Revolución en las calles, en las plazas, en las casas… ¿y en las canchas?

En el marco del VIII Congreso de Periodismo Deportivo, organizado por la Facultad de Periodismo y Comunicación Social de la Universidad Nacional de La Plata y la Agrupación ‘Rodolfo Walsh’ (conducción del Centro de Estudiantes de dicha facultad), en la mañana del lunes 26 de octubre, las futbolistas Mara Gómez, Gabriela Ramírez y Flor Sánchez (jugadora surgida de Tandil) dialogaron alrededor del primer año de la semiprofesionalización del fútbol femenino y los nuevos escenarios que plantea.

Se trató de la charla que dio inicio a esta peculiar octava edición del Congreso de Periodismo Deportivo: atravesada tanto por la pandemia de Covid-19, que obligó a su realización en la virtualidad, al tiempo que permitió una gran convocatoria, al saltear las distancias geográficas; como por la perspectiva de género y la lucha en pos de la visibilización de las mujeres en el deporte. En el salpicón de alrededor de 150 pantallas ‘muteadas’, Mara Gómez (futbolista del Club Atlético ‘Villa San Carlos’, que debutará en el próximo torneo ‘Copa YPF’), Florencia Sánchez (jugadora del Club de Gimnasia y Esgrima La Plata) y Gabriela Ramírez (ex futbolista y ahora técnica de la escuelita de fútbol femenino del Club Estudiantes de La Plata) se reunieron, bajo la coordinación de Julieta Sampaoli (docente del seminario de fútbol femenino de la FPyCS-UNLP).

‘Chuly’ (integrante del Centro de Estudiantes y de la Agrupación Rodolfo Walsh), encargada de dar la bienvenida, destacó la importancia de la charla sobre esta semiprofesionalización del fútbol femenino, “como parte de una lucha de años y en el marco de la visibilización de la movilización feminista”. Sampaoli presentó a las protagonistas de la charla, “conocedoras del fútbol femenino en general y de la región”; y brindó una breve historia sobre el Seminario de Fútbol Femenino que desde 2018 dicta, junto a Pablo Latreite, en la Facultad anfitriona: “Teníamos que llevar el fútbol femenino al campo académico, porque los y las periodistas que llegaban al fútbol femenino no estaban muy preparados, no conocían del tema ni de su historia, no sabían cómo era su realidad ni conocían a las protagonistas”.

EL FÚTBOL FEMENINO EN SU TRANSICIÓN

La primera pregunta con que se inició el panel (y el Congreso mismo) versó sobre la lucha para llegar a la semiprofesionalización del fútbol femenino en nuestro país, y se centró sobre los cambios que las jugadoras han notado desde sus tiempos en el amateurismo y esta nueva etapa. Fútbol femenino que se semiprofesionaliza en el campeonato de Primera 2019/2020, con al menos ocho jugadoras contratadas por equipo, tal como estipuló AFA en marzo de 2019, respetando el Convenio Colectivo de Trabajo 557/09. Contratos que, en julio de 2019, equivalían al de un futbolista de la Primera C masculina (tercera categoría de AFA): $20.250. La lucha por la profesionalización y la igualdad de condiciones para las futbolistas, visibilizada por Macarena Sánchez, ha permitido este gran paso, en el marco de una historia atravesada por la garra de varias generaciones de jugadoras y el ninguneo de las instituciones deportivas.

La primera en tomar la palabra fue Gabriela Ramírez, quien hizo referencia al hecho de jugar en una cancha profesional, pero denunció que en Estudiantes de La Plata sólo tocó en la excepcional ocasión del clásico… mientras, esperan que en 2021 el club priorice que los partidos de su fútbol femenino sean en la cancha principal. Disciplina que en ese club ha luchado para tener un espacio físico para entrenar, ya que ni la cancha auxiliar les cedían: “Nos decían que les rompíamos el césped a los chicos de las inferiores y los juveniles que tenían que jugar ese fin de semana. El Bosque, la zona del Zoológico, la Gruta, eran nuestro campo de entrenamiento”. Cambios que también notan en la indumentaria y que en ello también hay inequidad: Ramírez subrayó que les cuesta tener la misma marca que tiene la Primera del fútbol masculino. Resaltó el puntapié dado por Maca Sánchez para la trascendencia y los logros de estas luchas de las jugadoras “que existimos y estamos presentes, para contar nuestras experiencias”.

Flor Sánchez, por su parte, en el marco de esta transición del amateurismo hacia la profesionalización, recordó que “hubo un tiempo en Tandil, en que juntar a un grupo de jugadoras sin que existiera la vergüenza de jugar al fútbol, era complicado. Cada una evaluaba jugar a deportes ‘de mujeres’, como el hockey, así determinados por el binarismo”; y rememoró su ‘desembarco’ en La Plata, la grata sorpresa de descubrir que había más mujeres jugando en el fútbol 5, luego en la Liga Platense. Como Ramírez, celebró la decisión de Maca Sánchez y de muchas jugadoras de equipos de Primera División de colocarse en lo colectivo; y la ‘suerte’ de haber recalado en Gimnasia: club en el que el fútbol femenino entrena en el mismo predio que la Primera del fútbol masculino; en el que tienen garantizado el traslado hacia las canchas, la indumentaria y el estadio principal, luego de luchas intestinas. La no grata nueva que indicó la tandilense fue el encontrar “muchos equipos de la Primera que no estaban en nuestras mismas condiciones, y aún pasa: todos los equipos comenzamos con el entrenamiento… menos uno”.

Para Mara Gómez, “en el fútbol y en lo social, los cambios y avances son progresivos y se ven”. Lejos de la meritocracia, Mara evidenció la falta de oportunidades en el entrenamiento, la competencia y la preparación física de las jugadoras del fútbol semiprofesional y del amateur, en donde los clubes de barrio no les dejan ni permiten utilizar el mismo predio que para la Primera del masculino: “Hay que seguir reclamando que haya más igualdad y más inclusión dentro de los clubes y dentro de cualquier deporte; y luchando para que las condiciones del fútbol femenino sean iguales a las del masculino, para poder vivir de este deporte”. Debutante en el tema AFA, en un ambiente grande y a la vez chico, donde todas se enteran de todo, Gómez insistió en que “muchos clubes necesitan desarrollar la inclusión y la paridad para el fútbol femenino, que puede hacer lo mismo que el masculino con las mismas condiciones en competencia, sueldos, en el uso y disposición de los espacios físicos”. Gómez celebró que algunos medios visibilizan al fútbol profesional femenino e informan a la sociedad que ese deporte, antes considerado exclusivo para hombres, hoy se puede practicar libremente. Sin embargo, no dejó de observar las pocas veces en que se transmitieron partidos del fútbol femenino, por lo que se lo debe visibilizar más, “en la TV Pública, en canales de aire, para que sea visto por el público y le dé un crecimiento a la disciplina”.

Gabriela Ramírez (captura del Zoom de la charla)

A un año de la semiprofesionalización, la transición del amateurismo de la Liga, de lo barrial, de la diversión y el disfrute, del recuerdo de las canchas, “de las marcas, los golpes, los raspones, el olor a césped o a tierra mojada de las canchas que no tenían pasto, de los gritos de ‘vayan a lavar los platos’, que no se escuchan más, de los que nos reíamos pero nos jodía”, como rememoró Ramírez. Hacia la exigencia de jugar en AFA, del deporte como laburo, de más horas de entrenamiento y de volverse una responsabilidad, una obligación; el representar a un club y llevar la camiseta de esa institución en cada acción; “el tener la posibilidad de cruzarte con jugadoras de muchísima jerarquía; de estar en un torneo de un nivel de fútbol mayor; y tener asegurados tu ropa, el traslado hasta el entrenamiento, lo físico y lo táctico planificado”, destacó Sánchez.

AQUELLOS PRIMEROS PASES Y PELOTAZOS

Sobre sus años de experiencia formativa, y a la pregunta de si se imaginaron, de niñas y adolescentes, que serían parte de esta revolución que ha logrado, al menos, la semiprofesionalización del fútbol femenino en Argentina, Ramírez no titubeó: “Jamás pensé que iba a llegar a esto y lo disfruté mucho”. Tenía 21 años cuando empezó a jugar en un club, sin otra formación deportiva que la de hacerse en el día a día, en su barrio, con sus amigos, en el potrero. “Disfruto muchísimo de formar a las más peques, de estar y jugar con ellas, porque me demuestran en la cancha esa libertad y esa pasión que sienten desde chiquitas, la que sentíamos nosotras pero no teníamos cómo expresarla más que en el potrero”, evocó, hoy en su rol de formadora.

Yo siempre hablo del haber tenido suerte”, definió Flor Sánchez, para relatar que cuando vivía en Tandil, “un entrenador que había decidido que las mujeres también podían jugar al fútbol” la invitó a incluirse en su equipo mixto. Allí se formó con varones hasta los doce, entrenándose durante todo el año para participar en los Torneos Bonaerenses, de las pocas competencias que incluían ‘fútbol femenino’: “Jugar esa semana en Mar del Plata era ‘el premio’ a lo hecho durante el año”. Luego, su formación transcurrió en un equipo de mujeres, viajó a La Plata, entró a su Liga y así llegó a AFA. “Celebro esos espacios donde las nenas tienen el lugar para aprender. A muchas jugadoras de esta camada les ha faltado esa formación. Quiero que exista la posibilidad, y si no existe para mujeres a nivel inicial, que sea mixto: a esa edad, los niños aprenden jugando y nada debería dividir eso entre mujeres y hombres”, sentenció.

Flor Sánchez (captura del Zoom de la charla)

Cuando a sus 15 años Mara Gómez empezó a jugar, no había liga de fútbol femenino ni veía a las más pequeñas jugando ni entrenando en fútbol. “Veníamos de la experiencia del potrero, de jugar con varones, de partidos barriales y torneos ‘relámpago’ del día”, recordó, como experiencia de las más grandes del barrio. De a poco se fueron acercando. Incluso, como entrenadora, Mara ha instruido a nenas de cuatro, cinco, inclusive de tres años: “No era que no había fútbol femenino: no había oportunidad de desarrollo del fútbol femenino. Hoy, los clubes de barrio son el vientre del fútbol femenino, ahí empiezan a crecer las grandes futbolistas que tendremos”.

Hasta hace unos años, el fútbol para una joven trans no era una cancha de lo más amable. En la charla, Mara habló de los pocos torneos barriales en los que jugó, atravesados por los impedimentos signados por la discriminación que sufrió: la consideraban ‘una ventaja física’ cuando desconocía a tal punto el fútbol que hacía goles en contra. “Lo practicaba porque en lo emocional me hacía muy bien y me ayudó: es necesario hablar de que el deporte no es sólo competitivo, sino también un ámbito de contención, de socialización para chicas, varones, del género que sean”, destacó. En un club o en un espacio público, Gómez insistió en la importancia de una educación deportiva basada en el respeto y en el compañerismo; y en la función de los clubes y los deportes en las conductas sociales: “Una chica o un chico en un club es una chica o un chico menos en la calle”. Asimismo, confesó la emoción que la embarga al ver a niñas en las canchas, haciendo crecer el nivel del fútbol femenino desde tempranas edades y con muchas ganas: “El fútbol femenino no es inferior al masculino. La clara diferencia está en el inicio: los varones, cuando empiezan a caminar, les ponen una pelota en los pies; en cambio, las mujeres lo iniciaron de adolescentes o de grandes”.

Mara Gómez (captura del Zoom de la charla)

JUGADORAS TRANS EN EL FÚTBOL FEMENINO: LA INCLUSIÓN EN DEBATE

Mientras salía de la cancha para no recibir más silbidos, gritos de las tribunas y comentarios por o bajo de sus rivales, a Mara Gómez no se le cruzaba por la cabeza la posibilidad de llegar a la AFA,a ser parte del fútbol femenino semiprofesional. Era de la naturaleza de esos sueños que se piden al soplar las velas del cumple y que ya al enunciarlos se los sabe imposibles. La sociedad parecía dictárselo así: se debía conformar con practicar eso que tanto le gustaba en las ligas amateurs, y quizás hasta debía agradecer el que se le diera un lugar. Cuando ya se consideraba sin chances en el deporte, se le presentó la oportunidad para demostrar el alcance de la inclusión.

Sobre la llegada de Mara al fútbol femenino semiprofesional, a principios de este 2020, se escribieron ríos de tinta y bits. El que su nombre y su cara hayan estado tan expuestos en los medios le fue difícil: “Nos empujan a tener que encasillarnos en algo que no queremos ser. Yo no quiero encasillarme ni que me encasillen en el binarismo. Quiero ser Mara Gómez, nada más”. Más difícil aún le ha sido el tratar de dar otra perspectiva a lo que se han empecinado en llamarle, tan ambiguamente, una ‘ventaja física’ o ‘desventaja deportiva’ a su presencia en las canchas del fútbol femenino, sólo por ser una chica trans. “Lo que se debate y discute por mi participación en el fútbol femenino semiprofesional también se debatía y discutía por la participación de las jugadoras en el fútbol, al que consideraban exclusivo para hombres hace un tiempo: que las mujeres no podían practicar este deporte porque eran la fábrica de reproducción social, porque tenían que estar en las casas, tenían que cumplir con las órdenes patriarcales”, explicó Mara.

[Gentileza: www.ElDia.com]

A Mara se le ha hecho complicada la empresa de hacer entender a buena parte de la sociedad que el fútbol no es sólo cuestión física, de velocidad y fuerza, sino también de la experiencia que trae cada jugadora. Ahí reside que haya una ventaja o desventaja, según las particularidades de las jugadoras: “Algunas pueden tener velocidad y fuerza, pero quizás no tienen habilidad en la cancha; algunas manejan bien la pelota y no sirven para hacer una carrera en la cancha”. Cuando han osado marcarle que tendría más fuerza y más velocidad en la cancha, por encima de las jugadoras femeninas, Mara les ha sacado su carta bajo la manga: “Siempre pongo el ejemplo de Messi, que todo el mundo lo conoce y lo ha visto jugar. El considerado mejor jugador profesional del mundo no es una persona que, en estatura, esté a la par de los demás jugadores, ni es el más veloz, ni es el que patea más fuerte la pelota. Sin embargo, cuando juega, lo hace con mucha habilidad y calidad de juego. Entonces, si tengo una ‘ventaja’ en el futbol femenino, ¿por qué a Messi lo siguen entre cuatro jugadores, teniendo en cuenta las desventajas físicas que tiene él?

Mientras la pregunta retórica quedó en el aire, Mara insistió en que se debe remarcar que en el fútbol y en el deporte en general, dentro de la cancha y en la competencia, “somos once, no depende todo de una sola jugadora”. Y si de depender se trata, en lo individual, Gómez apuntó al nivel y las horas de entrenamiento de la persona, y al nivel de conocimiento de sus habilidades para marcar sus diferencias individuales. Respecto a lo grupal, también influyen las horas y días dedicados al entrenamiento y la complementación y dinámica de las jugadoras en el equipo.

En la mesa, Mara compartió su alegría por la oportunidad y por el hecho de que la propia AFA no le ha presentado limitaciones: “Están trabajando para que se dé de la mejor manera mi participación en el fútbol femenino semiprofesional”. Gómez recalcó en la importancia de dar la oportunidad a todas, todos, todes, entendiendo al deporte como un derecho: “Vamos a marcar un antes y un después en la inclusión, un antecedente”.

[Gentileza: www.DiarioPopular.com.ar]

Como referente del seminario sobre Fútbol Femenino en la carrera de Periodismo Deportivo de la Facultad de Periodismo y Comunicación Social de la UNLP, Julieta Sampaoli recomendó e instó a que quienes se acerquen a cubrir el fútbol femenino lo hagan con perspectiva de género, “indispensable y clave para comunicar esta disciplina de una manera correcta”. En función de ello, a su pregunta sobre qué situaciones esperan las jugadoras que no se repitan más, tanto en AFA como en ligas amateurs, Mara contestó con contundencia: “Nunca más a la discriminación, la exclusión, al techo que nos ponen para no avanzar ni hacer libremente lo que nos gusta”.

Acercándose el final de su alocución, Mara volvió sobre su concepto del fútbol como la terapia que le salvó la vida en momentos en que lo necesitaba, e hizo hincapié en la urgencia de darle más importancia a este aspecto del desarrollo personal: “Las, les, los adultos tenemos que seguir trabajando fuerte para que las generaciones futuras no tengan que padecer lo que padecimos y seguimos padeciendo en los deportes”. Y la diferencia entre dar esa importancia debida y no, se marcan con claridad en instancias como los mundiales: “Estados Unidos, por ejemplo, tiene cinco mundiales ganados de fútbol femenino, porque el desarrollo de la disciplina en ese país viene desde la infancia: es parte de la materia de educación física en las escuelas”, señaló Gómez.

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Para finalizar su contribución, la jugadora de ‘Villa San Carlos’ llamó a la pronta ‘desbinarización’ de los ámbitos sociales, entre ellos el deportivo, y eliminar prejuicios: “El deporte no tiene género ni sexo. Jugamos con los pies, no con la genitalidad”. Por último, Mara Gómez destacó el valor y significación de la aplicación de la Educación Sexual Integral en todos los niveles e instancias educativas: “Este tema abarca a toda la sociedad, y se debe marcar que nada impide que una mujer pueda hacer lo que un hombre. Así como la mujer puede salir a trabajar, un hombre también puede limpiar la casa”.

[Gentileza: www.Argentina.As.com]

[No te pierdas la segunda parte de la charla ‘Fútbol Femenino: nuevos escenarios, a un año de la semiprofesionalización’: proceso formativo, el advenimiento de las reservas, la ‘Carta Abierta de una jugadora con suerte’, el fútbol femenino en los clubes del interior… y más!]

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