Mateadas y firmas para visibilizar lo (in)apropiado

Como si se tratara de una suerte de devolución de váyase a saber qué tipo de favores (y en calidad de qué servicios), el Municipio de Tandil parece haber entregado el cerro del Parque Independencia a la suerte y voluntad de concesionarios ‘amigos de la casa’ (o de la Gestión, más bien). La denuncia de la escritora Patricia Ratto en redes sociales ha sido el puntapié para que vecinos de la zona (y de todo Tandil en sí) se organicen y reclamen explicaciones ante el desastre irreversible que se está acometiendo en esas alturas tan visibles y visitadas. Y en el cierre, un bonus track: la caída sospechosa de la rama verde.

Tal vez, todo haya comenzado el mismo 1ero de enero de 2018, cuando la parte que se encuentra detrás de los baños aledaños al Castillo Morisco, en la cima del Parque, comenzó a arder. Sin mucha discriminación, el fuego se fue haciendo de árboles añosos como otros no tanto. O tal vez haya sido antes, con la última edición del Tandil Brilla todavía gestándose. Lo cierto es que el Parque Independencia completo parece haber sido entregado a algunos empresarios locales: la cima, con el Morisco todo, a la firma 1823 Alfajores (de Daniel Pastor y sus hijos Santiago y Nicolás), y la zona del Anfiteatro a los integrantes del Consejo de la Denominación de Origen Tandil, que no contentos con haber transformado el tradicional Festival de la Sierra, también lo hacen extensivo a un paseo de toda la ciudad de Tandil, cercano a su primer centenario: el Parque Independencia, ‘espolvoreando’ menjunjes con polvo de piedra entre el Anfiteatro y la Portada, para la ‘comodidad’ de los food-truckeros. Extrañas ‘incomodidades’ sufridas por alguna generación, cuando en 35 ediciones que lleva el Festival pareció no presentarse problemas de este estilo.

Tomó unos cien años construir colectivamente ese espacio público. Y que ese “construir” no se entienda literalmente en materia de edificación, sino desde parir lo simbólico, la pertenencia. Vecinas y vecinos que se arrodillaban y pala en mano se disponían a plantar árboles, junto a niños de diversos establecimientos educativos. Apenas un ejemplo del orgullo de tandileras y tandileros ante esa obra fruto de un esfuerzo de conjunto, destinada a los de aquel presente y a los de esta posteridad (y las que vendrán). Más allá de su nato atractivo turístico, fue y es el mirador de la ciudad, y uno de los paseos obligados a la hora de identificar a Tandil.

El Concejo Deliberante tiene quien le escriba

Luego de la denuncia de la escritora Patricia Ratto, una veintena de vecinos de la zona del Parque Independencia y alrededores, conformados como “No a la destrucción de los espacios verdes de Tandil”, firmaron una nota que le fue destinada y enviada al Concejo Deliberante, más precisamente a su presidente, Juan Pablo Frolik. Allí expusieron su preocupación en torno a las ‘obras’ que está llevando el Municipio (¿y asociados?) en inmediaciones del Anfiteatro Municipal, la Casa del Deporte y las laderas del cerro en sí.

En esas zonas, señalaron que “se ha retirado el sotobosque mediante palas mecánicas, dejando la tierra arrasada. Este sector fue luego cubierto por una espesa capa de polvo de piedra que fue esparcida y compactada por las máquinas, en una amplia zona bajo el bosque de eucaliptos”. Asimismo, se cortaron ramas de los árboles del lugar, “hasta una altura considerable y se les retiró la corteza, que es lo que los protege de las acciones externas. Los árboles quedaron rodeados por este material -que se endurece en contacto con el agua-, sin espacio alrededor del tronco y junto a las raíces que permita recibir el riego natural de la lluvia”.

Por otra parte, en la carta también informan que “en la zona aledaña a la Casa del Deporte, se han realizado grandes movimientos de tierra, se han construido paredes y colocado rejas, que sectorizan lo que hasta el momento era un espacio público de libre circulación”. Por ende, “a la depredación del medio natural, se agrega ahora la presencia de obstáculos visuales que hacen que la vista ya no repare en la naturaleza sino en las rejas y paredes de colores estridentes, que no condicen con el entorno”.

Además de estos hechos, en desmedro del patrimonio natural e histórico, “nos preocupan las acciones sobre los otros espacios de la ciudad que ya han sido afectados –incluida también la cima del Parque Independencia donde la tala masiva es muy evidente– y los que probablemente lo serán a futuro, de no revisarse estas políticas públicas del Gobierno Municipal”.

Los vecinos también señalan que, según trascendió en medios lugareños, “pareciera ser que la realización de la obra avanza sin que se hayan respetado –previamente– las formas de comunicación habituales a la prensa” y a los integrantes mismos del Concejo. Como ejemplo de ello, citan el caso del portal Tandil Diario, que el 25 de enero de 2018 publicó: “El Municipio está realizando una extraña intervención en el Parque Independencia. Nunca fue anunciada, como otras obras, ni se informó vía gacetilla a los medios, como suele suceder cuando algún paseo público se remodela, o se pone en valor”.

Asimismo, se preguntan “si los concejales tuvieron la oportunidad de tratar en sesión este proyecto –como corresponde a un sistema democrático–, y cuál es el origen de los fondos destinados a estas obras”, teniendo en cuenta que “en muchos barrios hay problemas más urgentes y prioritarios, como deficiencia o ausencia de servicios básicos (suministro de agua corriente y cloacas); inseguridad creciente; mal estado de las calles; inadecuado servicio de recolección de residuos, entre otros”. Tampoco queda claro “cuál fue el procedimiento de adjudicación de las obras a la o las empresas que las están llevando a cabo”, resaltaron.

Por último, solicitan al deliberativo: detener la realización de las obras en la zona del Anfiteatro Municipal, Casa del Deporte y laderas del cerro del Parque Independencia; volver el predio al estado anterior al inicio de las mismas, en todo lo que sea posible; reforestar la ladera y la zona superior del Parque en donde hay árboles talados y otros quemados, como producto de la pirotecnia arrojada en el espectáculo Tandil Brilla; informar a los ciudadanos acerca de las cuestiones referidas al protocolo de adjudicación de las obras a la o las empresas que las están realizando; y evitar próximas intervenciones que vayan en desmedro de los espacios naturales, ya que hacen a una mejor calidad de vida para quienes viven en Tandil, y propician la asistencia del turismo que históricamente convoca nuestra ciudad. La excesiva intervención sobre la naturaleza produce daño ambiental y reduce la calidad de la oferta.

Una vez entregada la carta al Concejo Deliberante, los vecinos comenzaron con una juntada de firmas en papel. De hecho, se pueden encontrar planillas (para firmar y para retirar y hacer firmar a propios y ajenos) en diversos lugares, como el kiosco de Sarmiento y 4 de abril, la semillería Santa Rita (Alem 711), el almacén naturista Shanti (9 de julio 397), y el kiosco de revistas de 14 de julio y Avellaneda. También se pueden pedir por Facebook tanto al perfil de Patricia Ratto como a la página recientemente creada de No a la Destrucción de los Espacios Verdes en Tandil, también en Face. Asimismo, quienes están a la distancia, pueden participar y rubricar el apoyo en terreno digital. “Esto no apunta solamente a lo que ocurre en el Parque”, señaló Ratto.

Mateadas, firmas y excursión a la tierra arrasada

En las tardes del sábado 3 y el miércoles 6, tuvieron lugar mateadas, en la zona del Parque Independencia entre la Portada y el Anfiteatro, y en bajo la estatua del brigadier Martín Rodríguez, respectivamente. En ambas oportunidades, se explicó la problemática y se continuó con la recolección de firmas y distribución de planillas. Con equipos de mate, se sumó una gran cantidad de vecinos y aledaños, con el objetivo de la conservación de los espacios verdes tandileros.

El Parque Independencia es el espacio verde más emblemático de la ciudad de Tandil. Es una zona especial de interés ambiental. Según la Ley Provincial 12.276, los árboles debieran ser cuidados. Sin embargo, parece que les hubieran declarado la guerra: incendio, tala, daños, deforestación. El mirador del Parque privatizado. INADMISIBLE”, rezaba la invitación a esta última mateada, en la que se recorrió el lugar y se evaluaron acciones. Segunda mateada en la que se acercó una cantidad considerable de ciudadanos, preocupados por las atrocidades dirigidas contra el patrimonio natural e histórico de Tandil.

Miradas del Centro dialogó con Patricia Ratto sobre esta segunda convocatoria. “La gente se va interiorizando de la problemática, de esta intervención brutal, de destrucción, que estamos teniendo en los espacios verdes de Tandil, y la apropiación de parte de lo que es el patrimonio natural e histórico de los tandilenses, a los que ahora nos está vedado acceder”, detalló.

En la del miércoles, se hizo una recorrida de la cima del Parque, con toma de fotos, “para que la gente vaya tomando conciencia de cuál es el problema que tenemos en Tandil en estos momentos”. Con las dos mateadas, quedó claro que el reclamo dejó de ser un posteo de una persona y trascendió incluso el terreno virtual, demostrando que se trata de un tema que preocupa y convoca a los vecinos del barrio y de todo Tandil.

En esta reunión, se definió continuar con la campaña informativa: “En estos días, recorrimos y sacamos fotos que subimos a las redes sociales. Mucha gente manifestó desconocer estas intervenciones en el Parque. Nuestra idea es concientizar e informar a la ciudadanía sobre lo que está ocurriendo”. También invitan a que se sumen vecinos con problemáticas similares de intervención del ambiente, para mostrar lo que ocurre en sus barrios, como la gente de Cerro Leones y un basural a cielo abierto, por el que el Municipio aún no ha dado respuestas.

Asimismo, harán pedidos de informes al Municipio, para que hagan pública la información; para saber si se hicieron los informes de impacto ambiental requeridos para estas intervenciones en espacio público, más aún tratándose de un área de forestación protegida por la Ley 12.276 (por ser parte de la Zona Especial de Interés Ambiental -ZEIA-2, que prohíbe claramente cortar, dañar y/o incendiar esos árboles); pedirán el cese de estas maniobras (tala, poda y movimientos de tierra indiscriminados), y que, en lo posible, se vuelva al estado que tenían, tanto el Castillo Morisco como la zona del Anfiteatro, intervenida para el Festival de la Sierra, según lo manifestado mediáticamente. Incluso, hay sectores de espacios públicos que “ahora parecen pertenecer a empresas que limitan el acceso, tanto para turistas como para tandilenses. Nos preocupa la realidad de nuestro patrimonio natural, cultural e histórico, porque tiene que ver con la identidad de Tandil y con lo que nos da calidad de vida”, indicó Ratto.

Sobre lo que ocurre con la terraza del Morisco y la firma comercial, la escritora señaló que “no puedo hablar de apropiación, porque no se ha hecho público este procedimiento: hubo una licitación o una concesión. Sí sabemos, no sólo los tandilenses y los turistas, ya que algunos se acercaron a la reunión, quejándose, es que el lugar en el que tradicionalmente se toman la foto, la terraza del Castillo Morisco, está cercado por vidrio”. Ratto recordó que el Castillo Morisco “ha estado en manos de privados, lo que es confitería-restaurante, pero no la terraza, que seguía siendo de acceso al público. Hoy, si uno no consume o está cerrado con un candado, impide que el turista pueda acercarse a sacar una foto. El vallado de vidrios limita la visión a una altura considerable, y se tiene que conformar con ver el reflejo de la luz en el vidrio”.

Un pedido de informes a la espera de respuestas

El bloque Integrar, compuesto por los ediles Nilda Fernández, Gustavo Ballent y Mauricio D’Alessandro, presentó al presidente del Concejo Deliberante, Juan Pablo Frolik, un escrito para que ese poder solicite al Ejecutivo informes en relación a lo realizado en el Parque Independencia.

El proyecto de comunicación, entre los considerandos, resalta la preocupación de los vecinos en relación a los trabajos realizados por el Municipio en esa zona y que «afectaron el suelo, la flora y estética del lugar«; y por las expresiones realizadas por el municipio a través del coordinador de Espacios Verdes Públicos, Horacio Amasino, que “no resultan ser precisas como respuesta a los interrogantes que estas tareas plantean en diversos sectores de la sociedad«.

Desde el Concejo Deliberante, solicitan al Ejecutivo “tenga a bien informar” sobre los trabajos realizados en el Parque Independencia: las tareas que se han desarrollado en relación a flora y suelo del lugar (cortes de árboles, poda u otras intervenciones); cuál fue la tarea de bomberos y defensa civil en ese sector del Parque Independencia, además de si se contrató a otras empresas para realizar tareas en el lugar (en caso afirmativo, informar quiénes las realizaron, su razón social sea persona física o jurídica); si estos trabajos tuvieron previa evaluación y estudio de impacto ambiental del lugar; si se ha previsto la reforestación en los sitios deforestados por los trabajos realizados en el sector (de ser así, informar con qué estudios y asesoramiento técnico ambiental se ha de realizar, cantidad de especies y denominación); y si la adaptación del lugar, a través de los trabajos realizados, tuvo como único objetivo ampliar el espacio de desarrollo para las actividades del Festival de la Sierra, que se realiza cada año en ese sector y que incluye el Anfiteatro.

Mientras tanto, Parque arrasado

La destrucción llevada a cabo en el cerro del Parque parece no tener ni querer encontrar un descanso. No sólo se trata de la base del Parque Independencia, en las inmediaciones del Anfiteatro: a la cima, también se le sumó la ladera oeste, con un camino que no existía y que a los lados se encuentran restos de la gran quemazón que se produjo (¿o produjeron?) con el Tandil Brilla. Un fuego por demás ‘inteligente’ y teledirigido, que permitió rapidez a la hora de limpiar esa zona y sus ‘obstáculos’ naturales.

Tal como señalaba Ratto, según trascendidos, está proyectado: remover tierra y talar y podar árboles (lo que ya se encuentra en una etapa avanzada); hacer una playa estacionamiento para ómnibus de alto porte; hacer nuevo camino de acceso a la cima del Parque por Juldain y Paso de los Andes (en calles angostas que lejos están de ser avenidas); y construir una suerte de pasarela para los ocupantes de micros sobre el lado oeste.

Escribe Ratto: “El modo de llevar todo esto a cabo sigue siendo el mismo que el empleado para crear la zona de foodtrucks y parrillas para el Festival de la Sierra; y el mismo también implementado previamente en otros paseos de la ciudad: destruir la naturaleza para dar cabida a instalaciones con fines comerciales, que bien podrían realizarse sin este terrible e irreparable impacto al ambiente”. Por esto, apunta: “Quizá sea hora de que los tandilenses dejemos de aceptar estas imposiciones que perjudican nuestra calidad de vida. Y nos comprometamos a defender el Tandil que queremos”, concluye (por el momento) la escritora.

“Hace 100 años, los vecinos de Tandil tenían sentido de ‘bien común’”
Entre las voces que denuncian esta situación, está la de la profesora María Elba Argeri, que conoce mucho la zona que se está arrasando, a base de topadoras, fuego y motosierra. Y la conoce no por foto, sino por haber hecho de ese lugar casi el patio de su hogar. Punto de la ciudad en la que se aislaba para leer, preparar clases, y donde fue visitada en reiteradas oportunidades por tímidos lagartos que la observaban a distancia. Pero que estaban, estaban, junto a toda la cubierta natural que hoy brilla, lamentablemente, por su ausencia.

Argeri, tandilera nacida y criada, y conocedora de la historia lugareña y de sus procesos, señaló sobre la construcción colectiva del Parque como paseo y bien público: “Todos ponían pesos sobre pesos y horas de trabajo sobre horas de trabajo, para legar a la posteridad un testimonio de su paso por esta vida y por esta ciudad. Cada paseo público y cada obra pública eran diseñadas por los mejores arquitectos. Donar monetariamente y donar trabajo sedimentaba el mérito personal y familiar. Nosotros recibimos esa herencia sin ningún costo. Solo la obligación de mantenimiento a cargo de las autoridades municipales y de cuidado por parte de cada vecino”.

Sin embargo, plantea Argeri, “cien años después, todo paseo público fue metido con fórceps en la lógica de extraer la máxima ganancia, tanto para los privados concesionados como para otros que ‘arreglan’ ex profeso para rapiñar algunos mangos”. Argeri sindica que se invirtió la lógica: “donde los antiguos ponían para el bien común pesos sobre pesos, hoy para provecho individual se extrae peso sobre peso, mientras se destruye lo más posible. Hoy, los bienes del común son lo descartable, lo destruible, lo ‘tuneable’. También lo aborrecible. Aquello que si no ordeña dinero, no sirve para lechera que dejemos vivir en nuestro campito”.

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Esta nota se cierra con una novedad en el boletín: en la noche del viernes, cuando ya estaba en pleno comienzo la 35ta edición del mentado Festival de la Sierra, una rama de tamaño considerable, cayó, desgajada, en la zona cercana a la Casa del Deporte. Una rama evidente y claramente verde, con un desgaje bastante sospechoso, «justo» a metros de la casa de la escritora Patricia Ratto (¿al mejor estilo de ‘El Padrino’?).

Gentileza: ABCHoy.com.ar

El portal ABCHoy tituló «Milagro en la noche del Festival«. Afortunadamente, en ese preciso momento, no pasaba nadie por ese rincón. Agrega y justifica el autor de la nota: «La segunda noche del Festival en el Anfiteatro Martín Fierro dejó a las claras la necesidad de hacer una revisación más amplia aún de todos los ejemplares, para evitar otro accidente como el ocurrido justo cuando en el escenario mayor actuaba Pancho Figueroa«. Rama que «cayó justo en el sector de acceso al patio de comidas, en un momento donde la cola que siempre se acumulaba en ese sector, no tenía ninguna persona«. Justo.

Por si no quedó muy claro a los lectores del ABCHoy, quien tecleó cierra: «Es decir, el azar, permitió que en la noche tandilense no ocurriera una tragedia. Afortunadamente, nadie resultó herido. Este sábado se trabajará para sacar la rama y revisar la zona para que no se produzca otro accidente«. A la Cofradía del Fuego Inteligente, ahora se le agrega la de las ramas que «justo» caen, «milagrosamente», cuando no hay nadie en la cola populosa… y casi frente a la casa de la vecina que denunció el accionar. ¿Qué más están dispuestos a hacer, desde oscuros rincones de Belgrano al 400 (y sus sucursales), para descalificar el reclamo y tratar de ‘fundamentalistas y locos’ (nuevamente) a los ambientalistas de Tandil?

¿Parque seco o secar el Parque?

Identidad y patrimonio, a cambio de café y alfajores