¿Hanglin en el CCU? La Boletería suspendió el show

Entre las tantas marchas y manifestaciones en defensa de la Universidad Pública de los últimos días, algunos temas parecieron pausarse. Pero las apariencias engañan. La presentación de Rolando Hanglin en el espacio del Centro Cultural Universitario de Tandil siguió sumando preocupación y cuestionamientos. La voz del rector de la Unicen se escuchó y había dejado en claro que el ‘espectáculo’ se realizaba, desoyendo los rigurosos argumentos presentados desde diversos colectivos de mujeres de la comunidad universitaria. Sin embargo, con 40 entradas vendidas hasta este sábado, ‘El veterano divorciado’ fue bajado de cartelera.

Que las casas de altos estudios públicas están atravesando una seria crisis económica, no caben dudas, y este portal da cuenta de ello semanalmente. Que la Universidad Nacional del Centro de la Provincia de Buenos Aires no escapa en absoluto a esta realidad es notorio en la región. Más allá de esta situación dramática, no se puede encontrar en el contexto la justificación a ciertas decisiones, como la de ceder el espacio del Centro Cultural Universitario de Tandil, en concepto de alquiler, a personajes machistas, misóginos y racistas como Rolando Hanglin, “porque hay que obtener recursos”.

Mujeres Unicen y el colectivo de Mujeres Teatristas del Centro enviaron cartas al despacho del Rector de la Unicen y al secretario de Extensión, el contador Daniel Herrero, manifestándoles que la de permitir la presentación de Hanglin en el CCU no era una decisión correcta, teniendo en cuenta posicionamientos institucionales de la casa de altos estudios en torno a reivindicaciones de género. Posicionamientos de la Universidad Nacional del Centro que, con decisiones como éstas (sumando la del casi desembarco de Baby Etchecopar), quedaban prácticamente como cartón pintado.

Desde FM 101.7 La Compañía, Liliana Giannatasio entrevistó al contador Roberto Tassara, rector de la Unicen, quien confirmó la recepción de los petitorios. Fue en la mañana del martes 28 y Tassara se encontraba en viaje, hacia un encuentro con rectores del Consejo Interuniversitario Nacional, buscando escucha y respuestas por parte del gobierno central, ante la incertidumbre generalizada de las casas de altos estudios.

Sobre las cartas recibidas, el rector comentó que “hay notas de distinto perfil. De hecho, las calificó como “muy terminantes, que pretenden que se suspenda o se anule la función; otras no lo ven bien”. Mientras aseguraba que conversaría con la directora del programa de Género de la Unicen, Gisela Giamberardino (conversación que se dio este jueves), el contador sentenciaba como definitivo que el espectáculo no se suspendería: “Hemos firmado contrato con el productor hace tiempo”. Sin evaluar determinadas cuestiones y sus contextos, agregó: “En el caso particular de Hanglin, ya estuvo dos veces en el Centro Cultural Universitario. Nunca hubo problema, es decir, no teníamos detectado una cuestión que pareciera que impedía esto, de manera que ese espectáculo, por ahora, está totalmente confirmado”.

Con el hecho aparentemente consumado, la tarea se enfocaría a prevenir. Alejado de algo parecido a la autocrítica, Tassara afirmó tener cuestiones conceptuales para reflexionar: “No quiero decir que soy el dueño de la verdad, pero me parece que… Qué se yo… ¿Qué haríamos si lo pide Fito Páez, que tiene una denuncia por violencia de género? O Cacho Castaña, que ha dicho determinadas cosas, que uno a veces se entera y otras no”. En la lista, también agregó a Roberto Petinatto. De Hanglin, lo último que recordaba el rector, “yo no lo sigo, es que estaba en favor del nudismo y esas cuestiones”. Tassara supone, además, que lo mismo le debe haber pasado al secretario de Extensión, “a los que firmamos el convenio con el productor”. Y continuó: “Aparentemente, ha virado hacia otro lado, pero… es muy difícil esto de ponerse a hacer una… tendríamos que tener como un equipo de investigación sobre cada uno de los que van a venir, y además de conocer el espectáculo”.

Valga acercarles este ‘datazo’ al rector y al secretario de Extensión: ¡ya se inventaron los buscadores web! Y hasta hay variedad, como Google, Yahoo y cientos más. No hay que ser Sherlock Holmes internéticos para saber usarlos. Ni siquiera hace falta un título intermedio en la ingeniería en Sistemas, pero bien valdría que alguna o algún gentil estudiante se acerque y les brinde un curso express, por su importancia en estos tiempos que corren, por sus respectivos roles de funcionarios públicos, y para no volver a ahogarse en el mismo vaso con el que casi se ahogaron en abril último. Escudarse en una supuesta ignorancia no es justificación de una mala decisión, menos aún cuando incluso se ningunean y subestiman los planteos de quienes sí saben documentar… y googlear.

Al celebrarse contratos, se establecen pautas. En ese sentido, la conductora le preguntó al contador si no veía contradictorio que en el CCU se permitiera la presentación de una persona misógina, homofóbica, que está en contra de la categoría de género y hasta de la figura del femicidio; cuestiones que la misma Universidad trabaja permanentemente. “Bueno, eso me lo dice usted”, lanzó Tassara, y volvió sobre el hecho de que, cuando firmaron el contrato, “siendo que esta persona ya vino dos veces y nadie dijo nada, no fue una cuestión que estuviera ni siquiera en consideración”.

El rector se preguntó: “quién o quiénes vamos a ser los censores de cada una de las personas o de espectáculos que se pretendan traer”. Ensayó una respuesta, en tono de ofusque: “A lo mejor, lo que hay que hacer es no traer más nada, no contratar la sala para espectáculos comerciales y hacernos responsables nosotros de los espectáculos que trae la universidad y ya sabremos a quién traemos y qué hacer”.

Contador Roberto Tassara, rector de la Universidad Nacional del Centro de la Provincia de Buenos Aires (Unicen).

Continuó: “Pero de lo otro, por lo menos, merece un debate y es lo que estamos dispuestos a hacer. Es lo que vamos a hablar con Gisela (Giamberardino), sobre qué vamos a hacer con este tema en la Universidad”. Para Tassara, empiezan “a aparecer, recurrentemente, observaciones”, y recordó que “también lo hubo cuando se trajo lo del Cannabis Medicinal”, casi mezclando peras con manzanas. En renovado tono ofuscado, indicó: “Es como que lo que antes era un espacio abierto de la universidad para la sociedad, empieza a ser condicionado por determinados grupos, aún cuando la Universidad pueda tener su posición sobre determinadas cuestiones”. Depositada la responsabilidad en esos “determinados grupos” y sin plantear una crítica seria a acciones que ya han sido foco de planteos varios, Tassara manifestó: “Si esto es así, muy bien, no lo haremos más. Mi opinión sería: no hagamos más nada, sino tenemos que estar ‘persiguiendo’ la historia, los dichos y las cosas de cada uno”, banalizando los cuestionamientos de docentes, estudiantes y afines, de la propia Unicen.

La única vez que en el Centro Cultural se impidió, se dijo que ‘no’, fue cuando quería venir Cecilia Pando a defender la dictadura. Ahí ya eran claros valores antidemocráticos”. Sin embargo, “esto otro es otra cuestión, que merece debatirse”, según Tassara. Más allá de la reunión que tuvo lugar el jueves, entre el rector y Giamberardino, del programa de Género de la Unicen, ya desde el martes estaba confirmado que se haría el espectáculo de Hanglin, “absolutamente. Yo la veo más para adelante, pero bueno, habrá que escuchar a Gisela, que ha estado reunida con todos estos grupos”, cerró el contador, en su rol de rector de la Universidad Nacional del Centro.

Convocada la reunión por la urgencia del tema, se había definido que, dada la inminencia, no se rescindiría el contrato con la productora del ‘espectáculo’ de Hanglin. Sí se logró un compromiso, desde la gestión del Rectorado, para que de ahora en más se consulte y evalúe mecanismos, cada vez que se alquile el espacio del Centro Cultural Universitario para espectáculos producidos por privados. Desde una curaduría hasta una comisión,la propuesta oficial es que participen de la evaluación de las posibilidades de los espectáculos ya no sólo el área de Extensión, a cargo del CCU, sino también el área de Derechos Humanos y el Programa de Género de la Unicen. De esta manera, evitar que exista una próxima vez… ni nuevas excusas.

Sin embargo, la plaza tandilera no dio cabida a Hanglin ni a su show. Evidentemente, el movilizarse vía redes sociales y juntar firmas, incluso más allá de Tandil, tuvo sus frutos, incluso en el sentido de quienes podrían haber sido su público. La realidad revelada por la Boletería, con apenas 40 entradas vendidas, cayó por su propio peso. Y en ese desplome y confirmación de suspensión, más sensatez que la decisión de quienes inicialmente rubricaron el contrato con la productora del espectáculo.

‘Arte dice No’ también a Hanglin

Referentes de los distintos claustros de la Facultad de Arte que se nuclean en la campaña institucional ‘Arte dice No’, adhirieron a la nota presentada por el Colectivo Mujeres Teatristas Tandil, en la que expresaban el rechazo a la presentación pública en el Centro Cultural Universitario del periodista y conductor radial Rolando Hanglin.

Desde ‘Arte dice NO’ adhirieron a los considerandos de esa nota y acordaron en “la necesidad de que la Universidad establezca criterios para la cesión o alquiler de sus espacios para que, como universidad pública se pondere lo ético por sobre lo económico. En situaciones como estas no es el productor del evento sino a nuestra Universidad a quien se la asocia con les (dis) valores que promueve”, ya que bregan por una Facultad de Arte “que promueve una sociedad más justa y democrática, con relaciones vinculares respetuosas, libre de violencia, con instituciones más abiertas e inclusivas, respetando la diversidad de identidades”.

Desde Olavarría, aportes para lo que «merece debatirse»

Lejos estuvo de caer simpática la decisión del rector y del responsable de la secretaría de Extensión de la Unicen de permitir la presentación de Hanglin. Decisión que la boletería abortó, al firmar el certificado de suspensión del show. La licenciada Patricia Pérez, iniciadora del Programa Permanente de Estudios de la Mujer (de la Facultad de Ciencias Sociales), propuso: “Habría que pensar en el armado de alguna comisión con perspectiva de género y enfoque de derechos. Una comisión que sea ágil, rápida, que pueda funcionar de manera inmediata, ante la presentación de alguna obra (o lo que fuere) que desee utilizar las dependencias, en este caso, del Centro Cultural Universitario de Tandil, pero también aquí en Olavarría”. Una propuesta “para que no vuelva a repetirse cosa tal”. Pérez no aprobaba “la llegada de este sujeto, como tampoco la de Baby Etchecopar, porque se contrapone con los intereses manifiestos que tiene nuestra casa de altos estudios”.

Silvia Boggi, licenciada en Antropología, destacó: “Lo preocupante de estos casos es que se naturaliza una suerte de relativismo a ultranza, donde todo vale, argumentando desde conceptos como la libertad de expresión y la imposibilidad ética de impedir el libre ejercicio de algún derecho”. Sin embargo, revela que esa argumentación esconde “la falacia de otorgar validez y legitimidad a toda expresión, sin importar los ejes axiológicos que las sostienen, los valores que se ponen en juego ante su emergencia, su desarrollo”.

Una discusión a no desestimar, tratándose de una casa de altos estudios y de la presencia de un personaje como Hanglin en el Centro Cultural de la UNICEN, ya que, “más allá de la cristalización machacona de su personaje radioteatral del ‘hippie viejo’ que practica nudismo en playas exclusivas”, tiene “un historial ideológico político que lo ubica en las antípodas de lo que muchxs de nosotrxs, desde nuestra tarea de docentes investigadorxs, sostenemos a diario”, manifestaba la docente e investigadora de la Unicen.

En ese sentido, no se pueden aducir desconocimientos, menos aún cuando se tienen las herramientas en la mano. “No puede desconocerse, a esta altura, su participación como columnista en La Nación, referida al pueblo mapuche, que fue amplia y contundentemente denunciada y repudiada por docentes de la UBA, de otras universidades incluida la propia UNICEN, y de organizaciones sociales diversas”, señalaba Boggi; como tampoco pueden soslayarse sus expresiones más recientes, “que lo ubican en una perspectiva misógina, discriminadoramente machista y patriarcal -también denunciada-, que no se condice con los protocolos a los que nuestra propia Universidad ha adherido”.

En el caso de Hanglin como en el de Etchecopar, no se trata de una cuestión de diversidad de ‘meras opiniones’, “donde todas pesan lo mismo en la balanza de los valores que sostenemos como comunidad académica a partir de acuerdos y consensos”. Valores y consensos lesionados, por decisiones “como la de sostener y propiciar un contrato que habilita la presencia de este personaje en un espacio de nuestra Universidad”, concluye Boggi.

A pesar de estas decisiones desagradables de la administración del CCU, tanto la casi llegada de Hanglin como la de Etchecopar en abril, desembocaron en la demostración fáctica de que el accionar del colectivo de mujeres de la Unicen trasciende a la ciudad sede del Rectorado, para vislumbrarse en unidad regional. Junto a ello, el debate en los pasillos, las aulas y las oficinas de la Unicen, para consolidar la letra ya firmada; y el compromiso de quienes toman decisiones (como ésta) de hacerse cargo de las limitaciones, dejar a un lado la soberbia de ciertas ignorancias, y consultar, de ahora en más, como se debería haber hecho desde el primer momento, hace tiempo.

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