La Incubadora (de los problemas), en vigilia

Desde las 17.30, se realiza una vigilia en defensa de los puestos de trabajo que aún persisten en lo que alguna vez fue la Incubadora de Empresas, ubicada en los galpones del Ex Ferrocarril Provincial, en Guisasola y Belgrano.

Los responsables de los proyectos que aún subsisten en el lugar, junto a sus familias, esperan lo que pueda suceder en el día de mañana, ya que recibieron una notificación de Legales del Municipio intimándolos a desalojar el espacio. Familiares, amigos, clientes y vecinos se encuentran en el lugar, cuelgan pasacalles y está prevista una caravana de autos para visibilizar el problema en la ciudad. Por la mañana, se movilizarán a la Intendencia para buscar las respuestas negadas hasta el momento.


Sergio Bolpe, emprendedor herrero, aseguró a Miradas del Centro que “no sabemos legalmente cómo estamos parados, tampoco lo saben ellos. Esto es de la Provincia y se dio en comodato». Los emprendedores fueron asesorados legalmente. En ese sentido, estiman que no pueden ser desalojados por el Municipio, ya que la orden no es judicial. Sin embargo, «eso no quita que vengan igual y transgredan la leyes ellos”.

Cuando la gestión eseverrista determinó instalar el Corsódromo, en el año 2010, la mayoría de los 20 emprendedores que allí estaban acataron el desalojo por los contratos vencidos y se retiraron. Así lo relata Miguel, quien tuvo una carpintería. Cuenta que ingresó al proyecto con la esperanza de formarse para lograr sostener su proyecto, y obtener el apoyo y seguimiento para sostenerlo en el tiempo. Estuvo 5 años en la Incubadora. “Cuando entramos, te iban a guiar y supuestamente nos iban a formar. El curso estaba bárbaro, pero después te largaban la mano… Era mentira porque te decían que ibas a tener apoyo, pero te daban un poco, te hacían el monotributo, te daban un subsidio para herramientas”. Miguel continúa con el racconto: “Nos prometieron Internet, acceso a la información, en las oficinas de arriba, pero nadie nos daba bolilla. Era lo mismo que trabajar en cualquier lado. De a poco, se fueron yendo; retiraron las oficinas y cuando el contrato se terminó nos fuimos. Tuvimos un par de reuniones pero sin respuesta nos fuimos. Hubo gente que no se fue y había gente que hacía 20, 12 años, que estaban allí».

Miguel recupera del contexto que “fue un momento político. Se hizo el Corsódromo, se lo dieron a las batucadas, ellos no pagan nada ahí… nosotros pagamos alquiler y los servicios; ellos no”. Además, sostiene que “si yo no me hubiera ido, estaría ahí todavía». Miguel tuvo que cerrar su proyecto, luego de algunos meses fuera de la incubadora. En ese sentido, Sergio Bolpe aseguró que cuando “se terminó el programa de las Incubadoras, nosotros quedamos a la deriva. Los que se fueron, terminaron todos arruinados. Es malo ver el historial”.
Durante el año 2013, volvió a resurgir el conflicto y hasta amenazaron con judicializar a los trabajadores que han resistido hasta ahora. Bolpe sostiene, con desesperanza, que:

“Lo que estamos pasando ahora es malo. Hablan de emprendedores y no dicen ‘a ver qué hacemos para salvar lo que queda de la Incubadora’. No nos dan ninguna respuesta. Sólo nos piden que saquemos todo”. También señala el destrato recibido por la gestión: “Nos tratan de ‘esa gente’, ni siquiera de laburantes. Esto viene de la anterior gestión, no voy a culpar a ésta.”