¿Te acordás cuando Luca Prodan tocó en Olavarría?

El 22 de diciembre de 1987, hace 32 años, encontraron muerto en su casa del barrio de San Telmo al músico Luca Prodan. Aunque pocos lo recuerden, tocó en Olavarría. Sucedió apenas cinco años antes, en diciembre de 1982. La entonces “Capital del Cemento” cobijó un multidisciplinario “Encuentro de las Artes Vivas”, en el que participó un ignoto italiano llamado Luca. Luca Prodan. Y elegimos recordarlo cuando se cumplen 37 años de ese acontecimiento.

Con la dictadura militar en plena retirada y la cultura del rock como estandarte, un grupo de jóvenes locales, entre los cuales estaban Quique De Olaso, Miguel Mugueta y Daniel Puertas, quedaron fascinados por un encuentro multidisciplinario de artes realizado el año anterior en Azul. Allí habían conocido a Jorge Pistocchi, imprescindible gestor de revistas del movimiento, que los invitó a otro encuentro en Palermo, donde palparon la convivencia de expresiones de las diversas áreas artísticas: música, plástica, poesía, danza, cine, fotografía.

Quedaron tan impresionados que pensaron que se podría hacer lo mismo en Olavarría. Y con los escasos elementos que tenían a mano, comenzaron a convocar a “la crema” del rock de la época para que vinieran “de onda” a la ciudad. Plata no había, pero los músicos querían venir. Viajes, llamadas telefónicas, charlas en recitales, canjes con hoteles. Así se organizó todo, porque ni whatsapp, Facebook ni email existían…

Sin embargo, el encuentro fue boicoteado desde Buenos Aires: algunos organizadores porteños le dijeron a los músicos invitados que se había suspendido. Por eso, ni Miguel Abuelo, el Negro Fontova o Los Violadores vinieron, pues habían hecho otros compromisos. Entonces, ocupó su lugar un grupo llamado “Sumo” que venía sonando muy bien en el under.

El programa se completó con Krisha Bogman y la Pesada de la Danza, Aldo Altairac (un bandoneonista que se acercaba al rock y tocaba con Miguel Cantilo), “Los Babydolls” (una banda de rock sureño), “Alerta Roja” (la primera banda punk de argentina), Andy (el guitarrista de “La Fuente” que tocó junto a Nestor Chiodi), “Convoy”, “La Patada” de Azul, el mimo Angel Iucovac, y gente del Cine Club Jaen. La oferta se remató con manifestaciones artísticas locales: Escuelas de danzas españolas, muralistas, audiovisuales, teatro, ballet… Es que “los músicos querían tocar”. El circuito, el mercado del rock aún no existía, y ellos aprovechaban todos los caminos disponibles hacia la popularidad que querían alcanzar.

Hay fotos que nunca fueron tomadas y sólo existen en la memoria de los organizadores. Petinatto escandalizó en la plaza central con su mameluco naranja y la barba a dos puntas y se fue con el saxo quebrado –involuntariamente- por el bajista de “La patada”. Miguel Abuelo iba a venir por el vino y las mujeres que le pudieran conseguir, aunque después faltó. Los músicos durmieron en las casas de los organizadores, comieron fideos con aceite, y se fumaron la vida en el colectivo que los trajo al recital.

Foto: Jorge Arabito

Luca estuvo en Olavarría. Cuentan que vació la heladera en la casa donde se alojó; y que, mientras tocaba, juntó basura del escenario y dijo: “Nito, esto es para vos”, aludiendo a Nito Mestre. Una trabajadora social de la ciudad, entonces casi adolescente, cuenta que Mollo y Petinatto se alojaron en su casa y Luca en la de enfrente, donde vivía un estudiante de ingeniería amigo. Recuerda a Luca como «muy tierno, cuando podía conectarse» y agrega: «Un tipo muy pacífico y sensible que fuera del escenario, es como que sobrevivía; cuando subía, cobraba vida y una potencia increíble, pero estaba gran parte del tiempo durmiendo o drogado fuera de allí«.

Los músicos volvieron juntos en un colectivo que tenía que pasar por la casa de Mugueta en Azul. Cuando pararon y abrió el garage se vieron los equipos armados, pues esa era la sala de ensayos de «La patada». Entonces bajaron todos y se armó una gran zapada con Luca como cantante. Eran las tres de la mañana y sonó sin descanso el rock’n’roll en el barrio costanera. Héctor «Ruso» Mañandes, fundador y líder del grupo, guardaba como tesoro una grabación de ese momento irrepetible.

Foto: Jorge Arabito

El encuentro fue claramente un fracaso, por el desmadre en la organización: eran pocos, sin ningún apoyo financiero o de difusión. Y fue muy poca gente. El mismo que escribe este artículo, hizo entonces la crónica para el vespertino local ‘Tribuna’ titulándola: “Lo que te perdiste”, lamentando el esfuerzo de una quijotada que naufragó por el desinterés de un público prejuicioso y dejó muy solos a quienes intentaban impulsar a músicos que todavía no eran famosos. Como Luca.

La nota no mencionaba a Luca. Un año después, Sumo era un huracán. Vino a Olavarría cuando era un ignoto italiano que cantaba raro. Casi nadie fue a verlo en ese momento, aunque después miles dicen haber estado en el gimnasio de Racing esos días de diciembre de 1982. Muchos se enterarán hoy de esa visita. No casualmente quince años después, la misma ciudad prohibiría a Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota para invitar al Indio en 2017. Pero para entonces, Luca ya estaba en el paraíso del rock.