“El dolor no espera”: Cannabis medicinal, canas y una realidad que urge

En Tandil, Olavarría y la región, desde hace un tiempo, comenzó a configurarse una respuesta, desde la sociedad, a una realidad tan subyacente como urgente. El cannabis comienza a desmitificarse, y desde su uso medicinal caen el tabú y el prejuicio. Un antes, con las marcas físicas de dolores insufribles; un después, que abre la posibilidad concreta de convivir con uno mismo. Charlas, talleres, y el apoyo de instituciones como la Unicen y los municipios.

Este 5 de mayo se realiza la Marcha Mundial de la Marihuana, y nuevamente Tandil y Olavarría se adhieren en las calles. En el caso de Tandil, la convocatoria será a partir de las 10, en el 1er piso del Centro Cultural Universitario (Yrigoyen 662), donde tendrá lugar una reunión informativa. Luego, de 12 a 19, la cita es en la Glorieta de la Plaza del Centro, donde se realizarán varias actividades: charlas informativas, bandas en vivo, taller de cultivo (incluso, sobre cómo armar un invernadero, con iluminación, para controlar las condiciones de la planta), y a las 16 se marchará.

En Olavarría, a las 16, el punto de encuentro será la Casa del Bicentenario, para marchar por sus derechos, poner fin a la criminalización de usuarios y cultivadores, y exigir la legalización del cannabis y el autocultivo. Año a año, se suma más gente al pedido, y no son sólo jóvenes: de hecho, es cada vez mayor el porcentaje de canas en la lucha por normalizar la situación de quienes plantan y consumen cannabis en sus múltiples presentaciones.

“No puedo esperar que un ratón de laboratorio tenga resultado satisfactorio con cannabis”

Cannabis Medicinal Tandil organizó una jornada informativa el jueves 26 de abril, en el Teatro de la Confraternidad, con sala prácticamente llena, aún tratándose de una noche fría y con mayoría de público… ¡de la tercera edad! La charla se prolongó durante más de dos horas, y también expusieron integrantes de Cannabis Medicinal Bahía Blanca, entidad que apadrinó a la gestada en la Ciudad de las Sierras. Miradas del Centro dialogó con Ana María Fazekas, una de las fundadoras de Cannabis Medicinal Tandil, que funciona desde septiembre de 2016, en una ciudad que cuenta con más de mil usuarios del cannabis medicinal y cerca de un centenar de médicas y médicos comprometidos con esta alternativa… y con el bienestar de sus pacientes.

Ana María padece fibromialgia y a los pocos días de consumir cannabis, su vida tuvo un antes y un después. De hecho, se presenta como “una persona recuperada, gracias al cannabis medicinal”. En una charla (como la que ellos brindan) descubrió de qué iba la cuestión: “En mi realidad, no existían las palabras cannabis medicinal, autocultivo, marihuana, ni nada de eso. Escuché a los chicos y vi una salida a la vida que estaba llevando, condicionada por el dolor. Y esa esperanza se convirtió en una realidad: mejoré en un 80% y eso hizo que me convirtiera en una ferviente activista cannábica”.

Ana María Fazekas.

Sus 62 años, sus canas y su simpatía le sirvieron a Ana María y también a la causa, a la hora de abrir puertas, acercar ‘jóvenes’ de la tercera edad y demoler prejuicios: “Trabajamos así, convocando a lo intergeneracional. Hoy es una agrupación diferente en el movimiento cannábico, donde las que llevamos el empuje, la visibilidad, y la operatividad de la agrupación somos mujeres grandes”. Los jóvenes también integran, pero abocados a otras cuestiones. “Esto no conoce condición ni de edad no política ni económica ni social ni educativa: el dolor es parejo para todos”, remarcó Fazekas y aclaró que aclaman la presencia del Estado: “Hasta tanto no se haga responsable, creamos legitimidad justificando la desobediencia obligatoria al no ser representados por la ley”. Cada día que pasa, decenas de personas se acercan a la ONG para compartir su historia, su problemática, en la búsqueda irrenunciable a encontrar una alternativa a su dolencia. Desde un grupo de whatsapp se conectan, se informan y se acompañan en el camino de la terapia con aceite de cannabis, hacia una mejor calidad de vida.

Cannabis Medicinal Tandil cuenta con el apoyo de muchas organizaciones e instituciones, entre ellas el Municipio y la Unicen. De hecho, sus jornadas informativas han sido declaradas de Interés Municipal por el Ejecutivo; y de Interés Social, Cultural y Educativa, por parte del Concejo Deliberante. Por esto, cuando hablan de Estado, se refieren al nivel de Nación, que en 2017 promulgó la Ley 27.350, “una ley amplia, muy bien redactada, que es un gran avance porque declara al cannabis como medicinal, pero es una ley incompleta, que deja afuera a los cultivadores. El solo hecho de tener una planta es ilegal e imposibilita la extracción de aceite y su uso. Sin cultivo no hay planta y sin planta no hay medicina”. Además, Fazekas denunció que con la Resolución 258/2018, firmada por la ministra de Seguridad de la Nación, Patricia Bullrich, “la convirtieron en un protocolo de investigación: no puedo esperar, a los 62 años, que un ratoncito de laboratorio tenga un resultado satisfactorio con el cannabis. Sabemos que da resultado, porque lo vemos empíricamente y en todas partes del mundo. Trabajamos para y desde la enfermedad, y sabemos que el dolor no espera”.

En muchísimos países ya están las experiencias avaladas. Sin ir muy lejos, en Chile y Uruguay el autocultivo y el consumo están permitidos. Mientras tanto, desde Cannabis Medicinal Tandil invitan a la gente al autocultivo regulado como único camino seguro, hasta el momento y en este suelo, para tratar las enfermedades, para que la gente no caiga en terrenos inseguros ni costosos. “Entender el dolor del otro, solidarizarnos y comprometernos generan una mejoría. Cuando se deja de mirar a uno mismo, y se puede mirar al otro, es terapéutico: hay sonrisas, encuentros intergeneracionales, intercambios, y eso es muy sanador. Jóvenes y adultos interactuamos en esta angustia que es el dolor y la calidad de vida, para los afectados y sus familiares”, señaló Fazekas.

Cambios de paradigma, caída de prejuicios

A propósito de encuentro intergeneracional, en la charla del jueves, la gran mayoría que asistió era gente de cabellera blanca. Un primer cambio de paradigma, ya que años atrás, esas mismas personas no se imaginaban siquiera en una charla sobre cannabis, y menos aún militando en esa trinchera. Fazekas confesó: “No me dejo de sorprender día a día”. Hace un tiempo, invitados por docentes de la Escuela Polivalente de Arte, dieron una charla a jóvenes de 16 años: “A mi edad, estar hablando de marihuana con adolescentes, fue muy fuerte”, y resaltó el respeto, el afecto y la comprensión con que la trataron. Y el punto más impensado lo dieron desde las damas de la comisión danesa, mujeres de entre 80 y 93 años, que se reúnen a tomar el té una vez por mes, y que invitaron a Ana María a hablar de marihuana medicinal, porque quieren saber de qué se trata.

Cannabis Medicinal Tandil ha enfocado sus energías, en este 2018, en la capacitación de médicos. Otro paradigma que cambió, ya que “es el paciente el que le plantea al profesional el tratamiento que sigue y le explica de qué se trata. Por eso, deben ahondar en su conocimiento”. Vecinos que los llaman para preguntar, pacientes y familiares que se acercan para agradecer. “Cuando por ahí decaemos, un llamadito nos dice ‘estoy mejor’, un mensaje en la página de Facebook con un ‘gracias, porque mamá mejoró’, ‘el abuelo camina’, ‘mi marido cortó el pasto’… Te renace una fuerza que viene del otro”, señaló, emocionada, Fazekas.

Además de la ong de Bahía Blanca, Cannabis Medicinal Tandil tiene vínculos con demás agrupaciones cannábicas de la región, como la de Ayacucho y Olavarría. “Es un movimiento social innegable: pueden estar de acuerdo o no, pero existe. En todo el país, hay gente trabajando por esto, por su comunidad. No podemos esperar el tiempo de la justicia, de los laboratorios, del Estado. El dolor no espera: no conoce de tiempos y nos une”, concluyó Fazekas.

Ingeniería, Salud y Sociales, unidos en la formación e información

Hace algunas semanas, estas tres facultades de la Universidad Nacional del Centro de la Provincia de Buenos Aires presentaron el proyecto de Extensión Universitaria, que lleva el título ‘Formación Académica Interdisciplinaria y Cannabis para uso medicinal’. Miradas del Centro conversó con el antropólogo Marcelo Sarlingo sobre esta iniciativa, ya que en Olavarría como a nivel nacional, el uso medicinal del cannabis emerge por faltas de respuestas, desde la biomedicina a la dimensión del sufrimiento de pacientes, aquejados por enfermedades bastante graves que, en muchos casos, incapacitan para una vida normal. “Recurren al cannabis desde un lugar de ilegalidad, porque no se puede cultivar plantas en las casas, por la Ley 23.737, ni fabricar aceites”.

Sin embargo, como señala Sarlingo, “personas con determinadas enfermedades encuentran una respuesta positiva en el uso medicinal del cannabis, y en el saber de muchos cultivadores que, desde sus casas y arriesgándose a la represión policial, fabrican el aceite artesanalmente, y lo distribuyen solidariamente, sin intenciones de venderlo, y como una forma de ayuda al prójimo”. Racionalidad que contrasta con las dinámicas de fabricación de fármacos en el capitalismo, “donde la relación entre salud y mercado hace que los medicamentos sean una mercancía sometida a esas leyes”.

Marcelo Sarlingo. Foto: gentileza Fio.unicen.edu.ar

Las facultades de Sociales e Ingeniería, junto a la carrera de Medicina, se articularon para entender las posibilidades abiertas por la legislación en materia de investigación de los usos medicinales del cannabis. “Desde Sociales, podemos aportar el rescate de un conjunto de saberes que, ni científicos ni académicos, impactan en la calidad de vida de quienes están sufriendo; y su circulación, que puede entrar en la formación de científicos sociales, médicos, para una comprensión más profunda del tema”, indicó Sarlingo.

Este trabajo de largo aliento tiene una primera etapa, de relevamiento y sistematización “de aspectos que en otras sociedades están mucho más avanzados, pero que en Argentina, por el impacto del marco represivo y de una legislación antigua, no hemos podido avanzar”. Se está trabajando con cursos de formación y con la articulación de conocimientos más nuevos. En una etapa posterior, se realizarán capacitaciones a áreas médicas, en torno a endocannabinología, en pos de “articular esos cursos con una demanda regional”. Desde la Facultad de Ingeniería, se avanzará en “la caracterización química de variedades genéticas del cannabis que puedan ser usadas medicinalmente”, cerró el antropólogo.

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Para la Marcha Mundial de la Marihuana 2018, que tendrá réplicas en ciudades como Tandil y Olavarría, se invita a participar a activistas, usuarias y usuarios recreativos, terapéuticos y responsables, investigadores, profesionales de distintas áreas, cultivadores y cultivadoras, y a la comunidad toda.

Se trata de una movilización por una reforma en las políticas vigentes que, con el apoyo de la sociedad civil, logra visibilizar luchas: por un cambio en la Ley de Estupefacientes N° 23.737, vigente desde el año 1989; por el cese de los allanamientos y detenciones a usuari@s y cultivador@s de todo el país; por la inmediata amnistía de tod@sl@scompañer@s , privad@s de su libertad por cultivar y detenid@s por tenencia; por una pronta regulación del Cannabis en todas sus formas y aplicaciones; por un acceso al derecho a la libre disposición sobre nuestro propio cuerpo y a las libertades individuales consagradas por el Artículo 19 de la Constitución Nacional; por un registro amplio e inclusivo de pacientes con patologías en las que el Cannabis ha probado su efectividad según estándares internacionales (Art. 8 de la Ley de Cannabis Medicinal N° 27.350).

También se pide por el reconocimiento de los saberes y las prácticas tradicionales, de fitoterapéutica que acompañan desde siempre a nuestros pueblos; por un plan integral de Reducción de Daños en todos los establecimientos educativos, sociales, de salud y la constante capacitación actualizada a profesionales tanto en el ámbito público como en el privado; por el reconocimiento a las numerosas investigaciones internacionales, así como el fomento de investigación en el país por parte de CONICET, del INTA y Universidades Públicas, extendiendo los límites de esta ley N° 27.350 en pos de abordar la Salud de un modo integral y fundado en las experiencias que ya existen; y por un efectivo uso del cáñamo, respetando las normas internacionales establecidas por la Convención Única sobre Estupefacientes de la ONU, a la cual Argentina adhiere legitimando el cáñamo como cultivo agrícola.

No son narcos: que no haya más presos por plantar