Lo personal es político

“Lo personal es político” es una frase que escuché por primera vez en boca de la activista Gloria Steinem, por la medianía de los ochenta, en un reportaje que le hacían en televisión. Y fue para mí una epifanía. Supe entonces que todo lo que me pasaba a mí, le pasaba al mundo que me habita y que habito. Cuando hago pie en el periodismo, intentando pintar la aldea para pintar el mundo, el concepto de lo personal, lo político, lo social, lo individual y colectivo, toma nuevos maticesr, señala la periodista serrana Ivy Cángaro en este reporte semanal que compartimos….

Digo esto porque en la semana que pasó nunca tuve más claro el concepto. Lo personal es político. El domingo pasado murió mi madre. Murió de covid. Murió lejos de Tandil y sola. No sabremos jamás cómo fueron sus últimos minutos, si alguien la tomó de la mano, si dijo algo que fuera importante que sepamos. Era una persona mayor con patologías preexistentes. Pero pasados los cuarenta todos tenemos patologías preexistentes de las que no moriremos, posiblemente, pero que si nos contagiamos covid, hacen más probable que no podamos soportar la batalla contra el virus. Se muere, entonces, por covid. Así murió mi mamá. Y a los huecos personales construídos por un vínculo difícil, se suma ahora el hueco de una imposible despedida para cerrar un círculo. Y este dolor personal con sabor a frustración, a desconcierto, es un dolor de miles de personas, hoy. Y como lo personal es político, muchas de estas muertes están traspasadas de cosas evitables. El desdén, por ejemplo.

Mi madre muere unos pocos días después de las declaraciones de Tringler sobre las que me explayé la semana pasada, pero que hoy cobran otra dimensión para mí, más dolorosa aún. Tringler dijo, en el programa “Informadísimas”, de Eco TV:
A determinada edad se sabe que la terapia intensiva no es una alternativa, no tiene el mismo sentido por las complicaciones que puede tener y porque la verdad se destina a pacientes, y más en situaciones como las que tenemos actualmente de saturación de camas y demás a pacientes que tengan realmente un pronóstico de positivo. Si nosotros, por decirlo de otra manera, si cualquiera de estos pacientes que tienen más de, algunos más de noventa, tiene alguna complicación, sabemos que no va a resistir la entubación y respiración y demás entonces no se ocupa una cama de terapia intensiva y se le hacen todos los cuidados en la sala general. “
La periodista pregunta: “¿Ese es un criterio que se tiene a nivel ministerio de salud?
Y Tringler responde: “A nivel mundial. La terapia intensiva está reservada para pacientes críticos que tengan esperanza de vida y más en una situación tan difícil como es una pandemia donde uno tiene que administrar recursos. Esto no quiere decir que no sean atendidos. Son atendidos en las salas generales con toda la complejidad que se pueda poner, pero no son pacientes que vayan a ir a un respirador.

Y en mi nota de hace una semana, cuando mi madre aún vivía, dije: Cuando un sistema de salud está colapsado, como pasó en varios lugares de Europa, y no hay camas en todo un radio de influencia, se conforma un Comité Ético formado por personal idóneo de Salud, que define caso por caso y elige atender con toda la aparatología y recursos a aquellos que tengan más posibilidad de sobrevida, comprendiendo múltiples factores de salud y psicosociales del paciente. La misión es límite, y compleja. Es dictaminar, en los hechos, quien vive y quien posiblemente no sobreviva. Esto es lo que plantea livianamente Tringler, sin ahondar en que la situación en Tandil aún no llegó a esos límites éticos, ni existe aún un comité a tal fin. Y se contradice con los dichos del intendente cuando dice que tenemos amplia disponibilidad de camas; eso sin contemplar que la ciudades del radio tampoco están en colapso sanitario, aunque están muchas de ellas al límite.

Por lo tanto, lo que tan livianamente dice, sin contemplar que detrás de cada uno de los viejitos y viejitas internados hay una historia de vida, un nombre, un rostro, una familia, un cúmulo de componentes que nos hacen seres sociales. Pero a la par que decía esto, sin contemplar que lo escuchaban y veían familiares, amigos y vecinos de los casi veinte ancianos de los geriátricos intervenidos internados en sala común sabiendo que ese sería su techo, breve, de atención, paralelamente sostenía que la posibilidad de volver al amarillo de ese mezquino semáforo que nos rige, era muy grande. Porque claramente, por sobre la vida, está el comercio, sin importar cuántas camas libres, cuantos ancianos sin atención queden en el camino. Terminamos la semana con siete fallecidos que se sumaron a los cuatro de la semana anterior, todos ancianos.

Y entre ellos, un emblema de la ciudad: el querido Basso (café-café)

Esto escribí hace una semana y parece un siglo. En estos días, fueron ocho personas más las que fallecieron, de las cuales seis eran ancianas. Y una se pregunta: ¿murieron luego de que se agotasen todos los recursos humanos o se los dejó ir con el desdén implícito en las palabras de Tringler? ¿Mi madre murió porque en su lugar de residencia alguien con el mismo modo desaprensivo decidió que no valía el esfuerzo? No lo sé ni lo sabré jamás y convivir con esa duda aumenta el dolor. Lo personal es político. Las decisiones políticas, como las que toma el SISP, son personales.

Es personal el dolor y agotamiento de los trabajadores y trabajadoras de salud, que el lunes declararon tener las camas de Terapia del Hospital completas, y que marcharon hacia el municipio, intentando ser escuchados por un Poder Ejecutivo que parece mucho más permeable a prestar atención a las órdenes en sordina de la Cámara Empresaria que a las voces clamantes de los luchadores que están en el frente de batalla, desprovistos de todo. Desde el inicio de la pandemia los discursos corrieron como agua por los carriles de la corrección política y la demagogia, con slogans como “de esto salimos todos juntos y mejores”. Seis meses después queda claro que el “todos juntos” no comprende a algunos, que son precisamente los que cuidan de todos. Lo que empezó como un rumor off the record, con temor a represalias, despidos y sanciones; pasó a ser visible cuando el miedo y el hartazgo cruzaron la frontera del temor: El personal de salud y mantenimiento no tiene insumos básicos como barbijos, mamelucos descartables y crema para manos. Horas y horas en el frente de batalla, exponiéndose por cuidar, no son mérito suficiente (en tiempos donde la meritocracia es un valor en si mismo) para que tengan recursos elementales e indispensables. No se los dan. Tuvieron que generar una campaña en las redes sociales para que los ciudadanos de a pie aporten y lleven mamelucos descartables que promedian los quinientos pesos o una crema de manos que no pasa de los doscientos.

Entonces, una se pregunta: ¿Y la plata que mandó la Provincia y la Nación cuyo único destino era el uso de lo necesario para enfrentar la pandemia? En marzo se destinó una partida de 147 millones, sumados a los 3.3 millones que se recaudaron en donaciones, más el aporta del FAS. Sin contar los 16 de pronta entrega. Es mucha plata. ¿En qué se usó si los enfermeros no tienen barbijos ni mamelucos?

La respuesta sigue sin llegar. No hay balance, no hay rendición de cuentas, y eso se debatió en sesión del Concejo Deliberante cuando se trató la prórroga de la emergencia sanitaria decretada el 17 de marzo por 180 días, que vencieron. Más allá del debate acalorado y las reacciones teatrales de alguna concejal oficialista, que como todo el plantel decide hacerse la ofendida para no responder (y volvemos a lo mismo: no es personal, es político. “No sos vos, es la política que representás, asi que no te “indignes” tanto y respondé con datos políticamente precisos”, hubiese querido decirle yo a la concejala) la realidad es que, como el poncho, las cuentas no aparecen, ni los insumos, ni la plata. La oposición está en franca minoría, ergo, aún bajo su protesta, la prórroga se sancionó igual, la plata seguirá sin aparecer, las cuentas seguirán aumentándose sin rendirlas ante nadie, y seguirán disponiendo discrecionalmente de un dinero que no es propio.

Todas estas decisiones son personales y son políticas. Y están revestidas de una soberbia acorde a como describí en un primer artículo, hace ya bastante tiempo, donde al doctor que usa el sillón de Dufau lo menté como un “patrón de estancia”, analogía que se instaló ya en la opinión pública que lo llama del mismo modo. El patrón de estancia, fiel a su modo, esta semana declaró en conferencia de prensa (conferencia de prensa prensada a sus intereses, sin repregunta y sin que ejerza el rol básico del periodismo: interpelar al poder) que había tenido una charla muy cordial con Kicillof para lograr acercamientos. El ejercicio diplomático del diálogo, que celebró ampulosamente tener, él con Kicillof primero y Carlos Blanco con Teruggi después, tiende un manto de olvido, o pretende tender, sobre las ampulosas declaraciones de Teruggi : “A 150 días no nos van a venir a decir con un DNU lo que tenemos que hacer”, o a las de él mismo hace unos pocos días atrás: “yo sigo mi camino, ellos que sigan el suyo”, como si de un novio despechado se tratase y no de una obstinación personal (otra vez lo personal es político) que nos arrastra a todos.

Pero el diablo siempre mete la cola y en medio de todo ese discurso de conciliación dijo algo surrealista: “La provicia recapacitó y se dio cuenta que iba por muy mal camino, estaba entrando en una calle sin salida que no le convenía en absoluto”. Como siempre, invirtiendo la carga de la prueba, la vanidad le dicta que la Provincia, donde hay casi doscientos municipios, no puede vivir sin nosotros; aunque nosotros podríamos vivir perfectamente sin la Provincia y la Nación, creyéndose, él en su personalismo, un David que toma una piedra de la serranía para arrojarla con golpe mortal a un Goliat.

Como si el discurso hubiese estado consensuado de antemano hasta en las metáforas viales, el Senador Carlos Fernández dijo: “Me parece que el Gobierno provincial también reflexionó, porque esto había empezado a tener una escala nacional ya. Creo que comprendieron que iban por un camino que no tenía ningún destino, y no se puede, y mucho menos en política, entrar en calles que no tengan salida”.
Los medios locales y algunos nacionales, hablaron toda la semana, de modo uniforme y sin que se sustente con un mínimo decoro investigativo para ver si lo que se afirmaba era real, que “la provincia castigó a la ciudad por su rebeldía, y no le destina fondos” y no se privaron de hablar de actitudes vengativas, tiranías de billetera y demás. La realidad es que para poder disponer de este recurso, que se creó para asistir y acompañar a aquellos sectores más necesitados, se debían cumplir dos requisitos: adherir al fondo y cumplir con las normativas sanitarias en el marco de la emergencia establecida por Nación y Provincia.

El ministro de producción Augusto Costa dijo claramente “Todos los municipios accedieron y aceptaron las normativas. Desde el 15 de agosto todos tenían conocimiento de estos requisitos”, manifestó y agregó que “acá no hay represalia, no hay castigo, no hay medidas arbitrarias. Al revés, arbitrario es cuando los fondos se distribuyen de una manera que no queda clara. Acá se estableció cuánto y cómo se repartía por escrito”.

Señaló que cuando consultó a Provincia cuál era la situación de cumplimiento de las disposiciones respecto al manejo de la emergencia le informaron que Tandil, al abandonar el sistema de fases, incumplió la normativa. “Y eso me inhabilitó a mí a distribuir los recursos porque ahí sería yo quien estaría en falta como ministro”, aseveró. De todas formas, aseguró que lo que les ocupa ahora es buscar la forma de hacer llegar esos recursos al sector para no perjudicar a la Cultura y al Turismo de Tandil, teniendo en cuenta que si lo hacen por el mecanismo estipulado estarían infringiendo la normativa. “No es falta de voluntad, yo hablé con el Municipio. Lo que siempre quisimos fue llegar a quienes lo necesitan. Pero si yo distribuyo el fondo, soy personalmente responsable de esto. Entonces lo que vamos a hacer no es dejar sin recursos a las áreas, sino que voy a tener reunión con los representantes de esos sectores para establecer un acompañamiento directo”, cercioró.

El jefe de gabinete de la Provincia de Buenos Aires, Carlos Bianco: En relación a la exclusión del Fondo para el Turismo y la Cultura, Bianco dijo que “no es un castigo ni una definición política, es simplemente tener en cuenta las normas. El convenio que firmó Tandil señala en su artículo 3° que esos fondos serán para aquellos distritos que cumplan con la normativa nacional y provincial sanitaria”. “El ministro no puede entregar esos fondos sin que se cumplan los artículos del convenio. Están garantizados los fondos para los sectores de cultura y turismo en Tandil. Es una cuestión de ordenarlo y hacerlo en el marco de la ley. Lo más razonable es que sea por el camino institucional. Si no se puede, nosotros como gobierno no queremos perjudicar a ningún actor productivo ni de Tandil ni de ningún lugar”, afirmó.

En esta puja operada por los medios de difusión afines, se instaló en la opinión pública un rol de víctima del intendente quien salió victorioso, a sabiendas que la victoria mediática y de opinión pública no va en sintonía con la realidad: tuvo que retroceder ante un groserísimo error político y salir a buscar un acercamiento con el gobierno provincial que por bruto había desechado. Todo esto, además, en medio del crecimiento exponencial de casos de covid y de un promedio de un muerto por día. Tarde o temprano, por mas opinión publica instalada que hubiere, el tandilense medio terminará diciendo: puso el semáforo, se cortó solo, hizo todo para potenciar apertura económica, desoyó estándares mundiales, nos convenció o pretendió convencernos de que éramos los más vivos del planeta, pero desde que hizo esto se enferma más gente, se muere más gente. Y esa “gente” no es la otredad, no es ignota: son nuestros vecinos, nuestros amigos, nuestra familia. Porque lo personal es político, de nuevo.

En un modo recurrente, mientras decenas y centenas de vecinos se enferman, y algunos mueren, en el peor registro de la historia de la pandemia en Tandil, Tringler, tan afecto a las cámaras, volvió a hacer declaraciones discordantes entre si, sin que nadie repregunte.
Sostuvo que era una posibilidad repetir lo hecho en Olavarría: abrir las fronteras. En el peor momento de circulación del virus, abrir las fronteras. Nuevamente el chiste simpsoniano: “¿Cómo salimos de este pozo? ¡Cavando!”. La lógica imperó, y al menos esta semana no se ejecutó la idea; pero cuando suena el rumor, es no solo porque lo consideraron, sino que es posible terminen implementándolo, como sucedió con varias medidas que parecían impropias y Tringler, ansioso por micrófono, anunció con premura, no se hicieron en el momento y luego de ejecutaron.

El intendente dijo, también, en conferencia de prensa, que el tema de la demora en los hisopados estaría resuelta si o si, y que la paridad entre hisopados y resultados sería una cotidianeidad desde hace más de una semana. No sucedió. Las esperas se aúnan en tropel, y es muy angustiante que los padecientes tengan que salir a los medios, como sucedió toda la semana, a contar sus pesares de haber sido hisopados y no tener respuesta luego de días y días de espera. Y cuando digo respuesta, puede tomarse literalmente: ni siquiera los atienden en los números de teléfonos que les proveyeron ad hoc. Ni los llamaron. Ni los fueron a visitar. Ni nada. Abandonados a su suerte y con la posibilidad de no hacer las cosas bien y seguir difundiendo el virus en caso de estar contagiados.

 

En la misma conferencia el intendente sostuvo que teníamos muchas camas en disponibilidad, sin precisar cuántas. Dijo también que las ocupadas en TI de los tres nosocomios eran doce, y que no todas eran de covid. Se ve que ni leyó el parte de ese mismo día, que decía que las camas ocupadas con covid en TI eran trece. El tema de la cantidad de camas, a siete meses de pandemia, sigue siendo un enigma que algunos resolvimos y otros se niegan a resolver. Ya lo dije mil veces: Morando sostiene que son 42, el parte oficial de la Provincia dice que son 26.

Los profesionales médicos, por decenas, que laboran todos los días en los tres centros, dicen lo mismo que Provincia: 26. Pero aún parte de la oposición, desoyendo al gobierno de la Provincia, del mismo signo, y que oficialmente dice que son 26, sostiene que no tiene otra referencia que la del oficialismo local, y que por lo tanto son 42. Inentendible obstinación cuando, delante de cámara y en zoom, personal médico le dijo a esta misma concejala que son siete las del hospital y 26 en total. Indefendible tozudez. Ante lo empírico, entonces, surge una frase como slogan que se repitió mucho entre el oficialismo y que esta concejala opositora repite: “No importa el número de camas sino de personal que pueda asistir a los enfermos”. Y yo digo: importan las dos cosas. De nada sirve tener personal si tenemos enfermos que no sabemos dónde asistir. No es una cosa o la otra. La infantilidad retórica tiene un costo enorme cuando rige la salud.
Con respecto a las camas de TI, Tringler declaró en El Eco: “Las expectativas, de momento, están puestas en controlar el índice de positividad, y que entonces haya tiempo para la recuperación de los pacientes que cursan la enfermedad en terapia intensiva.
El daño más grande de este virus en el ámbito de la salud es el tiempo de ocupación de las camas de cuidados críticos, que ronda los 30 días”, explicó.

El lento recambio de pacientes juega en contra frente al rápido crecimiento de casos. De acuerdo a las estadísticas mundiales, alrededor del 5 por ciento de las personas contagiadas van a necesitar cuidados intensivos y se puede generar un cuello de botella que impida la atención de todos estos pacientes. Por este motivo, desde el Municipio procuran tener la tranquilidad de contar siempre con camas de esta naturaleza, con respiradores y flujo de oxígeno, para poder contener una eventual demanda. “No somos amigos de cerrar todo, nos cuesta tomar esas decisiones, pero puede suceder que se saturen las camas. A partir de hoy incorporamos ocho más y armamos un sistema paralelo de médicos de guardia, pero precisamos que bajen los casos diarios”, sostuvo.

Y entonces volvemos al principio de la nota: ¿Cuál es el criterio discrecional para el uso de esas camas? ¿Qué se hace para que bajen los casos diarios, si en el mismo momento que ruega por eso alienta a que se abran las fronteras y se circule libremente?

Da la sensación de que caminamos todo el tiempo por sobre la improvisación, esquivando bravatas, ignorancia, soberbia y presiones de los sectores de poder económico que solo velan por sus intereses. Mientras, los muertos los ponemos nosotros. Suena a ironía del destino, me decía una querida amiga, que se muera tu madre de covid, con todo lo que estás haciendo por desenmascarar las pésimas políticas sanitarias. Y puede ser, a veces el destino se ensaña con los que queremos poner blanco sobre negro. No soy una víctima. Me tocó a mí. Me demolió anímicamente. Pero yo no soy en ombligo del mundo, y seguiré a como sea, porque lo personal es político. Por mi vieja, y por todos los nadies como ella y como yo.