El Certamen Cinematográfico «olvidado» de Olavarría

A fines de la década del sesenta, y durante tres años consecutivos, en Olavarría se realizó un Festival de Cine organizado por el mítico “Cine Club Sur” al que se presentaban a concurso varias  decenas de películas realizadas por productores de procedencias muy diversas -e incluso locales- y que terminó en un escándalo. Estas son algunas puntas de esa historia que comenzó bien y terminó no tan bien.

La edición inaugural del “Primer Certamen Cinematográfico de Olavarría” se realizó en 1968, organizado por el “Cine Club Sur”, que nucleaba a los aficionados al cine de esa época. Recordemos que por esos tiempos, no existían aún los videoclubes, por lo que luego de su paso por las salas de exhibición, la única manera de volver a ver una película era verla en funciones de “Cine Club”, que eran asociaciones que realizaban proyecciones, normalmente efectuadas en base al alquiler en Bs As de copias en 16mm de las cintas que se deseaban ver. Además, había que tener un buen proyector de cine.

En junio de 1961 se fundó el Cine Club «Enfoques de Olavarría»

 

En el diario «El Popular» se recuerda que en la semana del 25 al 30 de marzo de 1968, cumplía su primer aniversario el Cine Club Sur. Por ese motivo lo celebraba con la proyección en el Cine Teatro Municipal del film de Alain Resnais «Hace un año en Marienbad», ante numeroso público. También realizaría el Primer Certamen Cinematográfico de Olavarría, para cámaras 8 mm y Super 8 mm., en color o en blanco y negro.

El festival era competitivo, había jurado de admisión y jurado de premiación, y los premios eran en efectivo, plaquetas y otras distinciones. Para 8 mm Había primer premio, auspiciado por el diario “El Popular” de Olavarría, medalla de oro y plaqueta del  cine club sur, así como también así como menciones a al argumento, fotografía, interpretación. Para los films en 16mm primer premio ($100.000  en efectivo,  gran trofeo de honor del vespertino “Tribuna”- , y en tercer lugar la plaqueta del ccsur.

Los films que intervenían y se proyectaban en este Festival de Cine eran casi exclusivamente  cortos o mediometrajes realizados por grupos de cinematografistas aficionados y estudiantes de cine, los que eran evaluados por personalidades de la cultura y del arte de la región, quienes en la primera edición aclaran en el diario que para tal actividad seguían puntillosamente el manual de evaluación de películas de la UNESCO.

Las producciones vinieron en las diferentes ediciones del Instituto Nacional de cinematografía de Santa Fe, de lugares como La Rioja, Necochea, Instituto TA-CI-LO de Lobería, la Plata, Buenos Aires, Santa Cruz, etc.

Las producciones –de las que como consta en las notas de prensa, se hacía mención expresa cuando eran en color o sonoras, eran tanto documentales como argumentales, y habían sido realizadas en 8mm, super 8 o 16mm, este último formato un verdadero lujo para la época, que aún continuaba utilizándose hasta hace poco en producciones publicitarias.

Las notas que cubrían el Festival, incluso consignaban el tipo de película empleado y en que laboratorio había sido procesado cada una de los films presentados.

 

Los diarios de la época nombran como organizadores a personalidades locales como El Dr Adolfo Rocha Campos, El Prof. Bustingorry, Joaquin Affonso, el Ing. Nuñez –a la sazón director de Cultura Municipal-o el fallecido Prof. José Herrero Sánchez.

Tanto entre los jurados como entre quienes presentaban trabajos, hay nombres que aún suenan conocidos en la disciplina: Pablo Szir, Lita Stantic, Juan Stagnaro,

Este encuentro con el cine, tuvo corta  vida y un abrupto final. En la tercera edición, el jurado, integrado entre otros por  Lita Stantic y Pablo Szir –este último integra las listas de desaparecidos durante la ultima dictadura militar-, decidió premiar al film “Ollas populares” de Gerardo Vallejo, que mostraba la miseria con el fondo musical del Himno Nacional.

Una parte de los organizadores interpretó que esa decisión produciría el retiro del apoyo de las fuerzas vivas locales que auspiciaban el festival, lo que fue rechazado por otros miembros organizadores.

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Incluso un diario local opinaba acerca de los “riesgos inútiles” que acarrearía su admisión y posterior exhibición. El conflicto no se resolvió, y significó el fin del festival y del cine club, presagiando tragedias de años venideros.

Curiosamente, el día que termina la que sería la edición final del Festival, en la última página del diario “El popular” aparece una noticia de agencia en la que se informa que en pocas semanas saldría a la venta en EEUU el “telecasete”, al que definía como “la Televisión del futuro”.

Este artilugio “Permitiría al aficionado a las imágenes sonovisuales atesorar los programas que quiera para verlos cuantas veces quiera. Este fantástico invento revolucionaría seguramente el mercado de la enseñanza, los espectáculos y la vida social”.