Festejamos la cultura independiente

Desde hace 12 años, Insurgente trabaja para la cultura en Olavarría y le abre las puertas a artistas, docentes, creativos y público en general. Y así crean,  recrean, cuentan, sienten, dicen…

Este espacio cultural, ubicado en Belgrano 3345, realizó su primera actividad abierta a la comunidad el 28 de noviembre de 2005. Este sábado 9 de diciembre, desde las 17, lo celebra en la calle, con múltiples actividades. Habrá libreros, feria de artesanos, intervenciones artísticas, arte callejero, malabares y servicio de cantina con propuestas para todos los gustos.

Docena de libertad 

(por Insurgente Espacio Cultural Autogestivo)

Cerca de la avenida más ancha de la ciudad vive Insurgente. Su puerta, antigua y abierta siempre. En la entrada hay una galera invertida. De ella sale un mago, y pronto saldrán muchxs más.

Se escucha música armoniosa que  permite oler el pan casero con los ojos cerrados. En la cocina no hay microondas. No es necesario. Importan las manos que elaboran y ofrecen comida rica. Palmas con agua y harina. Alguien tiene puesta una peluca brillante y pestañas postizas. Desde una ventana, se asoma una paloma que canta a capella. De repente, aparece una mujer de pelo enrulado con un bombo. El sonido incita a aplaudir a quienes llegan  al lugar.

Los frascos de vidrio, vacíos, se convierten en vasos. Transparentes. Porque a Insurgente no le interesa las marcas. Tampoco las etiquetas. Cada cual se llama como quiere y se viste como le gusta. Se mezcla SER y HACER. Es una combinación de personalidades heterogéneas, arte, libertad y lucha.

Hay quienes transmiten a lxs más chicxs a expresarse con dibujos y pinturas.  También transfieren con la escritura el valor de la naturaleza y de la tierra. Las canciones y el teatro trasladan el mundo cotidiano a un plano imaginario para las nuevas generaciones.

Se baila tango y milonga entre grullas.  Entre velas encendidas sobre sal gruesa. Entre los murales y cuadros de diversos colores. En los espejos, hay mensajes escritos que piden justicia y valores.

Los elementos simples sirven para crear  casi todo. Un crayón. Un pincel. Un trozo de cartón. Retazos de telas para un vestuario. Una lata en donde se planta una semilla. Papeles de colores que decoran un chango de supermercado que vuela liviano. Como los malabares. Livianas como algunas rastas.

En el patio fresco y húmedo, se puede caminar sin calzado. Se ven zapallos, plantas aromáticas y una enredadera. Sobre una mesa roja o negra, se comparten mates y nueces mariposas. También semillas de tomates y vainas de porotos. Alguien se las lleva en una bicicleta que tiene un canasto.

Sobre la tierra y el pasto, se habla de todas las cuerpas. De la esencia. Con pelo largo. Con pelo corto. Con pelos. Sin pelos. Con barba. Sin barba. Con ropa negra. O estampada. O lisa. No interesa.

De muchos versos y prosas, se producen ediciones que se comparten. Que viajan. Que se difunden. Trabajo minucioso y maravilloso. Fino como una pizca de sal.

La impunidad se esboza sobre un papel y luego se quema. Dicen que el fuego se lleva lo malo. Muchxs lo llaman mística. O magia.

Llega más arte. Los objetos personales  son cementados. Hoy mutan. Se van. Por esto, los recuerdos ya no pertenecen al CEMENTO. Tampoco la CAL.

Fue a encubrir perdón con su mentira porque fue la única salida” se expresa esto en una canción. “MARICHIWEU”, dice la voz más joven. Las demás voces también gritan: Presente. Ahora y siempre.

9 de diciembre de 2017. Doce años de arte y lucha. Doce cajas con situaciones  impredecibles. Eso es único. Magnífico.

Una docena de sombreros. Una docena de pañuelos. Una docena de viseras. Ninguna una gorra.