Carta abierta por la cultura: Sobre la naturalización de la incertidumbre

Compartimos la «Carta Abierta por la Cultura» escrita por el Profesor Silvio Oliva Drys y publicada el 8 de julio en su Facebook. Su descripción de la realidad cultural que atraviesa Azul inició un debate de amplia participación popular, al  expresar en palabras lo que muchos piensan, en un movimiento que continúa generando respuestas desde todos los ámbitos de la ciudad. Como expresó Jorge Drexler en su canción Sea: «Ya está en el aire girando mi moneda/ y que sea lo que/ sea»…

«Estimados ciudadanos del Partido de Azul, esta Carta Abierta por la Cultura, es el resultado del compromiso e inquietud, de la necesidad de expresar una opinión y compartirla para no ser indiferente ni cómplice a la realidad cotidiana, en lo que se refiere a la Cultura, en su sentido más amplio y trascendente.

No voy a analizar las acepciones de la palabra cultura -polisémica por excelencia- sino referirme al tema de nuestra gestión cultural, de las políticas culturales en general y el desempeño al respecto desde el Estado Municipal.

Han sido muchas las expresiones, algunas de ellas: ciudad cultural, ciudad de turismo, polo de desarrollo cultural; la dicotomía y simbolismo de las palabras barrio, centro y cuántas otras terminologías de campañas, pseudocampañas o muletillas repetidas hasta el cansancio. Todas estas expresiones atraviesan distintos gobiernos pero la incertidumbre actual es manifiesta desde diversos lugares que trabajan por la cultura.

¿Cuál es la política cultural para Azul?

Esta carta no se refiere ni destina a la Dirección de Cultura en particular, considero que con las tres gestiones en la intendencia de Barberena, Inza y ahora Bertellys en las que el actual director de cultura ha sido funcionario y desarrollado su visión de gestión cultural, la comunidad ya lo conoce y puede tener sobrados ejemplos. Pero sí se destina al Estado Municipal en general.

Superemos estos pasillos kafkianos mezclados con cierto toque ionesco y hagámonos eco de lo que se expresa desde distintos ámbitos en cuanto a decisiones se refieren, me dirijo en especial a aquel o aquellos escritorios que  es por donde pasan finalmente las decisiones. Algunas de ellas nos han retrotraído a ciertas prácticas poco democráticas y que en la omnipresencia de cierto funcionario, a quien en realidad casi nunca se lo ve pero se sabe que está en todo, se lo justifica como responsable de muchas decisiones, entre ellas las referidas a la política cultural. No suelo escribir y menos opinar sobre lo que no conozco pero me pregunto: ¿Cómo algunas direcciones se dejan avasallar, siendo que se supone que sí entienden de sus funciones específicas y que las decisiones son tomadas desde un despacho, en la mayoría de los casos, según dicen, sin tener en cuenta la opinión del responsable del área? ¿Acaso eso no es naturalizar e instalar una considerable incertidumbre sobre cuál es, en lo concreto la propuesta cultural para la ciudad o quién y con qué criterio toma ciertas decisiones?

Ya pasaron los momentos de shows, de algunos mediáticos personajes internacionales y algunos artistas. Discutible, además, el presupuesto que significó, pero que dice mucho sobre la concepción que tienen de cultura.

Recientemente y como un triste espectáculo, en sesión del Concejo Deliberante vimos como el bloque oficialista votó en contra de un proyecto de ordenanza que pedía al ejecutivo la apertura de un Concurso abierto y público para cubrir la dirección del Museo Municipal de Arte López Claro. Los señores concejales sabrán sus razones, o mandatos precedidos, ya que el presidente del Concejo Deliberante se encargó de expresar entre los suyos -término que no sabemos si aplicar literalmente- que no iban acompañar el proyecto.

Lo decidido, según han informado, es un concurso interno para agentes de la municipalidad, es decir empleados de distintas áreas, competentes o no. Entiéndase que esto no es deslegitimar capacidades sino desjerarquizar la dirección de una institución que se destaca por su historia y trabajo desarrollado.

La Casa Malharro, nueva institución cultural y más que bienvenida para la ciudad, a través de un concurso abierto y público designó a la persona responsable. Instancia promovida desde el ámbito municipal.

¿Por qué el Museo López Claro merece otro trato?

Acaso una institución como el Museo -es oportuno recordar que es el único Museo de Arte bajo la responsabilidad municipal, con su historia y su aporte cultural a la ciudad, imprescindible y necesario- no merece ser tratado con la dignidad e importancia que corresponde. Desilusionan y preocupan esas decisiones y resultan lamentables las excusas esgrimidas por el funcionario de cultura que expresa, sin avergonzarse por lo visto, que no decide sobre algunos temas concernientes a su área.

No quiero concluir esta carta sin convocar a los medios de comunicación que, en su mayoría, por omisión o desinterés no han preguntado a los funcionarios responsables, que expliquen a los azuleños cuál es el proyecto cultural que pretenden para la ciudad, el rol y participación de sus instituciones, muchas de ellas comprometidas con generar actividades. Tengo un espacio cultural de gestión independiente desde hace veinte años y me enorgullece y agradezco la difusión permanente de las actividades que durante este tiempo hemos realizado. Pero no me refiero a los eventos de un cronograma sino a las ideas o pensamientos que tienen o sostienen quienes desde el Estado Municipal toman decisiones sobre la política cultural.

Un poco de realidad…

  • Avasallamiento de los espacios públicos declarados patrimonio arquitectónico, un ejemplo son los eventos gastronómicos desarrollados en la Plaza San Martín.
  • Los murales distribuidos en la ciudad, proyecto de un joven artista, quien merece un gran reconocimiento por la iniciativa. La iluminación de los mismos no solo es un tema pendiente sino la conservación y preservación es inexistente. Se realizaron, aplaudieron, se sacaron fotos y pasaron a ser invisibles.
  • El mural, ya inexistente, de un artista azuleño realizado en un trabajo comunitario hace ya más de diez años en la costanera, referido a la historia de Azul, representando y reivindicando a hacedores de la ciudad. ¿Cómo se llegó a ese abandono total? ¿Qué responsabilidad le cabe al área de cultura?
  • El presupuesto casi inexistente para el Festival Cervantino. Edición tras edición en que se repite la misma historia. Siempre quedando en el humor o (in)-capacidad del funcionario de turno. ¿Será una nueva edición de resistencia?
  • Que con fecha 16 de noviembre de 1998 por unanimidad, el Concejo Deliberante sancionó la Ordenanza Nº 1.692, mediante la cual se creó el Fondo Municipal de Desarrollo Educativo Superior (Universitario y Terciario) de Azul, la totalidad de los fondos asignados se distribuían entre los institutos de nivel superior y la universidad. Desde este año y desatendiendo lo expresado en la Ordenanza existente y sus modificatorias, los recursos para el desarrollo de la Educación Superior serán tomados del Fondo Educativo. ¿Cómo continúa? Son muchas las instituciones: los Institutos de nivel superior, la Escuela de Bellas Artes, las facultades pertenecientes a la UNICEN que concretaron proyectos que merecen ser destacados.

Por lo expuesto en esta Carta Abierta, considero que es necesario y una buena oportunidad para que la construcción de un espacio plural, abierto a la distintas miradas que lo conforman, en el que no se busque fomentar enemistades irreconciliables, sino reunir adversarios respetuosos, donde se desarrolle un proyecto sostenido en el tiempo entre lo público y privado, con un Estado presente y capaz de desarrollar una planificación: señal clara de política cultural para los azuleños.»

 

Para concluir y con el anhelo de construir me despido atentamente con esta oportuna frase de Jacques Lacan.

«Usted puede saber lo que dijo pero nunca lo que el otro escuchó»

Atentamente, Profesor Silvio Oliva Drys. Artista plástico