Tecnología para desarmar

De 1000 millones de dólares que Invap tenía en contratos hasta el 2015, el actual gobierno nacional estaría dispuesto a garantizar sólo 300, siendo que es el principal cliente de la firma. Eso implicaría tener que despedir a 400 de los 1400 empleados que tiene la única empresa argentina certificada por la Nasa, especializada en el desarrollo de satélites, reactores, radares e insumos para medicina nuclear, entre otros productos de altísimo nivel internacional que la ubican como líder en América Latina. Nota de Camilo Ratti compartida desde el portal alreves.

Sin ciencia y tecnología no hay futuro en un mundo donde el conocimiento es el valor más importante. El que hace la diferencia entre una sociedad desarrollada y una dependiente de voluntades externas. Entre una economía que incorpora valor agregado a su producción y la que reza al cielo por el buen clima para que los granos coticen en la Bolsa de Chicago.

Ciencia y tecnología son sinónimos de soberanía y en ese partido el Estado lleva la 10 en la espalda, porque hace del conocimiento un bien público. Bajo ese paradigma –que en términos políticos se conecta invariablemente con las experiencias populares de nuestra historia-, en 2006 el Estado nacional se asoció con el Estado provincial de Río Negro para potenciar el desarrollo de Invap, empresa líder en tecnología espacial y nuclear a la que Macri piensa sacarle la cinta de capitán. “Soy fanático de Invap, confío en su capacidad técnica, lo que pasa es que los contratos que tenía la Nación previstos con el Invap eran de la época de la magia, pero la plata no está”, dijo Macri en Bariloche sin ponerse colorado, con el gobernador rionegrino, Alberto Weretilneck, asintiendo con cara de póker.

Una semana después de que los recortes en el Invap pusieran en estado de alerta a toda la provincia patagónica menos a quien la conduce, el Presidente apareció de sorpresa por la Rural para ratificarle al sector agroexportador que sus altísimas ganancias eran sagradas, y que ni un peso de esa renta extraordinaria iba a destinarse para financiar al Fórmula 1 de la tecnología nacional.

Invap es una empresa tecnológica líder en América Latina que necesita previsión para desarrollar sus productos.

La recuperación del sistema científico y tecnológico argentino durante el ciclo kirchnerista le dejaron a la única empresa argentina certificada por la Nasa contratos por mil millones de dólares para desarrollar el satélite Arsat 3, potenciar un ambicioso plan nuclear, exportar radares, producir drones multipropósito, insumos médicos con tecnología nuclear, servicios tecnológicos a nuestras fuerzas armadas y otros productos de altísimo nivel mundial.

Sin embargo, aunque no hay cifras oficiales, el gobierno negocia con Invap contratos por 300 millones de dólares para los próximos dos o tres años, 700 millones menos que se traducirán en un achique importante de la empresa. “En los pasillos se habla de 400 despidos de una planta de 1400 profesionales altamente calificados. Muchos ya están buscando trabajo en otros lados”, le confió un trabajador del área espacial a este portal.

El freno de mano en Invap no se explica únicamente por el ajustazo que exige el FMI al gobierno de Macri para asistirlo financieramente. Empezó ni bien Cambiemos puso un pie en la Casa Rosada. Uno de sus primeros “hits” en materia de recortes fue anunciar que la construcción del Arsat 3 quedaba en en el freezer hasta nuevo aviso, y que el plan nuclear no formaba parte de los planes del gobierno, lo que significaba un gancho al hígado a Invap.

Aunque esta sociedad del estado no recibe dinero de manera directa por parte de éste, la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA) y la Comisión Nacional de Actividades Espaciales (CONAE) son sus principales clientes. Por eso el 80% de sus ingresos son nacionales y el 20% por la exportación de reactores de investigación y otros productos tecnológicos.

Los recortes arrancaron con este gobierno, y la empresa tuvo que financiarse para poder pagar los sueldos este año. Nos desdoblaron el aguinaldo en diciembre y el aumento de este año llega al 11%, cuando la inflación del primer semestre fue del 16%”, explicó a este portal un empleado de Invap que pidió reserva de nombre para no sufrir represalias en una empresa en la que cunde el miedo por lo que pueda pasar.

Luego de los recortes anunciados por el Presidente, y a pesar de que Marcos Peña ratificó el jueves 26 de julio que “no se tocarían los contratos de los trabajadores”, la mayoría vive la situación con incertidumbre porque Invap necesita previsibilidad, ya que sus inversiones son millonarias y sus productos requieren años de desarrollo.

Por suerte se firmó un contrato con Holanda para exportar un reactor de investigación, y se espera que avance uno muy grande con Bolivia para construir un centro de medicina nuclear”, señaló este trabajador. El de Holanda es el primero que se exporta a Europa, después de haber vendido reactores a Australia, Egipto, Argelia, Arabia Saudita y Perú.

La empresa busca que el gobierno ponga en marcha los proyectos que están paralizados para no tener que echar empleados altamente calificados.

Al igual que la industria satelital, y aunque el sistema energético argentino lo demanda a gritos, los proyectos nucleares salieron de la órbita del Ejecutivo nacional: antes de irse por la ventana del ministerio de Energía, Aranguren dio de baja la construcción de la cuarta central nuclear, proyecto que en caso de reactivarse no lo construiría Invap, sino una empresa china. “El gobierno deja de invertir en el desarrollo de su área industrial para ir a comprar afuera”, se queja este empleado que advierte que también se frenó el proyecto Tronador, que le permitiría a la Argentina tener su propia plataforma de lanzamiento espacial.

Aunque ninguna empresa está en condiciones de construir una central nuclear por sí sola, “la participación de Invap va a ser subsidiaria de la china en caso de que eso finalmente se concrete”, advirtió el físico de Invap que pidió el off the record.

El freno al plan nuclear hizo que el gobierno desistiera de construir la 4ª central, que era uno de los principales contratos de Invap.

Siguiendo la lógica cavallista de los 90, el macrismo dejó en claro que la ciencia y la tecnología no rankean en sus prioridades de gobierno. Diego Hurtado es investigador del Conicet y denunció esta política de desmantelamiento de la ciencia y la tecnología: “Además del Arsat, producto insignia de Invap, se canceló el Sistema Aéreo Robótico Argentino (SARA)”. Se trata de vehículos no tripulados para uso de las fuerzas armadas, en la cual intervenían más de 40 Pymes nacionales de tecnología que proveían a Invap.

Igual suerte corrió el desarrollo de un drone de usos múltiples que la empresa tenía casi terminado y que hoy estaría comercializándose para tareas de control de fronteras, producción agropecuaria y anticipación de catástrofes naturales. “Más allá de los números que el gobierno no termina de confirmar, lo que importa es la racionalidad política, porque se recorta a la principal empresa de tecnología argentina”, resalta Hurtado.
Otro eje de la producción de Invap ha sido la fabricación de radares, tanto para uso militar como civil en los aeropuertos. Y aunque extraoficialmente habría un acuerdo entre la empresa y el gobierno para continuar con su producción, una fuente dentro de la misma le contó a este portal que los beneficiarios no serían los trabajadores argentinos. “Invap puso mucha pila en desarrollar 3 tipos de radares: meteorológicos, primarios (uso militar) y los secundarios para aeropuertos. Hasta el momento, todo eso está frenado, sólo nos tiraron migajas porque el gobierno decidió comprarle los radares a Israel. Nosotros solo vamos a asistirlos a ellos”.

Invap dejaría de producir radares para comprárselos a Israel y sólo realizaría tareas menores.

Además del frustrado partido de la selección argentina en Jerusalén previo al mundial de Rusia, Macri y Benjamín Netanyahu hablaron algo más que fútbol cuando se reunieron en Buenos Aires, en septiembre del 2017. “Acordamos potenciar nuestros vínculos económicos”, dijo en aquella oportunidad el argentino.

Una parte importante de la política de comunicación del macrismo ha sido mostrar a su jefe junto a los líderes de las principales potencias económicas del mundo. Lo que no dicen es que el revés de esas fotos son el remate de la ciencia y la tecnología argentina. Al fin y al cabo, qué utilidad pueden tener en el casino del subdesarrollo al que nos invita a jugar este gobierno.

Nota de Camilo Ratti compartida desde el portal alreves.