Amazonas, un capital natural en enorme riesgo

Un investigador analiza porque las políticas ambientales de Brasil generaron la situación actual del Amazonas, con graves incendios que pueden tener consecuencias irreversibles, a corto y largo plazo. Nota a Fernando Barri para Agencia CTyS-UNLaM.

Para entender la importancia del Amazonas, se puede pensar en dos aspectos, uno más concreto y otro más subjetivo, pero igual de importante que tiene que ver con el imaginario colectivo de lo que significa el Amazonas como “pulmón del mundo”. El primero es que es la mayor extensión de bosques tropicales del mundo y concentra, en términos de proporción, la mayor biodiversidad del planeta.

Cuando hablamos de biodiversidad, hablamos de recursos naturales, de importancia actual y futura. Dependemos de esos recursos naturales, el Amazonas es uno de los mayores reservorios de agua dulce superficial de la Tierra y, sobre todo, por su extensión y tamaño, provee bienes y servicios ambientales fundamentales para la humanidad. Para ponerlo en términos más claros, si el Amazonas desapareciera, el clima mundial se vería afectado, así como la dinámica de las corrientes marinas, el ciclo de nutrientes…todo ese proceso tiene consecuencias inimaginables, en la vida cotidiana de todos los seres de la tierra y, por supuesto, de la sociedad humana.

 

«La situación actual en Brasil y en el Amazonas se produjo porque el gobierno del presidente, Jair Bolsonaro, ha dado carta blanca a los terratenientes para que amplíen la frontera agropecuaria«, subraya Barri.

Con respecto al aspecto subjetivo, esta internalizada la idea, en gran parte de la población, de que el Amazonas es el “pulmón del mundo”. Y si bien no es exclusivamente “el pulmón”, sí es cierto que tiene una importancia simbólica desde este punto de vista. Todo el planeta confía en que, si el Amazonas está bien, vamos a tener muchas más chances de subsistir en este mundo. El hecho de que se haya prendido fuego una porción tan importante del Amazonas ha calado hondo en la comunidad internacional porque hacemos esta comparación con el cuerpo humano: si nuestro pulmón se viera afectado, podemos llegar a morir.

Hay muchas consecuencias que ya se están viendo actualmente y que irán apareciendo. Por ejemplo, todo el suelo que se pierde con estos incendios va a parar al río Amazonas, que después desemboca en el mar, lo que cambia la dinámica marina de forma grave. Las consecuencias son vastas, son muy profundas, y, obviamente, en el mediano y largo plazo, van a aparecer más todavía. Especialmente con lo que tiene que ver con el cambio climático, la desertificación y la pérdida de bienes y servicios del ecosistema.

El otro dato fundamental es que no alcanza con apagar el incendio. Es muy probable que lo que se incendió se pierda para siempre porque el Amazonas es un ecosistema poco resiliente, con poca capacidad de recuperación de su estado inicial.

Políticas ambientales y responsabilidades
El Amazonas no es un ecosistema que tenga una dinámica relacionada al fuego. Para que un bosque tropical como el Amazonas se prenda fuego hay que incentivarlo mucho. En otras palabras: implica personas con camiones, con combustible prendiendo mucho fuego con tal volumen para que después el fuego se siga expandiendo solo. Y eso es imposible de realizar si uno no lo hace intencionalmente y de una manera que sea claramente visible. La situación actual en Brasil y en el Amazonas se produjo porque el gobierno del presidente, Jair Bolsonaro, ha dado carta blanca a los terratenientes para que amplíen la frontera agropecuaria. En Brasil, la política pública ambiental es la antipolítica.

En relación a la comunidad internacional, el problema es que no tienen ninguna herramienta para forzar a Bolsonaro a cambiar esta política. No creo que, desde el punto de vista diplomático, vaya a pasar algo en concreto. Sí confío más en la reacción ciudadana. Este impacto puede movilizar algo diferente, de distintas formas: desde manifestaciones hasta cosas más simples, como dejar de consumir productos del agronegocio de Brasil, que es lo que motoriza el desmonte del Amazonas.

Ahora bien, teniendo en cuenta todo lo desarrollado, lo que está haciendo Bolsonaro y lo que ejecutan los terratenientes corresponde a una lógica global, una lógica donde a la naturaleza hay que sobreexplotarla, una lógica extractivista y consumista. Si el mundo no decide virar a otro modelo de desarrollo realmente sustentable, donde pensemos en el consumo local, en usar nuestros recursos, en administrarlos correctamente, en respetar los límites de la naturaleza, en generar criterios, el panorama va a ser muy crítico.

Una agenda ambiental en los medios y en las redes
La cobertura mediática del Amazonas fue importante en el sentido de visibilizar una temática que por ahí, 20 años atrás, los medios no hubieran tomado como un problema. Por suerte, hoy los medios toman los temas ambientales porque se dan cuenta de la magnitud del problema. Casos como este afectan nuestra calidad de vida, nuestra economía, nuestra salud, la posibilidad de desarrollo.

Hubo mucha comparación con el incendio de la catedral de Notre Dame. Si bien los dos impactan y nos duelen, siempre hay que tener en cuenta que el capital patrimonial, económico y social no tienen forma de sostenerse si el capital natural desaparece. Un capital social edificado puede desaparecer pero el mundo va a continuar. En cambio, si el problema es la pérdida del capital natural, el mundo como lo conocemos no puede continuar, porque el capital natural sostiene todos los otros capitales. Es fundamental entender eso, no sólo con el Amazonas, sino a nivel global con la degradación ambiental.

* Fernando Barri es Doctor en Ciencias Biológicas y Magíster en Manejo de Vida Silvestre. Es docente de la Universidad Nacional de Córdoba e investigador adjunto del CONICET, en el Instituto de Diversidad y Ecología Animal (CCT-CONICET-CÓRDOBA).