Nueve «Pullu Calel» y La Oveja Negra sigue preservando el Espíritu de la Sierra

El noveno encuentro «Pullu Calel«, organizado por «La Oveja Negra» en el paraje azuleño Boca de las Sierras fue una fiesta popular, llena de gente que disfrutó la hermosa tarde de sol, música y naturaleza del primer domingo de Noviembre.

Las actividades comenzaron al mediodía con el ritual “Ceremonia Ancestral de Inicio” a cargo de la comunidad mapuche urbana Pillan Manke de Olavarría. A lo largo de la jornada se sucedieron diversas actividades ecológicas, como el “Corral Ecológico”, el taller de realización de compost a cargo de Lorena Rodríguez y Verónica Seoane y la caminata de reconocimiento de flora autóctona y exótica a cargo de Eduardo Farina, Carlos D` Alfonso y Roberto Valicenti de la cátedra de Botánica de la Facultad de Agronomía.

 

En el parador se expusieron fotos de Lorena Giansanti Splendiani de aves de la zona, y Leandro Frigoli destacó la importancia de las abejas y la polinización. Participó también de la jornada Diego San Martín con barriletes y actividades artísticas, junto al payaso “Plastiquito” y un puesto de la biblioteca del Viejo Aserradero «Gregoria Tapia».

 

Sobre el escenario desfilaron grupos musicales de estilos diversos: folklore tradicional y peñero, así como el canto y la danza latinoamericana, el rock y el reggae. Actuaron “Dúo alba, “Los Capturadotes”, (Juárez), Gustavo Corvi (Olavarría), “Los Fogoneros”, Paula Villamayor Grupo, Claudia Quiroga, “Turbas” y “Libremente Rock” y Reggae. Normalmente la mayoría de los músicos son de Azul, aunque también se presentan grupos de Olavarría, Juárez y Capital Federal.

 

Luis Pane, integrante de «La oveja Negra», el grupo organizador de la jornada narró el inicio del encuentro, recordando que en 2009 integraba un grupo de folklore en el que sintieron la necesidad de cantar en el lugar, por entonces no muy conocido por los azuleños. Así lograron concretar el primer encuentro, que denominan «Pullu Calel», que significa «Espíritu de la Sierra», el nombre originario que los pueblos ancestrales le daban esta zona. Por entonces no había agua ni luz en el lugar, y el escenario fue un acoplado de camión. Ese día los impresionó la cantidad gente que asistió, por lo que a partir de allí comenzó a existir «La oveja Negra», como un grupo de 15 a 20 amigos que organizan actividades en Azul referidas al cuidado del ambiente, como juntarse a limpiar el cauce del Arroyo.

 

 

Hace tres años que son asociación civil y hace dos que lograron que el parador de Boca de las Sierras se llame «Pullu Calel», lo que para ellos significa la victoria de reivindicar el nombre originario del lugar. Este año los movilizó la celebración de «Los 100 años del Parque Municipal», para la que realizaron una campaña de recolección de «100 plantas por los 100 años» que movilizó a la ciudad, pues en el paraje existen más de 100 especies de flora de las cuales más de la mitad son medicinales.

 

 

En cuanto al perfil del encuentro, destacó que lo que ellos buscan es que el público que concurre no se sienta presionado a determinadas actividades, sino que la premisa es «venir con buena energía a disfrutar». Por eso hay artesanos, talleristas y cantina, pero también se puede simplemente disfrutar el paisaje. Además, hay varias actividades referidas al cuidado del ambiente, como el «Taller de compost» que ayuda a aprender que con el residuo orgánico que generamos se puede hacer compost, en tanto difunden que en Azul hay una cooperativa que recicla las botellas plásticas y el papel. Es importante recordar que se pide a todos los asistentes que concurran con bolsas de modo de llevarse consigo toda la basura que produzcan.

 

Foto: Silvia Boggi

También forma parte de la fiesta popular la intención de que los chicos se expresen libremente con una actividad plástica, pintando la escultura que realizó «Chirola» Gasparini: Esa oveja que llega blanca al encuentro y con el correr de la tarde va mutando hasta terminar multicolor cuando cae el sol.

 

La filosofía del Pullu Calel es simple: «Disfrutar de la música, la naturaleza, y encontrarse con uno mismo». Los impulsores del proyecto creen que es muy importante conocer: «lo que hay acá para poder cuidarlo entre todos». Y hace nueve años que lo están llevando a la práctica.