¿Las sierras están? Por la mitad y con construcciones

En Tandil, un nutrido grupo de vecinos batalla por preservar las sierras, desde hace más de diez años, de forma ininterrumpida. Un ejemplo de lucha ambiental y ciudadana que diversas causas ecologistas de la zona reconocen como modelo.

(por Tefa Schegtel Torres)

En el génesis, a fines de la década de los ’90, entre detonaciones, cavas en crecimiento acelerado y empresarios canteriles que desconocían la autoridad del Municipio, la sociedad tandilense fue testigo de la conformación de una Multisectorial. En principio, dedicada a la preservación de las sierras de aquel pago, pero con el foco también en otras problemáticas ambientales, como el tratamiento de residuos.

En junio de 2006, ante la falta de respuestas de parte de todos los niveles del Estado y la preocupación generalizada, de esa Multisectorial se desprendió la Asamblea Ciudadana por la Preservación de las Sierras, centrada en cuidar las “lomitas” de la destrucción canteril, de la voracidad inmobiliaria después, y de la inacción y ‘falta’ de voluntad política, desde siempre. Su bandera principal: que todo el cordón serrano del partido de Tandil sea declarado como ‘Área Protegida’.

Más de diez inviernos pasaron de aquella primera marcha y de esa primera asamblea, que luego se repitieron e instalaron. Y sin embargo, la labor de la Asamblea Ciudadana por la Preservación de las Sierras de Tandil no se detiene. “Vale hacer un racconto”, comienza Ana Fernández, una de las iniciadoras de esta causa. “La Asamblea, desde la Multisectorial, siempre ha trabajado en tres áreas: un área política, opinar sobre hechos que involucran a la preservación de las sierras y a otros temas ambientales; un área educativa y un área legal”.

 

Un año entre fojas, audiencias y expedientes

En tantos años de acciones de los más diversos tipos, tamaños y colores, hay momentos en que un área prevalece para destinar energías. El 2016 fue un año de mucho trabajo (silencioso tal vez) de apoyo a algunas causas judiciales. Una de ellas fue una medida cautelar para frenar el loteo de un área de la zona de Don Bosco; zona especial de interés urbanístico que había sido declarada de utilidad pública, expropiable. Sin embargo, se dejó caer la ley que lo permitía y apareció, como por arte de magia, un pedido de loteo.

Ahí había conflicto de intereses, de parte de algunos funcionarios. Ese intento de loteo, por ser absolutamente excepcional, requería un convenio urbanístico, de acuerdo a lo dicho por el mismo Municipio, que tenía que ser aprobado por el Concejo Deliberante”, subraya Fernández. Por esto, lo pedido en la medida cautelar era que el Honorable Concejo se abstuviera de aprobar ese convenio. Así fue que el Ejecutivo local tuvo que retirar ese pedido de aprobación. “Todo esto requiere un gran esfuerzo, porque hay que explicar qué era lo que estaban haciendo mal, cuáles serían los perjuicios ambientales”. Instancia más agotadora aún cuando a quienes se les debe señalar lo que hacen ‘mal’ es a los propios funcionarios.

En primer plano, la caída Piedra Movediza. A pocos metros, el frente de explotación de la cantera El Trincante.

Otro gran tema que en 2016 concentró las fuerzas del ambientalismo serrano fue un juicio que tiene casi 19 años, un avance significativo en los últimos tiempos, pero no sentencia. Juicio relacionado con la actividad de la cantera El Trincante, detrás del cerro La Movediza. “Por las explosiones, las piedras llegaban a las casas de los vecinos, que hicieron una acción judicial, por daños y perjuicios, por lo que les correspondía, pero también en representación de la comunidad de Tandil por el daño colectivo”. Si bien la Asamblea no lleva adelante el juicio, “acompañamos a los vecinos y tratamos de ayudar en las cuestiones técnicas que precisan”.

 

Casas, casitas y caserones: ¿generación espontánea o complicidad estatal?

Si hay un tema por el que la Asamblea brega y concientiza, es el del enorme avance de la construcción sobre las sierras, “absolutamente irregular”. Muchas construcciones son clandestinas y los ambientalistas lo han comprobado de una forma muy sencilla, sin necesidad de ser Sherlocks Holmes. Con algún adminículo con cámara basta y sobra. Se comienza a construir, sin carteles de obra a la vista. “Vas a los pocos meses y pasa exactamente lo mismo: sigue sin cartel de obra. Eso sólo ya amerita que el Municipio haga una inspección y que lo frene”. Una vez hecha (la casa, no la inspección), una multa alcanza para su legitimación.

Una vista hacia Las Ánimas y las casas «trepándose» en el faldeo serrano, desde la cima del Parque Independencia. (Año 2008)

Las sesiones del Concejo Deliberante parecen no ser lo que eran. A algunos vecinos no les resulta ‘tan obligatorio’ el que los pedidos de excepción deban pasar, para estudio y votación, por el cuerpo de ediles. “Algunas construcciones están realizadas de hecho. Aparecen en las sierras. Hacemos denuncias  públicas y no contestan”, acusan desde la Asamblea. Desde incendios provocados por mano humana, para luego edificar en esos terrenos; hasta la instalación directa y sin disimulo. Ya instalado, el nuevo vecindario demanda servicios, como cualquier vecino en sector urbano.

Esta trepidación inmobiliaria sobre el faldeo serrano se relaciona con un problema que asoma al divisar en el horizonte un nubarrón gris: las inundaciones en el área urbana como los lugares anegados con barro por demás. “No podemos pensar estas situaciones sin ver de dónde sale ese agua. Sin ver que en las sierras se está destruyendo la capacidad de absorción”. Aportan a este proceso el tapar el adoquinado y el relleno de espacios verdes con cemento.

Una perspectiva del Country Sierras del Tandil, desde avenida Fleming. (Año 2010)

“Se van urbanizando lugares donde nosotros hace pocos años podíamos caminar libremente”. Lugares que están declarados como ‘Paisaje Protegido’, por lo que, tal lo estipulado en el artículo 2 de esa ley, “son de acceso público”. Pero no todo lo escrito con tinta leguleya parece cumplirse: esta Ley, firmada e implementada en 2010, debería tener un Plan de Manejo que incluya el ordenamiento territorial. Sin embargo, como en un dominó, ese Plan de Manejo no lo incluye porque debía ajustar el Plan de Ordenamiento local, que debía tener un Plan de Manejo para la zona serrana en 520 días. Ese era el plazo en 2005. En 2017, aún no aparece.

Afirman desde la Asamblea que tantos incumplimientos de las autoridades no son demoras, son una política. Y a las pruebas se remiten: en diez años, mientras una de las estrategias del Plan de Ordenamiento era contener el crecimiento de la ciudad en las áreas serranas, lo evidente es que en todas las sierras aumentó la construcción. Ilegales, permitidas, con excepciones, no hay Plan de Manejo ni del Plan de Ordenamiento ni de la Ley de Paisaje Protegido. “Una política muy contraria con el marketing realizado por el Municipio en cuanto a la supuesta preservación de las sierras. No nos olvidemos de los folletos, previos a elecciones, donde la preservación de las sierras aparece como un objetivo. La han usado para propaganda, pero en la práctica dejan que se cubran con usos incompatibles”, remarca Fernández.

Así como sucede con actitudes del Gobierno Nacional, no faltan quienes palmean a los asambleístas, en un intento por tranquilizar, para decirles que hay que darles un poco de tiempo, a Municipio y a Provincia, para ver cómo implementan el ausente Plan. Sin embargo, a la Asamblea le queda más que clarísima la jugada: “cambiaron canteras por construcciones”.

 

¿Y qué fue de la vida de las canteras, che?

Sancionada la ley provincial de Paisaje Protegido, los emprendimientos canteriles que se encuentran por fuera de la Poligonal (área conformada por las rutas provinciales 74 y 30, y la nacional 226) siguen trabajando, incluso con más intensidad que otrora.

Frente de la cantera Equimac (a poca distancia del Cerro de la Virgen), actualmente en actividad.

Por su parte, las implicadas en esa Poligonal hoy son enormes pasivos ambientales que generan problemas. Tal el caso de las enormes cavas de la cantera de Cerro Leones y su uso como ‘piletones’, por gran cantidad de gente que vive en esa zona de la ciudad, sin alternativas de piletas públicas o lugares recreativos con agua para el verano. Con varios accidentes e incluso una muerte en el haber, se sentenció judicialmente al Municipio y al dueño de la cantera para que eviten ese uso peligroso para la comunidad.

Vista aérea de Cerro Leones (la cantera, sus dos enormes cavas, y el vecindario)

La belleza natural de un cerro que parecía el perfil de dos leones enfrentados, convertido en dos tremendas cavas, luego de décadas de explotación. Cavas que no son ni lagunas naturales, ni playas con reposeras, como pretenden pintar algunos comunicadores. A este panorama se suma lo que hay en las profundidades de esos enormes agujeros: desde alambres hasta basura. “Es la materialización de que no hubo mitigación del impacto ambiental ni durante la actividad de la cantera ni en el cierre. ¿Y quién no lo hizo? Justamente, los que lucraron”.

Por estos días, una de las principales actividades en que está trabajando la Asamblea es un reclamo presentado ante la Defensoría del Pueblo de la Provincia de Buenos Aires. Y en lo educativo, los preservacionistas siguen visitando escuelas de las que reciben pedidos de charlas. Hacia fines del 2016, se hizo una reunión en base a una pregunta: ‘qué Tandil queremos’. “Fue interesante porque aparecieron muchas problemáticas ambientales locales. Si bien estamos focalizados en las sierras, nuestra idea es, durante todo este año, ir desarrollándolas, junto con las escuelas. Por esto, para el último 5 de junio, como todos los años, les propusimos una actividad para reflexionar”, informó Fernández.

Luchas como la de los sierrabayenses y alrededores por la preservación del Cerro Largo, y la de los vecinos de Barker en contra de la instalación de la termoeléctrica, además de ser causas ambientales, tienen otro denominador común: tomaron el ejemplo de la Asamblea Ciudadana por la Preservación de las Sierras de Tandil, en cuanto a metodología, a comunicación, a organización y hasta en función del camino a recorrer en los vericuetos burocráticos.

En aquellas marchas de 2006, mientras se caminaba por el adoquinado céntrico de Tandil, se cantaba: ‘¿Las sierras están? Sí, están. Las sierras están por la mitad. Entonces mueva, mueva, mueva Tandil, mueva’. Quienes participan de la Asamblea no dudan de que lo poco o mucho, conseguido o por conseguir, en cuanto a preservación de las sierras como a cualquier logro o beneficio para la comunidad, depende pura y exclusivamente de que la propia comunidad se mueva. “Nosotros hacemos un poquito, pero el actor fundamental es la opinión pública”.