el espacio público, en pos de concientizar y derribar prejuicios. Terminar con la criminalización y persecución de usuarios y cultivadores es la tarea.

En Tandil, la jornada del sábado 5 comenzó bien temprano, con el encuentro informativo mensual organizado por Cannabis Medicinal Tandil, en la planta alta del Centro Cultural Universitario. Encuentros que se efectúan el primer sábado de cada mes, a las 10, en el CCU, y en este caso tuvo la particularidad de coincidir con el 5 de mayo. Allí se hicieron presentes más de cien adultos con diversas afecciones: propias, de familiares, de allegados.

Luego, la actividad se mudó a la Glorieta de la Plaza del Centro, en donde, en horas del mediodía, se realizó una charla sobre cultivo de cannabis, a cargo de Alejandro “Indio” Ramírez Llorens, uno de los fundadores de Cannabis Medicinal Tandil. ‘Indio’ subrayó que, concretamente, lo que se pide es “que se permita el autocultivo, que nos dejen tener nuestras plantas. Esto ayuda a mucha gente. Tandil abrió las puertas a esto y es un tema que la gente quiere hablar”. Y no se trata de una expresión de deseos, sino de una realidad concreta: como ocurrió en el encuentro del Teatro de la Confraternidad, la mayor parte de los interesados en la charla fueron… las y los canosos de alrededor de 60 y más! Lo que hace manifiesta la llegada de un nuevo paradigma en esta lucha, en un claro camino hacia el derrumbe de prejuicios sobre la temática.

A lo largo de la tarde, entre música y conversaciones, se fueron acercando interesados, curiosos, militantes, usuarios recreativos y terapéuticos, investigadores, profesionales de diversas áreas, cultivadores, vecinas, vecinos y quienes escucharon música y se sumaron. Realizaron la marcha, el número central del día, que concluyó con una foto grupal en el veredón del palacio municipal.

Ni la lluvia impidió la marcha

A pesar del gris que cubrió todo el día, y de la lluvia que no amainó, a las 16 se congregaron más de más de un centenar de personas en la Casa del Bicentenario. Bajo una llovizna que para lo único que sirvió fue para molestar, desde ese punto de encuentro se dirigieron hacia el Paseo Jesús Mendía, mientras se fue sumando gente en el recorrido. Ya en el Paseo, se leyó un comunicado referido a lo convocante del día.

Entre los puntos mencionados, a modo de petitorio, se exigió la regulación de los clubes sociales de cannabis, para el acceso al cannabis y sus semillas y la tenencia; el urgente cese de las detenciones y los procesos penales a los usuarios por la simple tenencia de sustancias psicoactivas prohibidas; la promoción y estímulo estatal del uso (medicinal e industrial) y la investigación del cannabis no psicoactivo; la implementación de una ley de atención pública, universal y gratuita de los problemas asociados al uso de sustancias psicoactivas; la completa reglamentación de la actual Ley de Cannabis Medicinal 27.350; y la urgente modificación de la Ley de Tenencia y Tráfico de Estupefacientes 23.737, de 1989.

En la edición 2017, no llovió y se acercaron muchos usuarios de cannabis terapéutico. Sin embargo, las inclemencias de esta oportunidad resultaron contraindicadas para estas y estos pacientes. Sí se sumaron a visibilizar la causa los más jóvenes, muchos de ellos cultivadores. El año pasado, a pesar del clima que acompañó y el apoyo del Municipio (que declaró la movilización como ‘de interés municipal’), la gran presencia policial y una sociedad que aún no dejaba de apuntar y juzgar, impidieron que los cultivadores fueran parte de la manifestación. Sin embargo, las y los vecinos olavarrienses parecen no entrar en razones ni valorar que es el cultivador quien más se expone a ciertas ‘desactualizadas’ generales de la Ley por y para la salud de otros.

Miradas del Centro dialogó con Emilio Hurtado, de la agrupación Cannabis Activa Olavarría, que explicó que la Marcha Mundial de la Marihuana tiene puntos de reclamo distintos en cada país “porque las legislaciones son diferentes”. En el caso argentino, “el eje central es la legalización de la planta para todos sus usos, ya sea industrial, terapéutico o cultural”.

Cannabis Activa Olavarría trabaja desde hace un año, con el foco puesto en la información, a todos quienes les escriben en la búsqueda de datos sobre la planta. “No proveemos ni aceite ni semillas ni derivados: sí damos información”, sin hacer apología del cultivo: “acercamos información para la gente que ya tomó la decisión de usar cannabis, y que lo haga de la manera más segura, convencidos de que esa vía es el autocultivo, para el fin que sea”.

Emilio alertó que, si bien está en auge el tema del cannabis medicinal (al que prefieren llamar ‘terapéutico’), “la gente está un poco desorientada. Recurren a cualquier sitio de internet o a cualquier persona que vende aceites, y la realidad es que hay de todo en la calle: hay gente que lo vende, otra que lo regala; hay gente que lo hace bien, otra que lo hace mal”. Por esto, concientizan a la gente de que la vía de acceso más segura es que cada uno plante en su casa. “Es ilegal, lo sabemos. Los usuarios terapéuticos de cannabis están corriendo ese riesgo también. Se sancionó la ley de cannabis medicinal pero no se modificó la de estupefacientes: la tenencia simple sigue penada, independientemente del uso. ¿Usas el cannabis para tratar tu reuma? Es ilegal también, como que tengas tu cannabis, tu gotero, tus flores o tu planta”. En este sentido, Hurtado advirtió que se está ante un importante vacío y ausencia del Estado. Concientizan desde el derecho a la información, para que sepan “si lo quiere hacer o no”.

Luego de este primer año de labor, las consultas cambiaron: si bien, en un principio, fueron netamente para pedirles aceite (y ahí se ponía en conocimiento a la persona sobre su forma de trabajar), ahora hay gente que les escribe preguntándoles cómo cultivar. “La cabeza de la gente está cambiando y se están concientizando de los riesgos que tiene adquirir un producto en el mercado ilegal: al no estar regulado, no hay forma de saberlo. La gente tiene mucha desinformación, algunos médicos también y le recomiendan al paciente que utilice cannabis, pero no tienen forma de acceder. Estamos en un vacío total”, aseguró, con preocupación.

Sobre el brindar algún asesoramiento legal, de momento aún no tienen a ningún abogado trabajando con ellos. En ese campo, informan (ni más ni menos) de qué trata la Ley de Estupefacientes. “Está en nuestros planes tener una consultoría legal pero, al ser todo ad honorem, se acerca quien tiene ganas de trabajar, y todavía no se ha acercado nadie”.

A la hora de la destrucción de prejuicios, preconceptos, ideas instaladas sobre el territorio cannábico, en Olavarría la cuestión viene más lenta y en cuesta arriba que en Tandil. “Va cambiando un poco la cabeza de la gente. Cuesta entenderlo pero de a poco va cambiando. Hablo con mucha gente y hoy es un tema que, en una mesa familiar, se puede hablar de cannabis, cuando hace cinco años no se podía ni nombrar. En eso, ha cambiado bastante. Por lo menos, se puede hablar y se puede debatir el tema”, indicó Hurtado.

Para Emilio, el puntapié inicial lo dio “el cannabis medicinal, como le dicen. La gente empezó a entender y se puso a leer. Antes, estaba el prejuicio instalado y nada más: la marihuana es mala porque me lo dijeron en la escuela; la marihuana es mala porque hace mal; y es mala porque es ilegal. Al abrirse este camino, la gente se empezó a informar y empezó a darse cuenta que detrás de la prohibición de la planta, hay un montón de historias y de intereses de laboratorios, de farmacéuticas, industriales”. Para concluir, Hurtado reflexionó: “Creo que va cambiando de a poco. Igual, es un camino muy largo y los prejuicios están muy instalados”.

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De derechos del paciente y de cómo protegerse de ciertos ‘atropellos’ armados

En la charla en el Teatro de la Confraternidad, a cargo de Cannabis Medicinal Tandil, expuso la abogada Silvana Hanglin, que se refirió a los derechos otorgados por la Ley del Paciente, analizó el fallo de un juez federal de Salta (que autoriza a una mamá a cultivar, mediante una medida cautelar), y los recaudos a tomar ante algún ‘inconveniente’ con las fuerzas de seguridad.

En principio, en lo que respecta al uso medicinal/terapéutico del cannabis, se debe contemplar la Ley del Paciente, así como también los derechos a la vida, a la salud, a la intimidad, a la información, a la integridad física, a la reserva o confidencialidad de datos, a la interconsulta, al consentimiento informado, y la obligación del médico o sanatorio o efector de salud que sea, de entregar una copia o la historia clínica al propio paciente que así lo solicita, dentro de las 48 horas del pedido, entre varios puntos. A eso se suma el artículo 19 de la Constitución.

Ley de Derechos del Paciente que se encuentra emparentada con la que regula el ‘habias data’, el mecanismo para proteger la información personal; para acceder a información que los órganos del Estado tienen de las y los ciudadanos; y para que esa información no se divulgue abiertamente, ya que se violarían los derechos a la intimidad y a la inviolabilidad de la información privada.

Antes de la promulgación de esta ley, el/la paciente era tomado/a como un/a sujeto/a pasivo/a de estudios, análisis, tratamientos médicos. Hoy, el/la paciente es un/a sujeto/a de derechos, y en ellos está implicado el derecho a la información: ante cualquier práctica que se vaya a realizar, el médico tiene la obligación de explicar de qué se trata; qué consecuencias tienen esos tratamientos; qué medicación se va a utilizar y por qué; si son tratamientos experimentales o ya pasaron esa fase. También se encuentra el derecho a la autonomía de la voluntad: el/la paciente puede negarse a que se le realicen determinados tratamientos que considera no beneficiosos o invasivos, o que no están de acuerdo a cuestiones personales, de convicción, religiosas. Por ejemplo, la negativa hacia determinados  tratamientos como la quimioterapia. Casos particularmente graves, en los que debe estar por escrito (porque el/la paciente se puede retractar).

En cuanto al derecho al resguardo de la información personal, a que no sea divulgada, se relaciona estrechamente con la historia clínica, un documento como lo es el DNI o un expediente judicial: debe estar foliada, con numeración correlativa, sin alterar, con todos los datos que hacen a la persona (como los de identidad, grupo familiar, relativos al tratamiento a llevar a cabo, medicación que consume la persona -haya sido prescripto por el médico o no-). Se debe incluir todo lo que el/la paciente quiera que esté incluido. De hecho, si consume aceite de cannabis, el médico tiene la obligación legal de incluir esto en la historia clínica, y el/la paciente tiene el derecho de exigírselo. El médico, además, tiene la obligación de incluir los resultados que ha tenido sobre el/la paciente el uso del cannabis: debe certificar si mejoraron, si las dolencias ya no tienen el mismo nivel.

Junto a la historia clínica, el derecho a la confidencialidad. El médico no puede divulgar lo inscrito en la historia clínica: sólo bajo autorización del/de la paciente o por orden judicial que establezca que se tiene que trasladar esa información. La historia clínica está reservada y no puede ser vista por cualquiera: sólo por las/los pacientes, familiares directos o personas específicamente autorizadas por el paciente a tomar conocimiento de esa información. La abogada, asimismo, remarcó que la historia clínica es un documento del paciente. El médico no se puede apropiar de la historia clínica. Incluso, cualquier paciente puede solicitarle al médico la historia clínica, o una copia certificada. ¿El plazo? 48 horas.

Sobre el artículo 19 de la Constitución Nacional, la abogada informó que es el que consagra el principio de reserva: todas las acciones que no ofendan ni el orden público ni la moral, ni que afecten derechos de terceros, quedan reservados sólo a Dios y exentos de la actividad de los magistrados. Esto significa que si no se hace nada que ofenda al orden público ni perjudique el orden ni la moral públicos, y que no esté afectando a terceros, nadie se puede meter, en este caso, con el usuario que usa medicinal como recreativamente al cannabis. En este sentido y contexto, hacer valer el artículo 19 significará que si una persona tiene una planta en su casa, si hace el aceite en su casa, y toma el aceite en su casa, no constituye delito. Se podrán llevar la planta y se perderá la cosecha (o no), pero no se va ni se puede ir preso por ello.

En cuanto al fallo del juez de Salta, se lo analizó desde la Ley de Estupefacientes. Una madre pide un amparo (o medida cautelar) a un juez de Salta, para lo que tiene que acreditar la verosimilitud del derecho (que no se necesita un análisis de toda la prueba para saber que existe ese derecho) y el peligro de la demora.

Se trata de la mamá de un nene de seis años con neurofibromatosis desde los siete meses de vida. Un nene medicado con calmantes de todo tipo, pero los dolores no cesaban: la neurofibromatosis genera muchísimo dolor y afecta la conducta, la interacción con pares, con su familia, no puede conciliar el sueño, tiene convulsiones y demás trastornos terribles. La mamá probó el aceite de cannabis y el nene tuvo una mejora: no se curó, pero los dolores menguaron y cambió contundentemente su calidad de vida. Al poco tiempo de usar ese aceite, se generó acostumbramiento. Probó otro aceite y volvió a mejorar. La mamá necesita de la dotación de esos aceites, ya que lo que le hace bien a la criatura es esa rotación.

El juez de Salta falló a favor de esa mamá y aclaró en su dictamen que dictaba esa medida cautelar “para que las fuerzas de seguridad y la Justicia no molesten a esta mujer”. Léase: que la dejen vivir tranquila y hacer lo que tiene que hacer, al especificar el por qué le autoriza doce plantas y 40 plantines para realizar el cultivo y la fabricación del aceite. Para no empezar con si supera o no la cantidad de plantas, el juez planteó en el fallo algo de este espíritu, convicción y compromiso: ‘no me jodan ni jodan a esta mujer, porque está haciendo algo loable’. En este marco, la abogada definió: “Los jueces tienen que estar al servicio del pueblo, y no al servicio de políticas erróneas de Estado, como la que tiene nuestro país en lo que es perseguir el ‘narcotráfico’”.

Hanglin resaltó que es de la ley penal de la que hay que protegerse: “Las fuerzas de seguridad siguen actuando arbitrariamente, desconociendo el fallo y realizando allanamientos”. Por esto, para cualquiera que plante, cuando tenga algún inconveniente, como que se presenten en su domicilio las fuerzas de seguridad y pretendan allanar, lo primero que se debe hacer es “hablar con su abogado de confianza”. Además, para entrar al domicilio, sólo se permite con orden de allanamiento, de juez competente, penal, de garantías (no del juez del Tribunal de Faltas).

Los agentes deben mostrarle al usuario la orden de allanamiento como también su identificación (que siempre se tiene que identificar), el usuario puede sacar una foto de la identificación del policía, y deben leer los derechos. Aún, a pesar de las arbitrariedades y abuso de poder de las fuerzas de seguridad. Aunque también es reconocible la orden que emana de superiores en los muchos casos que no casualmente se ven en los medios. “Antes de que ingresen, y si encima llegan sin orden judicial, tienen el derecho de llamar y hablar con su abogado”.

Por último, la abogada recordó el caso de Alcides, un jubilado de 73 años, procesado, que tuvo cuatro años de proceso y cinco días preso, por plantar su propia medicina. Sin embargo, los productos supuestamente de origen cannábico que se ofrecen en Mercado Libre, jugando con la desesperación, se violan la Ley de Estupefacientes, la Ley de Derechos del Consumidor, la ley civil y la penal, y nadie controla nada. “Se persigue a un señor mayor que tiene cinco plantitas para mitigar su dolor, y eso es narcotráfico. Cuando estás vendiendo una sustancia que está prohibida, por un medio masivo, a un público indeterminado de personas, entrás en el delito de narcotráfico. Y nadie dice absolutamente nada. La doble moral, permanentemente. Por un lado, la sanción normalizadora, y por el otro lado, se deja que esto siga funcionando”, conluyó la letrada.

Fotos de la Marcha Mundial de la Marihuana en Tandil: Liliana Torres y del Facebook de Ana María Fazekas.

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