“Intentamos introducir una cuestión que existía: la violencia de género”

Así lo afirmó Diego Araujo, defensor oficial que integró el equipo de la Defensa de Cristina Santillán. Realizó un balance sobre lo ocurrido en este juicio, realizado en los Tribunales de Azul, en el que la Jueza Raverta, en primera instancia, encontró responsable a Santillán de lesiones gravísimas calificadas por el vínculo.

“Parando en todas” (ciclo que conducen Liliana Giannatasio y Nacho Lacovara), en la 101.7 FM Radio La Compañía, entrevistó al defensor oficial Diego Araujo, quien, junto a la defensora Mariana Mocciaro y el Defensor General Diego Fernández, integró el equipo de la Defensa de Cristina Santillán.

Luego del par de semanas intensas, y a días de conocida la sentencia, Araujo compartió su evaluación sobre lo ocurrido en el Juicio a Cristina Santillán. En primer lugar, ratificó su postura en relación a los Juicios por Jurados: “Yo creo en el sistema. Obviamente, se van a tener que ir aceitando, a través del paso del tiempo, algunos mecanismos, en lo que hace a su realización; y cuestiones jurídicas que van a ir saliendo y que resultan conflictivas. De a poco, las jurisprudencias de Casación y de la Corte van a ir trazando lineamientos”.

Respecto al juicio en sí mismo, “fueron cuatro jornadas sumamente agotadoras, tanto para los operadores judiciales y estimo que lo mismo ha ocurrido con relación al Jurado Popular, en las que se vertieron cuestiones muy interesantes con relación al caso, con eje en la situación de Cristina”. En cuanto al rol de la Fiscalía, Araujo señaló: “fue con una postura decidida, respecto al pedido de prisión perpetua, en función de lo que consideraban un homicidio agravado por el vínculo”.

El rol de la Defensa: de los alegatos a la revisación de la sentencia

Desde la Defensa Pública, por su parte, “lo que hicimos fue intentar introducir una cuestión en la que no teníamos ningún tipo de duda que existía, que era la violencia de género. En realidad, contextualizada en un marco mayor, que era la violencia doméstica, porque la víctima fatal ejercía violencia desde hacía muchísimos años a todo el grupo familiar, y especialmente tenía actos de violencia con relación a Cristina Santillán. Actos que no se agotaban en violencia física, sino que había una permanente denostación a su carácter de mujer, a través de los cuarenta años que tuvieron de matrimonio. Violencia psicológica, violencia sexual… particularidades que tienen los hechos de violencia de género”.

En cuanto a la situación de Santillán, Araujo se refirió a una situación “sumamente gráfica” que contó Julián, uno de los hijos de Cristina, al finalizar el debate: “ejemplificaba la situación que vivenció en su domicilio; el haber vivido en una ‘burbuja de violencia’, en la que habían naturalizado las situaciones de dominación, de violencia, por parte de esta persona que luego resulta ser víctima de las lesiones. Dijo que cuando logró alejarse del grupo familiar, por cuestiones personales, recién ahí se dio cuenta de todo lo que ocurría en el ámbito familiar, cuando salió de esa burbuja. Pudo racionalizar los hechos de violencia vividos e internalizarlos con otros parámetros, con otros valores. Su testimonio no sólo fue muy esclarecedor sobre lo que ocurría en ese ámbito familiar, sino también sumamente desgarrador”.

Al culminar la recepción de la prueba, en la instancia de los alegatos, la Defensa Pública insistió con las situaciones de violencia de género en su contexto, con incidencia fuerte en lo que hace a las circunstancias extraordinarias de atenuación, y al entendimiento de la legítima defensa. El Jurado dio su veredicto de culpabilidad “por lesiones gravísimas, no por el homicidio agravado por el vínculo, lo que generó una modificación de la situación procesal de Cristina, que de una pena de expectativa de prisión perpetua, pasó a tener la posibilidad de una pena con una escala penal limitada en el tiempo, de tres a quince años de prisión. La Jueza finalmente impuso una pena de siete años, sobre la que ya hicimos reserva de impugnar esa resolución, junto al veredicto y la sentencia, al Tribunal de Casación de la Provincia”, manifestó Araujo.

En cuanto a que se revise la sentencia, el defensor oficial indicó que tienen expectativas con relación a la modificación de la escala y monto de la pena. “Creemos que el monto de la pena impuesto es sumamente excesivo, sobre todo teniendo en cuenta la violencia sistemática vivenciada por Cristina durante todo el tiempo de su matrimonio. Violencia que fue mutando de formas más sutiles a situaciones más graves, hasta llegar a la situación de cosificación absoluta de la mujer, de humillación, de degradación a la dignidad. Con este contexto en el que se dio el hecho, tenemos confianza en que Casación pueda ver con mayor claridad lo ocurrido”.

Abogados, presiones, policías y el aguante

Sobre el rol de la corporación judicial y el papel de la Fiscalía, que desacreditó a las organizaciones de mujeres que acompañaron a Cristina y plantearon la causa desde la violencia de género, Araujo aclaró que se incorporó a la causa en la realización del debate en sí. “La distancia entre Tandil y Azul hizo que me despegara un poco del clima que se estaba viviendo ahí desde hacía tiempo. Lo pude percibir recién durante las jornadas. Quizás se haya vivenciado alguna situación de malestar o conflicto, que no debiera haber existido, ni por parte siquiera de la Fiscalía, porque hay que respetar las manifestaciones sociales en toda su plenitud, desde el lugar desde donde colocan sus luchas, sus intereses, esencial en un Estado democrático”.

Uno no puede sentirse presionado ni enojado porque haya grupos sociales que avalen una situación de la que están convencidos de su existencia. A veces, se reacciona de una manera porque queda la sensación de que no se alcanza a comprender cabalmente cuál es el fenómeno que implica la situación de vulnerabilidad en la que se encuentran muchas mujeres que son sometidas a violencias de distinto tipo durante muchísimos años”. En ese sentido, Araujo reconoció que “todavía estamos construyendo un camino y queda mucho por transitar. Se siente mucho, no sólo en los operadores judiciales sino en muchos componentes de la sociedad, que no se alcanza todavía a vislumbrar, en forma completa, integral, lo que significa la violencia de género y la real situación de desigualdad en la que se encuentran las mujeres con relación a los hombres”.

Araujo también dio su opinión sobre el inusitado despliegue policial que se hizo frente a las y los manifestantes, que mantuvieron su presencia y acompañamiento con cánticos. “Las jornadas en la sala de audiencias de la cámara, fueron de un comportamiento absolutamente ejemplar, no hubo ningún tipo de inconveniente en ninguna de las audiencias de desarrollo del debate”. En cuanto al afuera, en el veredón, “tampoco hubo grandes sobresaltos con relación al acompañamiento que le hicieron en todo momento a Cristina Santillán. Quizás, por ahí, generaron una visión distinta de lo que estaba sucediendo y quizás exageraron en relación a la presencia policial. Hay que tener en cuenta, y lo sabemos por experiencia, que a veces la presencia policial, lejos de asegurar un clima armonioso y de equilibrio, lo que genera, a veces, son algunos inconvenientes. En este caso, fue una reacción exagerada a una situación que era previsible y que durante el desarrollo del debate no se advirtió ningún tipo de inconveniente en su desenvolvimiento”.

Foto: gentileza Diario El Tiempo.

Los ingredientes del veredicto

En torno al veredicto del Jurado Popular, Araujo informó que “únicamente se resuelve por la culpabilidad o por la no culpabilidad. Las motivaciones, qué pasó adentro de la audiencia de deliberaciones, todo eso es absolutamente secreto y es imposible tener un panorama real de esa circunstancia”. Sí afirmó que Cristina Santillán sintió muy de cerca ese gran apoyo de las organizaciones. “Se sintió siempre muy contenida, acompañada, y aún hoy día ella reconoce la actividad que han realizado las organizaciones sociales que estuvieron a su lado”.

Asimismo, en la elaboración del veredicto del Jurado Popular, los planteos se fueron haciendo de forma escalonada. “La primera cuestión que se planteó fue la ausencia de un nexo causal entre las lesiones y el resultado muerte. La segunda cuestión fue la ausencia de una intención homicida. Estos dos puntos fueron acogidos favorablemente: al tener un veredicto de culpabilidad por lesiones gravísimas, el Jurado entendió que no hubo intención homicida y que, además, el resultado no tenía una relación causal con las lesiones sufridas”.

La tercera cuestión que se planteó desde la Defensa fue la de la legítima defensa en contexto de violencia de género. Sin embargo, esa circunstancia no fue atendida. “Entendieron que no había legítima defensa”. También hubo un planteo subsidiario, que sólo debía ser analizado por el Jurado en el supuesto de que entendieran que había habido un homicidio agravado por el vínculo. “Ese punto no fue necesario analizarlo, porque se detuvieron en una instancia anterior en el análisis, cuando entendieron que no había relación causal entre la lesión y el resultado muerte”, concluyó Araujo.