Una crónica de cuando Internet todavía quería ser territorio libre…

Hay muchas historias no escritas en la red desnuda. Una de ellas fue la prehistoria del ingreso de Internet a Argentina. No hablamos de la WWW y mucho menos de redes sociales. Hay un mundo previo que muchos no conocen, y que se escribía «navegando» por las noches en pantallas oscuras con letras blancas, usando módems de 2800 baudios y sin mouse.

Ese territorio tenía sus naciones: Telnet, Gopher, Archie, Veronica, Wais, FTP. Eran sistemas en los que quien ingresaba (aún no se lo podría describir como “navegante”) se desplazaba por “directorios” de información, que alguien había subido a servidores físicos en algún lugar del planeta. De ese modo, Internet era un lugar donde la información comenzaba a compartirse…

 

También estaban las BBS. Los Bulletin Boards, o «tableros de anuncios», florecieron, especialmente en el conurbano con nombres legendarios hoy como «Los Pinos». Algunas con el tiempo se convirtieron en providers de Internet, cuando se pensaba que ESE sería el negocio, y posteriormente fueron absorbidas por los grandes proveedores de acceso actuales en una secuela de peces grandes que se iban comiendo a los más pequeños para ser comidos por otros aún más grandes.

 

Si hablamos de como Cablevisión se fagocitó a todos los cables del interior, también habría que contar como Advance y Arnet crecieron y luego Fibertel devoró a todos junto a los modestos jugadores de pueblo. En ese tiempo, además, gran parte del trabajo era explicar a los neófitos como logearse exitosamente a la Red y configurar su conexión, tal como tenían que hacer en Olavarría los de Satlink.

Entre esas BBS pioneras, por ejemplo hubo una relacionada con la comunicación, llamada «Consignet«, que brindaba acceso a contenidos relacionados exclusivamente con el área. Fue un emprendimiento de la revista «CONSIGNAS MEDIOS & COMUNICACIÓN» y se planteaba como un ámbito de encuentro e intercambio de información específica.

 

Las áreas de intercambio de información y de archivos relacionados eran: «Consignas», «Cultura Popular», «Derecho Y Políticas De Comunicación», «Diseño Gráfico», «Educación Y Comunicación», «Géneros Del Espectáculo», «Historia Del Arte», «Informática Y Sociedad», «Medios», «Periodismo», «Publicidad» y «Teorías De Comunicación»

En palabras de su fundadora, Lorena Sánchez: «ConsigNET surgió como un medio de acceso remoto a los contenidos de la revista Consignas M&C, sumando directorios y bases de datos temáticas que incluía las tesinas de la carrera de Ciencias de Comunicación de la UBA donde estudiamos. Buscábamos acercar información y generar un espacio de intercambio y debate entre nuestros lectores y la comunidad interesada en la comunicación, el periodismo y los medios. Nos llamó la atención que no hubiera un BBS especializado en estas áreas. Cinco años antes nos había sorprendido que en la carrera no hubiera medios gráficos y así nació la revista

«La propuesta combinaba foro, chat, hemeroteca y banco de datos y ofrecía el servicio de correo electrónico. También explicábamos cómo usar las herramientas que brindaba Internet, ampliando la tarea de divulgación que cubría el suplemento gráfico de informática H&S. Era todo tan nuevo que organizamos charlas informativas presenciales sobre cómo utilizar el servicio. El BBS fue una iniciativa que desarrollamos junto a MG Estudio de Comunicación, que detectó el nicho vacante y con quienes habíamos desarrollando propuestas audiovisuales«, concluye la periodista.

 

 

En el folleto de explicación se explicitaba: «El BBS (Bulletin Board System) es un centro informático que funciona las 24 hs. Se encuentra vinculado a líneas telefónicas vía modems, permitiendo el contacto de computadoras remotas para consultas e intercambio de información.   Una persona puede acceder vía módem a un BBS y realizar consultas, retirar material, sumar información que desee dar a conocer, enviar mensajes a otras personas o mantener intercambios de ideas con otros usuarios vía correspondencia pública.

El intercambio también puede realizarse con computadoras situadas en otras ciudades y países, a través de Internet, la red de redes. Dentro del BBS existen una serie de áreas. Cada una de ellas representa un espacio de intercambio de información sobre un tema determinado. Cuando un usuario accede a un área determinada, puede participar en ella sin ninguna restricción y encontrar opiniones, citas, novedades, solicitudes de información, discusiones o comentarios sobre el tema específico del área

Es interesante como, a falta de interfaces de usuario amigables, era necesario explicar TODO. En ese sentido funcionó el libro «Navegar Internet» de Ernesto Golomb, que aprovechó que las publicaciones de índole informática explicaban «Cómo» conectarse  Internet, pero no desgranaban las ventajas que esto tendría para los neófitos.

 

Al respecto, Golomb recuerda: «Primero me conecté a BBS con Los Pinos II, luego al correo electrónico con Datamarkets. Sí tengo claro que me ‘voló la cabeza’ la idea de la comunicación instantánea y la posibilidad de estar en un grupo de mail con argentinas y argentinos dispersos por el mundo. También recuerdo el enojo que me producían los 45.000 dólares / mega de la conectividad internacional, como así también de los problemas de no-interconexión nacional de los proveedores conectados a Startel y a Telintar, pese a que eran compañías con los mismos dueños (Telefónica y Telecom, en aquel entonces)

 

El autor, actualmente  representante de CABASE continúa: «Puedo acotar, además, lo curioso de que personas individuales me autorizaran a publicar sus direcciones de correo electrónico en Navegar Internet, el libro cuya primera edición salió en octubre de 1995: ¡no le tenían miedo al spam ??! Entre esas personas estaba Elena Fraboschi (coordinadora de la Red Gardel de Argentinxs en el Mundo, con 500 miembros en aquel momento y ¡150 mensajes diarios!), Victor Slotnicko de la NASA, Diego (mi pseudo-primo) Golombek cuando estaba en Canadá, Raúl Rebak desde Ohio, Marcelo Bender que era de la UNR pero usaba una dirección de email de Israel, y Adolfo Tuñón, de la Asociación WWW Argentina

En el interior, por aquel entonces en muchas ciudades había UN número de teléfono, que normalmente pertenecía a la misma oficina de Entel, al cual llamando de noche uno se podía comunicar, al precio de una llamada local, con una modesta red nacional llamada Startel.

 

Y navegar por pantallas oscuras con un texto blanco, naranja o verde según el monitor que tuviera uno. La banda de sonido de esa experiencia era el chirrido del modem al conectarse. Estamos hablando de ANTES de las interfaces gráficas…

 

¿Qué se lograba hacer? La posibilidad, para pocos entonces, de tener un mail, hacer FTP y búsquedas por Gopher y no mucho más. En esa época se popularizó la posibilidad de enviar comandos por email para descargar contenidos con la respuesta:

 

Posteriormente se incorporaron servicios como éste, que todavía NO era acceder a Internet sino una especie de BBS de Telefónica, nótese que la «red de redes» es una de las opciones al final:

 

Para conocer esta parte de la «cyberhistoria», es recomendable el libro «Hacker Llaneros Solitarios / La Guerrilla Informática» de de Raquel Roberti y Fernando Bonsembiante, publicación que con un poco de leyenda, imaginación, crónica, investigación y marketing nos da un panorama bastante real y fiel a lo que fueron los inicios de la red sin demasiados detalles técnicos.

 

 

Es en este escenario que hay que recordar los pioneros y gestores de Internet en Argentina. En mi caso, los funcionarios técnicos que desde el ministerio de Educación trabajaban aunados a los de Cancillería, tratando de encontrar una manera de conectarse que no significara una llamada internacional a EEUU para conectarse a 2800 baudios. Y siempre rescato a un señor de bigotitos, pantalón gris y saco azul llamado Jorge Rodríguez que junto a otros que nunca conocí, trabajó por conectar el país cuando «los de la red» (o «la gente de TI») eran unos súcubos que trabajaban en las oficinas más oscuras de los subsuelos ministeriales.

 

Invitame un café en cafecito.app

Esas primeras conexiones fueron usadas ampliamente por las universidades nacionales, que en abril de 2019 festejaban los 25 años de enlazarse por primera vez a una Red digital. Ese sistema reemplazaba el X 25, el protocolo de conmutación de paquetes que se utilizaba en las universidades por entonces.

Cuando hicimos la Web del Ministerio de Educación, que después fue Educ.ar, le explicamos qué cosa era eso a la ministra Susana Decibe, pero cuando Andy Kusnetzoff la entrevistó no pudo recitar la URL…

En algún momento con la llegada de la WWW se creyó que los portales iban a ser el negocio, y florecieron “Ciudad”, “Olé, «Terra», “Yupi”, ”GauchoNet o «El sitio»:

 

Nombres que a fines de los noventa llenaban las portadas de los diarios y hoy son huecos vacíos en la Red.

 

Entre los emprendedores que se destacaron a principios de los 2000 hubo un grupo de jóvenes liderado por Wenceslao Casares que desarrolló un portal llamado “Patagon.com”, en realidad una página dedicada a  información financiera y cotizaciones bursátiles, y se lo vendió al banco Santander Central Hispano por más de 500 millones de dólares. Su aporte fue mostrar que los usuarios podrían gestionar todas las actividades bancarias desde la Web, lo que hoy llamamos «Home Banking».

Como recuerda hoy Alejandro Piscitelli: «Con 24 años, un portátil y en 15 minutos convenció a la cúpula de Santander de que por Patagon pasaba el futuro de la banca. Por eso el banco compró el 75% de la web por 538 millones de dólares. Fue una transacción histórica que finalmente terminó en fracaso al estallar la burbuja de las puntocom«. Gran parte de esa epopeya tuvo como cronista imprescindible a Piscitelli, especialmente en el libro «La generación Nasdaq»:

 


Con el surgimiento de las redes sociales, los «Portales» en tanto entrada principal a Internet para quien se conectaba, o sea puertas que ofrecían acceso a páginas con información, entretenimientos, posibilidades de compras entre otras, se desvanecieron, y también su valor en bolsa. Pero esa es otra historia…

Y es que este texto no describe ese aura de libertad de cuando Internet era todavía un territorio para mapear y descubrir, pero es un esquema en donde ir agregando apuntes… Es cierto, alguna vez internet fue una tierra de creación, de libertad, de promesas». La pregunta es donde fue quedando ese espíritu…