«Charlie Jade»: La esperanza de tres mundos en las manos de un solo hombre…

Charlie Jade es detective privado especializado en encontrar personas desaparecidas, en un mundo dominado por corporaciones multinacionales. En una de sus investigaciones, se topa con el cuerpo de una mujer no identificada. Algo inconcebible en su mundo. Mientras investiga este asesinato, poco a poco, descubre que su mundo está conectado a otros dos universos paralelos y que hay en curso un proyecto en su mundo destinado a explotar los recursos de los otros, en un experimento que podría destruir los tres.

El escenario de esta serie. Está conformado por el “Alphaverso”, una visión ligeramente distópica de como nuestro futuro cercano podría ser. Está dominada por cinco empresas multinacionales gigantes, la mayor de las cuales es la corporación llamada Vex-Cor. El “Betaverso”, que corresponde a nuestra realidad actual. Y el “Gammaverso”, una versión bastante idílica de nuestro mundo, cómo sería si los habitantes del planeta hicieran un uso mas cuidadoso de sus recursos.

Charlie ubica las instalaciones donde la empresa está abriendo un portal entre los mundos, al mismo tiempo que una pareja beligerante del gammaverso intentan cerrar con un atentado la puerta donde se drenan los recursos de su mundo. La explosión arroja a Charlie y a una mujer a nuestro mundo, donde cada uno tendrá que encontrar la manera de volver a su casa al mismo tiempo que impedir que las intervenciones de la empresa Vex-Cor rompan el sutil equilibro que existe en el multiverso.

Charlie cae a una ciudad del cabo extraña, que su hogar y al mismo tiempo le es desconocida. Su casa está abandonada, su mujer trabaja en un bar y no le conoce. Nunca le ha conocido. En este universo no existe, ya veremos por qué. El complejo panorama político de Sudafrica será escenario de sus búsquedas. La explosión deja cerrado el pasadizo entre los universos. El único que puede transitar libremente entre ellos es Boxer, el psicópata hijo del dueño del fundador de Vexcor, corporación que existe en los tres universos. Rena, la mujer exiliada intentará resguardar la pureza de su mundo…  Charlie, simplemente regresar al suyo. En ese contexto ambos se cruzarán varias veces mientras libran su batalla.

Algo de este escenario visitará años más tarde la serie  «Fringe». Entre los universos diferentes hay puertas, y se supone que todos tuvieron un comienzo similar. O que fueron el mismo hasta hace poco, porque las diferencias son más sutiles de lo que podrían ser. Y se separaron en algún lugar. El jardín de los senderos que se bifurcan, diría Borges. Tres universos paralelos, realidades alternativas. Pero es claro que todas pertenecen a un sistema mayor en el que ninguna podría existir sola, sin las demás.

En esta serie lo cercano se hace ominoso. Lo sutilmente extraño es lo familiar que es todo. Hay bares, autos, mujeres de la noche. En ese esquema funciona el cruce, con música étnica y luces africanas, sobre las cuales la cultura occidental es solo un leve barniz.

El relato es una metáfora moderna pues en cada universo agoniza un sistema que se resquebraja a pedazos. El panorama se presenta similar al universo ficticio que cobija la ficción del filme “Area 13” en el que en el mundo en que habitamos, en los ochenta descendió una nave espacial sobre Sudáfrica. Era una nave de esclavos fugados. Sus sobrevivientes, parecidos a mangostas, no sabían manejarla y quedó estacionada en el cielo sobre ciudad del Cabo. Lo que ha hecho la ONU es encerrar a todos sus tripulantes en un lugar llamado “Área 13”, donde, con una raza alienígena se repite el esquema que el país tiene con el apartheid. Hay tráfico con tecnología, drogas, armas. Corrupción y represión, como siempre.

En nuestra historia, Charlie debe trabajar, y se emplea de detective con lo que la estética “Blade Runner” rinde un tributo al cine negro. Los casos estrictamente policiales se cruzarán con luchas sindicales, conflictos interraciales, diversas luchas. Esta serie nos hace pensar. Vivimos en múltiples mundos. ¿Hasta donde llega el límite de la existencia, de la identidad? ¿Qué somos, si no estamos en el lugar que nos define? ¿Se puede volver a casa? ¿Y que si sentís que no perteneces a este mundo? Las calles son las mismas, pero diferentes.

Lo que Charlie deberá hacer, porque es su única salida, su agenda es lo que queremos hacer todos, intentar unir los tres mundos. El de lo que somos, lo que no queremos ser y lo que deseamos. Rescatar lo mejor de cada uno o hacer que sobrevivan si corren peligro los tres a la vez…