Cómo se enfrenta en Azul el aumento de casos de violencia de género 

Si bien no hay unanimidad en cuanto a la cantidad de casos, las estimaciones van de 60 a más de 100 por mes. La palabra de una víctima muestra el accionar de diversas instituciones de la ciudad. La colectiva Mala Junta, asiste a las víctimas a través de Línea Violeta. Al mismo tiempo, la Comisaría de la Mujer y la Familia, Línea Violeta, el Concejo Deliberante y la Dirección de Género cuentan cómo actúan ante un hecho y en este contexto de pandemia. Nota de Victoria Ivanoff compartida desde la Agencia Comunica.

Evidentemente Azul no es ajeno a las cuestiones de violencia hacia las mujeres y disidencias como lo es el resto del país”, señala Graciela Bilello, concejala por el Frente de Todos y presidenta de la Comisión de Género y Diversidad del Concejo Deliberante de Azul. Es notable que, durante la pandemia, los casos por violencia de género aumentaron, aunque no hay acuerdo sobre la cantidad.

En la Comisaría de la Mujer y la Familia, manifestaron que aumentaron debido a que muchas personas están prácticamente las 24 horas del día  juntas en una misma casa y que son alrededor de 100 casos por mes y muchos de estos “por ahí no se llegan a denunciar”. Para Línea Violeta son muchos más, debido a que la fiscalía de género tiene 100 causas por mes, es decir, 100 casos penales. En cambio, para la Subsecretaría del gobierno de Azul y de la Dirección de Género, por encuestas que realizaron, el promedio es de 60 causas por mes.

A fin de mostrar uno de los tantos casos de violencia en la ciudad, el testimonio en primera persona de quien llamaremos Belén (para preservar su identidad) ayuda a conocer cómo actúan las diversas instituciones que funcionan en Azul. Belén estaba de novia con un chico de Azul: “todo era perfecto hasta que al año empezó a ser violento y manipulador, pero yo lo naturalizaba, me convencía que era así. Al tiempo quedé embarazada y como soy de otra ciudad me convenció de que vengamos a vivir a Azul. Yo acepté, pero comenzó a ser peor, su manipulación era extrema, a tal punto que nadie me podía ver, ni mi familia ni nadie cercano a mí, yo siempre tenía que estar sola”.

El novio de Belén no solo ejercía violencia física sino también verbal: “Una vez estaba durmiendo, abrí los ojos y tenía una cuchilla en el pecho y lo primero que miré era si mi hijo se encontraba bien. Tomé coraje y me levanté a amamantar a mi hijo y lo escuché que venía gritando porque alguien había dado me gusta en Instagram, me agarró de los pelos y el nene voló, por suerte no le pasó nada. Ahí decidí que no quería pasar más por estas situaciones”.

Las únicas que me acompañaron en todo momento y me ayudaron a conseguir subsidios, un psicólogo y un alquiler fue Línea Violeta«.
A partir de ahí, el panorama tampoco fue alentador. Todo el mundo le daba la espalda, estaba sola, y en la Comisaría de la Mujer llegó a hacer alrededor de 12 denuncias. Fueron tantas las veces, que hasta llegaron a decirle “¿vos de nuevo acá?”. Por suerte apareció la colectiva Mala Junta – Feminismo Popular, que a través de Línea Violeta asiste a personas que atraviesan situaciones de violencia (ver aparte). Así, no sólo consiguió compañía, si no que la ayudaron a conseguir subsidios, un psicólogo y un alquiler: “ya no sé cómo agradecerles por todo lo que hicieron por mí”.

Sofía Kuitert y Florencia Barone, integrantes del equipo Línea Violeta en Azul, explican cómo funciona este dispositivo telefónico de atención a personas en situación de violencia por motivos de género y/o a personas allegadas a ellas: “Lo primero que hacemos es brindar una escucha activa, en lo concreto. Hay una promotora que está de turno, atenta a ese teléfono, que recibe llamados, mensajes y pauta una comunicación con esa persona, garantizando que se encuentre segura y pueda tener una comunicación con confianza. Le decimos que cuente su relato y luego a pensar con ella, elle, qué es lo que está necesitando y cómo nuestra intervención puede ayudar”.

Desde su lugar, explican que “no superponemos nuestro accionar a cosas que ya se estén desplegando, porque en materia de violencia de género los recursos humanos, económicos, institucionales y demás, son realmente muy escasos. Nosotras hacemos un aporte para mejorar la situación y, si no, la derivamos a otro espacio que pueda intervenir de mejor modo”. Y agregan que por testimonios de personas que acompañaron, muchas veces las denuncias no se las toman.

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Desde la Comisaria de la Mujer y la Familia, Romina Anabela Fresco (oficial inspectora y segunda jefa), junto a Sabrina Castaño (psicopedagoga y subteniente perteneciente al equipo interdisciplinario), aseguran que “cualquier persona que toma conocimiento de una situación de violencia puede denunciar todos los tipos de violencia. Nosotras tomamos todas las denuncias y le damos la misma gravedad a todas, ya sea una denuncia penal o una denuncia por Ley 12.569”. Fresco y Castaño aclaran que todas las personas que van a la comisaría y tienen algo para denunciar, se toman y las giran a la autoridad que corresponda. “El procedimiento legal lo evalúa cada autoridad y notificarán si dan o no lugar a la denuncia”, agregan.

Evidentemente Azul no es ajeno a las cuestiones de violencia hacia las mujeres y disidencias como lo es en el resto del país«. Con respecto al Municipio de Azul, desde Línea Violeta refieren que faltan políticas públicas para que el equipo interdisciplinario “actúe más de una vez por semana”. Y se preguntan: “¿Dónde está puesto el dinero? La política es seguridad y hoy en día no está distribuida de modo tal que haya recursos para pagar un equipo interdisciplinario que funcione en la Comisaría de la Mujer y la Familia todos los días”.

Frente a estas declaraciones, Fernanda Ibarra (subsecretaria de gobierno de Azul y a cargo de la Dirección de Género), manifiesta que el presupuesto destinado para género, niñez y adolescencia se implementa en subsidios o aumentos de alquileres, o en algún tipo de capacitación. Menciona que “los fondos afectados se eliminaron y ya no se sostienen como un fondo afectado, debido a que está destinado a X cosa y si se necesita incorporar al área un profesional y no está incorporado dentro de ese fondo, se acota, debido a que lo tenés afectado a esos fines, nada más”. Y agrega: “lo que podemos ver, y si bien por ahí uno entiende que el personal es acotado, lo que uno puede hacer hoy es pensar, con perspectiva de género, muchas de las decisiones que surgen. Nosotros articulamos con las instituciones, tanto judiciales como educativas”.

La concejala Bilello cree: “tenemos que tomar conciencia de todas las situaciones de violencia, y no solo tomar conciencia, sino hacernos cargo quienes tenemos las responsabilidades de hacernos cargo”. Señala que desde el Concejo Deliberante han impulsado adhesiones al 8 de Marzo y a todo lo que significa el reclamo feminista, además de propiciar la adhesión a la Ley Micaela y su efectivo cumplimiento. “Hemos propiciado que se vuelva a reunir la Mesa Local y en eso estamos trabajando”, agrega.

Por el momento, en la Mesa Local se formaron comisiones para tratar dos aspectos durante la pandemia: la promoción y prevención de las violencias, y también su abordaje. Del núcleo forman parte una organización, que es la Línea Violeta, y 15 instituciones, dentro de las que se encuentran el Concejo Deliberante y la Dirección de Género, para buscar una solución a la cantidad de casos por violencia de género en la ciudad de Azul.

 

Línea Violeta, más que una organización

Línea Violeta es un dispositivo telefónico de atención a personas en situación de violencia por motivos de género o personas que hayan atravesado estas situaciones o personas allegadas. Fue creada en todo el país, y con el impulso de la colectiva Mala Junta se implementó en Azul el 5 de abril de 2020. Su línea telefónica gratuita de acompañamiento y asesoramiento es el número 2281-507089.

Sofía Kuitert y Florencia Barone, integrantes del equipo, explican que acompañan a mujeres, lesbianas, travestis, trans, que atraviesan violencia por cuestiones de género. El equipo está conformado por promotoras territoriales en género y brindan una escucha activa, confidencial y desprejuiciada.

Nosotras siempre actuamos a demanda, siempre empezamos a actuar por el tiempo y en la medida que la persona que se comunica a la línea pide y desea. Lo que tratamos de hacer es tejer redes para dar una respuesta que sea más integral y efectiva a cada situación concreta que se presentan, que son diversas”, explican.

Kuitert y Barone aseguran que tratan de pensar estrategias para esa situación, y que además de la violencia hay más aspectos de la vida de la persona como “integridad, dignidad, derechos humanos y aspectos de su vida que hay que pensar: si tiene un plato de comida todos los días, si está segura en su casa, si tiene laburo o no, si está al cuidado de les hijes, si se atiende con psicólogos, si está sola, si cobra alguna asignación, si tiene acceso a prestaciones básicas. A su vez, lo primero que abordamos es la situación de violencia que está sucediendo, intentamos aportar para que esta situación cese y que la persona esté segura, que pida medidas y demás, nos ocupamos de la violencia en concreto”.
(*) Trabajo realizado para la cátedra Redacción periodística I, de la carrera de Periodismo de la Facso, cursada 2021