El Cine Comunitario Argentino cuenta en libro historias de todos nosotros

En la Feria del Libro de Tandil hubo conversatorio y presentación del texto sobre Cine Comunitario. En la Facultad de Bellas Artes, la charla entre la organizadora del volumen, Andrea Molfetta, y los estudiantes sumó la exhibición de cortos que mostraron el cine que hacen diversos colectivos populares, mientras en la sala “Néstor Di Paola” la presentación a cargo de Miguel Santagada y Guillermina Berkunsky dio el marco para que la investigadora se explayara tanto sobre esas producciones como sobre la edición del tratado, que puede descargarse gratuitamente.

El libro «Cine Comunitario Argentino: mapeos, experiencias y ensayos» cuenta con varios escritos de Andrea Molfetta (coordinadora del volumen, además) y de Jorgelina Barrera Pignone, Cecilia Fiel, Leandro González de León, Ana Karen Grünig, Iván Mantero, Diego Moreiras, Gonzalo Murúa Losada, Alejandro Marcelo Olivera y Cristina Siragusa, quienes recopilaron sus experiencias sobre los procesos de enseñar a hacer cine barrial.

 

El texto recopila la investigación, análisis y sistematización de varios procesos y prácticas culturales que están vinculadas al cine comunitario a partir del trabajo de campo que se hizo en las provincias de Buenos Aires y Córdoba, así como también narra producciones audiovisuales realizadas en ambos territorios.

La investigadora Andrea Molfetta refirió tanto en el conversatorio como en la presentación que cuando se piensa en «cine», siempre se parte de pensar en el director del cine o en el protagonista, pero no siempre se empieza por las «historias del nosotros«, un accionar donde todos tomamos decisiones sobre la película, donde todos decidimos qué se filma, donde todos actuamos y en donde a todos nos interesa ver nuestro barrio, nuestra gente en la pantalla.

Ese camino la acercó al cine comunitario, en el que descubrió un abanico de experiencias que estaban atomizadas y aisladas. Desde el colectivo Cine en Movimiento trabajaron fundamentalmente con las provincias de Córdoba y Buenos Aires, en varios lugares donde encontraron grupos de vecinos que se congregaban por distintos intereses, en organismos integrados por asociaciones de barrios, sociedades de fomento, agrupaciones de jubilados, de estudiantes, ex combatientes de Malvinas, etc. Todas son experiencias donde la comunidad se reúne y el cine está al servicio de todos los procesos y objetivos que la comunidad se traza en su construcción.

 

No es un cine que cuenta «desde afuera», sino que hace las historia desde adentro: Desde desde los propios protagonistas de las historias. Eso es fundamentalmente el cine comunitario: un cine al servicio de procesos de construcción social. Si bien podría compararse con la experiencia de hacer radio o boletines barriales, hacer una película es un paso adelante: «Hacer una película que vos la podés estrenar con pochoclos hechos en casa, en donde vos podés ver a tu vecino actuando, te morís de la risa porque ves la casa de tu vecino usada como locación, y sobre todo porque ese cine lo podes colgar en internet y muchas personas que son tan vecinos como vos pero de otros barrios con los mismos problemas terminan viendo tu película.», destacó la autora.

 

En ese sentido se puede pensar a YouTube como un laberinto en el que uno se va metiendo y va encontrando montón de personas que están filmando, quizás, el mismo tipo de historias pero que ocurren en otro barrio, como señala Molfetta: «Te das cuenta que tu barrio no es el único que tiene ese problema, y poder contarlo te permite vincular a otros barrios a otras comunidades y por sobre todo hacer memoria, decir. Conozco casos de cooperativas de mujeres que nacieron con los programas de «Ellas trabajan«, en a quienes les interesaba mucho contar la historia de sus cooperativas, o por otro lado grupos de vecinos que les interesa contar la historia de la Organización de su barrio para que los hijos y los nietos sepan cuál es la historia del barrio, porque no va a venir ningún cineasta o ningún canal de televisión a interesarse sobre eso, y si ellos mismos no cuentan sus historias, esas historias se pierden…»

 

Dedicado a Rafa Nahuel y a todxs lxs pibxs tigres que caminan por los barrios. Videoclip realizado en 5 días en forma comunitaria por la Sala de Ensayo Comunitaria Dengün Piuké, el Semillero Al Margen del Colectivo Al Margen, el Merendero Filosófico, las personas que se acercaron a colaborar y el equipo de EKESH Taller móvil de Cine y Video Comunitario, en el marco del 6to FAB Festival Audiovisual Bariloche 2018.


 

Entonces, el cine ahí tiene: «Un lugarcito especial, que tiene que ver con la memoria», por lo que también es como que hay necesidad de contar nuestra historia o necesidad de ser escuchados. Las dos cosas: que uno pueda narrar es importantísimo, pero que nos puedan escuchar y nosotros poder escuchar. «Entonces es muy importante tanto la posibilidad de escuchar a los que son iguales a nosotros a los que no tienen acceso a los grandes medios así como poder contar nuestras propias historias porque no estamos solos nos creemos únicos en realidad no somos tan únicos...», reflexiona.

Respecto a cómo se da el proceso de capacitación para que estos colectivos puedan producir historias, Molfetta afirma que en el cine comunitario suceden grandes procesos de transferencia de saber técnico y artístico. Se comienza por explicar cómo manejar una cámara, cómo armar una historia, cómo poner un plano atrás del otro, en un proceso en el que hay una transferencia de saberes. «Pero además de esa transferencia, está el aprendizaje, y el aprendizaje una vez que se cristaliza, que se lleva adelante eso no te lo saca nadie. Puede ponerse vieja la cámara, pero el día siguiente seguís filmando con el celular. Entonces esos aprendizajes son formidables porque aparte traen mucho placer. Eso de que uno pueda contar su propia historia es algo que te llena de satisfacción y que es contagioso. Es un cine que en general a veces cuenta historias muy tristes, como la historia de los ex combatientes de Malvinas y a veces cuenta una historia muy divertida como la del fulbito en el barrio de la mamá que llamaba para tomar la leche. Pero al mismo tiempo transmiten un contagio muy grande, una alegría muy grande, que es la de poder expresarnos entre pares y sin que nadie venga de afuera a mirarte y que te de vergüenza«.

 

«Podría ser hoy», cortometraje producido por los excombatientes de Malvinas de Quilmes

 

Por un lado, lo que sucede con este cine es que si viene alguien de afuera del barrio puede ser angustiante que se vea que el barrio no tiene la calle asfaltada, pero «si lo filmas vos es otra cosa, lo filmas con cariño porque es tu Barrio. Lo filmas con orgullo. Entonces es un cine del poder decir y del poder escuchar a los que están en nuestra misma situación…»

En algunos casos, los colectivos ponen en juego gramáticas cinematográficas diferentes. Hay grupos que una vez que han aprendido a filmar, desarrollan sus propios estilos, su propia forma de contar. En el conversatorio en la Facultad de Artes, Molfetta recordó las experiencias con los pueblos originarios, que recibieron un taller: «Se les enseñó el plano general, el plano medio, el primer plano, la articulación campo-contracampo, etc. Pero una vez que ellos se largan a filmar solos empezaron a filmar como a ellos les interesa filmar. Y de repente para esa cultura era tan importante filmar el silencio en una rueda de conversación como aquello que se decía, cosas que desde el criterio de nuestra cultura occidental no es lo mismo, pero para ellos tiene importancia. Entonces por ejemplo en nuestros pueblos originarios como la cultura Wichí, la cultura del silencio es muy importante. Detrás del silencio hay toda una estrategia de autodefensa y de respeto por el otro que aparece en sus películas, y es muy interesante entender que una vez que estas transferencias de aprendizajes se llevan a cabo los pueblos se apropian de esto y después construyen los relatos a su manera y no tiene nada que ver con lo que ves en el cine o en la tele. Es otro cine que está completamente invisibilizado y que encontramos solamente en internet»

 

«Crece desde el pie», realización de los talleres de cine de UPAMI en Berazategui

 

Durante la charla se vieron historias de la tercera edad, de ex combatientes y pueblos originarios. Al respecto la autora expresaba: «Es un cine de la diversidad, y no sólo de la diversidad de género. Todo lo que no es el hombre blanco adulto joven aparece en este cine… Es el cine de los niños, de los adolescentes, de los abuelos y los desempleados. Es el cine de los que no son visibilizados en los grandes relatos. Es un cine en el que el conjunto de la población aparece y no apenas como un personaje secundario sino como protagonistas, gestores y autores de sus historias».

Los participantes del taller «Mostrando Villa Hudson» (niños, padres e integrantes de las organizaciones sociales del barrio) transforman la plaza del barrio en un territorio del lejano oeste mediante algunas herramientas del género de cine western.


 

Hay una anécdota que realmente vale la pena, según Mofetta. Existe una productora que se llama «Abuelas en acción» de Berazategui, que la integra una abuela que les dijo: «Estaba podrida de cuidar a mis nietos y no encontraba cómo decirle a mi hija que yo soy abuela pero soy joven y ya crié a mis hijos, y no sabía cómo decirle a mi hija… » Así que hicieron una película, un corto en donde le pudo decir a la hija: «Estoy podrida de cuidarte a los chicos«, y no hubo una ruptura familiar… El cine comunitario cumplió entonces funciones de sanador, es un cine que inclusive ayudó a recomponer ese vínculo entre madre e hija en otros términos, recuperando el poder creativo de su abuela.

 

La autora explicó que en el proceso del libro: “No solo nos replanteamos el lugar que nuestra universidad en relación a nuestra a gente, cuanto también nos planteamos qué es el cine”, porque “hay nuevas formas de hacer cine, y era necesario inventarlas. Porque estamos hablando de gente que inventa la vida, que inventa caminos, para hacer de la vida de cada uno una misión profunda, expresiva y dándole la mano siempre a los demás”. En el libro, “hablamos de un cine que tiene su principal potencia en los procesos que suceden mientras se filma. Es un cine que no se centra tanto en los productos en sí, aunque es importante llegar a una película. Pero también es importantísimo entender cuando el cine está implementado como una estrategia para transformar la vida de la gente”.

 

Click en la foto para descargar el libro:

La escritora explicó al cierre: “El libro es fruto de la Universidad Pública, y estos años que venimos atravesando no son años fáciles para los que trabajamos en la Universidad Pública”, agradeciendo el espacio de la Feria por: «Dar la posibilidad de mostrar todas las investigaciones que hacemos en el Conicet y que son investigaciones al servicio de los procesos de nuestros barrios». Por lo que remarcó: “la preocupación central era distribuirlo gratis, aunque sea en formato digital, para que llegue lo más lejos posible”.

El cine Comunitario trabaja invisible, quizás desconocido para muchos. Es un cine que no se centra tanto en los productos audiovisuales -que de todos modos realiza-, sino orientado a ser una estrategia para transformar la vida de la gente. Este libro es un primer mapeo de esas experiencias.