Pedaleando el país por la causa Palestina

Palestina está a 12.500 km de nosotros. Pocas noticias tendríamos acerca del dolor y la lucha de su pueblo bajo la ocupación israelí, sino fuera por imprescindibles como William Balborín que recorre Argentina en bicicleta para darle visibilidad al sufrimiento del pueblo palestino a manos del sionismo.

Viva Palestina! El sionismo tiene que caer!”, fueron las palabras que resonaron cuando William Balborín se alejaba de la plaza central de Olavarría. Su bicicleta lleva en alto la bandera con un mensaje que es claro y urgente, “Palestina tiene que ser libre y eso hay que darlo a conocer.”

Pero… ¿Qué sucede en Palestina? Poco nos informan nuestros medios, y hay que salir a documentarse. Todo comenzó luego de la Primera Guerra Mundial. La región palestina era originalmente gobernada por el Imperio Turco Otomano, que como se alió con Alemania en la Primera Guerra Mundial, tuvo que cederle territorio a los vencedores cuando ésta fue derrotada. Francia e Inglaterra se repartieron el antiguo territorio otomano y la tierra de ambos lados del río Jordán pasó a manos británicas. Pero luego de la Segunda Guerra Mundial -entre 1939 y 1945- uno de los temas que había que resolver, era el mandato de Inglaterra sobre el territorio Palestino. Parecía obvio que Palestina fuera declarada independiente, cosa que los británicos ya habían prometido, pero el Secretario de Estado de Relaciones Exteriores británico también había acordado, en 1917, darle una tierra en la región palestina a los judíos. Estos consideran a Palestina como su tierra porque llegaron allí durante el segundo milenio antes de Cristo y se establecieron hasta que en el año 70 de la era cristiana, los romanos los expulsaron de Palestina, iniciándose su dispersión por el mundo a lo que se le llama diáspora.

En 1947, luego de la segunda guerra mundial y en base a una población preexistente judía, engrosada por la inmigración posterior al holocausto, la Asamblea General de la ONU partió el territorio Palestino en un Estado judío y otro árabe, cosa que en la práctica no se cumplió, ya que sólo nació Israel, porque los palestinos rechazaron el plan de la organización. Es entonces cuando se comienza a hablar del «conflicto árabe-israelí».

Básicamente, desde entonces Israel se constituyó en una brutal fuerza de ocupación sobre Gaza y Cisjordania, los llamados «territorios palestinos» y la situación pasó por diversas etapas que incluyeron varios levantamientos, pero terminó en hostilidad y discriminaciones para el pueblo Palestino, cuya tierra fue colonizada progresivamente -sin autorización-  por el Estado israelí con colonos ortodoxos.

A esto se suma el bloqueo que controla estrictamente las fronteras y el espacio aéreo de la Franja de Gaza, situación que empeoró mucho las condiciones de vida en aquel territorio, ya que los habitantes se ven privados de empleo, educación, asistencia médica y otros bienes de primera necesidad. Además, el otro gran problema existente en la Franja de Gaza es la densidad de población. En su principal ciudad, residen 5.000 personas por kilómetro cuadrado, una de las concentraciones más altas del mundo.

De esa forma se explica la gran cantidad de víctimas entre civiles palestinos a causa de los constantes ataques. La última asonada dejó 15 palestinos muertos y alrededor de 2.000 heridos de bala a manos del Ejército israelí en la frontera de Gaza. Para el estado sionista es supuestamente difícil atacar a los combatientes palestinos sin causar bajas civiles, y las sucesivas operaciones militares -como la tristemente célebre «Plomo fundido»- no hacen más que sumar víctimas a las víctimas en un conflicto sin solución inmediata, más que la retirada israelí.

Esta situación es la que sensibilizó a William a salir a recorrer los caminos visibilizando lo que sucede en esa lejana tierra. Su idea es llegar a la embajada Palestina en Capital Federal y entregarle la bandera que ha flameado en medio país sobre su bicicleta al embajador Husni Abdel Wahed, como una manera de decirle de que palestina no está sola, puesto que: «Somos muchos los argentinos que estamos y apoyamos a Palestina«.

Respecto a la respuesta que recoge en su camino, comenta: «La gente aunque no conozca el tema se prende, porque uno le habla… A través de la bici se hace un trabajo de militancia, de concientización. Yo pertenezco al grupo  Tucumán por Palestina o sea no es que la cuestión palestina nazca desde un repollo, yo milito la causa en tucumán soy un militante activo y esto es una forma de militar la causa utilizando la bici, y el viaje..

William ha hecho ya varios viajes por el país. Este, cuyo recorrido comenzó en diciembre desde Tucumán, para bajar hasta Bariloche y luego subir a Neuquén, Río Negro, y finalmente la Provincia de Buenos Aires es el segundo por la causa Palestina. Piensa que será el último, según explica: «Porque acá yo siento que se quema una etapa de mi vida… Gracias a Dios yo me recibí de abogado antes de salir de viaje, he dado la última materia y la cuestión ahora es pensar en regresar y ver qué hago con el título, tratar de ejercer la abogacía pero siempre pensando en una cuestión social, no burguesa, en el sentido de poder ser una herramienta para ayudar a la gente que lo necesite…»

Primera charla sobre Palestina en un colegio secundario de Chimpay (lugar donde nació Ceferino Namuncurá).

Como despedida deja el pedido de apoyo para el pueblo Palestino, porque: «Hace 70 años que lo viene pasando muy mal, es el pueblo más oprimido del mundo. Con lo que puede ayudar la gente común, es a través del BDS (Boicot, Desinversiones, Sanciones) que es el boicot a Israel, es un movimiento que está incluso nominado al Premio Nobel de la paz. Es una herramienta pacífica y legal para boicotear y aislar al estado de Israel. Esto significa no comprarle productos, no tener relaciones diplomáticas, deportivas, culturales, de ningún tipo. Eso se hizo con el estado racista, la Sudáfrica de Mandela y se trata de aplicarlo nuevamente. Hoy ya lo están aplicando incluso municipios de España como el de Barcelona. La cuestión sería que nuestros gobiernos se pongan los guantes y den pelea, pelea que no significa usar armas sino cortar relaciones con la entidad sionista.»

Viva Palestina! El sionismo tiene que caer!”, fueron las palabras que resonaron cuando William Balborín se alejaba de la plaza central de Olavarría. Su bicicleta lleva en alto la bandera con un mensaje que es claro y urgente, “Palestina tiene que ser libre y para eso hay que darlo a conocer.” Y ahí va William, uniendo almas sensibles que le abren su casa y su corazón para pasar una noche y para difundir un sueño de libertad.