¿Un cuento de los medios o los medios como cuento?

En tiempos de recrudecimiento de la violencia, tanto de la social como de la estatal; de intolerancia como de indiferencia, los medios hegemónicos de comunicación aportan su cuota a este estado de situación. Medios que muchas veces subestiman a su público. En este sentido, llega a los estantes de las librerías ‘La babirusa atómica’. Una historia que, en apariencia, parece estar dirigida a los más pequeños. Sin embargo, también es muy ilustrativa para los no tan niños que ya peinan canas.

Tiempos de desinformación y sobreinformación como caras de una misma moneda; de desconfianza incluso hasta de quienes tenemos al lado (¿quién nos asegura que no estamos durmiendo con un “humanoide”, de esos que nos están rondando por Azul, Olavarría y Tandil, según lo que ‘reportan’ los portales noticiosos de la región?); y de fabricación de enemigos internos, como hace poco más de cuatro décadas, esta vez con el foco puesto en los mapuches y en quienes defienden su causa.

En este escenario, no tan particular en su esencia pero sí en el nivel de su exacerbación, Joaquín Areta le puso letra y Magui Ledesma le sacó punta al lápiz para parir a ‘La babirusa atómica’. Tuvo su presentación pública en ocasión de la última Feria del Libro Tandil. Según la sinopsis, el Señor Mock tropieza en la calle. Impulsado por la indignación y la vergüenza, aprovecha la situación y decide poner en movimiento una acusación contra las babirusas, que serán su chivo expiatorio para todos los males de su país. La población está asustada, el temor a las babirusas crece día a día, alimentado por los medios de comunicación. Convencidos de que no hay otra alternativa, comienza las guerra contra las babirusas de Birmafastán. Y luego contra Babiria. Para grandes y chicos, un cuento sobre noticias y usos.

Joaquín Areta y Magui Ledesma, en la presentación de ‘La babirusa atómica’ en la Feria del Libro Tandil 2017.

De babirusas y recepciones

Miradas del Centro dialogó con Joaquín Areta y Magui Ledesma, padres de la criatura (junto a la gente de la colección Pípala, de Adriana Hidalgo Editora), sobre cómo surgió la idea de la historia y el propio personaje de la babirusa. Para sorpresa de muchos, adelantaremos parte de la respuesta: la babirusa es un animal que existe en la realidad palpable. “Es un animal de Indonesia. Fue como el puntapié inicial para empezar a pensar una historia que estuviera a la altura de un animal tan raro. La historia se empieza a construir a partir de este bicho, que tiene como unos colmillos-cuernos, y a su vez cuernos enroscados. Si lo googlean, lo van a encontrar enseguida. Van a ver las mismas fotos que vi yo en su momento”, comentó Areta.

Efectivamente, googleamos a la susodicha babirusa y era tal como Areta la describió. De todas formas, recomendamos a nuestras lectoras y lectores hacer el ejercicio y buscar en la vasta mar de la Internet algunas imágenes de este animalito. Continuando con la entrevista, Areta reafirmó que “a partir de ahí, se empieza a disparar la historia. Una historia que aborda la cuestión del poder mediático y la posibilidad, o capacidad, de ese poder de generar temor en las poblaciones, o de manipular las mentes de las poblaciones”.

En cuanto a la recepción del cuento en el público de los más chicos, en medio de la pregunta recalculamos y replanteamos: ¿es un cuento para chicos o para grandes también? Magui Ledesma, ilustradora de la obra, señaló que “es para un público muy amplio, porque aborda  temas muy actuales, pero que no son explícitos. Están sutiles y los chicos los pueden entender. Para mí, es un libro para cualquier edad. Desde la imagen, traté de hacerlo ameno y que se pueda entender también desde ese lado, así que creo a todos les va a gustar. Los chicos, por lo que vi, también lo reciben muy bien”.

Fragmento de una ilustración de Magui Ledesma en ‘La babirusa atómica’.

Acerca del formato libro álbum

La historia de ‘La babirusa atómica’ fue editada en un formato peculiar: el del libro álbum. Joaquín Areta explicó que “el libro álbum es un formato de cuento, en el que tiene muchísimo protagonismo la imagen. La imagen no ilustra lo que ya se dijo. No es el típico y clásico libro ilustrado. La imagen genera un contrapunto permanente: tiene una relación de complementariedad; a veces, puede ser de contradicción, entre lo que está escrito y lo que está ilustrado, y así se potencia el sentido”.

Areta considera que los buenos libros álbum “no tienen un único público. No son historias aniñadas ni pretenden ser únicamente para determinada franja etaria. Creo que éste cumple un poco con esas condiciones: es para niños muy chiquitos, que disfrutan más de la imagen, o les llama más la atención la imagen, y a medida que son niños más grandes, se meten más en el argumento y acceden a la dimensión más ‘profunda’, que tiene que ver con el trasfondo de la cuestión mediática y del poder”.

Ilustración de Magui Ledesma en ‘La babirusa atómica’.

Los medios y las noticias: entre la construcción de la realidad y la mirada crítica

Desde la propia editorial, se define a esta producción como “un cuento político sobre el rol de los medios, que podrá ser leído por grandes y chicos. Humor ácido con ilustraciones naíf generan un gran contrapunto”. Con el telón de fondo del actual contexto socioopolítico, cultural y económico, Miradas del Centro indagó sobre la necesidad de crear y dibujar esta historia, atravesada por una temática que desde hace un tiempo a esta parte es discutida y trata de ser desnaturalizada: el rol de los medios en la construcción de la realidad.

En este sentido, Magui Ledesma confesó: “la primera vez que leí la historia, me chocó bastante. Sobre todo, por poder anclarla actualmente y poder personificarlo”. Para Ledesma, “Joaquín encontró una vuelta para hablar de algo que se habla muy poco: la manipulación de los medios por grandes empresarios, o también desde la política. No está escrito en el texto pero yo lo puse en la imagen. Creo que es necesario hablar de esas cosas y que los chicos también entiendan cómo una noticia puede ser inventada; que nada es real de lo que nos dicen los medios, o que muchas cosas pueden llegar a ser discutidas; que no comamos todo lo que viene digerido; que empecemos a pensar un poco. Eso me gustó del libro… Y que es muy actual”.

En palabras de Areta, “el cuento no pretende enseñar, pero si genera algún tipo de pregunta por parte del lector niño, para mí sería fantástico. Que vea que algo pasa que no es lo habitual. Cómo debería funcionar el sistema de sentarse frente a la tele y recibir lo que dicen como si fuese cierto. Empezar a cuestionarse que, detrás de lo que se da como noticia, hay toda una construcción ligada a intereses en la mayoría de los casos”.

Contratapa de ‘La babirusa atómica’.

Uno de los temas tratados en ‘La babirusa atómica’ es la de la fabricación de ‘chivos expiatorios’? “Esa construcción de un chivo expiatorio tiene un interés. El mal viene de afuera, es lo extraño, está anclado en lo diferente. Le permite al señor Mock, protagonista del cuento, hacer lo que quiere con eso”, indicó Areta, mientras se frena para mantener el suspenso sobre cómo sigue el argumento de esta historia.

‘La babirusa atómica’ se puede conseguir, se supone, en cualquier librería. Se pide, se encarga y se espera por la llegada del libro. Está en la cadena de distribución de Yenny, de El Ateneo, de Temátika. En Tandil, librerías como La Estrella y El Atril también son puntos de venta.