Patito Feo

Poco importa que ahora sea un cisne. El tema es que alguna vez fue un objeto para alguien, una pieza más del stock siempre dispuesto para el consumo de los depredadores.  (Opinión por Alejandro Ippolito, desde el semanario Café con Patria)

Por ser mujer, por ser joven y bonita, por estar a mano en un ambiente que se presta para la confusión y los mareos de la fama y el dinero que vienen de la mano de la idea de éxito que nos han impuesto.

No vamos a detenernos en el detalle de los metamensajes implicitos en producciones de consumo infantil/adolescente que dominaron las pantallas hace algunos años, no ingresaremos en el análisis del contenido de sus canciones ni de sus imposiciones estéticas. Quedará para otra vez. El tema central a tener en cuenta es como un esquema perverso se repite, con pocos matices de diferencia, en todos los circuitos de poder y se sostiene dentro de un mecanismo que propone la impunidad y la complicidad del silencio.

En el Estado, en las instituciones religiosas y las educativas, en las empresas, en los organismos más diversos, en la Justicia, en los medios, en la publicidad, en los mercados internacionales que proponen a la mujer como un adorno necesario, un accesorio que viene con un auto o con un whisky; en todo parece estar implícito el mandato de dominación del hombre y la sumisión de la mujer.

Y Thelma esta allí, recorriendo los pasillos de un hotel sin poder ingresar a su abitación, la llave magnética no funciona y entonces, el lobo muestra los colmillos porque la suerte le sonríe y parece darle permiso para atacar. El hombre la lleva a su dormitorio, es bueno, es confiable, es su compañero en la gira por Nicaragua, tiene 45 años y ella 16, puede ser su padre por un rato y resolver su problema llamando a la conserjería. Pero no, este hombre no es su padre, es un tipo que la tira sobre la cama y le dice “mirá cómo me ponés” y con esa frase le está diciendo que ella es la culpable, que él no tiene más remedio que violarla, porque tiene un short, porque es pequeña, porque es linda, porque está allí a su disposición y porque, de todas maneras, ella estaba esperando que algo así le pasara.

Juan Darthes no está solo, no es un buitre perdido, hay una inmensa y abominable bandada de pajarracos execrables como él que están dispuestos a desviar la atención, a tratar como siempre de volcar la carga sobre la víctima y, de paso, atacar y degradar a un grupo al que le tienen terror: el colectivo de mujeres.

Uno de estos excrementos mediáticos que se hace llamar periodista, es el lamentable Eduardo Feinmann quien se subió a su altar de barro para decir una de sus clásicas imbecilidades:

Y no conforme con preferir a las mujeres en silencio, continuó:


Aparte de ser un permanente provocador, este representante de lo peor del periodismo funcional al poder y un adalid de la doble moral, tiene un prontuario que no acompaña de la mejor manera a sus declaraciones en contra de las que llama “abortistas”.


El tema, como no podía ser de otra manera, fue abordado en doble turno por todos los medios y de las formas más diversas, desde la seriedad hasta la total ignorancia, con los recursos de cada programa que no siempre son los adecuados en cuanto a la formación de sus panelistas y el criterio de sus conductores. De la misma autora de “¿Vos qué hiciste para que él te pegue?” y “¿Los hijos de una pareja de homosexuales no corre riesgo de ser vilado?” ahora llega…


Thelma no está sola, ya no es la niña que cae sobre la cama de un depravado sino la mujer que se sustenta en el apoyo de un colectivo de actrices que representa una porción de un movimiento mucho mayor que se ha hartado – ya era tiempo – de siglos de vilaciones, violencia, destratos, discriminación, asesinatos y huillaciones. Juan Darthes hay muchos desgraciadamente, alguno de ellos son precisamente los que ofiacirán coomo voz de la Justicia en este caso y tantos otros. Jueces que liberan viladores hay muchos, policías que se rién en la cara de una mujer que quiere denunciar villencia de género también hay demasiados. Periodistas idiotas, conductoras provenientes de burdeles que ahora son la voz de la moral también hay varias, proxenetas que ocupan el sillón presidencial también tenemos alguno, como Mauricio Macri reconocido pederasta y amigote de los gerentes de prostíbulos VIP.

Como dice Luis Bruschtein en su artículo “Abusos” para Página/12:

«En un país ya de por sí aterrorizado por la peor política económica que recuerde, se levantan tapas desde las que se abalanzan viejos monstruos, como esas cajas con resorte de las que salta un payaso de susto. El escándalo de la Libertadores por la violencia en el fútbol derivó en que –¡salta el payaso!– la final de una copa con ese nombre se definiera entre dos equipos argentinos en el país del que fuimos liberados por los Libertadores. La denuncia por la violación de una menor por parte de un adulto en el ámbito del espectáculo estalló en los medios como una granada que se multiplicó en miles de esquirlas y relatos de mujeres que contaron por primera vez que fueron abusadas o violadas de niñas. Y –¡salta el payaso!– el presidente Mauricio Macri, quien dijo que no les cree a las mujeres cuando dicen que no les gusta, “que les digan qué lindo culo tenés”, anunció que enviará al Congreso una ley de equidad de género.

El que fue presidente de un club que tiene una de las barras más agresivas está incapacitado moralmente para hablar de violencia en el fútbol porque no hizo nada cuando pudo hacerlo. El hombre que juega con esa idea de que “aunque digan que no, es sí” y que piensa que es agradable para las mujeres que todo el tiempo los hombres hablen de sus culos, no puede decir que entiende o, siquiera, que trata de entender la violencia de género.

El presidente que encabezó una de las principales constructoras contratistas del Estado y cuyas empresas se multiplicaron durante la dictadura, no tiene autoridad para hablar de corrupción en la obra pública, porque su fortuna proviene de ese ámbito y nunca dijo nada. Y como su hermano Gianfranco, que acaba de declarar esta semana ante la justicia que “nunca pagó sobornos, no sé mi padre”, parece que en la familia presidencial se escudan en la discapacidad mental de Franco, il capo di famiglia.”

 


Pero más allá de los intereses de los mediocres y el temor de los implicados, Thelma no está ni volverá a estar sola a merced de los perversos, ahora hay una sociedad despierta, por lo menos en buena parte, algo muy importante ha comenzado y son las mujeres – no podía ser de otra manera – las que están dando vuelta la historia.

 

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