Rinaldi: ¿Sospechoso milagro o burla a la justicia?

En la noche del domingo 11, un transeúnte pasaba casualmente por la esquina de Coronel Suárez y Riobamba, en Olavarría, y al observar al interior del restaurante fotografió la prueba: Héctor Rinaldi, otrora comisario olavarriense en tiempos de la última dictadura cívico-militar, se encontraba cenando. Rinaldi está acusado en la causa Monte Pelloni 2 y el tribunal lo separó del juicio porque, se adujo, no estaba en condiciones cognitivas para enfrentarlo. Sin embargo…

En redes sociales, se difundieron las fotos y videos, en las que se denuncia que “el día de la fecha (domingo 11) siendo aproximadamente las 0.10 hs., luego de una búsqueda que lleva varios días y, a sabiendas que erróneamente el Tribunal Oral de Mar del Plata había dejado fuera del juicio a ‘Caballo Loco’ Rinaldi, personas que trabajan por el desarrollo del juicio lo encontraron cenado en este restaurante. El tribunal lo separó del juicio porque no estaba en condiciones cognitivas para enfrentarlo, quedando demostrado que sí está en condiciones. La Fiscalía está en conocimiento de esto y mañana hará la presentación al Tribunal para revertir la situación”.

Efectivamente, en el marco del Juicio por la segunda parte de la causa Monte Pelloni, Fiscalía pidió que Rinaldi afronte el juicio, por mostrar ‘buenas condiciones de salud’. Mientras tanto, el pedido se encuentra en la Cámara de Casación, a la espera de respuesta. Rinaldi, hacia fines del año pasado, fue apartado del Juicio por «un trastorno psicorgánico, con deterioro cognitivo leve-moderado«. Sin embargo, ahora recaerán investigaciones sobre los médicos que realizaron el diagnóstico de Rinaldi.

Héctor Rubén Rinaldi, de 78 años, estuvo a cargo de la subcomisaría de Sierras Bayas y de la Comisaría Primera, entre 1975 y 1981. Está acusado e imputado como coautor de los delitos de ‘privación ilegítima de la libertad agravada por el empleo de violencia y prolongarse por más de un mes’; ‘en concurso real con tormentos agravados por ser la víctima perseguida política’; de ‘coacción por el empleo de amenazas’; ‘homicidio calificado por alevosía, por haber sido cometido con el concurso premeditado de dos o más personas y con el fin de lograr la impunidad’; y hasta de ‘violación’.

Quien supo ser presidente de la Delegación Olavarría del Centro de Oficiales Retirados, no prestó declaración (aún) en esta segunda parte de la causa por los crímenes cometidos en el ex centro clandestino de detención, tortura y muerte Monte Pelloni. Sin embargo, afirmó ante el Tribunal Federal Oral de Mar del Plata que “no cometió errores ni delitos de ninguna naturaleza”. Tiempo después de su audiencia de “visu”, pedida por ese Tribunal, en la que se evaluó su estado de salud y se determinó que «no se encuentra en condiciones psíquicas para afrontar el debate, pues en la actualidad carece de aptitud no sólo para encarar, activa y efectivamente el ejercicio pleno de su defensa«, con las audiencias desarrollándose, Rinaldi es hallado por vecinos en un restaurante en Olavarría. «Pudo pedir comida, pagar, recibir vuelto y volver a su casa, todo en perfectas condiciones«, subrayaron.

A pedido de su defensor oficial, un neurólogo de peritaje constató que Rinaldi «daba cuenta de un deterioro cognitivo de grado moderado-grave el cual se corresponde con una demencia en estado moderado«, mientras que una psiquiatra rectificó que, si bien el imputado «posee una capacidad cognitiva disminuida”, ello “no imposibilita la compresión y comunicación plenas para estar en juicio«. Sin embargo, según el examen del Tribunal, «practicado ante la presencia de las partes» y una tercera profesional del Cuerpo Médico Forense, Rinaldi evidenciaba “sintomatología compatible con un trastorno psicorgánico, con deterioro cognitivo leve-moderado”, de carácter “orgánico, progresivo e irreversible«, por lo que «su aptitud no es plena y puede ser condicionada por situaciones vivenciadas como estresantes«.

Carmelo Vinci, integrante de la Mutual por la Memoria y ex detenido-desaparecido, en diálogo con Miradas del Centro, manifestó: «Desde que a él lo separaron del juicio, porque no estaba en condiciones cognitivas de enfrentarlo, nosotros vimos que en realidad sí está en condiciones, así lo creemos por la forma en que se maneja. Estuvimos tratando de encontrarlo para ponerlo en evidencia. Sabíamos que manejaba. Si tiene carnet de conducir, mínimo tiene que tener un pleno funcionamiento de sus sentidos. O sea que si maneja, también puede estar en condiciones de testimoniar. Es de Olavarría, vive acá”.  Y señaló además que «los compañeros que trabajamos alrededor del juicio siempre estuvimos atentos de encontrar la situación para ponerlo en evidencia. Y vimos un par de veces cosas así. Pero en la noche del sábado se lo encontraron en un restaurant. Ese señor estaba cenando y se lo veía en condiciones más que aceptables. A partir de ahí, nuestra postura fue hacer la denuncia, aportar ese elemento de prueba, a la fiscalía, a la doctora María Ángeles Ramos, que conduce el Ministerio Público Fiscal en el juicio del Tribunal Federal Oral de Mar del Plata, para que se revierta esa situación de haberlo dejado fuera del juicio«.

Además, Vinci indicó que esa exclusión del juicio no fue en carácter de permanente, ya que se trata de un estado de salud del que Rinaldi se puede recuperar: “Lo que podemos decir es que o fue mal excluido o recuperó ciertas condiciones de salud”. En uno de los párrafos del documento en el que se lo excluyó del juicio se marca: «Si bien, según se informa sus afecciones neurológicas resultan irreversibles y progresivas, respondiendo a los reparos de Fiscalía no descartamos, por la dinámica propia de la salud, la posibilidad de reevaluar su situación en el futuro«.

Mariana Catanzaro, abogada e integrante de la APDH, en diálogo con Diario El Popular, rememoró el hecho de que «todos lo vimos entrar en la audiencia que se hizo en diciembre en Mar del Plata. Entró con bastón. Él alegó una incapacidad que no era evidente de ninguna manera”. Aún así, “en el restaurant no había ningún bastón, las personas que lo vieron señalaron que ni entró ni salió con bastón. Si conduce, en su situación de salud, no puede ser una persona hábil para conducir. Para pagar, para recibir un vuelto, para leer una carta de la mesa de un restaurant. Y después ser un incapaz total para estar en el banco de los acusados de un juicio. La lógica no permite disociar así«; lo que lleva a pensar que “esta persona es capaz y se ha manejado con la impunidad que viene realizando hasta ahora«.

Héctor Rinaldi, en tiempos en que era presidente de la Delegación Olavarría del Centro de Oficiales Retirados (gentileza Diario El Popular)

Publicación, viralización y repercusiones

Pensar que hace años iba a algunos medios de comunicación local a dar recetas sobre política de seguridad a implementar… y pensar que a veces le daban aire”, indicaban algunos usuarios en Facebook. Otros agregaban: “Buscamos que la justicia determine su culpabilidad y que no finja no estar en condiciones de enfrentar el juicio, conducir su automóvil y salir a cenar placenteramente”.

Araceli Gutiérrez, ex detenida desaparecida que se encuentra custodiando el ex centro clandestino de detención, tortura y muerte, señaló: “Este tipo, Rinaldi, en un receso del juicio, me decía cosas muy enojado, que no llegué a escuchar, pero me dejó bien clarita su intención cuando con la mano simbolizó un revólver y me señaló. Fue en las últimas audiencias del año pasado. ‘Caballo Loco’, como se lo conoce, tiene un largo historial de crueldad y violencia”.

Otra de las personas que comentó el hecho fue Soledad Rinaldi, hija de Héctor Rinaldi, que formuló: “Ante todo, con el derecho que me merece, sin entrar en ninguna disputa, quiero hacerles saber que a mi padre le concedieron libertad y la misma junta médica dictaminó su estado. Y está bajo tratamiento. Como en este país sos culpable hasta que se demuestre lo contrario, estuvo 4 años preso, y yo, como ustedes, si algo quiero es Verdad y Justicia. Hubo causas armadas políticamente y pusieron a todos en la misma bolsa. Y hoy que el Gobierno cambió los jueces, están actuando con la verdad y criterio y no bajo presión, sino terminaban como Nisman. Por lo tanto, si se la otorgaron, tiene el mismo derecho que cada uno de nosotros a ser un ciudadano libre… Es fácil omitir (SIC) juicios de valor como si fueran Dios… Que paguen los que cometieron todos los delitos. Mi padre era policía, eso no lo convierte en violador, asesino, genocido (SIC). Es Inocente y que se haga Justicia”.

En respuesta, otros usuarios le indicaron que su padre “está sindicado por los damnificados como partícipe de la represión ilegal genocida durante la última dictadura militar. Lo más conveniente sería que demuestre su inocencia ante la justicia y que no la eluda escudándose en dolencias físicas o psíquicas. Hasta tanto, seguirá siendo considerado un asesino más”.

Como marca el dicho popular, el zorro pierde el pelo pero no las mañas, y quienes se han manejado por fuera de la ley en varias etapas de su vida, evidentemente pretenden seguir moviéndose en ese terreno. Se acerca un nuevo aniversario del golpe de Estado, el número 42 de aquel 24 de marzo de 1976. En un contexto en el que se respira injusticia y desmanejos en torno a las causas y juicios por delitos de lesa humanidad perpetuados durante la última dictadura cívico-empresarial-eclesiástico-militar, el de Rinaldi no parece ser un caso aislado. Se suma la violación de la prisión domiciliaria de Julio Manuel Méndez, civil condenado en el marco del juicio por el asesinato del abogado laboralista Carlos ‘El Negro’ Moreno, entre otros que aún gozan de impunidad. Mientras tanto, son quienes integran las agrupaciones de Derechos Humanos los que se encargan de buscar las evidencias. Los encargados del control y de cerciorar que lo que estos personajes oscuros declaran se condiga con la verdad, brillan por su ausencia.

Lobo suelto, cordero atado