ARLTe Marcial, crónicas de una presentación

El pasado 11 de septiembre, acariciando el final del XI Festival Cervantino en Azul, tuve el placer de formar parte de la mesa que presentó el libro del escritor, periodista y profesor de historia Marcial Luna en AECA  “Arlt en Azul, las crónicas publicadas en El Régimen y otros textos (1927-1929). A continuación reproduzco con mucho placer algo de lo dicho en este evento que sin duda marca un hito en la literatura Argentina

*Por Matías Verna

¿Que otro lugar mejor que Azul para redactar aguafuertes? Que otro escenario más bipolar, conservador y careta que el asfalto y la tierra que delimita nuestros pasos, nuestras aventuras y nuestra vida que no sean  sus calles. Arlt estuvo de paso, escapando de la vorágine porteña, de la muerte de su padre y de los edificios. Habría que pensar que hubiera sucedido si en la monotonía y la quietud que conforman estos trescientos kilómetros de distancia, también no hubiera sentido hastío.

No hace mucho, en un fin de semana rasante que pasé por unos mates por lo de mis padres y mis amigos, mientras dedique unos minutos a mi hija mayor y paseamos por el centro, fui hasta el comercio de un amigo y le pregunté cómo estaba la ciudad: -dejala ahí- contestó – ni la toques, ¿para que?-

Azul, la ciudad que nunca pasa nada y siempre hay de que hablar. Esa es la maravilla que conquistó a Arlt. Seguramente dirán que fue hace casi un centenario, y si, si nunca pasa nada y siempre pasa todo, da lo mismo nadar pecho que espalda, sin embargo elegimos mirar el cielo o el fondo del arroyo.

La estadía de Roberto Arlt, se suma a este punto de encuentro en el centro de la provincia por donde han nacido o arribado escritores que siguen guiando la literatura, Cortázar por Bolivar, Soriano por Tandil, Mar del Plata, Puig por Villegas, Bioy por Las Flores; porque no el Negro Dolina en sus viajes relámpagos por acá dejando estrofas a las naranjas de la calle Rivadavia.

Arlt, de más está decir, es atemporal, sus relatos tienen perpetuidad y consistencia; no pierden vigencia y su mirada urbana, su capacidad de percibir y volcar en su prolífica vida textos cargados de tanta pesadez social y tanto relato sin tiempo hacen que hoy, casi a 100 años de sus publicaciones sigamos hablando y valorando sus escritos.

Lo marginal, las mujeres, los paisajes, lo urbano y suburbano ¿por que no? Tienen  protagonismo en la obra de Arlt.

El escritor Alvaro Yunque,  quien ha hecho un análisis acerca de los escritores de Boedo y Florida al referirse, no a una guerra o batalla cultural entre Boedo y Florida porque más que nada eran chicaneadas de estilos, elites y geografías sostiene “los de Boedo querían transformar el mundo y los de Florida se conformaban con transformar la literatura. Aquellos eran “revolucionarios”. Estos “vanguardistas”. Dado que los escritores de Boedo miraban preferentemente hacia Rusia y dado que Arlt más de una vez se autodenominara “rusófilo” resulta tentador adscribir su producción al grupo de Boedo.

Pero, mientras que aquellos adoptan el realismo decimonónico, la escritura arltiana, aunque comparte como tópico la realidad social, da cuenta de nuevas técnicas estilísticas que impactan por su novedosa fuerza expresiva. Sin embargo, su particular relación con la lengua y su experiencia del tiempo histórico constituyen los factores que lo distancian claramente tanto de unos como de otros. Y agrega: A diferencia de los escritores patricios que, en los años veinte, pretenden fundar una mitología nacional -urbana en el caso de Borges y rural en el de Ricardo Güiraldes, autor de la canónica obra de la literatura argentina, Don segundo sombra (1926)- marcada por el sentido del pasado histórico y del pasado de la ciudad, la escritura de Arlt no tiene pasado de referencia. Toda su fuerza expresiva condensa un presente cuya autorreferencialidad no puede menos que explotar en una multiplicidad de particularidades. Las aguafuertes “pintan” las escenas urbanas y los caracteres individuales como tipos únicos, nombrables sólo en función de aquello que el individuo hace o deja de hacer pero nunca como manifestación de una esencia legitimada por el pasado.

Arlt ha escrito lo andado y sobre eso ha patentado un estilo, una manera de decir y un modelo de narrar que hoy se sigue utilizando en el periodismo actual. No se discute el nuevo periodismo argentino y la pluma de Walsh como precursor. Si puedo afirmar que las narraciones de Arlt y la  literaturización en lo gris y asfáltico de la sociedad son la semilla de algo que con el tiempo se ha profundizado en la pluma y el estilo de otros genios.

El descubrimiento de Marcial Luna, plasmado en este libro, abre miles de puertas para el mundo de la literatura, la historia y el periodismo. Dejar constancia de este hallazgo, documentos y un libro ponen un punto a la historia. Ni seguido ni aparte. Un punto. Parar la pelota, rearmarse y seguir jugando.


 

Matías Verna

*Periodista y escritor azuleño. Vive actualmente en Olavarría, sus obras detallan, con ficción y realidad, la vida en contexto de encierro, tanto de empleados del Servicio Penitenciario Bonaerense como de detenidos. Sus obras fueron declaradas de interés provincial por la Cámara de Diputados y Senadores de la provincia de Buenos Aires y ganó, entre otros, el primer premio en la categoría poesía en la  19° Muestra Libros en Olavarría “Todos con el libro”.“20 poemas distintos y un cuento que no me desespera” es el quinto libro que publica luego de Amor, Realidad y Deseo (1999), Gris (2000), Natural (2001) y Revolución de Rosas Blancas (2003)


 

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