Entre el sol y la lluvia, una inundación por generación

Análisis sobre las causas de las inundaciones en el partido de Azul por el Ing. Carlos Vilatte, investigador de la Facultad de Agronomía, UNICEN*

Foto de portada: Juan Mingarro- Inundación 2012

El presente material es una síntesis de una publicación científica disponible en la revista de la Universidad Nacional de Cuyo (Revista UNCUYO, 2014), con el objetivo de difundir en un ámbito local y en términos coloquiales, los resultados obtenidos de una trabajo de investigación sobre un tema de suma actualidad y que nunca pierde vigencia, como es el caso de las inundaciones en el Partido de Azul. En una nota anterior, el autor se ha referido a la influencia del fenómeno del Niño sobre las precipitaciones en el partido de Azul.

El objetivo de este trabajo es analizar la existencia de un sinergismo entre el cambio climático y los máximos de actividad solar, y su influencia sobre las lluvias caídas en la localidad de Azul.

Hasta mediados del siglo XIX las fluctuaciones en el sistema climático eran adjudicables a procesos estrictamente naturales; ahora tiene en la acción antrópica con la emisión de gases de efecto invernadero, un responsable directo de sus alteraciones recientes. En la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (1992) se definió conceptualmente a este último como al cambio de clima atribuido directa o indirectamente a la actividad humana que altera la composición de la atmósfera mundial y que se suma a la variabilidad natural del clima observada durante períodos de tiempo comparables.

Según el Panel Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC), el incremento generalizado de la temperatura del aire asociado con el calentamiento global podría representar múltiples impactos sobre los sistemas productivos y naturales, observándose numerosos cambios de largo plazo en otros parámetros del clima.

Si bien las predicciones futuras en las concentraciones atmosféricas de gases de efecto invernadero que podrían producirse por el cambio climático, según una de las líneas evolutivas más severas de los modelos del ciclo del carbono (SRES A2 – Special Report on Emissions Scenarios A2), se espera que para las décadas 2020 y 2050 la zona del Partido de Azul sufriría un aumento de temperatura de 0,9 °C para el año 2020 y 1,9 °C, para el 2050, respecto al período 1961-1990 considerado como referencia, las precipitaciones sufrirían variaciones poco relevantes para esas décadas, de -0,6 y 2,9 % respectivamente, respecto al mismo período de referencia. Por lo que, estas condiciones climáticas futuras podrían afectar la adaptación de los sistemas naturales y sistemas agrícolas.

El cambio climático, no es solo el previsible ascenso de las temperaturas, sino la amenaza en la intensificación del carácter extremo de los fenómenos meteorológicos, fundamentalmente lluvias torrenciales, temporales y sequías. Este es, sin duda, el verdadero problema del cambio climático que se investiga.

Teniendo en cuenta que el cambio en los niveles de radiación es una medida de la influencia que un factor ejerce en la modificación del equilibrio entre la energía entrante y saliente en el sistema Tierra-atmósfera, se convierte en un índice de importancia como mecanismo potencial en la generación de un proceso de cambio climático. Este proceso puede deberse a variaciones en las cantidades de gases activos radiativos (responsables del efecto invernadero), a cambios en la radiación solar incidente, como lo es la existencia de ciclos solares, o la interacción entre ambos fenómenos.

Ciclos solares

Los cambios climáticos del último milenio parece que han estado muy relacionados con la variabilidad en la emisión de radiación solar. Desde comienzos del siglo XVII se han venido realizando en Europa observaciones telescópicas y recuentos de la aparición y desaparición de manchas solares, siendo los primeros en realizar estas observaciones, los astrónomos italianos Galileo Galilei, en 1607 y Francesco Sizzi en 1612.

El número de manchas solares varía en ciclos de aproximadamente 11 años (figura 1). Las primeras manchas de un ciclo aparecen junto a los polos y en los años siguientes surgen otras, cada vez más cercanas al ecuador solar, hasta completar el denominado “máximo solar”. Posteriormente, las manchas van desapareciendo paulatinamente hasta llegar al mínimo solar. El número de manchas se correlaciona con la intensidad de la radiación solar, esto se ha comprobado en distintos estudios donde se ha reconstruido la irradiancia solar total usando las áreas y números diarios de manchas solares.

Figura 1: Ciclos solares (15 al 24) y número de manchas solares mensuales. Elaboración propia con datos publicados por la Administración Nacional Oceánica y de la Atmósfera de EE.UU (NOAA).

Análisis de los datos. Relación entre ciclos solares y precipitaciones en exceso

En épocas de máxima actividad, el sol irradia una mayor cantidad de energía que en períodos de mínima actividad, y si bien resulta un forzante relativamente reducido, el mayor goce de radiación de onda corta estaría siendo magnificado por el efecto invernadero para los últimos cinco máximos solares, ocurridos en 1969, 1980, 1990, 2001 y 2012, donde se observa mayores precipitaciones que en el resto de la serie (figura 2). Si bien en el año 1969, se totalizaron 970 mm de precipitación y resulta un valor mayor a la media, este fenómeno se magnifica a partir del año 1980, dando lugar a procesos de precipitación extrema que generaron inundaciones en Azul para los últimos cuatro máximos solares. Los años 1980, 1990 y 2012 resultaron los más lluviosos de los últimos 100 años. Esto se relaciona con correlaciones entre el ciclo solar y fuertes lluvias en el este de África, ocurridas en el siglo XX. También se encontraron correlaciones de significación moderada a elevada en Tamil Nadu (India) trabajando con series de 100 años de datos de lluvia.

Figura 2: Promedio anual de manchas solares (PAMS) y precipitación anual para Azul (PPA) en los últimos 100 años (1913-2012). Elaboración propia con datos publicados por NOAA.

Las precipitaciones anuales de los últimos cuatro años de máximos solares (tabla 1) presentaron un promedio de 1317,2 mm (2,4 desvíos estándar sobre la media) que resultó significativamente diferente a la media de los últimos 100 años (855,7 mm ±191,1 mm), con un 95% de probabilidad.

 

Tabla 1: Años de máxima actividad solar y precipitaciones anuales.

Otros autores, en un trabajo anterior, muestran que la temperatura media anual en Azul, Provincia de Buenos Aires, se había incrementado desde 1931 al 2006 en todas las estaciones climáticas, con diferencias positivas y estadísticamente significativas. El incremento de la temperatura media anual fue de 0,9 °C desde el inicio de la serie analizada (1931-2006), a una tasa de 0,012 °C/año, mostrando un quiebre de tendencia en las anomalías térmicas desde 1967-1968 (figura 3) sin que la variabilidad anual se modifique. Por lo que concluyeron que ese incremento no se debe a fluctuaciones propias en la variabilidad climática sino a un aumento sostenido en el balance de ondas largas.


Figura 3. Tendencias de las anomalías térmicas medias anuales y media móvil para Azul (1931-2006) en referencia al promedio 1950 y 1980.

Este quiebre en la tendencia a partir de los años 1967-68, muestra que el impacto del cambio climático es coincidente con los cambios encontrados en las precipitaciones para los últimos cinco máximos solares sobre dicha zona. Esto concuerda con la evaluación de observaciones proporcionadas por el IPCC, que predice cambios en los extremos de temperaturas, así como lluvias intensas y sequías para 26 regiones en distintas zonas del planeta. En dicho informe el organismo ofrece un nivel de detalle sin precedentes en lo concerniente a cambios observados y esperados en el clima y situaciones climáticas extremas, basados en una extensa evaluación de más de 1.000 publicaciones científicas.

Impacto en lo local y herramienta de gestión

Un trabajo realizado sobre la región pampeana predice un incremento en la variabilidad de la precipitación diaria y un cambio en la distribución de las lluvias, para la segunda mitad del siglo XXI, por lo que estos cambios en los registros extremos parecen potenciarse con el cambio climático vigente, con un fuerte componente antropogénico.

De acuerdo al análisis realizado no se puede descartar la incidencia del cambio climático vigente sobre los últimos máximos solares, y el impacto que estos procesos han representado sobre la ocurrencia de eventos extremos en las precipitaciones. Teniendo en cuenta que los máximos solares presentan una periodicidad de 11 años, este trabajo podría ser una herramienta útil para predecir, con varios años de anticipación, excesos hídricos e inundaciones como las ocurridas en el Partido de Azul, en los años 1980, 1990, 2001 y 2012.

*Facultad de Agronomía, Universidad Nacional del Centro de la Provincia de Buenos Aires <cvilatte@faa.unicen.edu.ar>