Museo Gráfico de Tandil, donde se imprime la historia

Carlos Lappano es imprentero, de alma y corazón. Ejerció el oficio a lo largo de toda su vida y hoy, junto con algunos de sus colegas ha montado el «Museo Gráfico de Tandil», donde se preserva la última linotipo que funciona -quizás- en la provincia. En esta nota verás funcionar esta máquina y aprenderás para qué servía y cómo revolucionó la comunicación impresa a principios del Siglo XX.

Lappano es anfitrión del «Museo de Artes Gráficas» de Tandil, donde pueden conocerse las máquinas que revolucionaron la comunicación impresa. En este tiempo de pantallas millennials es difícil entender cómo funciona la técnica de distribuir tinta sobre papel para que sea leída. Por eso en Tandil han creado un «Museo de Artes Gráficas» en el que pueden conocerse las máquinas que revolucionaron la comunicación impresa en continuación a la obra de Gutemberg, quien inventó la prensa de imprenta con tipos móviles en el siglo XIV, y con ello cambió la cultura occidental.

 

La iniciativa surgió de la Asociación Civil de Jubilados y Pensionados Gráficos de Tandil a través de Carlos Lappano, Juan Carlos Álvarez, Héctor Lapano y Esneldo Vagnola y la concretaron con el apoyo del Municipio que alquiló un local en donde pueden apreciarse además de la estrella de la exhibición que es la linotipo, tipógrafos, imprentas planas, tituleras, etc., todos elementos que marcaron el desarrollo de la comunicación gráfica y que se utilizaron en la ciudad.

 

El padre de los hermanos Lappano empezó como canillita en 1923 y más adelante se pasó a la gráfica y también trabajó como tipógrafo en el diario «El Eco» de Tandil durante muchos años. Sus hijos heredaron el oficio allá por la década del ‘50. Carlos contó alguna vez que entonces copió el modelo del teclado de la linotipo en una madera para memorizarlo y practicar en su casa.

 

La máquina de composición mecánica conocida como linotipo tiene 100 años y en su momento revolucionó la industria gráfica. Es la vedette del museo, y Lappano cuenta que debieron desarmarla para sacarla de donde estaba, transportarla en partes, entrarla al museo y volver a armarla después.

 

 

Antes de su desarrollo usaban el componedor tipográfico, que demandaba mucho trabajo, concentración y dedicación. Para formar el texto se utilizaba esta herramienta de metal, en donde se insertaba letra por letra, o «tipo por tipo» como las llaman, manualmente hasta formar la línea entera, así, una tras otra. Eso se colocaba luego en la base denominada galera o rama y de ahí pasaba a impresión.

 

En la exposición se exhibe además la gran cajonera con pequeños apartados donde se guardan las tipografías utilizadas: Mayúsculas, minúsculas, cursivas, números en todas las opciones necesarias. Se imprimía, corregía y cada letra debía ser regresada manualmente a su cubículo para volver a ser usada nuevamente.

 

Lappano trabajó en El Eco, donde recordaba que a la madrugada la gente iba a ver como trabajaban, y también desde su imprenta particular produjo revistas para todo el centro de la provincia. Para los investigadores del campo es importante resaltar que guarda copia de casi todas las publicaciones realizadas a lo largo de más de 30 años de trabajo.

 

Entre ellas se encuentra «La Palabra» de Tandil dirigida por Guino Pizzorni, «El pueblo» y «El Eco»  de Rauch y «El pueblo» de Ayacucho, «Playa Verde» de Pinamar y «El Tala». Entre las publicaciones de deportes recuerda «Desde el tablón», «la voz de la calle», y otras publicaciones de Madariaga, San Cayetano y Lobería además de otros libros y revistas regionales, así como las memorias y balances de usinas, clubes y cooperativas.

 

La charla dura varias horas de esa mañana de sábado. Pero el amor de un hombre por su oficio puede resumirse en unas pocas palabras: «Nosotros nacimos haciendo diarios,  incluso mi padre y mi tío, entonces los que estábamos en la imprenta en esos años todos éramos `diarieros´ e incluso a mí personalmente lo que más me gustaba era imprimir, imprimir periódicos, especialmente los periódicos políticos, lo que más me gustaba y me sigue gustando…«, cierra Lappano mirando con amor aquellas máquinas que lo han acompañado toda su vida en su oficio.

 

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del Museo Gráfico de Tandil

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El museo funciona en 9 de Julio 1234 entre Montevideo y Pellegrini, gracias a la colaboración del municipio, y se puede visitar los días sábado de 10:00 a 13:00 hs.