¿Te acordás de la basura porteña en las canteras de Olavarría?

En 2003 el intendente Eseverri planteo llenar las cavas de las canteras olavarrienses con basura. Para el gobernante, eso resolvia dos problemas: Se tapaban los agujeros resultado de la explotación y por otro lado la CABA pagaría -y se crearían trabajos- por sacarse de encima la basura metropolitana. Pero la oposición de ambientalistas locales y los vecinos de Sierras Bayas y Villa A. Fortabat frenó la iniciativa. Esta es la historia de ese despropósito.

La iniciativa fue del hoy fallecido intendente Eseverri, quien mantuvo en todo momento una dura postura economicista y prácticamente negó la existencia de riesgos graves a largo plazo y en esa postura enfrentó a la población. La enorme suma de dinero en juego provocó que varios municipios creyeran encontrar en este tipo de proyectos una salvación. Esta discusión se dio en el contexto de una crisis del modelo de gestión de la “Coordinación Ecológica Area Metropolitana Sociedad del Estado” (Ceamse) organismo encargado del tratamiento de la basura en el Conurbano desde su creación por parte del gobierno militar en 1978.

La explotación minera deja estas cavas que en 2003 pretendieron llenar con basura metropolitana…

Según quienes se oponian al proyecto, el “relleno sanitario” en las canteras de granito y caliza traería aparejado un fuerte impacto ambiental, que implicaba la contaminación del agua y del aire. Este relleno se realizaría en una cava o fosa donde previamente se habría efectuado una evaluación para saber si era correcto ambientalmente colocarlo ahí por cuestiones como existencia de vientos y napas. En este método se colocaría una membrana y tuberías para el control de lixiviados y de los gases, lo que constituía de por sí una verdadera obra de ingeniería a cielo abierto.

Para estos vecinos, el contacto directo de la basura con las napas freáticas era uno de los mayores inconvenientes, y el costo para resolver problemas de las futuras generaciones sería claramente superior al beneficio inmediato. A su vez, los rellenos sanitarios generarían gases que de no ser venteados implicarían riesgos de explosión o de contaminación del aire en caso de compresión, esto sumado a la proliferación de roedores e insectos que trasladan otros organismos que afectan la salud.

A estos riesgos aludieron el licenciado en Antropología Social Marcelo Sarlingo y el ingeniero Oscar Díaz en varias intervenciones realizadas esos acalorados días. Según Sarlingo era una irresponsabilidad desde todo punto de vista, agravada además ante un caso de peligro de contaminación, pues pese a la distancia entre las sierras y la población, el flujo subterráneo llegará inevitablemente a Olavarría, la ciudad cabecera, por lo que “no hay posibilidades de riesgos controlables”. Para evitar los daños sería necesario un tipo de aislamiento muy complejo y durable que impidiera la penetración de los líquidos residuales en las napas freáticas.

Por su parte, Díaz aseguró que ni aún la mejor tecnología podría impedir el daño y que “los contaminantes irían a parar al acuífero principal del que toma agua la ciudad”. En ese sentido, el ingeniero Domingo Suppa, especialista en gestión integral de residuos urbanos, consideró que el sistema óptimo era el relleno sanitario, pero que había que revertir el término, hacer de éste el último escalón dentro de la gestión integral con el mínimo de materias primas no reciclables.

Fuente de la imagen: diario «El Popular»

En ese momento se realizaron varias marchas pacíficas en las que la población mostró activamente su descontento. Se calcula que entre la movilización que se llevó a cabo en Olavarría, donde concurrieron 1500 personas, y las primeras marchas en las localidades serranas, unas 2500 personas se volcaron a la calle para oponerse al proyecto, reclamar por un medio ambiente sano, y defender a viva voz su lugar de vida y residencia.

Una de las consignas elevada esos días fue “En Sierras Bayas no hay lugar para la basura, sólo hay lugar para nuestros hijos”. Un ciclo de charlas y la Movida Cultural “No a la basura” conformaron la acción conjunta de Vecinos Autoconvocados en Defensa del Medio Ambiente y la Fundación Nuevo Horizonte, llevada a cabo el 6 y 7 de septiembre de 2003. En Villa A. Fortabat, hasta el mes de octubre, se habían realizado un total de seis marchas y la propuesta fue siempre que el tema estuviese por fuera de la coyuntura electoral.

Portada de la presentación preparada por los vecinos para oponerse al traslado de basura a Olavarría

Además, en el documento “Sierras Bayas dice no a la basura, sí al turismo y a la cultura” se plantearon argumentos a favor de la preservación de las huellas históricas y las bellezas naturales, con la posibilidad de dar impulso a una industria turística ensamblada con la industria minera. Una reacción similar se dio anteriormente en la ciudad de Tandil, ubicada a unos 120 km de Olavarría, cuya población logró que no se instalara una planta de tratamiento de residuos industriales.

La agrupación Vecinos Autoconvocados de Olavarría planteó entonces al Municipio algunas preguntas que resultaban para ellos difíciles de responder: ¿Cómo puede ponerse como ejemplo el basurero local si son evidentes sus falencias? ¿Cómo deben ignorar la existencia de cientos de basureros clandestinos que proliferan en las afueras de la ciudad ante la impotencia o inoperancia de los encargados de impedirlos?

Basicamente: ¿Por qué la población debería aceptar resolver los problemas de la basura de otros antes de resolver los propios? Helios Eseverri convocó a la oposición, a concejales, candidatos a intendente -para las elecciones realizadas el 14 de septiembre y que luego ganó ampliamente-, técnicos universitarios y la Fundación Nuevo Horizonte recién después de lanzar públicamente el tema. Según su postura, la posibilidad de traer residuos abre un “estadio de crecimiento fenomenal, con un boom económico”. Su preocupación es que se venda la imagen de “un basural de cielo abierto”, dado que si se acepta la propuesta vendrán 5000 toneladas diarias en fardos protegidos con un plástico sólido y en contenedores.

Para el gobernante, el valor agregado de Olavarría, frente a otros municipios que se «disputaban» la basura metropolitana, era que las canteras tienen lo necesario para hacer el entierro y a futuro la basura podría convertirse en combustible para las cementeras, o incluso en biogás y tener un proyecto único en el país. Prometió puestos de trabajo concretos para 400 a 500 personas, 150 camiones y 3 formaciones ferroviarias por día, y respecto de la problemática ambiental su idea era que: “En Olavarría no hay ningún riesgo de contaminación porque las napas están muy bajas”.

Movilización en Juárez contra la instalación de la termoeléctrica

Un debate similar sucedió en Benito Juarez a principios de 2017, cuando la instalación de una de varias termoelectrícas a construirse como anillo alrededor del conurbao enfrentó a la población, entre quienes querían defender el medio ambiente y aquellos encandilados por la primesa de trabajo y florecimiento economico para la zona, similar a las promesas que conllevaron la instalacion de unidades penales en varios pueblos del interior de la provincia en los años 2000.

El discurso a favor del traslado de basura cerraba con un broche de oro: el ingreso municipal rondaría entre los 10 y 17 millones de pesos anuales. El entonces senador José Eseverri también apoyaría el proyecto siempre y cuando se respetara el medio ambiente y se tuvieran en cuenta las experiencias a nivel internacional.

El secretario de Desarrollo Económico local se comunicó con el gobierno de la Ciudad de Buenos Aires cuando el municipio supo que allí estaban evaluando qué hacer con sus residuos, y se barajaba la posibilidad de enviarlos a Entre Ríos. “Allí se habla de rellenar bañados –aseguró entonces el intendente- y aquí de canteras que están de 170 a 220 metros sobre el nivel del mar, con arcilla, que es uno de los elementos más impermeables para dar garantías excepcionales. El sistema ferroviario es óptimo. Pero la ciudad de Buenos Aires los va a llevar donde sean recibidos y según sus costos”.

Como debería hacerse el relleno, irrealizable en la práctica

Para el jefe comunal, como expresara en esa fecha “Es una oportunidad que no se dio en los últimos cuarenta años de tener un movimiento económico excepcional que no entra en conflicto con el medio ambiente”. Sería factible que las canteras repongan el paisaje y sean parques o montes de forestación industrial. Desde su punto de vista, Olavarría se encuentra en posición ventajosa comparada con la provincia de Entre Ríos, según el titular del PE, y en especial con la localidad de 25 de Mayo, que se ofreció para recibir unas 4000 toneladas diarias a depositar en medio del campo, pues esto sería simplemente repetir el sistema existente en Capital Federal y Villa Domínico.

No obstante, el licenciado Sarlingo propuso efectuar una audiencia pública, de modo que puedan participar tanto ciudadanos como representantes del Departamento Ejecutivo, del Consejo Deliberante, y técnicos, para que no hubiera manipulación de la información y fuera incluida la aceptación social a las evaluaciones. A su criterio, cuando Eseverri hablaba de una “oportunidad histórica” lo hacía pensando en modelos de los países desarrollados donde sí se mueve mucho dinero a partir de la basura. Pero el criterio generalizado entre los vecinos parecía ser que si la basura estaba bien paga es porque nadie quería recibirla.

Además, Carlos Ledesma, asesor en temas de Medio Ambiente del vicepresidente del bloque de diputados del PJ bonaerense en esa fecha, negó que se pudiera cobrar el canon de hasta 20 millones anuales que manejaba el Intendente y aseguró que la basura metropolitana sería altamente contaminante, porque es difícil de controlar que no exista filtración de residuos no orgánicos debido a que en la recolección toda la basura se compacta. Echó así por tierra el argumento de la conveniencia económica del proyecto que defiende el Ejecutivo Municipal. Sin embargo, planteó que la municipalidad tendría cierto derecho de cobrar alguna tasa por mantenimiento de caminos hacia las canteras, pero el monto que resultara de todo ello sería insignificante y en nada se acercaría a los valores que maneja oficialmente el municipio.

La firma de un convenio financiado por el gobierno de la ciudad de Buenos Aires para estudiar la factibilidad del traslado y “las garantías en la defensa del medio ambiente, todos los temas legales, y la intervención del Ceamse” se produjo el 17 de julio, con promesas de expedirse a fines de octubre. Tampoco el movimiento de los vecinos se hizo esperar: aunque el nombre de Sierras Bayas no fue mencionado oficialmente, se anticiparon porque se sentían el blanco perfecto, debido a que allí se encuentran unas cuantas canteras en las que podrían efectuarse los rellenos si esto se concretase.

Pero en la reunión realizada un día después, dos canteristas afirmaron que no existía en la zona ninguna cantera agotada, sólo la de Cemento San Martín en la localidad de villa A. Fortabat se hallaba medianamente agotada, pese a que aún tiene arcilla.

Entretanto, el secretario de Medio Ambiente y Planeamiento Urbano de la ciudad de Buenos Aires, Eduardo Epzsteyn, precisó que no habría acuerdo alguno si la comunidad no era favorable a la idea, refiriéndose a que habría que verificar las condiciones técnicas ante todo. El funcionario dijo que la Ciudad estab buscando alternativas sin tener que tomar una decisión urgente, ya que el relleno tenía aún entre ocho y diez años por delante pese a que en investigaciones periodísticas televisivas se hubiera hablado de sólo ocho meses de tiempo.

En el mes de julio el decano de la Facultad de Ingeniería, Marcelo Spina, confirmó que Eseverri le había propuesto que el proceso de deposición de residuos fuese controlado por la Universidad Nacional del Centro de la Provincia de Buenos Aires (UNICEN), lo que incluiría el control en la estación de compactación en Capital Federal, durante el transporte. Aquí, a su criterio, contaban con interesantes recursos para llevar adelante el proceso.

Más tarde, en septiembre, el rector de la Unicén Nestor Auza, en reunión con miembros de la Fundación Nuevo Horizonte, aseguró que aún no había un proyecto sobre el tema de la basura, y que unos 30 profesionales (provenientes de las facultades de Ingeniería, Ciencias Sociales, Ciencias Humanas, Ciencias Exactas, Ciencias Económicas y el Instituto de Hidrología de Llanuras) se encargarían del estudio de factibilidad, pero que no le correspondía a la Universidad inspeccionar un basural.

Llevado a ese punto, el intendente Helios Eseverri aseguró que estaba dispuesto a suspender el proyecto de traslado y almacenamiento de los residuos sólidos urbanos de la Capital Federal en su ciudad si la Unicén determinaba que podía acarrear problemas para los habitantes de Olavarría. Mientras la población hablaba de una imposición por parte del Ejecutivo municipal, Eseverri supeditó las decisiones a los resultados del estudio técnico. Spina declaró entonces que Olavarría aún no había sido descartada como plaza para la basura porteña, pero que la Unicén sólo ejercería los controles dentro de un organismo que fuese “transparente” y autónomo, no conjuntamente con el Ceamse

El 3 de septiembre los Vecinos Autoconvocados de Sierras Bayas entregaron ante el Consejo Deliberante su proyecto de consulta popular, resultado de las asambleas semanales, y de carácter no vinculante, es decir que cada ciudadano debería optar por un SI o un NO a la llegada de los residuos domiciliarios o industriales de la ciudad de Buenos Aires o de los partidos del Conurbano bonaerense. El basamento legal se apoyaba en el artículo 40 de la constitución Nacional y el 67 de la Constitución provincial.

Dos días después se efectuó una conferencia a cargo del titular de la Confederación de Sociedades de Fomento, en la que se dio a conocer la lucha del movimiento denominado Madres de las torres de Wilde, cuyos hijos contrajeron leucemia por la proximidad con el basural e incluso algunos de ellos fallecieron coincidentemente con una explosión en el predio en 1999, de la cual emanaron gases cancerígenos. Sobrevolaban a los 25 años de historia del Ceamse, diversos hechos de corrupción en el funcionamiento del relleno, definido como uno de los basurales más grandes de Sudamérica.

El 19 de septiembre el Ceamse llamó a licitación, incluyendo como condición que el destino final de la basura no se ubicara más allá de los 150 Km de capital y su presidente, Carlos Hurst descartó las canteras olavarrienses “por la distancia y porque el sistema de cavas requiere de una tecnología muy compleja”. Pese a esta afirmación el jefe comunal dijo que aún no había nada discutido. Diez días más tarde Eseverri se reunió con autoridades del Ceamse y del gobierno de la Provincia, donde ratificó que Olavarría estaba interesada en el proyecto siempre y cuando existiesen “riesgos controlables”. Consideró que aún no había precisión sobre cuál sería la cantera a utilizar en caso de firmarse un convenio, y que los técnicos españoles que ya visitaron la zona no hablaron de tal o cual cantera. Al respecto dijo que «las canteras pertenecen a privados: algunas son de Loma Negra, otras de Cementos Avellaneda, pero que «nunca hubo interés de parte de los técnicos de la Ceamse por las canteras de Sierras Bayas” y que probablemente se debía al tamaño chico. Durante este ir y venir en las decisiones se dio a conocer en octubre un informe de la provincia contrario a la utilización de canteras como rellenos sanitarios.

Para algunos paisaje, para otros un pozo esperando residuos para llenarlo…

La movilización popular frenó el proyecto del intendente Eseverri en 2003, y su propuesta cayó lentamente en el olvido, aunque en 2015 se denunció que la basura platense no se enviaba al CEAMSE sino que se estaba derivando clandestinamente a canteras de la zona. Esa lucha sirvió de antecedente para que los vecinos de Sierras Bayas recuperaran el monte de los fresnos y en 2013 se organizaran ante la amenaza de la destrucción del Cerro Largo.

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Los pobladores defendieron su paisaje, su cielo limpio y su aire respirable, contra quien ya estaba contando los millones que ingresarían al municipio a cambio de llenar las canteras con 5.000 toneladas diarias de basura porteña. Una Olavarría recién salida entonces de la crisis decidió no escuchar los cantos de sirena neoliberales y salió codo a codo a la calle, unidos por una vez no por el miedo individual sino por la decisión colectiva de no hipotecar el futuro.

Esta nota es para recordar luchas que, aunque sucedidas ayer nomas, van quedando en el olvido. Y es apenas un ladrillo para recuperar la memoria, por si a algún funcionario actual se le volviera a ocurrir salir a vender el patrimonio ambiental.

 

 

Basado en una nota escrita en 2003 para OLAVARRIA.COM . Incluye información del documento preparado oportunamente por los vecinos autoconvocados.