Entre reformas y recortes: es el turno de las AUH
El gobierno avanza a pasos acelerados sobre las políticas de derechos y bienestar que se implementaron durante el período anterior. Luego del triunfo de octubre, Macri y su gabinete presentó en sociedad un “estado de reforma permanente”, así denominado por el mismísimo presidente. Las reformas inminentes son en lo laboral, lo tributario y en la seguridad social. Entre dimes y diretes, acuerdos y aprietes, las reformas avanzan. Entre tantas, el Presidente lo anunció, las modificatorias urgentes se harán por decreto.
Es que las imposiciones de los organismos de crédito internacional son urgentes para hacer girar la rueda. La bolilla está echada, la bicicleta está andando. Según un informe del Observatorio de la Deuda Externa de la Universidad Metropolitana de la Educación y el Trabajo (UMET), el 39,1% de la deuda en dólares, emitida en lo que va de este año, fue destinada a financiar unos 7.820 millones de dólares que fueron fugados del sistema financiero formal. Según el mismo informe, el monto total de deuda emitido por el gobierno de Cambiemos desde diciembre de 2015, los gobiernos provinciales y las grandes empresas asciende a 78.829 millones de dólares.
Bajar el gasto público es un requisito obligado. El gasto, para estos organismos y para este gobierno, es el destinado a seguridad social, programas de protección de derechos y resguardo de los grupos y sectores vulnerables y vulnerados de la sociedad.
La Asignación Universal fue implementada por decreto en octubre del año 2009 y, a pesar de los intentos de demonizar a sus prestatari@s –recordemos la vil afirmación de Ernesto Sanz cuando aseguró que esos recursos se iban “por la canaleta de la droga y el juego”–, los informes, análisis y estudios han demostrado que, desde su implementación, todos los percentiles han mejorado sustancialmente la realidad de los sectores afectados.
En el informe anual que realiza la UNICEF se asegura que “en la atención a los hogares vulnerables a nivel nacional, la AUH ha significado una política de alivio para la situación de los niños y adolescentes menores de 18 años, cuyos tutores están desocupados o tienen una inserción laboral informal”.
El informe señala la manera en que se encadena con otros programas, “garantiza prestaciones materno-infantiles esenciales a madres y niños sin cobertura de salud, y a la vez promueve la retención escolar mediante el requerimiento de la certificación de regularidad”.
“Posee un componente de seguridad económica, se condiciona un 20% de ese monto a la acreditación de asistencia escolar, controles sanitarios y cumplimento del calendario, hasta el quinto hijo. El sexto no está cubierto por la AUH y, a partir del séptimo, la familia es beneficiada por la pensión por ‘familia numerosa’, que también consiste en transferencia monetaria y sujeta a las mismas condicionalidades de vacunación. A su vez, el Plan Nacer, implementado desde 2005 y articulado con la AUH a partir de 2010, brinda los beneficios de la inclusión a la seguridad social a niños hasta los 6 años de edad. A partir de marzo de 2011, el Plan Nacer se extiende a través de la Asignación por Embarazo a mujeres embarazadas a partir del tercer mes de gestación. Las condicionalidades sanitarias estipuladas en la percepción de la AUH exigen la inscripción al Plan Nacer extendido al Programa Sumar (desde mediados de 2012).”
UNICEF asegura que “la mayoría de los hogares visitados mantienen sus trabajos habituales”. Además señala que “el componente monetario, mayormente destinado a la compra de alimentos, ha producido un cambio en el patrón de alimentación ya que los beneficiarios gozan de un mayor acceso a alimentos básicos”. En el mismo sentido, la organización destaca que los elementos reiteradamente mencionados y valorados por los entrevistados fueron “el poder elegir los alimentos que se compran, prepararlos y cocinarlos, más la presencia en la casa de la madre con su afecto”. Asimismo, “todas las familias coinciden en que comen mejor a partir de la llegada de las transferencias y que ello está produciendo cambios en la dieta y expectativas alimentarias de los jóvenes”. Las Naciones Unidades para la Alimentación y la Agricultura (FAO) aseguran que ha contribuido a “la mejoría de la salud infantil y la reducción del riesgo alimentario”.
Una de las características más importante de la AUH es que significa un salto cualitativo de las políticas focales de asistencia para grupos que reúnen las condiciones de vulnerabilidad. Este sistema no se trata de un programa, sino que se entiende como una extensión del sistema de asignaciones familiares, al que ya tenían acceso otros sectores de la sociedad.
Recordemos que las Asignaciones Familiares (conocidas como salario familiar) son prestaciones no remunerativas que contempla el sistema de Seguridad Social para compensar al trabajador de los gastos que le pudieran ocasionar sus cargas de familia. Los primeros sistemas regulatorios de asignaciones familiares surgieron en Austria (1908), Francia (1918) y Bélgica (1921) con cajas compensadoras, cuyas reglamentaciones fueron tomadas como modelos para numerosos países. En Argentina, el sistema fue regulado por primera vez en 1956, en un contexto de pleno empleo.
A esta altura, podemos asegurar que a este capitalismo agresivo y tras-nacionalizado, de gobiernos de derechas a los que asistimos en estos lares, no le ofenderá sobremanera que demos por sentado su falta de interés en los viejos, los niños y los pobres: los primeros ya no le son productivos; los segundos no les son de mayor importancia; y los últimos son un ejército de mano de obra barata y descartable.
Lo preocupante no es esta doble falta de interés, sino el poco interés que una gran porción de la población denota sobre estas maniobras y reformas. Aún teniendo frescos en la memoria los resultados del neoliberalismo explícito en el debacle del 2001, el discurso único y hegemónico ha socavado profundo en las conciencias.