Esa noche tocó Charly en Olavarría

Charly cumple 70 años, y casualmente hace 40 años tocó en Olavarría. Un año antes también. Los registros dicen que estuvo en  nuestra ciudad en 1980 presentando «Bicicleta», «Peperina» en 1981 y en 1990 con «Filosofía barata y zapatos de goma». Es una historia a contar desde múltiples voces, las que de aquellos que estuvieron y lo recuerdan casi como si fuera hoy. Porque sigue siendo tan importante en sus vidas como entonces, aunque quizás en ese momento no supieran que estaban participando de un hecho histórico.

Según Roque Di Pietro, Charly ha tocado miles de veces en múltiples escenarios, y lo refleja en dos libros monumentales en los que describe el contexto y los detalles de una gran cantidad de ellos. Pero cada actuación ha sido única, especialmente para quienes pudieron asistir. Estas son algunas postales de cuando Charly, tocó en Olavarría.

 

Para comenzar el relato, recordemos que en 1980 el periodista Víctor Pintos producía desde Buenos Aires donde ya se encontraba  establecido, notas de música popular para el suplemento «Pulso» de «El Popular». «Bicicleta» es el tercer álbum de la banda Serú Girán, grabado entre Septiembre y Octubre de 1980 y editado y lanzado en Noviembre de ese año, de cuyo estreno publicó una encendida reseña en junio:

 

 

A principios de septiembre, el periodista sugería que la gira nacional de presentación de «Bicicleta» podría incluir nuestra ciudad.

Lo que posteriormente se confirmaría:

 

Por esos años muchos recitales no eran organizados por productoras de espectáculos sino por instituciones que se ponían la presentación al hombro como una manera de recaudar para sus funcionamiento.

Nota en «El Popular» a principios de octubre de 1980

Posiblemente, en tiempos de llamadas telefónicas de larga distancia y escaso profesionalismo, de esa manera el esfuerzo y los gastos de producción de distribuía en haras de una buena causa, como relata Josefina Benítez más adelante.

 

Afiche del recital del Seru Giran, diseñado por Miguel Angel Galgano

Y más allá de un riesgo comercial, las entradas se vendían como una colaboración a beneficio. Quizás quedaron en manos de alguna tía vieja entradas sin usar para ver a Charly…

 

 

En este caso los trajeron los alumnos de 5to segunda de la ENET para recaudar fondos para su viaje de fin de curso.

 

 

 

En el vespertino Tribuna se anunciaría así el día anterior, con la aclaración del pago del IVA necesario:

 

Y el mismo día del concierto:

 

Algunas imágenes han quedado…

 

 

El fotógrafo Marcelo Góngora atesora algunas capturas de esa presentación, y recuerda: «esa foto de los tres, fue un instante único. habían terminado la prueba de sonido y estaban bromeando detrás del escenario, y yo lo reaba buscando alguna foto. pedro que se me había escondido durante toda la prueba, dice algo como: «es ahora o nunca» los abraza repentinamente. yo gatillo no tenia otra posibilidad..»

 

 

Góngora agrega: «Yo trabaje con ellos durante toda la tarde, con Grinbank, Stark, Pomo y Quebracho, armando el escenario. Fui el chico de los mandados. Así me gane la confianza de todos y pude hacer esas fotos en la prueba de sonido. Me invitaron a seguir con ellos en la gira. Yo era muy timido, ademas estaba en el secundario y era impensable plantear eso a mis viejos.»

 

Para finalizar: «La que esta Charly en el camarín. Es minutos antes de entrar al escenario. Después de esas fotos, Daniel Grinbank me pide amablemente que los deje un rato solos….»

Un grupo de noveles aprendices de periodistas pergeñaban, o quizás perpetraban, el espacio joven del suplemento de cultura del diario local, donde incluyeron una crónica del recital de Serú Girán:

 

Aunque más afiatada sería la crítica en el vespertino Tribuna, firmada por Jorge Laucirica:

 

Un asistente, Claudio Filardo, lo recuerda así: «Teatro municipal…presentaban Bicicleta con Seru..arriba porque abajo eran caras…dos temas y charly dice…¡¡¡los que están arriba pueden bajar!!!…creo que antes del minuto esta al lado del escenario cantando Desarma y Sangra….INOLVIDABLE«. Filardo recuerda que también estuvo Aznar en 1987 en la presentación de «Tango».

 

Durante 1980 Di Pietro consigna no menos de 90 recitales de Charly, e incluye el de Olavarría, realizado efectivamente el 17 de octubre.

Por su parte el hoy crítico musical Guillermo Pintos recuerda para Infobae: «Vi a Serú Girán a los 10 años. Fue en el Teatro Municipal de Olavarría, mi ciudad. Me llevó mi hermano, fue una noche especial e inolvidable. Recuerdo al tipo flaco y de pelo largo, de largas piernas, sentado a un costado del escenario mientras el resto de la banda probaba sonido. Fumaba un cigarrillo y tenía los dedos más largos que había visto en mi vida (impresión que, habiendo pasado 40 años, no cambió). Más tarde, en la noche profunda de la primera gran experiencia rockera de mi corta vida, tuve otra sensación. No olvidaré jamás la atmósfera de la sala y el impacto que produjo en ese niño que fui, cuando tocaron “Canción de Alicia en el país” y el machaque de los tambores de Moro que marcaban el ritmo de la letra. No sabía quién era Lewis Carroll ni los brujos ni las morsas o las tortugas, pero sí sentía que algo estaba pasando.

Y Guillermo Pintos prosigue: «Eran días grises en Argentina, en el comienzo de una década que sería notoriamente distinta para todos, y para mí también. Sin embargo, eso no se veía ni imaginaba en la ciudad del cemento, por una de cuyas calles vi venir -como en un ensueño- caminando de jeans y remera a un tipo de pelo largo y barba tupida. Un alien total para ese tiempo y ese lugar. Era Daniel Grinbank, el mánager de la banda, caminando por la calle San Martín rumbo a los estudios de la radio LU32 dónde lo estábamos esperando

Su recuerdo concluye: «Cuando terminó el show, mi hermano llevó en auto a Pedro Aznar al restaurante donde ellos iban a comer. Yo viajaba sentado atrás del Peugeot 404 de mi viejo. Paramos a cargar nafta en la estación de servicio de Almirante Brown y Coronel Suárez. Le contamos de la inundación que había pasado hacía poco, en abril de ese año: «la corriente de agua se lleva todo, puertas, muebles y hasta un piano…«. Pedro escuchaba con atención pero no pudo contenerse y exclamó «¡Un piano!«. Creo que ahí recién tomo real conciencia de lo que había pasado.»

Marta Palacio recuerda que En el 80, presentaban bicicleta, pero el programa que entregaban al ingresar era con la foto de Grasa: «Yo lo guardo… También lo grabé en un tdk, con un grabador pequeño que era parte de mi cuerpo… Empezó Lebon solo, con San Francisco y el lobo…»

Unas chicas que tenían un grupo musical lograron, a través de su amistad con el famoso periodista local pero con peso en Capital, invitarse a cenar con ellos pizza con cerveza…

Puli Larregle lo recuerda así: «estaba parada al borde del cordón de la vereda del cine Olavarría y que Víctor Pintos me dijo «vení, vení» y cruzamos a Munich. Y cuando entré había una mesa larga y mucha gente y entre esa gente, ellos cuatro. Creo que estaban todos del mismo lado de la mesa. Y estaban mis amigas Amparo y Maïté. Yo recordaba que habían ido conmigo pero parece que no, que fueron en un fitito con Moro y con Grinbank. Puede ser que Pedro tuviera puesta una camisa blanca.»

«También recuerdo que eran todos hombres menos nosotras tres. Todos hablaban. Se reían. Comían pizza y hamburguesas. Tomaban cerveza. Yo miraba y creo que hacía como que participaba de la conversación, así, cuando te reís o hacés algún gesto o decís, «sí, claro» pero en realidad estás en otra. Creo que trataba de atrapar sus imágenes para recordarlas para siempre. Y resulta que ahora no me acuerdo de nada más que de esto.»

«Cuando salimos, Charly le pasó la mano por la cabeza a Maité, medio revolviendole el pelo, y le dijo «sos muy chiquita». O algo así. Claro, desde su enorme altura… Maité dijo que no se iba a lavar más la cabeza. O algo así, jé. Al día siguiente nos encontramos en la plaza del barrio y corrimos a abrazarnos gritando «¡Serú Giráaaan!» En realidad, de eso tampoco me acordaba. Me lo contó Amparo el otro día, el día de los 70 de Charly, y ahí saltó el recuerdo de entre la pasta de la memoria. Y eso es todo.»

 

 

 

Charly volvería en 1981, para presentar «Peperina», que es el cuarto álbum de estudio de Serú Girán, y fue  lanzado oficialmente a fines de ese año, con cuatro conciertos en Obras ante un total de 10 mil personas, los días 4, 5 (dos funciones) y 6 de septiembre, por lo que se cumplen 40 años de su estreno.

En marzo el grupo se presentó en Obras en el marco de los carnavales, mientras que Charly García y Pedro Aznar tocaron en octubre en el mismo escenario con el músico brasileño Gilberto Gil. En diciembre cerraron el año con unas históricas presentaciones de tres fechas en el teatro Coliseo. Por Olavarría pasarían unos días antes, el 27 de noviembre, en un momento  indudablemente brillante del grupo.

 

Josefina Benitez Lo recuerda de este modo: «Era el año 1981. Por esos días yo escuchaba a mi madre levantar una y otra vez el tubo del teléfono y hablar con el manager del grupo más importante de Argentina. Ella le explicaba ( sería Grinbank?? ) qué era CORIM: una institución creada en Olavarría por mis padres para dar lugar a niños con discapacidades que no eran recibidos en ningún otro espacio de la ciudad. 

Mi hermano mayor, con Síndrome de Down obviamente asistía a esa institución y mis padres trabajaban todo el día para buscar fondos que sostengan el proyecto. Recuerdo que ella le decía «Usted tiene que venir con esos muchachos y hacer un recital a beneficio de CORIM. Necesitamos su ayuda» Tanto le insistió que Grinbank le dijo que sí. 

 

Y un día llegó Serú Girán a Olavarría. El teatro estaba desbordado. Pero cuando apareció Charly todos quedamos en éxtasis, sin palabras, puro fuego. Olavarría pacata soltaba por los aires todas las pasiones barridas debajo de la alfombra. 
Había una canción que mi otro hermano escuchaba con sus amigos encerrados en la habitación. Yo la escuchaba detrás de la puerta. Decía «quiero ver, quiero entrar nena nadie te va a hacer mal…excepto amarte» El teatro se vino abajo cuando Charly empezó a cantarla, las chicas gritaban, lloraban, y saltaban abrazadas, en una comunión inusitada en Olavarría.

La ciudad del cemento se derretía para dejarse enloquecer por un rato que duraría para siempre. Todo lo recaudado lo donaron a Corim.
Sólo pidieron el hotel y una cena. Y whisky. A esa cena sólo podía asistir mi mamá. Y mi mamá me llevó a mí porque la música era nuestro idioma.  

 


Éramos sólo unos pocos: Moro, Pedro Aznar, David Lebon, Charly, mi mamá y yo. Yo les alcanzaba algunas cosas a la mesa y Charly me decía «nena conseguite más whisky» Comieron una carne con una salsa marrón y puré de papas. Y helado. Hablaban, fumaban y se reían a carcajadas, como siempre lo ví después, cuando crecí y comprendí con quién había estado cenando esa noche.

 


Recuerdo los rulos negros de Moro, la timidez de Pedro que no habló en toda la noche y la amorosidad de Charly, una dulzura extemporánea. Comprendí quién era Charly y quién era mi madre. Ambos a su manera se llevaron el mundo por delante, patearon el tablero. Con sus luces y sus oscuridades, como todos. Charly y mi madre nos regalaron una noche inaugural en una Olavarría gris, en una época gris, en un país a punto de morir, a punto de vivir…»

 

 

La crónica del recital en «Pulso» desgranaba lo sucedido, se había presenciado un momento histórico, irrepetible. Y quizás los presentes no tuvieran conciencia del momento histórico que habían atravesado…

 

La cantante Adriana Saravia recuerda: «Con Mónica Badoglio tendríamos muuuchoo que contar de esa noche. Les hicimos nota para un programa de radio en Alonso donde almorzaban. No salio bien el audio, volvimos a la prueba de sonido y terminamos tomando un martini y de lindisima charla con Charly. Éramos cantoras que recien comenzabamos y hablamos largo sobre eso… Luego nos invito al show y terminamos invitadas a cenar con los Seru al Sta Rosa y con mucha onda..

Anoche lo recordaba, para nosotras de apenas 19 años fue mágico y nada cholulo.Terrible show con apenas la parte de abajo del teatro llena, también recuerdo que Pedro era chico y se estaba preparando para irse a EEUU. Más tarde cruce a Charly en algún pub porteño en los que todes terminabamos las noches zapando por los 90 pero esa noche del recital de Serú aquí fue soñada para nosotras

 

A lo que Mónica Badoglio le aporta. «absolutamente cierto, ellos, todos, súper respetuosos y nosotras con una dignidad inigualable, contándoles a los Seru de nuestras bandas como colegas y Charly diciéndonos que no cambiemos nunca, seguimos en contacto con gente de su staff por distintos motivos profesionales, el estudio Del Cielito Récords, etc

Y Adriana responde: «muy hermoso cuando nos mostró en la prueba de sonido que estrenaba «No llores por mi Argentina» y luego lo tocó en el show. Tan lúcido estaba, tanto talento a full, bella persona»

Desde Azul se había movilizado Toqui Carlomagno, quien recuerda: «Estuve ahi, fue el recital más cercano, los esperamos hasta que salieron del teatro y antes de subir al micro me llevé el primer disco de Seru firmado por los cuatro, recital y momentos inolvidables…»

 

Por su parte Marcos Magariños agrega: «yo vi el recital de seru giran en el teatro municipal, escuché por primera vez no llores por mí argentina. Y luego Charly fue a yamo»

Pocos días después, «Pulso» publicaría una entrevista que recorre los temas que preocupaban al grupo de periodistas. La censura, lo comercial, la composición, la audiencia, la  «polenta» que le ponían, la definición de su música como un «híbrido», y su formación musical.

 

El comienzo de la nota se orienta a debatir la autoproducción, el mensaje en la música y en las letras, hasta arribar a un breve debate acerca de la por entonces omnipresente censura:

¿Hay censura en la música?
DAVID Sí hay todo tipo de censura
CHARLY: SI

¿Como se enteran?
DAVID: Muy fácil, te llaman por teléfono y te dicen «no cantes más esa canción»

¿Quien es el que decide?
DAVID: Que se yo
CHARLY: Cambia todo el tiempo. Siempre cambia, nosotros nunca tuvimos problema
DAVID: Puede grabarse, lo que sí puede ocurrir es que se prohiba la radiodifusión, pero en vivo podes cantar todo lo que quieras
PEDRO: pero Mercedes Sosa no puede decir ni «Buenas noches»…

Posteriormente abordan el lugar que le asignan a su audiencia, donde creen estar y dónde ubican musicalmente a su grupo. Tanto en esa como en una segunda entrega de la entrevista debaten acerca del lugar que les asigna la revista «Pelo», por entonces el tribunal de doctrina del rock nacional.

Identifican su música como «un híbrido», hablan acerca de su formación musical  y la manera en que componen sus temas, así como la manera en que ven a la difusión que hace del rock la radio y la TV.

 

En 1990, Charly agitó nuevamente las aguas con su versión del Himno Nacional que incluiría en «Filosofía barata y zapatos de goma» y que derivaría en escándalo a partir de la denuncia que presentó un particular, que frenó la edición. Antes de los míticos conciertos en el Gran Rex de Diciembre, y según la «Biblia» de Di Pietro, Charly tocó en Racing de Olavarría, donde según la nota de Guillermo Pintos en «El Tajo», tocaron una versión de «Elena» de Manal ante 300 personas. Posteriormente el juez desestimaba la denuncia y, por fin, se publicaba el disco.

Posiblemente, Charly haya venido antes. Carlos Di Fonzo escribe: «Si la memoria no me falla en el 77 vino con La Maquina de hacer Pájaros en el cine Olavarría un día de semana, Charly fue al café del cine estábamos allí y nos sorprendió. La anécdota fue que uno de mis amigos le pregunto como había que hacer para llegar a Bs.As. su respuesta » talento y plata para el tren«. En el libro de Di Pietro, está consignado que a partir de Julio de 1977 La Maquina se embarcó en una extensa gira nacional que duró dos meses, en la que según la revista Pelo, tocaban de pueblo en pueblo, en lugares donde no los conocían e incluso creían que era un espectáculo circense y se desilusionaban al no poder ver: «esa  máquina de Hacer Pájaros».

También algunos recuerdan que Charly estuvo con Pedro Aznar en Olavarría en 1987 presentando «Tango» en el Teatro Municipal, junto a Fernando Múscolo y Casey Scheuerrel, baterista yanky. Como recuerda el baterista local José Larrgle: «Pudimos entrar gratis con un amigo porque les fuimos a buscar hielo para las bebidas. Súper avanzado: trajo doble hi hat y doble pedal de bombo. De otro planeta«. Más información agregaremos cuando aparezca.

Charly hoy tiene 70 años, sigue tocando y no se ha quedado solo. Vino a Olavarría cuando estaba recién ingresando en la treintena. Desde entonces, así como ha mirado las nuevas olas, todos los Charly del mundo le han sucedido uno tras otro, como fotogramas de una película que aún se sigue rodando. Un relato que quisiera contar todas las vidas que ha vivido no tendría que tener comas en muchas páginas. Desde el músico concertista que no fue, Sui, La Máquina, Serú, Clics Modernos, el «Say No More» con su aguante hasta el regreso de la máquina de hacernos felices que marcó su hasta ahora, última resurrección en la que pinta desde la autorreferencialidad un cuadro de situación en el que subyacen la post-verdad y el predominio de lo virtual, entre otras temáticas de prístina actualidad.

 

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Mientras tanto, nos recuerda permanentemente que él nació «para mirar lo que pocos quieren ver»,  y para contarlo en sus canciones.  Alfredo Rosso periodista especializado en rock suele decir que si en la Argentina ocurriera una quema de libros como en la novela de Bradbury «Fahrenheit 451», la obra de García permitiría reconstruir lo ocurrido en estas tierras en las últimas décadas.

Hace cuarenta años, pasó Charly por aquí. Y para  muchos, para quienes él escribió la banda sonora de sus vidas, su música sigue vibrando y narrando con abrumadora lucidez como si fuera todavía hoy, cuando Charly tocó en Olavarría.